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Consecuencias psicológicas de las guerras de Irak y Afgansitán


El tiroteo en la base militar de Fort Hood en Texas, ocurrido la semana pasada, abre un nuevo capítulo en la polémica sobre el creciente número de veteranos que se quitan la vida o protagonizan actos violentos. De acuerdo con la estadística, desde 2008 en EE.UU. son más los soldados que se suicidaron que aquellos que murieron en acto de servicio. 
 
Según un estudio de la Kaiser Family Foundation, más de la mitad de los veteranos del último periodo de guerras conoce a un militar que se ha suicidado o que al menos lo ha intentado, mientras que más de un millón sufre accesos repentinos de violencia. Además, uno de cada cinco exsoldados sufre depresión. De acuerdo con el último estudio del Instituto de Medicina, en la última década a más de 936.000 militares o veteranos de EE.UU. se les ha diagnosticado problemas mentales.  


El año pasado las autoridades publicaron nuevos datos que reflejan que una media de 22 veteranos pusieron fin a su vida. Los militares constatan, entre otras cosas, que en los últimos años se incrementó la cantidad de trabajo y piden mejorar la asistencia médica y el trato psicológico, que también debe ser más accesible.
 
En opinión del analista internacional, Roberto Antonio Wagner, los soldados que combatieron en Irak o Afganistán sienten a menudo que lo hicieron "en vano", sobre todo en los casos de Irak y Afganistán, de resultados decepcionantes. "Son nuevos tipos de guerras, son guerras no convencionales que añaden un factor de más estrés al soldado, de mayor presión psicológica",  dijo en declaraciones a RT el analista.
 
"Cuando uno está sujeto a todos estos horrores y estos sacrificios y cree que ha sido en vano, ha sido por gusto, entonces esto altera aun más la condición de los soldados", señala Antonio Wagner.

Las guerras yugoeslavas: la disolución de Yugoeslvaia


Las Guerras de Yugoslavia fueron una serie de conflictos en el territorio de la antigua Yugoslavia, que se sucedieron entre 1991 y 2001. Comprendieron dos grupos de guerras sucesivas que afectaron a las seis ex repúblicas yugoslavas. Se han empleado términos alternativos como la Guerra de la ex Yugoslavia , Guerra de los Balcanes o Guerras Yugoslavas de Secesión. Las guerras se caracterizaron por los conflictos étnicos entre los pueblos de la ex Yugoslavia, principalmente entre los serbios por un lado y los croatas, bosnios y albaneses por el otro; aunque también en un principio entre bosnios y croatas en Bosnia-Herzegovina. El conflicto obedeció a causas políticas, económicas y culturales, así como a la tensión religiosa y étnica. Las Guerras Yugoslavas terminaron con gran parte de la ex Yugoslavia reducida a la pobreza, con desorganización económica masiva e inestabilidad persistente en los territorios donde ocurrían las peores luchas. Las guerras fueron los conflictos más sangrientos en suelo europeo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, resultando en unas 130.000 a 200.000 muertes y millones más sacados de sus hogares. Fueron también los primeros conflictos desde la Segunda Guerra en haber sido formalmente juzgados los genocidas y muchos de los individuos claves participantes fueron consecuentemente acusados por crímenes de guerra.

Trasfondo

Las tensiones provinieron de la composición multiétnica del primer Reino de Yugoslavia y la relativa supremacía política y demográfica de los serbios. Estas tensiones fueron aprovechadas por el Eje Roma-Berlín-Tokio en la Segunda Guerra Mundial, que establecieron un estado títere que abarcaba la mayor parte de las actuales Croacia y Bosnia-Herzegovina. Se puso a cargo de este Estado Independiente de Croacia a una organización fascista, la Ustashe, que llevó a cabo una política genocida contra los civiles serbios del territorio. La milicia serbia Chetnik contraatacó contra los croatas. Ambos se enfrentaron y fueron finalmente derrotados por el movimiento de tendencia comunista y antifascista partisanos, compuesto por miembros de todos los grupos de la zona, lo que desembocó en la formación de República Federal Socialista de Yugoslavia. En el caso de las zonas pobladas por albanos, la causa principal fue el crecimiento de la población albana en áreas en las que anteriormente eran minoría. En el caso de Kosovo, algunos serbios interpretaron este crecimiento de la influencia albanesa como la pérdida de sus territorios ancestrales.

Los primeros conflictos (1991-1995)

Las Guerras Yugoslavas se iniciaron con la secesión de las dos regiones del norte de la antigua Yugoslavia — Eslovenia y Croacia — a causa de un amplio abanico de motivos. El primero de estos conflictos, conocido como la Guerra de los Diez Días o la Guerra de Eslovenia fue iniciado por la secesión de Eslovenia de la Federación el 25 de junio de 1991. El gobierno federal ordenó al Ejército Popular Yugoslavo asegurar los pasos fronterizos de Eslovenia. La policía eslovena y la Defensa Territorial bloquearon los cuarteles y las carreteras, lo cual limitó las escaramuzas alrededor de la república. Tras días de enfrentamientos, se puso fin al conflicto mediante la negociación en Brioni, el 9 de julio de 1991, cuando Eslovenia y Croacia, acordaron una moratoria de tres meses sobre la secesión. El ejército yugoslavo se retiró por completo de Eslovenia el 26 de octubre de 1991. El segundo conflicto, la Guerra Croata de Independencia, también se llevó a cabo con la misma motivación pero devino abiertamente en un choque nacionalista, entre los nacionalismos serbio y croata, personificados en Serbia por el Presidente Slobodan Milošević y en Croacia por el Presidente Franjo Tuđman. La minoría serbia de Croacia no aceptó la independencia croata de Yugoslavia y proclamó la República Serbia de Krajina. Belgrado, por su parte, mandó al Ejército Popular Yugoslavo a enfrentarse a las recién creadas fuerzas armadas croatas. En enero de 1992 el Plan de Paz Vance-Owen determinó que la ONU tomaría el control de algunas zonas y acabó con los conflictos militares, aunque hasta 1995 no se detendrían definitivamente los ataques esporádicos de artillería sobre ciudades croatas y las incursiones ocasionales de fuerzas croatas en zonas bajo el control de la ONU. En 1992 el conflicto llegó a Bosnia-Herzegovina, donde lucharían tres facciones: los serbios de Bosnia-Herzegovina, los croatas de Bosnia-Herzegovina y los bosnios de Bosnia-Herzegovina, que diferían principalmente en sus religiones tradicionales: ortodoxos, católicos y musulmanes, respectivamente. Fue por mucho el conflicto más sangriento de las Guerras de Yugoslavia. Las Guerras Yugoslavas en el oeste terminaron con la retirada militar en Eslovenia y la derrota de los rebeldes serbios en Croacia y la firma de los Acuerdos de Dayton en 1995 por Bosnia seguido de la intervención militar contra el lado serbio por la OTAN. Los combates en Croacia acabaron en 1995, tras dos operaciones rápidas del Ejército Croata, de nombre en clave Operación Flash y Operación Tormenta,4 en las que consiguieron recuperar todo su territorio excepto la zona bajo control de la ONU (UNPA) del Sector Este. Todos los serbios de estas zonas pasaron a ser refugiados. El Sector Este se controló por la administración de la ONU (UNTAES) y fue reintegrado pacíficamente en Croacia en 1998. En 1994 Estados Unidos gestionó la paz entre Croacia y el Ejército de la República Bosnia-Herzegovina. La masacre de Srebrenica y la ofensiva de las tropas croatas en zonas bajo control serbio tras la Operación Tormenta provocó que los bosnios perdieran zonas bajo su control, y se presionó a todos los bandos para dejar las armas y negociar un final a la Guerra de Bosnia. La guerra acabó tras la firma de los Acuerdos de Dayton el 14 de diciembre de 1995.

