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El barman más antiguo de Potosí



El Bar Quito está repleto de gente. El ambiente es denso y huele a tabaco. Los alegres parroquianos —algunos consuetudinarios y otros ocasionales— disfrutan de la especialidad de la casa: los ponches de canela hervida con singani, más conocidos como “té con té”, que circulan sin parar.

En las mesas, la mayor parte de los hombres juega loba, cacho o dominó, acompañados por melodías del folclore nacional y de la cumbia original. Cada tanto se escuchan carcajadas.

Frente a una de las mesas hay un hombre alto y robusto, cuya presencia inspira respeto. Es Secundino Bellido Cuestas, propietario de la taberna, quien comparte un trago con unos amigos y charla animosamente sobre la coyuntura del país. Así y todo, no pierde detalle de todo lo que acontece en el bar.

De pronto, ingresa un grupo de jovenzuelos con ganas de tomar un trago para calentarse del frío invernal que en la dura noche potosina cala hasta los huesos.

Secundino se retira disculpándose de sus camaradas y se acerca hasta los recién llegados, a los que diplomáticamente les invita a abandonar el bar porque “no se admiten menores de edad”. Los muchachos se miran entre ellos y salen sin objetar.

90 años
Secundino tiene 90 años y es un anciano bien plantado, de carácter fuerte. En el pasado fue un hombre alegre, entusiasta y emprendedor. Enviudó hace 22 años.

Este inquieto empresario potosino logró construir un patrimonio para su familia gracias a las ganancias que le generó el Bar Quito, que está vigente desde su creación, en 1945.

¿Quién no fue alguna vez al bar Quito? Se preguntan algunos en la Villa Imperial. “Los que no cayeron, resbalaron. Hasta los más serios y circunspectos”, dice a ECOS Ángel Echegaray, yerno de Bellido.

La mayoría de los clientes eran abogados y profesionales que trabajaban en la Universidad Tomás Frías.

Por la mañana se servía la “Llallagua” (singani con agua mineral y una tajadita de limón), lo que ahora se conoce como chuflay, y por la tarde el clásico ponche potosino (con singani de Camargo y canela hervida), que hasta ahora piden los clientes para encarar la noche potosina. Los turistas consumen cerveza. El bar abre sus puertas a las 18:00 y cierra a las 23:00.

Muchos artistas internacionales, como los Iracundos originales, que por entonces estaban en pleno auge, llegaron hasta aquí para libar el famoso poche de singani con canela. También Argentino Ledesma, el cantante de tangos Alberto Castillo y conjuntos peruanos que, como todos, no se marchaban sin antes degustar el té con té.

“Los empresarios llevaban a los artistas para que prueben el ponche. Después de saborear y felicitar al anfitrión, se iban”, detalla Echegaray.

Su vida
Secundino Bellido empezó a trabajar a los diez años, colaborándole a su padre, Daniel Z. Bellido. Tenía cuatro hermanos: tres mujeres y un varón, y la familia vivía al lado del hotel Londres, donde don Daniel alquiló dos habitaciones para hacerse cargo de los “rebalses” del alojamiento.

Ahora cuenta que en ese periodo murió su madre, Luisa Cuestas, dejando huérfanos a los cinco niños. Entonces, Daniel Bellido internó a sus tres hijas en el orfelinato 10 de Noviembre, por lo que se quedó al cuidado de Secundino y Julio, el más pequeño. De esa forma, se perdió todo contacto con el resto de la familia.

“Mi padre buscamina cateador era; se iba por los cerros a buscar vetas de mineral y me dejaba abandonado con mi hermanito, del que me hacía cargo”, recuerda Secundino.

Cuando fue al cuartel a cumplir con el servicio militar, caviló mucho y finalmente decidió que a su vuelta se independizaría y abriría su propio bar, aun en contra del criterio de su padre.

Ni corto ni perezoso, así lo hizo. Alquiló una tienda pequeña en la esquina de las calles Bustillos y Frías y abrió su cantina, a la que bautizó “Bar Quito”, escuchando la sugerencia de un amigo de apellido Bracamonte. Esto ocurrió en 1945, cuando Secundino tenía 20 años. “El nombre me sedujo, esa es la verdad de la milanesa”, dice riendo.

