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Una ruleta paradójica


Imaginemos una ruleta "continua" capaz de detenerse con precisión absoluta en cualquiera de los infinitos ángulos comprendidos entre 0° y 360°.
Imaginemos también que mientras la ruleta gira al azar el jugador A apuesta $10 a que la flecha se detendrá en un ángulo comprendido entre 0° y 120°. ¿Cuál sería un pago justo para la apuesta de A

Por pago justo entendemos un pago tal que si A repite su apuesta una y otra vez entonces, a la larga, ganará tanto dinero como el que perderá. Ahora bien, dado que el arco de la circunferencia comprendido entre 0° y 120° representa la tercera parte de la circunferencia total, es decir, dado que la medida de ese arco es un tercio de la medida de la circunferencia, entonces la probabilidad de que A gane es 1/3. En otras palabras, A ganará más o menos una de cada tres apuestas y entonces, para que el juego sea justo, A debería recibir $20 cada vez que gana.

Pero supongamos ahora que un jugador B apuesta $10 a que la flecha quedará apuntando hacia uno de los puntos del conjunto V definido en la entrada anterior, ¿cuál sería en este caso un pago justo? Sucede que V es no medible, no tiene medida, por lo que la probabilidad de que la flecha quede apuntando hacia un punto de V no existe. En consecuencia, no hay pago justo para la apuesta de B. No importa cuánto decida la banca que debe pagar por esa apuesta, alguno de los dos (B o la banca), a la larga, perderá dinero, no hay modo en que queden "iguales".

Esta entrada participa en la Edición 5.3: Felix Klein del Carnaval de Matemáticas cuyo anfitrión es Juegos Topológicos.

La duplicación de la circunferencia

El famoso teorema de Banach-Tarski dice que es posible cortar una esfera en una cantidad finita de partes, las cuales, convenientemente reordenadas (y sin que sean deformadas de ninguna manera), permiten armar dos esferas iguales a la original.

Mi intención en esta entrada es mostrar un resultado parecido al teorema de Banach-Tarski; un resultado que, aunque menos espectacular, es tan paradójico como él. En esta entrada voy a mostrar cómo se puede cortar una circunferencia en una cantidad infinita numerable de partes que, convenientemente reordenadas, permiten armar dos circunferencias iguales a la original (de hecho, podría armarse una cantidad infinita numerable de circunferencias iguales a la original).

Obviamente, el aspecto paradójico del teorema de Banach-Tarski consiste en que nuestra intuición nos dice que si cortamos un cuerpo en una cantidad finita de partes y las reordenamos entonces el volumen total debería conservarse. El aspecto paradójico del resultado que aquí mostraré es similar ya que, quizás no nuestra intuición, pero sí los axiomas de la medida nos dicen que la longitud debería igualmente conservarse si una curva es cortada en una cantidad numerable de partes y estas son reordenadas.

Sea C entonces una circunferencia; vamos a comenzar definiendo en ella una relación de equivalencia. Para ello, para cada número racional q con $0\leq q < 1$ consideramos el movimiento que consiste en girar todos los puntos de C un ángulo de q.360° en sentido contrario al de las agujas del reloj. A todos los movimientos así definidos los llamaremos giros válidos.
Definimos entonces la siguiente relación: dos puntos P y Q de C están relacionados si y sólo si es posible llegar de P a Q mediante un giro válido. No es difícil probar que se trata, en efecto, de una relación de equivalencia.

Llamemos V a un sistema de representantes de la relación, es decir, V contiene exactamente un punto de cada una de las clases de equivalencia determinadas por la relación definida más arriba. Una consecuencia de esta definición es que cada punto P de la circunferencia C existe un único punto Q de V tal que se puede llegar de Q a P mediante un giro válido; y ese giro también es único.

A continuación, para cada número racional q con $0\leq q < 1$ llamamos Vq al conjunto que se obtiene aplicando simultáneamente a todos los puntos de V el giro válido de q.360°. Por ejemplo V1/3 se obtiene girando los puntos de V 120° en sentido antihorario (nótese que V0 = V). De lo dicho más arriba se deduce, por un lado, que C es la unión de todos los Vq y, por el otro, que no hay puntos que pertenezcan simultáneamente a dos Vq diferentes.

Dado que el conjunto de todos los números racionales es numerable, entonces la circunferencia C ha quedado partida en una cantidad igualmente numerable de partes Vq disjuntas dos a dos. Tenemos así definidas, entonces, cuáles son las partes en que la circunferencia es cortada, veamos ahora cómo reordenarlas para completar la duplicación.

Para comenzar con la duplicación, notemos en primer lugar que dos cualesquiera de las partes en que hemos cortado a C pueden obtenerse, una de la otra, mediante un giro válido. Por ejemplo, V1/2 resulta de girar 60° a V1/3. Separamos entonces las partes que hemos definido y, aprovechando el hecho de que los racionales son numerables, las numeramos 1, 2, 3, 4,… (la imagen se sale de marco porque sigue infinitamente hacia la derecha).
A continuación separamos las partes, colocando por un lado las partes “pares” y por el otro las “impares”.
Finalmente aplicamos, tanto en la fila superior como en la inferior de la imagen, un “corrimiento” al estilo hotel de Hilbert. Con más precisión, en la fila superior de la imagen giramos la parte número 3 de modo que ocupe el lugar de la parte 2 (es decir, rotamos V1/3 para transformarla en V1/2), al mismo tiempo rotamos la parte 5 para que ocupe el lugar de la 3, y así sucesivamente hasta “llenar todos los espacios en blanco”. El resultado final es una copia de la circunferencia C. Luego repetimos el mismo proceso en la fila inferior; giramos la parte número 2 para que ocupe el lugar de la 1, la 4 para que ocupe el lugar de la 2, y así sucesivamente. Logramos así construir una segunda copia de la circunferencia C, la cual, en consecuencia hemos duplicado.