Conflictos en el este y el sur

En Kosovo, República de Macedonia, y en la propia Serbia, los conflictos se caracterizaron por la tensión política y racial entre los gobiernos eslavos y las minorías albanesas que buscaban autonomía, o independencia, como fue el caso de Kosovo. El conflicto en Kosovo estalló en una guerra a gran escala en 1999, mientras que los conflictos entre macedonios y serbios sureños se caracterizó por choques armados entre las fuerzas estatales de seguridad y las guerrillas de etnia albanesa. La guerra en Kosovo terminó con los bombardeos de la OTAN contra las República Federal de Yugoslavia,5 aunque posteriores desórdenes generalizados en Kosovo estallaron en 2004. Los conflictos en el sur de Serbia y en la república de Macedonia terminaron con tratados de paz internacionalmente fiscalizados entre los insurgentes y el gobierno, pero la situación en ambas regiones sigue siendo frágil. Fuente: wikipedia

Tropas musulmanas que combatieron junto con los rusos en la Segunda Guerra Mundial


A comienzos de mayo, en todas las mezquitas de Rusia se dedican solemnes prédicas al 60 aniversario de la Victoria sobre el nazismo. «Todos nosotros conmemoramos a nuestros seres queridos que peleaban en los frentes de la Gran Guerra Patria o trabajaban en la retaguardia», dice Radik Amirov, jefe de la oficina de prensa de la Dirección de los Musulmanes de la Parte Europea de Rusia.

La Gran Guerra Patria ( 22 de junio de 1941 - 9 de mayo de 1945) formó parte de la Segunda Guerra Mundial. El abuelo de Radik, Abdullah Amirov, desapareció en esa guerra en otoño de 1941. Quedaron sin padre cuatro hijos, el menor de los cuales tenía un año de edad. «El abuelo no quiso evadir el servicio militar, porque la defensa de la Patria es un deber sagrado de todo hombre musulmán», dice Radik Amirov.

Durante un largo tiempo la familia sólo sabía de un paisano - quien lo vio con sus propios ojos, pero no pudo ayudar en nada - que Amirov fue gravemente herido. Las tropas soviéticas retrocedían hacia el interior del país bajo atroces ataques de la artillería enemiga.

Los datos sobre quienes habían perecido en aquel combate fueron entregados solamente hace poco a Rusia de un archivo alemán. Sólo en vísperas del 60 aniversario de la Victoria, los Amirov supieron dónde está enterrado su pariente, y el 9 de mayo irán a visitar su tumba.

Los nazis agredieron a la Unión Soviética el 22 de junio de 1941, asestando uno de sus primeros golpes contra la fortaleza de Brest, que se encontraba cerca de la frontera y opuso una eficaz resistencia. Allí combatieron representantes de 30 nacionalidades de la URSS, que supieron mantenerse durante casi un mes. En ese tiempo los alemanes ya se apoderaron de una considerable parte del territorio soviético.

A uno de los defensores de la fortaleza, el tártaro Piotr Gavrilov, le fue otorgado el título de Héroe de la Unión Soviética, la más alta distinción militar. Junto con él combatían muchos inguches y chechenos. Poco antes de comenzar la guerra, a Brest fue enviado un batallón integrado por jóvenes procedentes del Cáucaso del Norte. Muchos de ellos perecieron, algunos cayeron prisioneros.

Pasados 40 años después del fin de la guerra, el checheno Eki Uzuev se dirigió a Brest para aclarar el destino de sus hermanos mayores. El director del museo "La fortaleza de Brest" le dijo: «Su hermano Magomed Uzuev murió como un héroe, su nombre está grabado en la estela conmemorativa del 333 regimiento de fusileros. De su segundo hermano, Visait, no disponemos de ninguna información, lamentablemente». Eki llevó esa noticia a su poblado, donde a Magomed lo estuvo esperando durante 40 años su novia.

Con la defensa de la fortaleza están relacionadas muchas leyendas. Una trata del último de sus defensores. Su nombre se ignoraba durante mucho tiempo. Hace poco, en Ingushia fueron publicadas las memorias de Stankus Antanas, un lituano que era oficial de la SS. En julio de 1941, su regimiento recibió la orden de liquidar a los pocos soldados del Ejército Rojo que quedaban en la fortaleza.

Cuando se creó que ya ninguno de ellos estaba con vida, y un general de la SS hizo formarse en la plaza a los soldados para entregarles condecoraciones por la toma de la fortaleza, de una de las casamatas subterráneas salió un oficial del Ejército Rojo, alto y gallardo.

«Estaba ciego a causa de una herida y caminaba con el brazo izquierdo extendido y puesto el derecho sobre la pistolera. Su uniforme estaba roto, pero él avanzaba por la plaza con aire de orgullo. 

Los alemanes lo contemplaban petrificados. Al llegar al borde de un embudo dejado por proyectil, él se paró y se volvió de cara al Oeste. El general de repente dirigió saludo militar a este último defensor de la fortaleza de Brest, e inmediatamente lo siguieron los demás oficiales de la división. El ruso sacó la pistola y se pegó un tiro contra la sien, cayendo de cara a Alemania. Un suspiro recorrió la plaza. Lo contemplábamos pasmados, admirando la valentía de aquel hombre», escribe Antanas.

En sus documentos figura el apellido de Barjanoev. Pasados decenios se pudo averiguar que se trataba de Umatguirey Barjanoev, oriundo del poblado checheno de Yandare.

Las causas por las que los nombres de muchos héroes se llegan a conocer sólo actualmente consisten en que en 1944 los pueblos checheno, inguche y otros fueron sometidos a represiones y deportados a Siberia o Asia Central. Durante largos años no se mencionaba lo que hicieron por la Victoria representantes de esas nacionalidades. Es de señalar que hubo traidores entre muchos pueblos, incluido el ruso. El tema de quién y por qué razones aceptaba combatir del lado de los nazis después de haber caído prisionero no está estudiado cabalmente hasta hoy día. Pero todo ello no justifica la deportación ni la humillación de aquellos hombres que lucharon heroicamente contra el nazismo.

La mayoría de los representantes de los pueblos sometidos a represiones fueron revocados de los frentes y privados de las condecoraciones y los grados militares recibidos. En total, dentro de los desplazados se vieron 5943 oficiales, 20209 sargentos y 130691 soldados rasos.

Para seguir permaneciendo en las filas, muchos indicaban otra nacionalidad en los documentos. Sabiendo que a los inguches y los chechenos no les daban condecoraciones, algunos de los jefes militares también les indicaban otra nacionalidad al nominarlos. Por ejemplo, 46 inguches fueron nominados al título de Héroe de la Unión Soviética. Pero lo recibieron sólo tres de ellos, además al cabo de 50 años solamente.El checheno Movlid Visaitov recorrió los caminos de guerra del Terek al Elba, tuvo bajo su mando el 255 regimiento especial de caballería checheno-inguche y el 28 regimiento de guardia. Fue el primero entre los oficiales soviéticos en apretar la mano en el Elba al general Bolling, comandante de las unidades de vanguardia estadounidenses. Figuró entre un reducido número de los oficiales soviéticos que recibieron una de las más altas condecoraciones estadounidenses: la Orden de la Legión del Honor.