Bar Quito
Debido a la atención y a la amistad que Bellido compartía con sus clientes, el bar consiguió buena clientela. “No era un lugar donde se iba a beber alcohol hasta emborracharse, era un lugar de distracción y tertulia entre amigos, donde fumaban y tomaban un par de tragos y ya”, aclara el barman más antiguo de Potosí.

“La filosofía clásica del bar en la que se basa hasta ahora es que no se atiende a ningún menor de edad, solo a gente conocida y selecta. Eso lo diferenciaba de los demás bares”, sostiene Ángel Echegaray, el yerno.

Como Bellido leía bastante literatura y filosofía, y estaba al tanto de las noticias, recopilaba los pensamientos y frases de los sabios y los plasmaba en cartulinas que pegaba en las paredes del bar. Tenía el propósito de inculcar valores a sus clientes.

“Mucha gente venía a copiarse, e inclusive se robaban los pensamientos”, comenta.

La fama del bar Quito era tal que hace años llegó a Potosí una comitiva del Alcalde de Mejillones, Chile, para rendir un homenaje al boliche. Se alojaron en el hotel de Bellido y prepararon una cena tradicional chilena a base de mariscos y peces que llevaron desde el vecino país. Bellido recibió como regalo un timón que actualmente se encuentra en un sitio especial del bar.

El empresario
Secundino Bellido fue muy activo durante toda su vida. Estudió Turismo y Hotelería y, con las ganancias que obtuvo en el bar, se compró un terreno cerca de su local y construyó un residencial llamado “Sumaj”. También se convirtió en el primero en abrir una agencia de viajes en Potosí, a la que llamó “Sumaj Tours”.

Tenía como guía a Robustiano Pericón, de ascendencia italiana, que organizaba tours por las minas, recorridos que con el tiempo se volvieron clásicos. La agencia ahora es administrada por la familia de Bellido.

Actualmente es propietario del hotel Jerusalén, del residencial Sumaj y del bar Quito. Es el producto de todo el sacrificio que realizó durante 70 años.

Secundino recibió varias distinciones de la Prefectura de Potosí, de la Alcaldía, de la Cámara de Industria y Comercio y de la Cámara Hotelera. Viajó a Brasil, Ecuador, Argentina y Venezuela, entre otros países, por ser un gran emprendedor en el área de turismo y hotelería.

También fungió como Presidente en la Cámara de Industria y Comercio y, aunque egresó de la carrera de Inglés en 1956, “ahora solo hablo un 25 por ciento, no había con quién practicar durante esos años”.

La familia
Tuvo nueve hijos de los cuales sobreviven seis: cuatro mujeres y dos varones. Ellos le dieron 15 nietos y cuatro biznietos.

“Para mí es conflictivo tener una familia tan grande. No soy de los que reciben el cariño de los nietos porque soy muy estricto: no me gusta la bulla, a mí me gusta la disciplina, por eso no les intereso y no me hacen caso. Hablando vulgarmente, ‘me he cabreado de que ya no me den pelota’. Esa es la verdad de la milanesa”, dice y suelta una carcajada.

De inmediato reacciona Echegaray para comentar que “evidentemente el cambio generacional que hay entre la actual juventud y niñez con la de antes es muy grande. Mi suegro quiere ver a los niños y jóvenes leyendo y estudiando y no frente a la computadora, jugando. Y por su parte ellos se rebelan”.

A continuación, remarca: “para nosotros don Secundino es un padre modelo que nos enseñó a ser honrados y correctos, a trabajar y administrar un negocio con responsabilidad. Somos una familia característica, con principio de trabajo; esa es la mejor herencia que estamos recibiendo”.

Pero el que se queda con la palabra final es el barman mayor: “A los jóvenes les digo que la superación de la persona es el estudio y el conocimiento; cuando uno es ignorante, cualquiera lo envuelve”.

Ni corto ni perezoso, así lo hizo. Alquiló una tienda pequeña en la esquina de las calles Bustillos y Frías y abrió su cantina, a la que bautizó “Bar Quito”, escuchando la sugerencia de un amigo de apellido Bracamonte. Esto ocurrió en 1945, cuando Secundino tenía 20 años. “El nombre me sedujo, esa es la verdad de la milanesa”, dice riendo.


Un brindis por el promisorio futuro de la coctelería en el país



Un aroma a naranja, melaza de caña y singani añejado precede al sabor ácido y a la vez dulce de un cóctel que sirve en Gustu uno de los jóvenes apasionados por la coctelería en la que las sensaciones únicas son la clave del éxito.

