Guerra de Irán y el video de Fidel 2010

militares para atacar desde Azerbaiján
La guerra de EE.UU. contra Irán ya ha comenzado


Scott Ritter
Al–Jazeera

Traducido para Rebelión por Germán Leyens


Los estadounidenses, como el resto del mundo, comienzan a despertar a la desagradable realidad de que el presidente George Bush no sólo les mintió sobre las armas de destrucción masiva en Irak (la excusa aparente para la invasión de marzo de 2003 y la ocupación de ese país por fuerzas de EE.UU.), sino también sobre el proceso mismo que condujo a la guerra.

El 16 de octubre de 2002, el presidente Bush dijo al pueblo estadounidense que “no he ordenado el uso de la fuerza. Espero que el uso de la fuerza no resulte necesario”.

Ahora sabemos que esa declaración en sí fue una mentira, que el presidente, a fines de agosto de 2002, había, en realidad, aprobado las órdenes de “ejecutar” autorizando a las fuerzas armadas de EE.UU. a comenzar operaciones militares activas dentro de Irak, y que esas órdenes ya estaban siendo implementadas en septiembre de 2002, cuando la Fuerza Aérea de EE.UU., con el apoyo de la Real Fuerza Aérea británica, comenzó a expandir sus bombardeos de objetivos dentro y fuera de la así llamada zona de no–vuelo en Irak.

Estas operaciones tenían por objetivo debilitar las capacidades de defensa aérea y de comando y control de Irak. También preparaban el camino para la inserción de unidades de Operaciones Especiales de EE.UU. que realizaron operaciones de reconocimiento estratégico, y posteriormente acciones directas contra objetivos específicos dentro de Irak, antes del comienzo de las hostilidades el 19 de marzo de 2003.

El presidente Bush había firmado una conclusión clandestina a fines de la primavera de 2002, que autorizaba a la CIA y a las fuerzas de Operaciones Especiales de EE.UU. a despachar unidades clandestinas al interior de Irak con el propósito de eliminar del poder a Sadam Husein.

El hecho es que la guerra de Irak había comenzado a principios del verano de 2002, si no antes.

La violación del espacio aéreo de una nación soberana es un acto de guerra propiamente tal. Pero la guerra con Irán ha ido mucho más lejos de la fase de la búsqueda de inteligencia. La línea cronológica de los eventos tiene ramificaciones que van más allá de trivialidades históricos o de la investigación política de los eventos del pasado.

Representa un historial de precedentes por parte de la administración Bush que debe ser considerado al considerar los actuales eventos respecto a las relaciones EE.UU.-Irán. Tal como fue el caso con Irak antes de marzo de 2003, la administración Bush habla actualmente de “diplomacia” y de su deseo de resolución “pacífica” del problema iraní.

Pero los hechos hablan de otra agenda, la de la guerra y de la eliminación por la fuerza del régimen teocrático, que actualmente tiene las riendas del poder en Teherán.

Como en el caso de Irak, el presidente ha preparado el camino para el condicionamiento del público estadounidense y de medios más que obsecuentes en su aceptación sin análisis de los méritos de una política de cambio de régimen en Irán, vinculando el régimen de los ulemas con un “eje del mal” (junto con el recién “liberado” Irak y Corea del Norte), y hablando de la necesidad absoluta de extender la “democracia” al pueblo iraní.

La “liberación” y la extensión de la “democracia” se han convertido en dos nombres de código no–demasiado–sutiles, significando militarismo y guerra, dentro de la cábala neoconservadora que formula y ejecuta la política exterior estadounidense en la actualidad.

Sólo por la intensidad de la retórica de “liberación y democracia”, los estadounidenses ya deberían darse por advertidos de que Irán está bien fijo en la mirilla como el próximo objetivo para la política ilegal de cambio de régimen que es implementada por la administración Bush.

Pero los estadounidenses, y por cierto gran parte del resto del mundo, siguen siendo mantenidos en un falso sentido de complacencia por el hecho de que aún no han comenzado las operaciones militares convencionales abiertas entre Estados Unidos e Irán.

Por ello, muchos insisten en la falsa esperanza de que una extensión de la actual locura en Irak pudiera ser postergada o impedida en el caso de Irán. Pero es un sueño demencial.

La realidad es que la guerra de EE.UU. contra Irán ya ha comenzado. Mientras escribimos estas líneas, se realizan vuelos estadounidenses sobre suelo iraní, utilizando aviones teledirigidos y otras posibilidades más avanzadas.

La violación del espacio aéreo de una nación soberana es de por sí un acto de guerra. Pero la guerra contra Irán ha ido mucho más allá de la fase de acumulación de inteligencia.

El presidente Bush ha aprovechado los amplios poderes que le fueron otorgados después del 11 de septiembre de 2001, para lanzar una guerra global contra el terror y para iniciar varias operaciones ofensivas clandestinas dentro de Irán.

Las más visibles de éstas son las acciones respaldadas por la CIA, emprendidas recientemente por los Muyahidín el–Khalq, o MEK, un grupo opositor iraní, que solía ser dirigido por los temidos servicios de inteligencia de Sadam Husein, pero que ahora trabaja exclusivamente para el Directorio de Operaciones de la CIA.