Cuando en un local entraba un caballero de esa orden, tenían que levantarse y saludarlo de pie todos los estadounidenses, incluido el presidente de EE UU. Al final de la guerra, Visaitov fue nominado a recibir el título de Héroe de la Unión Soviética, pero a causa de su nacionalidad éste no le fue otorgado. La justicia se impuso sólo en 1990, cuando él ya no estaba entre los vivos.
Durante la guerra, a la gente sencilla no le importaba la nacionalidad de las personas que la rodeaban. Una mujer ucraniana, Galia, cuidó de Visaitov después de haber quedado él gravemente herido cerca de Taganrog. Él la halló después de terminada la guerra, y las dos familias -la chechena y la ucraniana - mantenían amistad hasta la muerte de Movlid.

Musulmanes soviéticos salvaban durante la guerra a sus compatriotas judíos y gitanos, los que, según las órdenes nazis tenían que ser exterminados. «Al caer prisioneros junto con unos judíos y gitanos, los oficiales musulmanes los hacían pasar por los "suyos": tártaros, azerbaiyanos, chechenos, etc. También en las zonas ocupadas salvaban a los judíos. En un poblado bielorruso, una tártara escondió a dos judíos que se habían fugado de los alemanes. Ella no los entregó ni cuando los nazis entraron en su casa, y al irse éstos, les indicó un camino seguro entre la ciénaga, para que ellos pudiesen llegar allá donde se encontraban unidades soviéticas", refiere Radik Amirov. "Tales historias nos unen a todos en las épocas difíciles para el país», dice él.

Es imposible saber hoy día cuántos musulmanes en total pelearon en los frentes de la Gran Guerra Patria. Nadie se dedicaba a reunir tales datos estadísticos. Eran centenares de miles. Sólo en Rusia viven cerca de 40 etnias que profesan el Islamismo. Hay que añadir a ello a los musulmanes de las ex repúblicas soviéticas. Y cuando hoy día los pueblos intentan calcular a sus héroes, no resulta fácil reunir los datos. La única institución que sería capaz de hacerlo son las Direcciones Religiosas de los Musulmanes. Pero éstas dicen: No queremos dedicarnos a la repartición de la Victoria, ésta fue una para todos los pueblos de la Unión Soviética. Y tienen razón al afirmarlo.

Pero pese a ello conviene aducir ciertos datos. Solamente por la liberación de Bielorrusia, fue concedido el alto título de Héroe de la Unión Soviética a unos 130 musulmanes, entre los que también hubo tártaros. En total, durante la guerra lo recibieron unos 170 tártaros, ocupando el cuarto lugar, después de los rusos, los ucranios y los bielorrusos. Los aviadores Musa Gareev y Talgat Biguildinov (éste último era hijo de los pueblos tártaro y kazajo) llegaron a ser dos veces Héroes de la Unión Soviética.

Este título fue otorgado póstumamente a Alexander Matrosov. El 23 de febrero de 1943, en el momento decisivo de un combate, él topó con su cuerpo un punto de fuego del adversario. Al sacrificar su vida, Alexander, de 19 años de edad, salvó las de decenas de sus compañeros. Todo el mundo en la URSS conocía el apellido de él. Pero hace poco se averiguó que Matrosov no era su apellido verdadero. En realidad él se llamaba Shakir Muhametjanov, nació en Bashkiria, en una familia tártara. Siendo pequeño, perdió a los padres, y cuando lo mandaron a un hogar infantil, se inscribió con otro nombre y apellido, para no distinguirse entre otros chicos.

El checheno Khanpashi Nuradilov pereció en la batalla de Stalingrado en 1942. He aquí lo que decía una octavilla sobre la proeza realizada por él: 
«Un hércules, un águila, un paladín: es así como se debe llamar al ametrallador Khanpashi Nuradilov, nuestro heroico sargento. De su ametralladora él mató a 920 nazis, se apoderó de 7 ametralladoras del adversario, tomó prisioneros a 12 alemanes. El héroe pereció como un paladín de su entrañable Patria. El Gobierno distinguió con las órdenes de la Bandera Roja y la Estrella Roja los méritos combativos del héroe».


La batalla de Stalingrado llegó a ser momento crucial en la historia de la Gran Guerra Patria y la Segunda Guerra Mundial, duró 200 días: desde julio de 1942 hasta febrero de 1943. Los nazis perdieron durante esa batalla cerca de 1,5 millones de soldados y oficiales, o el 25 por ciento de todos sus efectivos que actuaban en el frente soviético-alemán. Las bajas del Ejército Rojo sumaron 1 millón 130 mil soldados y oficiales, incluidos 480 mil muertos. Entre quienes quedaron por siempre en la tierra de Stalingrado se encuentra también el abuelo del presidente de la Dirección Religiosa de los Musulmanes de la Parte Europea de Rusia, el mufti jeque Ravil Gainutdin.

Muchos musulmanes perecieron en los combates por liberación de Leningrado. El sitio a la ciudad duró 900 días. Centenares de miles de sus habitantes murieron de hambre y bombardeos. Pero hasta el final procuraban conservar la presencia de ánimo. En la ciudad, que a diario sufría ataques de artillería, se daban espectáculos y conciertos. En 1941, allí fueron organizadas unas conferencias con motivo del natalicio del poeta azerbaiyano Nizami, que vivió en el siglo XII.
Los musulmanes combatían en todos los frentes de la Gran Guerra Patria, los hubo también entre grupos de reconocimiento y destacamentos guerrilleros. En 1942 fue formado uno de caballería inguche al mando de Tousi Shadiev. Más tarde, en 1943, ese destacamento guerrillero llegó a formar parte de la división especial checheno-inguche.

Musa Jalil, presidente de la Unión de Escritores de Tartaria, dio una muestra de valentía, al caer prisionero siendo herido en 1942. Él supo organizar un grupo clandestino que desplegó la labor propagandística en las legiones que se formaban de prisioneros de guerra para combatir contra el Ejército Rojo. Como resultado de su actividad, ya la primera legión enviada al frente se puso del lado de las tropas soviéticas.

El grupo de Jalil empezó a preparar una sublevación general de prisioneros de guerra. Pero los nazis dieron con la pista del grupo clandestino y arrestaron a todos sus miembros. En la cárcel de Moabit Musa Jalil escribió sus últimas poesías. Él y los miembros de su grupo, incluido el famoso escritor tártaro Abdullah Alish, fueron ejecutados. Los cuadernos de Moabit fueron conservados por otros reclusos que quedaron con vida. En 1968, en la URSS fue rodada una película sobre la hazaña de Musa Jalil.

Quienes permanecían en la retaguardia también hacían un sustancial aporte a la Victoria. Durante la guerra, en todas las mezquitas se recolectaban dinero, ropa y víveres para mandarlos al frente y prestar ayuda a las familias de los combatientes. En 1943, el entonces mufti de la Dirección Religiosa de los Musulmanes de la Parte Europea de la URSS y Siberia, Gabdurahman Rasulev, le dirigió a Stalin una carta con aseveraciones del apoyo al Ejército Rojo y los recursos reunidos por los musulmanes para la construcción de una columna de carros blindados.

Sucedió que una parte considerable del territorio soviético donde por tradición viven los musulmanes no fue ocupado. Precisamente allá se evacuaba la gente de todo el país, allí fueron concentradas las más importantes empresas industriales que fabricaban armas para el frente, allí se recolectaba la cosecha. En las fábricas y el campo trabajan fundamentalmente mujeres.

En el frente también había mujeres musulmanas, muchas eran médicas o enfermeras, sacaban a heridos de la línea delantera bajo lluvia del fuego. Algunas combatían al lado de los hombres. La inguche Lala Ujahova se fue a la guerra como una voluntaria. Durante cuatro años sirvió de apuntadora y más tarde de comandante de una pieza de artillería. La tártara Marguba Sirtlanova realizó más de 780 vuelos de combate en un bombardero nocturno.