La bebida, “El Chancaca”, combina con mucho éxito el destilado con jarabe de chancaca, zumo de limón, naranchelo y aceite de naranja en un vaso corto adornado con cáscara del cítrico y una esfera de hielo, explica Raquel Mamani. Ella forma parte del equipo de tres profesionales y cuatro estudiantes a cargo de la barra del negocio que está entre los 17 mejores restaurantes de América Latina.

La coctelería en Bolivia “recién comienza a ser tomada más en cuenta” en hoteles, restaurantes, bares, discotecas y otros espacios gastronómicos de vanguardia, pero “está yendo por buen camino”, dice Mamani, quien estudió la carrera en la Escuela Hotelera.

Así, el oficio es cada vez más reconocido en el país. “Ahora la persona que va a un boliche, si es el caso, se da cuenta si has estudiado o no, si tu aprendizaje fue empírico o en un instituto, para servir un cóctel”, afirma Sebastián Aliaga, presidente de la joven Asociación Boliviana de Bartenders.

VOCACIÓN. Este crecimiento y valorización de los profesionales de la barra fue impulsado en los últimos años por la expansión del maridaje en la cocina gourmet. Solo como referencia, entre 2005 y 2014, la facturación en los restaurantes se elevó de $us 67 millones a 635 millones, es decir, estos negocios registraron un crecimiento promedio en ventas de 85% al año. Los cócteles “potencian los sabores de la comida y hacen que el platillo esté bien acompañado”, destaca Mamani.

Sin embargo, agrega, los clientes que llegan a Gustu no solo lo hacen por la cocina gourmet, sino también por las bebidas que mezclan licores con sabores de frutas, verduras, hierbas y especias.

De acuerdo con información recopilada por la Organización Latina de Eventos Empresariales (OLEE), que efectuó este mes en Cochabamba y La Paz el Seminario de Coctelería Internacional, Bolivia cuenta con al menos 25 escuelas de bartenders.

“Antes el barman no tenía el lugar ni el prestigio que tiene hoy dentro de la gastronomía, como siempre lo tuvo el chef”, recuerda el cordobés Carlitos Luján, mixólogo internacional especialista en flairtending (modalidad acrobática de la coctelería), bartender oficial del italiano Gruppo Campari de bebidas e instructor en la escuela argentina para apasionados por los cócteles Mixing Glass.

Un buen barman no solo educa al cliente en el consumo responsable de las bebidas, también lo guía a través de nuevos sabores y experiencias, mejorando cada vez más su paladar y haciéndolo cada vez más exigente; una característica que por sí misma impulsa el crecimiento del negocio y que, según Mamani, introduce a los consumidores en “el arte de beber”. “Este es un trabajo serio”, subraya Simón Tello, experto internacional en coctelería creativa y de autor, embajador de la marca Córdoba para la argentina Gin Príncipe de los Apóstoles y representante del Gruppo Campari.

“Hacemos que los jóvenes y adultos amen y abracen lo que tienen y que comprendan que lo que tienen (en cócteles) es lo mejor”, destaca Dalton Montero, barman con 15 años de experiencia y embajador de la marca boliviana Vodka 1825 (bebida hecha a base de trigo amazónico y agua de la cordillera de los Andes), que apareció en los últimos años junto a otros destilados nacionales como el gin La República, Ajenjo y los singanis Sausini y Tierra Roja, entre muchos otros.

INNOVACIÓN. Pero no todos los cócteles tienen algún grado de alcohol, hay de los que se elaboran sin aguardientes y que se sirven como refrescos o delicioso acompañamiento de platos gourmet. Es el caso del Fecafé de Gustu: café frío, vinagre caramelizado de plátano y zumo de limón servidos en un vaso largo con hielo y semillas del cafeto.

De acuerdo con los dos bartenders argentinos, el mayor potencial para desarrollar la coctelería nacional está en la gran variedad de frutas, verduras, hierbas y especies frescas, naturales y con más sabor que hay en el país, algo en lo que coinciden los expertos bolivianos del rubro.

Todos coinciden en que la capacitación, la creatividad y el conocimiento de otras culturas son necesarios para elevar el nivel profesional de los barmans. Así, podrán preparar a sus clientes para nuevos sabores, texturas y tendencias en el sector, como el uso de gelatinas, esferas de hielo, espumas, hierbas, sodas saborizadas y humo de madera de roble y de otras variedades forestales que le dan un sabor único a la bebida.

