Este tipo de operaciones se lleva a cabo cuando se a producido la rotura en varios fragmentos de un hueso,en este caso de la tibia, y hay que alinearlos correctamente.
Existen dos tipos de reducciones:
- Reducciones abiertas, en las que necesitamos hacer una incisión en la piel. Será la que describamos a continuación.
- Reducciones cerradas, no se hace ninguna incisión.
Causas
Las causas por las que se ha producido esta rotura son muy variadas. Pueden ser:
- Fractura por fuerza de giro, normalmente se realizan cuando se practica un deporte.
- Fractura por lesión directa, en un accidente de coche por ejemplo.
- Fractura por lesión mínima.
- Fracturas por baja o alta energía. Las segundas pueden causar daños en los tejidos cercanos al hueso y esto a su vez puede retrasar su recuperación.
- Fractura por estrés.
- Fracturas por impacto repetitivo.
- Fracturas debidas a patologías, como puede ser la osteoporosis que disminuye la densidad del hueso.
Riesgo
Los factores que implican un riesgo cuando se realiza la operación son:
- Que el paciente tenga otra afección clínica que pueda complicar la cirugía.
- Pacientes con edad avanzada.
- Que exista una fractura abierta en la que el hueso sale al exterior a través de la piel.
- Que se acorte la pierna.
- Giro del pie.
- Que se repita la fractura.
- Que el hueso no quede bien unido.
- Mala alienación entre la rodilla y el tobillo.
- Infección.
- Pérdida de la piel.
- Pérdida de movimiento de la rodilla.
Proceso
Cuando vamos a tratar una fractura los principales objetivos deben ser:
- Estabilizar la fractura.
- Proporcionar la rápida movilización de la extremidad.
- Preservar la funcionalidad del miembro.
Para comenzar el procedimiento,se le administra al paciente anestesia para evitar que sienta dolor. El cirujano efectúa una incisión sobre la pierna dejando el hueso roto al descubierto. Se colocarán los huesos en su posición original, evitando la angulación y manteniendo alienación, favoreciendo así la formación del callo. De esta manera también se pretende evitar el dolor del paciente.
Para facilitar la unión directa del hueso se utilizan métodos de fijación interna que pueden ser: alambres, grapas, placas, tornillos, etc. Lo que buscamos con esto es la formación de callo interno endóstico y la no formación de callo externo o perióstico. Al acabar el procedimiento se cierra la incisión en la pierna con suturas o grapas.
También puede ser necesario que se lleve a cabo la fijación externa del hueso. Consiste en la colocación de una armazón, por fuera de la piel, que está formado por alambres y clavos.Se sitúan por encima y por debajo de la fractura. Las partes del hueso quedan así unidas por barras que se encuentran en el exterior. Se utilizan sobre todo en casos con fracturas abiertas, seudoartrosis, politraumatismos, después de osteotomías y sobre todo en niños para evitar interferencias en el crecimiento óseo.
En casos en los que se haya roto la tibia por la mitad entonces usaría una fijación intramedular. También se utiliza cuando se produce la misma rotura en fémur y húmero. Para esto se usan unas varillas que pueden ser rígidas o flexibles y que pueden ir combinadas con placas o tornillos para evitar que el giro.
Cuidados postoperatorios
Esta operación no precisa de largos períodos de hospitalización. Pero si que puede ser necesario en algunos pacientes la asistencia a fisioterapia tras la cirugía para ayudar a la completa recuperación de la pierna.
Pronóstico
Por norma general estas operaciones no sufren ninguna complicación ya que, como dijimos en otro aparatado, es la fractura que se realiza con más frecuencia, sobre todo en niños y en adultos sobre todo al practicar algún deporte. El resultado también depende de la gravedad de la lesión, la localización de si se hubiese presentado alguna complicación.
El pronóstico es bastante bueno para las fracturas de tibia que no comprometan a otros tejidos cercanos.