Es infinita la lista de los héroes que combatieron en los frentes o trabajaron en la retaguardia. Muchos de ellos no recibieron condecoraciones, pero todos los ciudadanos de Rusia y de otros países de la CEI los recuerdan a todos hoy día, indistintamente de la nacionalidad o la creencia religiosa de ellos.

Marianna Belenkaya

Tropas musulmanas en la Segunda Guerra Mundial junto a la Alemania nazi

El líder palestino Amin al-Husaynipasando revista a las tropas bosnias de lasSS.
La 13ª División de Montaña SS Handschar o 13te Waffen-Gebirgs-Division der SS Handschar (1ª Croata y Bosnia) fue una División de las Waffen-SSformada el año 1943 por voluntarios musulmanes de Croacia y Bosnia-Herzegovina que combatió durante la Segunda Guerra Mundial junto a laAlemania nazi, participando especialmente en las luchas contra las guerrillas yugoslavas de Josip Broz Tito.

Historial 

Formación

La 13. Waffen-Gebirgs-Division der SS "Handschar" (1.ª Croata y Bosnia) quedó constituida el 10 de febrero de 1943, formada por voluntarios musulmanes procedentes de Croacia y Bosnia-Herzegovina. El sobrenombre de la unidad, "Handschar" (Handzar en croata), deriva de la cimitarra, la típica espada de origen turco, que aparece como símbolo de la División.
Desde el otoño de 1942 Heinrich Himmler y Gottlob Berger ya habían estudiado la posibilidad de enrolar en las SS a voluntarios musulmanes procedentes de los Balcanes. Tras la aprobación por parte de Hitler, el SS-Obergruppenführer Artur Phleps y Amin al-Husayni, dirigente nacionalista árabe palestino y líder religioso musulmán, dieron inicio a las operaciones de reclutamiento para la formación de la unidad.
De este modo, a principios de 1943 ya habían sido reclutados 21.065 hombres, mayoritariamente de confesión musulmana, y además, como caso extraño en las unidades de las SS, la División había igualmente reclutado un imán por cada batallón y un mulá por cada uno de sus regimientos; otra de las peculiaridades de la División, referida a su uniforme, era su característico fez de color verde.

Revuelta de Villefranche-de-Rouergue

El 17 de septiembre de 1943, un grupo de soldados bosníacos al mando de Ferid Dzanic protagonizaron el motín de Villefranche-de-Rouergue, localidad del sur de Francia. Fue el único motín registrado en las unidades de las SS en toda su historia. Los amotinados capturaron a la mayoría de los alemanes y ejecutaron a cinco oficiales. Aparentemente, los amotinados creyeron que la mayoría de los soldados de la unidad iban a unirse a su causa y que de esa forma iban a llegar a las posiciones de los Aliados.
La revuelta fue sofocada gracias a la mediación engañosa del imán Halim Malkoc y de un tal doctor Schweiger. Unos 20 rebeldes resultaron muertos o ejecutados por un proceso sumarísimo después de sofocarse la revuelta.
Los alemanes estaban convencidos de que la revuelta de Villefranche-de-Rouergue fue obra de "comunistas infiltrados" en sus filas. Inmediatamente después de terminar con la rebelión, "purgaron" la unidad. Cerca de 1.000 soldados fueron declarados "inadecuados" o "políticamente inadecuados" para la unidad y enviados a Alemania para "servicios de trabajo". Unos 265 rechazaron "trabajar" y fueron trasladados al campo de concentración deNeuengamme, donde la mayoría murieron. Irónicamente, cuando Villefranche-de-Rouergue fue liberada de la ocupación nazi en 1944, la ciudad nombró una de sus calles como la "Avenida de los Croatas", en memoria de los rebeldes que protagonizaron el motín. Según Louis Erignac, Villefranche-de-Rouergue fue la primera ciudad liberada de la Francia ocupada por los nazis.

Retorno a los Balcanes

Tras este período de entrenamiento, a partir de febrero de 1944, la 13ª División, junto con otras dos divisiones de las SS, la 23ª División de Montaña SS Kama y la 21ª Waffen División de Montaña SS Skanderbeg, es destinada a la lucha contra guerrillas, concretamente a diversas operaciones contra lospartisanos comunistas yugoslavos liderados por Josip Broz, alias Tito. Durante todo este período los hombres de la División serán protagonistas de numerosísimos episodios de violencia contra la población civil de las zonas rurales, a la cual acusaban de auxiliar a los partisanos (lo cual se traducía en matanzas de todo tipo); por este motivo, con el avance del Ejército Rojo sobre los Balcanes, se inicia un constante reguero de deserciones por parte de miembros de la División, con el objetivo de proteger su familia y propiedades de posibles venganzas por los partisanos comunistas.

Retirada y final

La retirada alemana de los Balcanes, producida a lo largo de octubre y noviembre de 1944, acelera la descomposición de la División Handschar al hacerse evidente el resultado final de la guerra y desaparecer el apoyo de la Wehrmacht, crucial para enfrentarse con éxito a los partisanos y al Ejército Rojo. Así, en noviembre de 1944 la División SS Handschar estaba prácticamente en desbandada, aunque un pequeño número de miembros de la unidad siguieron combatiendo como unidad articulada hasta el 8 de mayo de 1945, momento en que se rinden en Austria a las tropas británicas, en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial en Europa y con Adolf Hitler ya muerto.

Condecorados


En total, cuatro componentes de la unidad recibieron la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro. Fuente: wikipedia