Es una amarga ironía que la CIA esté utilizando a un grupo que sigue clasificado como organización terrorista, un grupo entrenado en el arte del asesinato con explosivos por las mismas unidades de inteligencia del régimen de Sadam Husein, que actualmente matan soldados estadounidenses en Irak, para realizar atentados remotos en Irán del tipo que la administración Bush condena a diario dentro de Irak.

Tal vez el dicho de que “el combatiente por la libertad de uno es el terrorista del otro” ha terminado por ser adoptado por la Casa Blanca, poniendo en evidencia la extrema hipocresía de todas las nociones subyacentes que gobiernan la actual guerra global contra el terror.

Pero la campaña respaldada por la CIA de atentados terroristas de los MEK en Irán no constituye la única acción actual contra Irán.

En el norte, en el vecino Azerbaiján, los militares de EE.UU. preparan una base de operaciones para una masiva presencia militar que precederá una importante campaña terrestre a fin de capturar Teherán.

El interés del secretario de defensa, Donald Rumsfeld, por Azerbaiján podrá haber escapado a la atención de los medios occidentales con anteojeras, pero Rusia y las naciones del Cáucaso comprenden demasiado bien que los naipes ya han sido repartidos respecto al papel de Azerbaiján en la próxima guerra con Irán.

Los lazos étnicos entre los azeríes del norte de Irán y de Azerbaiján fueron explotados durante mucho tiempo por la Unión Soviética durante la Guerra Fría, y este vehículo para la manipulación interna ha sido aprovechado por los agentes paramilitares de la CIA y las unidades de Operaciones Especiales de EE.UU. que se entrenan junto con fuerzas azerbaijanas para formar unidades especiales capaces de operar dentro de Irán con el propósito de obtener inteligencia, realizar acciones directas, y movilizar la oposición local contra los ulemas en Teherán.

Pero es sólo un uso que EE.UU. ha planeado para Azerbaiján. Aviones militares de EE.UU. operando desde bases avanzadas en Azerbaiján, tendrán que volar una distancia mucho más corta al atacar objetivos en y alrededor de Teherán.

En realidad, el poder aéreo de EE.UU., podrá mantener una presencia de casi 24 horas al día sobre el espacio aéreo de Teherán una vez que se inicien las hostilidades militares.

Estados Unidos ya no tendrá que considerar el empleo de planes del tiempo de la Guerra Fría que preveían la movilización contra Teherán desde las ciudades del Golfo Pérsico de Chah Bahar y Bandar Abbas. Unidades del Cuerpo de Marines de EE.UU. podrán tomar esas localidades para proteger el vital Estrecho de Hormuz, pero se ha eliminado la necesidad de avanzar por el interior.

Ahora existe una ruta mucho más corta a Teherán – la carretera costera que va a lo largo del Mar Caspio de Azerbaiján a Teherán.

Los planificadores militares de EE.UU. ya han iniciado juegos de guerra que prevén el despliegue de fuerzas multidivisionales a Azerbaiján.

La planificación logística está adelantada respecto al establecimiento de bases de poder aéreo y terrestre de EE.UU. en Azerbaiján.

En vista de que el grueso del apoyo logístico y de la capacidad de comando y control necesarios para realizar una guerra contra Irán ya ha sido desplegado en la región gracias a la masiva presencia de EE.UU. en Irak, el tiempo de preparación para una guerra contra Irán será considerablemente reducido en comparación con los programas acelerados que se vieron respecto a Irak en 2002–2003.

EE.UU. y las naciones occidentales continúan obsesionados por la actual tragedia y desastre que es Irak. Por fin comienza a verse un debate muy necesario en Estados Unidos y otros sitios sobre los razonamientos para la guerra contra Irak y la fracasada ocupación de posguerra en Irak.

Normalmente, esto representaría un cambio positivo. Pero, si todos están ocupados mirando hacia el pasado, muchos no ven el crimen que está a punto de ser repetido por la administración Bush en Irán – una guerra ilegal de agresión, basada en premisas falsas, realizada con poca consideración por el pueblo de Irán o el de Estados Unidos.

La mayoría de los estadounidenses, junto con la parte dominante de los medios de EE.UU., están enceguecidos ante los obvios signos de guerra, esperando, en su lugar, algún tipo de declaración formal de hostilidades, un momento hecho–para–la–tele, como el del 19 de marzo de 2003.

Ahora sabemos que la guerra había comenzado mucho antes. Del mismo modo, la historia mostrará que la guerra dirigida por EE.UU. contra Irán no habrá comenzando una vez que se presente una declaración formal semejante por parte de la administración Bush, sino que ya había sido preparada desde junio de 2005, cuando la CIA inició su programa de atentados terroristas de los MEK en Irán.

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Scott Ritter es el jefe de inspectores de armas de la ONU en Irak, 1991–1998, y autor de “Iraq Confidential: The Untold Story of America's Intelligence Conspiracy,” que será publicado por I B Tauris en octubre de 2005.