Waffles para achocolatar y recuperar el alma...


Tengo una amiga que lleva unas semanas difíciles. Unas semanas de esas en que mientras encuentras las respuestas a muchas preguntas, y te surge información por todos lados y cuando finalmente sientes que estás entendiendo un asunto que has puesto en oración por bastantes noches, todo se viene abajo y ocurre exactamente lo contrario en tu vida. Como quien leyera acerca de hacer todos los postres del mundo y de repente le encuentran un padecimiento de diabetes.

Cualquiera diría que es una especie de laboratorio que nos manda la vida para que pongamos a prueba todo lo que estamos aprendiendo ipsofacto, en ese mismo instante.

Ella fué fóbica social, criada en un hogar hostil y padres negligentes y maltratantes. Aprendió a estar sola siempre, y así concibió siempre el mundo desde el aislamiento y la soledad. Pero como nada es eterno pasó el tiempo, su padre falleció, su madre adoptó una postura violenta así que ésta decidió emprender camino para estudiar y ser libre como soñaba. Pero ese sueño no concebía la existencia de otra gente cerca, sobrevivió como pudo toda la etapa universitaria aunque siempre se le hizo difícil convivir con la gente.

Entre otras cosas se quejaba de la falta de silencio, del exceso de intromisión de la gente en su vida, de la cercanía física, de "las confiancillas" y de la costumbre de la gente de repasar la vida de los demás de pe a pa.

Aprendió demasiadas cosas de los libros y no solamente de ciencias, sino también de psicología y aunque muchas personas supieron leer su carácter directo y genuino, y se convirtieron en sus mejores amigos nunca pudo poner en práctica el llevar bien las relaciones de "término medio"como les suele llamar. Con ello se refiere a todas esas personas que no son ni tan cercanos como un hermano o un amigo, ni tan lejano como un desconocido.

Aprendió con el tiempo a abrirse a la gente, le fue muy duro aceptar su natural apatía hacia los demás, y entonces buscó educarse emocionalmente para aprender a amarlos.

En cuanto lo logró sobrevinieron los grandes problemas. Antes en el silencio no escuchaba quejas contantes, luego sí; antes en la soledad, no recibía abrazos, pero tampoco empujones, en el aislamiento nadie se preocupaba mucho por ella, pero tampoco se sentía que sobraba o que se le daba de codos, antes no entendía a la gente, pero tampoco se sentía malinterpretada. Muchas veces pierde la cabeza y añora regresar a la soledad, a no ver la gente a salir corriendo cuando ve tumultos... a regresar a la zona cómoda.

¿Y se arrepintió de haber salido del cascarón? La realidad es que a ratos dice que se irá a un monte como cualquier buen asceta o hermitaño, pero bromea que ya no hay montes inalcanzables. Y lo más curioso de todo este asunto es que hoy día trabaja para la gente. Porque eso le da sentido a su vida, representa todo un reto para ella. A veces suele recibir críticas y hasta ofertas para trabajar en cosas mejor remuneradas y con ningún tipo de contacto humano.

¿Nos preguntamos por qué no se va? Pero ella insiste en permanecer en un trabajo más simple, que muchos definirían erróneamente como "más pequeño".

Ahora con distancia entiende que Dios la ha llevado por todo ese proceso con un propósito grande. Saber que Él está vivo en toda esa gente, que sería muy cómodo quedarse alejados del mundo temiendo ser heridos, y que en cada persona, en cada buena experiencia y en cada dolor se experimenta al mismo Dios, porque está ahí en toda su inmensa sabiduría y inagotable amor.





WAFFLES DE CHOCOLATE Y VAINILLA CON HELADO O FRUTA

  • 1 taza de harina para pastel, cernida
  • 1/2 de cucharadita de sal
  • 3 cucharadas de azúcar
  • 1/2 cucharaditas de polvo para hornear
  • 1 huevo, batido
  • 1/2 taza de leche
  • 1/2 cucharadita de vainilla
  • 1 tablilla de chocolate amargo, derretido (1.5-2onzas)
  • 3 cucharadas de mantequilla, derretida
  • helado de chocolate o de menta

Salsa de Chocolate

1. Se cierne la harina con la sal, el azúcar y el polvo para hornear.

2. Se mezclan el huevo, la leche, la vainilla, y la mantequilla; se incorpora esto a los ingredientes secos y se revuelven bien.

3. Se separa la mezcla en dos y a una mitad se le añade el chocolate.

4. Se vierten chorros de ambos recipientes con y sin chocolate para que queden a dos tonos. Se cuece en una wafflera.

4. Se cortan los waffles en mitades y se sirven con el helado.

Rinde para 6 porciones.


Colección: Proyecto

076 - Recuperar el alma
RAMIRO J. ÁLVAREZ
076 - Recuperar el alma
Número: 76
ISBN: 978-84-293-1487-8
Páginas: 184
Formato: 13x21

Precio: $20.25 USD *Precio para Puerto Rico.

El cambio verdadero es el que se produce de dentro hacia fuera; el cambio "proactivo" -como se ha dado en llamarle-, el que brota de la actividad personal, más que el "reactivo", basado en fórmulas ajenas.
Pero la empresa del desarrollo personal requiere, ante todo, determinar cuál es el centro en función del cual organizamos nuestro comportamiento; luego, clarificar la jerarquía de los valores existenciales; y, finalmente, organizar nuestras actividades cotidianas en función de su importancia vital, más que según imposiciones ajenas.
En definitiva, de lo que se trata es de tomar el mando de la propia vida a partir de una actitud interna de genuina integridad, en lugar de conformarse con la búsqueda de "fórmulas mágicas" externas.
El resultado de adoptar esta actitud protagonista no puede ser otro que un incremento de la propia autoestima, una mejora en las relaciones interpersonales y una nueva sensación de control del propio tiempo.
Hacia tales propósitos se abren las páginas de este libro; una obra que constituye, ante todo, un manual práctico y muy asequible basado en los planteamientos de la Logoterapia de Viltor Frankl, así como en la emergente psicología de los valores.

RAMIRO J. ÁLVAREZ, psicólogo clínico en ejercicio y Director del Centro de Psicología Clínica de Lugo, es autor de Para salir del laberinto (4ª ed.) y Trastornos psicológicos cotidianos.