Imágenes: Alemania tras la Primera Guerra Mundial






Las batallas de las enfermeras en la Primera Guerra Mundial


Durante la Primera Guerra Mundial la enfermería fue un trabajo agotador, muchas veces peligroso, y las voluntarias que lo llevaron a cabo enfrentaron de forma directa el horror de los combates. Algunas de ellas pagaron un precio muy alto.
Pero su historia está rodeada de mitos y por lo general no se ha reconocido la enorme contribución que hicieron, como explica a la BBC la baronesa Shirley Williams, académica y miembro vitalicia de la Cámara de los Lores del parlamento británico.
En su muy admirado libro, publicado en 1975, The Great War and Modern Memory ("La Gran Guerra y la Memoria Moderna"), el crítico literario e historiador Paul Fussell escribió sobre los perpetuos mitos y leyendas de la Primera Guerra que tuvieron tanta fuerza que, en muchas mentes, se volvieron indistinguibles de los hechos. Pero sorprende que Fussell casi no menciona a las enfermeras. No hay referencia a Edith Cavell, ni mucho menos a Florence Nightingale.
Sin embargo el mito de la enfermera gentil y joven, que a menudo era voluntaria y miembro no entrenada del VAD (Destacamento de Voluntarias de Ayuda), vestida con su uniforme blanco e inmaculado, era universalmente admirado. El mito repetía historias que durante siglos se habían escuchado, desde el Rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda hasta Enrique V de Shakesperare, sobre los bruscos pero valientes guerreros que encontraban jóvenes gráciles que se encargaban de cuidarlos.
Mi madre, Vera Brittain, autora de una crónica conmovedora y cándida sobre su experiencia durante la guerra, Testament of Youth("Testamento de Juventud"), fue parte de ese mito. En el curso de la guerra peridió a todos los jóvenes a los que había amado: su novio Roland, su hermano Edward, sus queridos amigos Victor y Geoffrey.
Se enfrascó en la enfermería en algunos de los campos de batalla más terribles en un intento por aliviar el dolor de su duelo. También se decidió a recrear los personajes y las vidas de aquellos que había perdido para que las generaciones de lectores no los olvidaran y para que vivieran en la memoria de muchos.
Su experiencia personal, combinada con su talento para escribir, lograron pasajes atrapantes. Pero debido a que hubo muy pocas mujeres escritoras que también fueron enfermeras de guerra como ella, la leyenda de las VAD dominó la historia de la enfermería. A pesar de sus recuentos, a menudo lo que se escribió no era ni preciso ni justo.
El reconocimiento de la contribución de las enfermeras, tan importante como la de los médicos en el frente de batalla, todavía no se ha logrado.
Las mujeres de la Gran Guerra
En 1914, los jóvenes, hombres y mujeres, al igual que sus padres esperaban que la guerra fuera corta. Las canciones en los salones de baile eran patrióticas y optimistas. Se esperaba que las mujeres aguardaran en su casa pacientemente o, si pertenecían a la clase trabajadora, se unieran a las fábricas de municiones. "Mantén el fuego ardiendo", se les repetía. "Aunque sus hombres están lejos, pronto volverán a casa". Pero si los hombres resultaban heridos había muy pocas enfermeras que se hicieran cargo de cuidarlos.
El principal cuerpo de enfermeras entrenadas era el Servicio de Enfermería Militar Imperial de la Reina Alexandra (QAIMNS). Había sido fundado en 1902, en la época de la guerra de los Bóeres, y en 1914 tenía menos de 300 miembros. Al fin de la guerra, cuatro años después, contaba con 10.000 enfermeras. Además, otras organizaciones formadas anteriormente tenían como propósito principal el cuidado de los miembros de las fuerzas armadas, como por ejemplo el Cuerpo de Caballería de Enfermería de Primeros Auxilios creado en 1907.
Asimismo, había miles de mujeres no entrenadas trabajando como parteras o enfermeras en la vida civil, pero tenían poca o ninguna experiencia de trabajo con soldados heridos y su estatus en la sociedad era poco más alto que el de las empleadas domésticas.
Debido a que el ejército británico se oponía resueltamente a las enfermeras militares, con excepción de las de QAIMNS, las primeras voluntarias británicas estaban obligadas a servir con las fuerzas francesas y belgas. Muchas de ellas pertenecían a familias de la aristocracia o eran sus sirvientas. Las mujeres poderosas que dirigían grandes familias y grandes propiedades estaban bien entrenadas en administración y no tuvieron problemas en hacerse cargo de un hospital militar. Su confianza en sus propias capacidades era impactante.
La más famosa de estas mujeres era la duquesa de Sutherland, apodada Meddlesome Millie (la entrometida Millie). Poco después de que se declaró la guerra, junto con otras grandes damas como ella, llevó a médicos y enfermeras a Francia y Bélgica, organizando el transporte y equipo para establecer hospitales y estaciones de asistencia a víctimas.
Superando todos los obstáculos burocráticos que se les pusieron en el camino, para la primavera de 1915 la enorme y sangrienta ola de víctimas simplemente las sobrepasó. Incluso los más altos oficiales del ejército británico se rindieron ante ellas, dada la presión del momento y el firme compromiso que habían demostrado.
En esa etapa de la guerra se comenzó a invitar a las mujeres a servir en una variedad de funciones, entre las que se contaba la enfermería. Miles de jóvenes de hogares de clase media con poca experiencia en empleo doméstico, sin mucha educación relevante y en total ignorancia del cuerpo masculino, se ofrecieron como voluntarias y pronto fueron colocadas en funciones en hospitales militares.
En muchos casos, no fueron recibidas con amabilidad. Las enfermeras profesionales, que luchaban por algún tipo de reconocimiento y entrenamiento apropiado, temían que esa enorme invasión de voluntarias no calificadas socavara sus esfuerzos. Las integrantes del VAD, que estaban muy mal remuneradas, tenían principalmente la función del aseo doméstico, la limpieza de pisos, el cambio de sábanas y el vaciado de bacinillas, pero sólo en etapas posteriores de la guerra se les permitió que cambiaran vendajes o administraran medicamentos.
La imagen y los uniformes conspicuos de la Cruz Roja eran románticos, pero el trabajo en sí mismo era agotador, no tenía descanso y en ocasiones resultaba repugnante. Las relaciones entre las enfermeras profesionales y las asistentes voluntarias se reducía a una rígida e inquebrantable disciplina. Los contratos de las VAD podían modificarse incluso por romper las regulaciones más leves.
El clima de la vida hospitalaria era severo y muchas VAD, incluida mi madre, también tuvieron que enfrentar tensión en las relaciones con sus padres y otros familiares. La retaguardia durante la Gran Guerra estaba muy lejos de los frentes donde las batallas se peleaban.


Cambió la medicina

No había televisión ni radio y los informes de la prensa tardaban mucho. La gente se enteraba de fragmentos de lo ocurrido por medio de listas de víctimas o cartas de sus parientes soldados.
En una carta de su padre en la primavera de 1918, mi madre -que en ese momento cuidaba a soldados que habían sufrido un ataque con gas, como enfermera en un hospital escaso de personal y ubicado dentro del radio de los bombardeos en la línea del frente alemán- recibió la orden de regresar a casa. Era "su deber", escribía su padre, ayudar a sus parientes con la difícil tarea del manejo de su cómodo hogar.
La guerra produjo problemas médicos que difícilmente se conocían en la vida civil y que los médicos y enfermeras no habían experimentado antes. El más común fue la infección de las heridas, cuando los hombres acribillados con balas de metralletas quedaban con trozos de uniforme y barro contaminado de las trincheras que se propagaban hacia su abdomen y sus órganos internos. No había antibióticos, por supuesto, y los desinfectantes que se utilizaban eran rudimentarios e insuficientes.
Según Christine Hallett en su amplio y bien investigado libro sobre la enfermería en la Primera Guerra Mundial, Veiled Warriors ("Guerreras Veladas"), en el frente ruso se usaron medidas más radicales con mayor frecuencia. Se cubría las heridas con yodo o sal, se vendaba con firmeza el cuerpo y la víctima era transportada muchos kilómetros hacia los hospitales de guerra.
En Reino Unido se hicieron muchos esfuerzos para tratar las heridas infectadas, pero miles murieron a causa de tétanos o gangrena antes de que fuera descubierto un antídoto efectivo. Hacia el fin de la guerra comenzaron a surgir algunas soluciones radicales. Una de ellas fue la trasfusión sanguínea, que se llevaba a cabo conectando una sonda entre el paciente y el donante: una transferencia directa.
Cuando terminó la guerra, la mayoría de las VAD dejaron el servicio pero algunas de las más aventuradas viajaron hacia otras guerras.
Las que regresaron llegaron a sitios donde quedaban pocos hombres. Fue esa pérdida enorme de cientos de miles de jóvenes varones en Francia, Bélgica, Reino Unido, además de Rusia y, por supuesto, Alemania, lo que avanzó la causa de la igualdad y la extensión del sufragio a las mujeres.
La falta de hombres, especialmente en los campos administrativo y comercial, condujo a que los empleadores contrataran a mujeres y ellas, a su vez, buscaron empleo pago y formas de ganarse la vida. Pero las profesiones se mostraron renuentes al cambio. Las enfermeras profesionales, la columna vertebral del servicio en la guerra, no obtuvieron reconocimiento legal ni certificación de registro hasta 1943. Algunas se reorientaron hacia la salud pública o la partería, pero la enfermería siguió siendo una especie de "servicio cenicienta".

