Anatomía de la rodilla
La rodilla es una articulación formada por tres huesos: el fémur por arriba, la tibia por abajo y la rótula por delante.
Para sujetar y estabilizar la articulación, hay cuatro ligamentos principales: ligamento cruzado anterior (LCA) y posterior (LCP) y el ligamento lateral interior o medial (LLI) y el exterior o lateral (LLE).
Además existen unas estructuras fibroelásticas con forma de media luna cuya función es estabilizar la articulación y amortiguar el peso y los impactos. Estos son los meniscos. Hay uno interno o medial y otro externo o lateral.
¿Qué es la tríada de rodilla?
Es una de las lesiones más temidas por los deportistas de élite debido al largo tiempo de recuperación y a la dificultad que implica curarse. En ella se ven comprometidas tres estructuras esenciales de la rodilla: el LCA, el LLI y el menisco interno.
Otros nombres con los que se conoce la lesión son: "tríada infeliz", "tríada triste de rodilla", "tríada desgraciada" o "tríada maligna de O'Doughue".
¿Cuándo se produce?
Se produce cuando se decelera rápidamente o se fija la pierna semiflexionada al suelo y en posición valga forzada (hacia adentro). Después se produce la rotación externa de la tibia. Esto fuerza a los ligamentos, que se rompen. Casi siempre se acompaña de la rotura del menisco interno.
Es muy frecuente en futbolistas que deceleran rápidamente para cambiar inmediatamente de dirección.
¿Cómo se trata quirúrgicamente?
Si el LLI no llega a romperse, es decir, sufre una lesión de grado I o II; no es necesario recurrir a la cirugía.
En caso de que sí se haya roto, es decir, sea lesión de grado III; el único tratamiento será la cirugía.
La lesión del LCA siempre necesita ser operada, al igual que el menisco interno.
Ahora explicaremos brevemente que técnicas se utilizarán para tratar las diferentes estructuras:
El menisco interno. Se puede extirpar una parte (meniscectomía selectiva), se puede suturar o reparar. Si la resección debe ser total, se puede sustituir por un implante meniscal o por un trasplante de menisco.
Siempre es aconsejable la resección parcial del mismo ya que la total aumenta en un 700% la carga articular.
Normalmente se trasplanta el menisco. Esto puede realizarse mediante cirugía abierta o con miniartrotomía asistida por artroscopia.
En el caso del LCA se utiliza únicamente la artroscopia. Para tratarlo se utilizan autoinjertos con dos opciones: el autoinjerto hueso-tendón-hueso a partir del tendón rotuliano y el autoinjerto de tendones de la parte posterior de la rodilla (pata de ganso).
También se puede tratar con aloinjertos, es decir, con tendones que provienen de cadáveres. Esta técnica es nueva y revolucionaria pero está dando muy buenos resultados.
Lo mismo que con el LCA, el LLI se trata también por artroscopia y de la misma manera.
Parte 1 de operación del LCA si quereis ver la segunda parte visitad este enlace.
Riesgos
Como la operación se suele realizar bajo anestesia general, hay riesgos asociados a esta que pueden aparecer tras la operación.
Como son cirugías complicadas, los resultados pueden ser infructuosos. Se puede presentar inestabilidad de la rodilla, disfunción de lso ligamentos, dolor de rótula, pérdida de amplitud de movimiento, adormecimiento, infección, sangrado, formación de coágulos o lesión de vasos sanguíneos y nervios de la rodilla.
Postoperatorio
Este tipo de cirugía implica un postoperatorio complicado.
Durante las primeras semanas se deberá guardar reposo y limitar el movimiento a lo mínimo posible y siempre con muletas. Se aplicará hielo para bajar la inflamación.
En la primera semana los ejercicios fisioterapéuticos serán muy limitados, aumentando la intensidad progresivamente hasta llegar al movimiento normal al cabo de 5 a 6 semanas.
Es imprescindible contrar con rehabilitación fisioterapéutica durante todo el postoperatorio para que se recupere correctamente la rodilla.
Aunque se suele tardar de 1 a 2 meses en recuperarse totalmente, algunos postoperatorios pueden ser más largos.