No es difícil modificar la idea (véase aquí) de tal modo que se pueda obtener una cantidad infinita numerable de copias de la circunferencia C. Y con mínimas variantes puede aplicarse también para lograr la multiplicación de un círculo al que le falte su centro (para esto último, a cada punto de conjunto V le adjuntamos el radio que lo une con el centro del círculo, aunque sin incluir al centro en sí mismo).

De modo que, si así lo desean, pueden multiplicar hasta el infinito, sin costo de material, toda su colección de discos compactos… aunque, claro, tal vez la música registrada en ellos quede un poco alterada.

Esta entrada participa en la Edición 5.3: Felix Klein del Carnaval de Matemáticas cuyo anfitrión es Juegos Topológicos.

Otro problema de probabilidades

(Esta entrada es la participación de El Topo Lógico en la edición de marzo del Carnaval de Matemáticas. La idea de los organizadores es que haya una edición cada mes ¿será una expectativa demasiado optimista?)

Abel, Bruno, Carlos, Diego, Esteban y Federico (para abreviar, A, B, C, D, E y F) llegan tarde a la clase de Matemáticas. El Prof. Zacarías (Z, para los amigos) les pregunta el motivo del retraso y ellos contestan que se debe a que el automóvil en el que viajaban (los seis juntos) ha sufrido una pinchadura en una rueda y que han perdido tiempo cambiando la goma (o , si se quiere, el neumático) correspondiente.

El Prof. Z duda de la veracidad del relato y, a modo de comprobación, les pide inmediatamente que se sienten en pupitres separados y que cada uno anote en un papel cuál fue la rueda averiada (puede ser la delantera derecha, la delantera izquierda, la trasera derecha o la trasera izquierda). El razonamiento de Z es que si los seis no indican exactamente la misma rueda, entonces podrá afirmar que los alumnos están mintiendo.

Hasta aquí el relato plagia prolijamente un problemita publicado por Martin Gardner en uno de sus libros. Démosle ahora una pequeña vuelta de tuerca. Supongamos que, en efecto, los alumnos hayan mentido, que no hubo ninguna rueda averiada y que llegaron tarde por cualquier otro motivo (inconfesable).

Demos por supuesto, además, que los alumnos elegirán al azar qué rueda van a escribir. Zacarías se pregunta...

1. ¿Cuál es la probabilidad de que los seis anoten la misma rueda?

Gastón, que es otro alumno, ha visto que A y B lograron intercambiar, sin que Z lo notara, unas señas. Gracias a ellas, se han puesto de acuerddo en anotar ambos una rueda delantera, pero no llegaron acordar si anotarán la derecha o la izquierda (cada uno elegirá al azar una de ambas). En base a esta información, Gastón se pregunta...

2. ¿Cuál es la probabilidad de que los seis anoten la misma rueda?

Horacio ha visto lo mismo que Gastón, y ha visto además que C y D también lograron ponerse de acuerdo en escribir ambos una rueda delantera, aunque no pudieron acordar si la derecha o la izquierda. En base a esta información, Horacio se pregunta...

3. ¿Cuál es la probabilidad de que los seis anoten la misma rueda?

Inés, finalmente, ha visto lo mismo que Gastón y Horacio, pero además ha visto que E y F se han puesto de acuerdo... aunque no entendió bien si se pusieron de acuerdo en escribir ambos una rueda delantera o ambos una rueda trasera. Sí es seguro que, como en los dos casos anteriores, no lograron acordar si sería la rueda derecha o la izquierda. En base a esta información, Inés se pregunta...

4. ¿Cuál es la probabilidad de que los seis anoten la misma rueda?

Finalmente...

5. ¿Cuál es la probabilidad "real" de que los seis anoten la misma rueda?

Un problema de probabilidades

(Esta entrada es la participación de El Topo Lógico en el Carnaval de Matemáticas.)

Imaginemos el siguiente juego de azar: se le presentan a un jugador n cajas cerradas, cada una de las cuales contiene una bola marcada con un número entre 1 a n (cajas diferentes contienen números diferentes). Las cajas son perfectamente iguales y es imposible determinar por su aspecto el contenido de cada una.

El jugador anota en la tapa de cada caja un número de 1 a n. No es obligatorio que anote números diferentes. Puede, por ejemplo, anotar un 1 en todas las cajas.

Una vez hechas las anotaciones, se destapan las cajas. El jugador se anota entonces un punto por cada caja en la que el número anotado en la tapa coincida con el número de la bola contenida.

Por ejemplo, si el jugador anota un 1 en todas las cajas entonces ganará exactamente un punto.

Preguntas:

1) Si n es par y el jugador anota un 1 en la mitad de las cajas y un 2 en la otra mitad ¿cuál es su ganancia esperada?

2) ¿Cuál es la estrategia óptima para el jugador? Es decir ¿cuál es la estrategia para la cual la ganancia esperada del jugador es la máxima posible?