El hospital, celosamente custodiado.

El hospital, celosamente custodiado
Jueves 28 de octubre de 2010 | Publicado en edición impresa
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EL CALAFATE (De una enviada especial). El único hospital de esta ciudad de turistas fue ayer el mayor testigo de la muerte de Néstor Kirchner. El mismo edificio al que él, desde la Presidencia, había gestionado la terapia intensiva que pudo inaugurar su esposa hace dos años.

La guardia fue donde el ex presidente pasó sus últimos minutos. Allí, sobre una de las tres únicas camas que tiene el lugar, a metros de la calle, Cristina Kirchner y sus dos secretarios privados eran los únicos que estaban en el lugar, al que alcanzaron a llegar a partir de las 8 de la mañana, cuando ya Kirchner había tenido el primer paro cardíaco.

El hospital José Formentti, ubicado en el centro de la ciudad, tiene capacidad para 28 internos. Nunca se revolucionó tanto como ayer a la mañana, cuando la zona fue vallada para evitar fotos indiscretas.

SóloRecién por la tarde había logrado volver a la calma, con algunos vecinos en la guardia, pero el triste recuerdo de los ambulancieros, médicos, y personal de la clínica que no salían de su asombro ante la noticia menos esperada.

Ayer era imposible ubicar a algún responsable del hospital. Todos se habían retirado y los pocos que quedan evitaban hablar con la prensa. "Nos pidieron que no hablemos. Y tampoco tenemos ganas", decía a La Nacion uno de los hombres del personal que había estado en la mañana fatídica.