Mucho ha mejorado en los últimos 60 años, pero la total aceptación del conocimiento y la experiencia de las enfermeras como contribuyentes tan importantes como los médicos para el bienestar de los pacientes sigue siendo un trabajo en curso. Pertenecer a una profesional principalmente femenina continúa siendo una injusta desventaja. Fuente: BBC

Los últimos días antes de la entrada del Franquismo en Madrid


En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado.

El Generalísimo Franco
Burgos 1º abril 1939
Este fue el parte de guerra que el 1 de abril daba por concluida la contienda, emitido por radio con la voz de Fernando Fernández de Córdoba. Se cerraban casi tres años de combates desde que el 18 de julio de 1936 un grupo de militares perpetrara un golpe de Estado contra la República. Tres años de Guerra donde los vencedores dieron todas las muestras de lo que iba a ser el régimen que forjaban. El objetivo era claro: aplastamiento definitivo de sus enemigos. Porque como Fernando Fernán Gómez dice al final de su obraLas bicicletas son para el verano, cuando finalizó la contienda no hubo paz, comenzó la victoria. Y frente a ella, los derrotados.
No habían pasado ni ocho años desde que el 14 de abril de 1931 se proclamase la República. Las ilusiones que entonces se forjaron quedaron aniquiladas ese 1 de abril de 1939. No solo por la derrotada de la República democrática. También porque fueron aplastados manu militari proyectos de transformación social que se venía desarrollando en España desde el siglo XIX. El movimiento obrero fue el gran derrotado de la Guerra Civil. Sus aspiraciones de una sociedad nueva y socialista quedaron aplastados. Los proyectos socialistas y anarquistas, muchos de los cuales se pusieron en práctica durante la Guerra Civil iniciando una verdadera y profunda revolución, fueron exterminados.
Pero la gran derrota de 1939 no solo se ejemplificó por una durísima represión iniciada por el gobierno de Franco. También por la imposición del terror. El terror político, el terror social y el terror psicológico. Algo que las generaciones posteriores siguieron sufriendo y que, actualmente, sigue siendo una de las grandes herencias del franquismo, merced a unas políticas de las memoria intencionadamente erróneas y fundamentadas en los principios de los vencedores de la Guerra Civil. Y es que mucho son los puntos del franquismo que aun se mantienen vigentes. Desde estructuras políticas pasando por instituciones no depuradas hasta llegar a una verdadera impunidad para las víctimas de una guerra y del franquismo que se debate entre el genocidio o las prácticas genocidas contra ellas. Algo que ha llamado la atención de las propias instituciones internacionales que han comprobado como en España no se ha hecho nada por restablecer la Verdad, la Justicia y la Reparación de las víctimas. Y, como dice el historiador Paul Preston, la corrupción también es otra de las grandes herencias actuales del franquismo.

Casado y el final de la Guerra Civil. Donde todos y ninguno tenían razón

El final de la Guerra Civil fue dramático. Mientras la maquinaria de exterminio de los rebeldes se puso en marcha desde el propio inicio de la Guerra (no hay más que recordar las palabras de Emilio Mola seguidas al pie de la letra) en el campo leal a la República se generó una serie de debates, muchos de ellos enriquecedores, que vinieron acompañados por disputas internas que poco favor hicieron.
El final de la Guerra Civil fue el fiel reflejo de esas disputas. Desde mayo de 1937 ostentaba la presidencia del gobierno de la República el socialista Juan Negrín. En su primero gobierno había eliminado la participación de los sindicalistas tanto de la UGT (producto de los problemas internos del movimiento socialista) como de la CNT. A pesar de ello se sucedieron distintos problemas en el seno del gobierno que no dejaban de ser problemas de los propios organismos que representaban. Los reveses militares llevaron a Negrín a promover una reforma de gobierno en 1938 donde caía un ministro comunista (Jesús Hernández) y entraban nuevamente los libertarios (Segundo Blanco). A pesar de ello el gobierno de Negrín se enfrentaba a varios problemas. El primero, el retroceso de la República en el campo de batalla. La toma de Teruel y su rápida pérdida era un motivo de preocupación para el gobierno de la República. El segundo una desigual lucha a nivel internacional. Mientras los golpistas habían encontrado rápidamente apoyos en sus aliados fascistas europeos (Portugal, Alemania e Italia) la República quedó completamente aislada. Ni Francia ni Reino Unido apoyaron a la República, promoviendo una Comité de No Intervención. La URSS apoyó con material bélico y asesores, pero esta ayuda siempre fue motivo de enconados debates al no ser desinteresada. México dio una ayuda sincera pero testimonial. A la altura de 1938 y con un mapa europeo muy distinto al de 1936, la República estaba seriamente erosionada a nivel internacional. Las Brigadas Internacionales se retiraban de la España leal haciendo entrever un cambio de política internacional en la URSS. Las potencias democráticas daban un nuevo ejemplo de debilidad frente al fascismo cuando cedieron ante Hitler por la invasión de los Sudetes. Los Acuerdos de Munich de septiembre de 1938 no dejaban de ser un duro golpe para la República española.
La Paz Honrosa era una completa utopía e ingenuidad teniendo en cuenta cual era la política de exterminio que Franco estaba llevando a cabo
Los problemas internos que se generaron tras la crisis de Mayo de 1937 quedaron larvados en muchas organizaciones. Los socialistas caballeristas (seguidores de Largo Caballero) se vieron fuera del poder y comenzaron a estrechar lazos con la CNT a nivel sindical, si bien otros sectores socialistas y comunistas dentro de la UGT les comenzaban a disputar la dirección del sindicato. La CNT también se vio fuera del gobierno, pero era una organización lo suficientemente poderosa como para mantener muchas cuotas de poder tanto a nivel municipal, militar o en el comisariado. Aun así las disputas llevadas en Barcelona en Mayo de 1937 fue algo que se guardaron los anarquistas. Igualmente la alianza circunstancial para poder controlar el gobierno que Negrín, Prieto y los comunistas formaron se fue erosionando poco a poco por las propias disputas internas hasta llevar a la crisis de febrero de 1939. El presidente de la República, Manuel Azaña, era criticado por todos, que lo acusaban de derrotista por sus reflexiones y escritos.
Cuando el 5 de marzo de 1939 el coronel Segismundo Casado constituyó un Consejo Nacional de Defensa (CND) desautorizando al gobierno de Juan Negrín, todas estas querellas internas estaban encima de la mesa. El problema que la historiografía ha planteado es que ha mezclado todas las cuestiones haciendo una historia unívoca. Pero repasando las fuentes nos damos cuentas que ese CND que surgió en Madrid no era tan cohesionado como se creía. Porque una cosa era los intereses de Casado y otra muy distinta la de los casadistas. Casado llevaba tiempo en contacto con agentes británicos para poder liquidar la Guerra. Era consciente de que en su entorno tenía agentes de la Quinta Columna, como el teniente coronel José Centaño de la Paz. Que estos estaban llevando conversaciones con los quitacolumnistas en Madrid que pasaban la información al gobierno militar rebelde de Burgos. Pero los casadistas, que eran una suerte socialistas caballeristas, libertarios, algunos republicanos y figuras simbólicas como el socialista Julián Besteiro o el militar José Miaja, tenían otras pretensiones y, sobre todo, demasiadas querellas con los comunistas por todo lo acontecido en el pasado, ya que estos les habían marginado en una política de intento de control del movimiento obrero. La gran diferencia, y fundamental, entre Casado y los casadistas era que mientras Casado quería negociar una paz honrosa a cualquier precio los casadistas no estaban dispuesto a ello, tal como demostraron a partir de la segunda quincena de marzo. Pero ya era demasiado tarde.
Por contra, el gobierno de Negrín era legal pero débil y estaba profundamente erosionado. Cuando se constituyó el CND casi ningún ministro del gabinete de Negrín estaba en España. Igualmente, mientras Negrín anunciaba (como hizo en numerosas ocasiones con anterioridad) una ayuda militar de las potencias democráticas, éstas reconocían a finales de febrero al gobierno rebelde de Franco en Burgos. La política de Negrín quedaba desactivada y fuertemente erosionada. Además tampoco se escapaba que el propio gobierno de Negrín hablaba en algún momento de paz honrosa frente a los enemigos. Todas estas cuestiones se tomaron como un vacío de poder cuando se constituyó el CND.
Por su parte los comunistas habían ido perdiendo peso paulatino desde 1938. Desde 1936 el PCE había llevado a cabo una política que le llevó a llenar un vacío que dejaron los partidos republicanos, convirtiéndose en un partido de orden. Esto le llevó también a una disputa con el PSOE, la UGT y la CNT por el control el movimiento obrero. En este último punto el PCE fracasó. Los comunistas hicieron un llamamiento a la resistencia numantina para que los rebeldes no tomasen Madrid. Pero estaban a merced de la política internacional. No podemos olvidar que el PCE era la Sección Española de la Internacional Comunista y que estaban a disposición de lo que las directrices internacionales marcasen. Y a nivel internacional Stalin estaba cambiando de política. Esa posición de debilidad también fue detectada por su rivales políticos cuando se constituyo el CND en marzo de 1939. Cabe una pregunta en este punto. ¿Qué hubiese sucedido si la guerra se hubiese aguantado hasta septiembre de 1939, con la invasión alemana a Polonia, con el pacto Molotov-Von Ribbentropp de por medio? ¿Cual hubiese sido la posición del PCE ante la Guerra Civil española cuando está hubiese entrado en el conflicto general europeo? No es nuestra misión hacer ni historia factual ni ucronías, pero la pregunta no es baladí.
Los anarquistas siguieron siendo durante la Guerra referencia y ganaron en influencia en muchos sectores. Su posición fue de colaboración con el resto de fuerzas antifascistas y se puede decir que fue el movimiento que más cedió en el periodo bélico. Siendo antiestatista cedió ministros y cargos políticos. Siendo antimilitaristas dieron militares. Pero en la labor de control del movimiento obrero y en la forma de entender la Guerra Civil chocaron con sus rivales históricos, los comunistas. Aun así al acabar la guerra la importancia que anarquistas y comunistas tuvieron se hizo evidente al ser los únicos movimientos que articularon desde muy temprano una resistencia clandestina al franquismo.
Los combates que se entablaron en Madrid y alrededores (Guadalajara, Alcalá de Henares y Torrejón de Ardoz) entre las fuerzas del CND y las fuerzas comunistas leales a Negrín fueron el triste epílogo de la Guerra Civil. Sin hacer juicios de valor hay dos conclusiones claras en este triste final de la República:
1. A la altura de marzo de 1939 el gobierno de Negrín estaba completamente aislado a nivel nacional e internacional. Su posición era de completa debilidad.
2. El CND quiso llenar un vacío de poder sobre unas bases muy débiles, pues lo integrantes del mismo no coincidían en objetivos. La Paz Honrosa era una completa utopía e ingenuidad teniendo en cuenta cual era la política de exterminio que Franco estaba llevando a cabo.
Aun así una cosa es clara. La derrota de 1939 no vino determinada por las disputas internas en el campo republicano. Esa conclusión esta muy alejada de la realidad. Hay dos factores fundamentales que determinaron la derrota de la República y de los proyectos que en ella anidaban:
1. El primero y fundamental el golpe de Estado de 1936. La Guerra Civil se inició por dicho golpe de Estado. Y en él estaban los enemigos eternos del progresismo. El golpe lo apoyó la derecha política, una parte del Ejército, los terratenientes, la clase capitalista, la amplia mayoría de la Iglesia católica, etc.
2. La soledad de la República fue manifiesta. En el momento crucial de su existencia, cuando fue atacada, se quedó sola. Las potencias democráticas le dieron la espalda.
Por eso la gesta del pueblo español fue resistir durante tres años las embestidas de Franco, de los fascistas y de los nazis. Y que incluso esas fuerzas lograron derrotar por primera vez al fascismo en el campo de batalla en Guadalajara en 1937. Madrid nunca fue tomada por los rebeldes. Madrid cayó extenuada el 28 de marzo de 1939. Franco fracasó siempre que quiso tomar Madrid.