“Hay que estar un paso por delante de los demás; no quedarse atrapado en lo que te enseñan en los institutos”, sostiene Montero, quien es también jefe de bar de la discoteca paceña Plan B, en la que creó con el Vodka 1825 los cócteles “Agua de los Andes”, que contiene ingredientes exóticos y aromáticos como la salvia, el tomillo y la hierbabuena; y “La Paz Maravillosa”, que incluye maracuyá, manzanilla y otras especias.

“Queremos que el profesional boliviano se haga conocer en todas partes”, indica Aliaga, quien asimismo ofrece en el Euro Lounge del Hotel Europa creaciones propias a base de la “bebida bandera” del país, como el “Bastian”, un coctel refrescante que contiene singani, ginger ale, naranja, cilantro, azúcar y limón.

Este anhelo se hace poco a poco realidad con la incorporación de ingredientes propios de Bolivia. Por ejemplo, en 2014 la “Quinua colada”, hecha con leche del grano de oro de los Andes, ron, frutilla, mandarina, zumo de jengibre y almíbar, llevó a la chef Gabriela Prudencio, dueña del restaurante paceño Propiedad Pública, a ser una de las cinco finalistas en el concurso internacional Search for a Cocktail Star.

Detalles vinculados al rubro

Certamen

Entre el 6 y el 8 de junio se realizará la décima versión del Concurso Nacional de Coctelería, anunció el presidente de la Asociación Boliviana de Bartenders, Sebastián Aliaga.

Carta

Gustu cambia cada tres meses su carta de cócteles y cada semana ofrece una nueva bebida especial.

Evento

Además de Bolivia, el Seminario de Coctelería Internacional, destinado al bartender profesional, en formación y aficionado, recorrerá también este año ciudades de Argentina, Chile, Ecuador y Perú.

Un barman capacitado potencia el negocio

El bartender es una pieza fundamental en la estrategia de comercialización de una marca de bebidas, subraya Simón Tello, experto internacional en coctelería creativa y de autor, embajador de la marca argentina Córdova para Gin Príncipe de los Apóstoles y representante del italiano Gruppo Campari de bebidas.

“El principal potencial económico que tiene la coctelería es el bartender, porque las empresas se dieron cuenta de que para llegarle a la gente necesitaban de él”.

Las personas que compran una bebida determinada, agrega, muchas veces no saben cómo tomarla y es ahí donde entra el barman, quien con su conocimiento y capacitación le muestra a los clientes de la marca las mejores formas de disfrutar del producto.

“Hoy por hoy el bartender ya tiene un respaldo muy grande” al haber sido incluido en el plan de marketing de una compañía y, “en Bolivia, los profesionales del sector tienen que aprovechar ese apoyo que de a poco están ofreciendo las marcas de bebidas que hay” en este país, afirma.

“Creo que ese apoyo, junto a la gran variedad de insumos naturales que tiene el país, va a ser el gran impulso” de la actividad en la industria gastronómica boliviana, destaca el experto internacional.



Más de 200 bartenders bolivianos fueron capacitados en coctelería internacional

Con la participación de 250 bartenders -profesionales especializados en la atención y administración de un bar en hoteles, restaurantes y otros espacios gastronómicos- culminó el seminario de Coctelería Internacional, llevado a cabo en Cochabamba y La Paz.
El evento de capacitación, realizado por la Organización Latina de Eventos Empresariales (O.L.E.E.), contó con la presencia de los reconocidos bartenders argentinos Simón Tello y Carlitos Luján, quienes -durante cuatro horas- compartieron sus conocimentos con los participantes en diferentes temáticas referidas al “manejo de equipo de trabajo”, “organización de la barra”, “psicología del consumidor” y “técnicas de innovación”.
Ivana Salgado, directora creativa de OLEE, informó que los seminarios tuvieron positiva aceptación, puesto que contaron con un número importante de asistentes en ambas ciudades.
“Nos sentimos muy orgullosos por los resultados de la capacitación, que tenía como principal objetivo brindar herramientas y conocimientos a los profesionales del rubro, y al mismo tiempo, apostar por el talento local y apoyar a la gastronomía y bebidas de Bolivia”.
Del seminario también participaron el destacado mixólogo y bartender boliviano, JP Cáceres, y las chefs bolivianas Gabriela Prudencio y Deysi del Carpio, que aportaron con su vasta experiencia.
La clausura del seminario se efectuó una exposición y degustación denominada “Tomemos un Cóctel”, en la que empresas nacionales, importadoras y comercializadoras de bebidas, así como restaurantes e instituciones de formación en el ámbito gastronómico, tuvieron la oportunidad de exponer sus productos y servicios al publico en general.
Las marcas que estuvieron presentes en este espacio fueron: Vodka 1825, Gin La República, Ajenjos La Paz, La Muela del Diablo, Tex Mex, Allpura, Control Bar, Solutions y Universidad de Los Andes e Iga.