Las consecuencias de la victoria y la derrotada

El 1 de abril de 1939 comenzó el calvario para los que no pudieron salir de España. Las cárceles se llenaron de militantes antifascistas. Las organizaciones obreras y de izquierda fueron proscritas y perseguidas. Pensar distinto al régimen dictatorial era un delito que se pagaba con la propia vida. Miles de personas fueron juzgadas en juicios de guerra sumarísimos sin ninguna garantía jurídica. Frente a la presunción de inocencia se reglamentó la presunción de culpabilidad. Miles de personas fueron ejecutadas de forma extrajudicial y sus cuerpos arrojados a fosas comunes y cunetas que hoy todavía permanecen en el anonimato. Otros tantos dieron con sus huesos en las prisiones del franquismo, en los batallones de trabajadores donde fueron mano de obra esclava,internados en campos de concentración con condiciones inhumanas que acababan con su vida. Otros muchos partieron al exilio y ya nunca más volvieron a España. Algunos resistieron al fascismo tanto en Europa como en España. No cejaron en su empeño de derribar a Franco cuando nuevamente se les dio la espalda en 1945, tras contribuir a la derrota de nazis y fascistas. Los vencedores se regodearon en su victoria, marcaron los tiempos y determinaron las interpretaciones. Los derrotados fueron siempre condenados al ostracismo. Y de esos polvos estos lodos.
Pero hubo algo que los derrotados nunca perdieron Y fue su dignidad. La dignidad de haber estado luchando por los ideales que querían. Quien mejor que el novelista y dramaturgo Max Aub en una de sus obras sobre el universo concentracionario (Campo de los Almendros) para definir quienes eran eso que lucharon en España y salieron derrotados:
"Estos que ves ahora deshechos, maltrechos, furiosos, aplanados, sin afeitar, sin lavar, cochinos, sucios, cansados, mordiéndose, hechos un asco, destrozados, son, sin embargo, no lo olvides, hijo, no lo olvides nunca pase lo que pase, son lo mejor de España, los únicos que, de verdad, se han alzado, sin nada, con sus manos, contra el fascismo, contra los militares, contra los poderosos, por la sola justicia; cada uno a su modo, a su manera, como han podido, sin que les importara su comodidad, su familia, su dinero. Estos que ves, españoles rotos, derrotados, hacinados, heridos, soñolientos, medio muertos, esperanzados todavía en escapar, son, no lo olvides, lo mejor del mundo. No es hermoso. Pero es lo mejor del mundo. No lo olvides nunca, hijo, no lo olvides." Fuente: www.diagonalperiodico.net 