Evento impulsará el arte de la mixología



Los amantes del arte de mezclar bebidas (mixología) se reunirán esta semana por primera vez en Bolivia en dos eventos que formarán parte de Coctelería Internacional, programa mundial que busca desarrollar el negocio y especializar a los bartenders profesionales, en formación y aficionados.

La iniciativa, que este año también llegará en la región a ciudades de Argentina, Chile, Ecuador y Perú, es impulsada por la Organización Latina de Eventos Empresariales (OLEE) y se divide en dos etapas: una conferencia y un postevento, en el que se podrá degustar de los últimos productos de la industria, así como conformar redes de contactos con empresas y profesionales del sector.

El seminario se efectuará en Cochabamba este martes, en el Cortijo Pub, y en La Paz el jueves, en el Jardín Japonés. En ambos casos, la conferencia se desarrollará de 15.00 a 18.00 y el postevento de 18.00 a 21.00. En el primero participarán los reconocidos cocteleros argentinos Simón Tello y Carlitos Luján, informó Ivana Salgado, coordinadora de la actividad.

La charla para los barmans de hoteles, restaurantes, bares, discotecas y otros espacios gastronómicos se dividirá en cuatro etapas: el manejo del equipo, que incluye el conocimiento de los insumos, las familias de cocteles, creatividad, combinación de sabores y fusión de técnicas; la organización de la barra, que toma en cuenta el control de costos, el diseño y montaje del mostrador, la cristalería y herramientas, los insumos básicos y la elaboración de menú nacional e internacional.

En psicología del consumidor se verá el tipo de clientes; y en técnica de innovación se hablará sobre el flairtending (modalidad acrobática de la coctelería) y el armado de una rutina. Más información en el 75860473.

Dalton Monteiro El mezclador de historias

A sus 18 años, Dalton Monteiro incursionó en el mundo de la coctelería.

"Empecé mi carrera un poco por curiosidad. Un día sentí mucho interés por saber cómo se preparaba un cóctel y desde aquel momento mi pasión por esta especialidad ha ido creciendo. Realicé varios cursos de capacitación, pero mi formación ha sido

autodidacta".

Monteiro trabajó por primera vez como barman (del inglés hombre de la barra) en el hotel América en su ciudad natal Praia (república de Cabo Verde) el año 2001.

Cinco años más tarde su vida daría un gran vuelco. Tomó la decisión de dejar su país para estudiar la carrera de Turismo y Hotelería en La Paz -Bolivia. Ciudad en la que actualmente vive.

Sin descuidar sus estudios, Dalton siguió creciendo y sumó éxitos a su carrera como barman ganando varios concursos dentro el país por su talento a la hora de crear cocteles.

Fue la estrella detrás de la barra de varios clubes nocturnos en la sede de Gobierno.

Viajes e invitaciones fueron llegando poco a poco.

“Este año fui elegido embajador de la marca Vodka 1825 lo que me dio la oportunidad de viajar a distintas ciudades del país para dictar capacitaciones y presentar espectáculos en bares y discotecas.”

El fuerte de Dalton es la mixología, una disciplina que es parte de la coctelería, conocida por ser el arte de mezclar bebidas. Para estudiarla se necesita investigar y aprender todo acerca de la base de un cóctel,de dónde vienen y de qué están elaborados. También hay que saber analizar los sabores, aromas, texturas, colores, densidades y niveles de volumen alcohólico, para luego poder jugar con el equilibrio y armonía de cada bebida.

Dalton confiesa que empezó a combinar sus cocteles acorde a la gente y el ambiente. “El barman no es solo un

proveedor, sino que también muchas veces hace de confesor y amigo de sus clientes, conociéndolos y adecuándose a cada historia que pasa por su barra”.