El IRA


Existen diversos grupos paramilitares que utilizan o han utilizado el nombre de Ejército de la República Irlandesa (o IRA, del inglés Irish Republican Army, en irlandés Óglaigh na hÉireann) (Voluntarios Irlandeses) y abogan por un estado soberano e independiente respecto al Reino Unido, conteniendo la isla entera de Irlanda, incluyendo Irlanda del Norte. Todos ellos dicen ser herederos del IRA original o «IRA antiguo», el "ejército" de la República de Irlanda, proclamada por el parlamento o Dáil Éireann en 1919:
El IRA Provisional (PIRA), fundado en 1969 y conocido por sus campañas paramilitares durante las décadas de los 70, 80 y 90. Tras la firma de los Acuerdos de Viernes Santo para la finalización del conflicto, el 28 de julio de 2005 anunció el cese de la lucha armada. 
El IRA Oficial (OIRA), formado a partir de los restos de la organización tras la secesión del IRA Provisional en 1969, y militarmente inactivo en la actualidad.
El IRA Auténtico (RIRA), una escisión a partir del PIRA que se remonta a la década de los 90.
El IRA de la Continuidad (CIRA), otra escisión de los 80 a partir del PIRA.
El IRA Socialista (SIRA), escisión laica de los años 70.
El IRA 2012 (IRA 2012), formada por la unión en julio 2012 de Ejército Republicano Irlandés Auténtico (IRA Auténtico), una escisión del IRA Provisional (PIRA); la Acción Republicana Contra las Drogas (RAAD), formada por ex combatientes del PIRA que iniciaron una batalla contra el narcotráfico, sobre todo en la ciudad de Derry; y por las Facciones Republicanas Independientes, una amalgama de distintos grupos de combatientes católicos.
La denominación IRA apareció por primera vez durante la batalla de Ridgeway (2 de junio de 1866). Desde aquel momento los fenianos se organizaron en «regimientos del IRA».
El dramaturgo Brendan Behan dijo una vez que el primer problema en cualquier programa para Irlanda eran las escisiones. En el caso del IRA, la afirmación no podría haber sido más acertada. A partir del IRA antiguo, el ejército paramilitar de la República de Irlanda quedó en minoría y formó el IRA antitratado, conocido más tarde como IRA Oficial, del que décadas más tarde se escindiría el IRA Provisional. Éste sufrió a su vez sucesivas secesiones, fundamentalmente las del IRA Auténtico y el IRA de la Continuidad, ambos autoproclamados sucesores del Ejército de la República de Irlanda. La mayoría de los irlandeses, no obstante, desestiman estas reivindicaciones, y estos grupos no cuentan con el apoyo popular del que gozaban los «provisionales». El 28 de julio de 2005 el IRA anuncia el cese de la lucha armada.

Introducción

El Ejército Republicano Irlandés (IRA) enraíza en la lucha de Irlanda por su independencia del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda durante las primeras décadas del siglo XX. Es importante diferenciar lo que se conoce como el «IRA antiguo» y el «IRA Oficial» o el IRA Provisional, este último un grupo escindido y formado en los 60 como respuesta a la discriminación institucionalizada, las revueltas y los asesinatos de católicos, especialmente en Belfast y Derry, ciudades de Irlanda del Norte con mayoría protestante.
El Ejército Republicano Irlandés surgió como ejército de la República de Irlanda, que había sido proclamada durante el Alzamiento de Pascua de 1916 e instaurada por el primer Parlamento Irlandés en enero de 1919. Constaba de los Voluntarios Irlandeses y del Ejército Ciudadano Irlandés, organizaciones que databan de la segunda década del siglo XX y desempeñaron un papel fundamental en dicho alzamiento.
Las Fuerzas Irlandesas de Defensa, el IRA Oficial y Provisional, así como el IRA de la Continuidad y el IRA Auténtico reclaman para sí el título de Óglaigh na hÉireann (Voluntarios Irlandeses). Michael Collins, héroe nacional irlandés, asumió el papel de reorganizador del IRA. Su formación y desarrollo posterior quedaron inseparablemente unidos a la historia política de Irlanda

Historia 

En 1914 el gobierno del Reino Unido atendió a la antigua exigencia de los nacionalistas irlandeses de un gobierno autónomo con dos condiciones: que no se proclamase hasta después de la Primera Guerra Mundial y que los seis condados norteños quedasen temporalmente excluidos del control local del Parlamento de Dublín. La segunda de las condiciones fue resultado de una campaña de desobediencia de los unionistas del norte, que suscitó en el Reino Unido el temor de que la concesión del gobierno autónomo provocase una guerra civil entre nacionalistas y unionistas.
Para una minoría de nacionalistas, la autonomía concedida supo a poco y llegó demasiado tarde. Durante el Alzamiento de Pascua de 1916, estos nacionalistas instigaron una rebelión contra el gobierno británico en Dublín y en otras zonas aisladas. Las armas habían sido adquiridas a Alemania bajo los auspicios de un activista de los derechos humanos, Sir Roger Casement. No obstante, la trama había sido descubierta y las armas se perdieron cuando el carguero que las transportaba fue hundido en el mar.
La rebelión prendió sobre todo en Dublín, donde los amotinados tomaron la oficina central de correos, izaron una bandera verde con la leyenda «República de Irlanda» y proclamaron la independencia del país. Aunque los historiadores republicanos suelen afirmar que el alzamiento y sus líderes contaban con el apoyo popular, en realidad se ha probado que hubo numerosas opiniones a favor de la ejecución de los rebeldes, por ejemplo la de las autoridades locales y la del periódico nacionalista irlandés de mayor tirada: el Irish Independent. Los dublineses no sólo colaboraron con los soldados británicos enviados para aplastar la rebelión, sino que tomaron parte activa contra los republicanos. Se ha relatado cómo muchos ciudadanos escupían y tiraban piedras a los rebeldes apresados mientras se los conducía camino de los cargueros que los llevarían a los campos de internamiento en Gales.
No obstante, la opinión pública fue variando gradualmente, en principio por las ejecuciones sumarias de 16 altos cargos del ejército (algunos de los cuales, como James Connolly, estaban enfermos hasta el punto de no ser capaces de mantenerse en pie) y el pueblo se fue involucrando en la rebelión. Como describió un observador, «el proceso público de ejecución de los líderes del alzamiento... fue como ver la sangre fluir bajo una puerta cerrada». La opinión pública se decantó aún más por los republicanos entre 1917 y 1918, a raíz de la Crisis del Reclutamiento, cuando el Reino Unido intentó imponer levas en Irlanda para respaldar su esfuerzo de guerra, que en el momento empezaba a flaquear.
La mayoría de las opiniones hicieron responsable al Sinn Féin, conocido habitualmente como el brazo político del IRA, de la organización del Alzamiento de Pascua, aunque el grupo no propugnaba por aquel entonces la independencia. El cabecilla del partido en el momento, Arthur Griffith, hacía campaña a favor de una monarquía dual con el Reino Unido, una vuelta al status quo de la conocida como «Constitución de 1782», aprobada por el Parlamento de Grattan. Los supervivientes republicanos bajo el liderazgo de Éamon de Valera se infiltraron y se hicieron con el control del Sinn Féin, hecho que condujo a una crisis de objetivos en 1917.
En un compromiso alcanzado en el Árd Fheis (congreso del partido), el Sinn Féin acordó hacer campaña temporalmente a favor de la república. Tras el establecimiento de la misma, se dejaría en manos del electorado la decisión de si instaurar una monarquía o una república; no obstante, si se optaba por la monarquía, ningún miembro de la familia real británica (Casa de Windsor o de Sajonia Coburgo Gotha) sería candidato al trono de Irlanda.
De 1916 a 1918, los dos movimientos nacionalistas dominantes, el Sinn Féin y el Partido Parlamentario Irlandés se disputaron la hegemonía en diversas elecciones menores. Ninguno de los dos alcanzó una victoria definitiva, y la Crisis del Reclutamiento terminó de inclinar la balanza del lado del Sinn Féin. En las elecciones generales de 1918 el partido ganó una clara mayoría de escaños y en la mayoría de las circunscripciones ni siquiera tuvieron competencia.
Los parlamentarios electos del Sinn Féin en 1918 optaron por no ocupar sus escaños en Westminster y organizar una Asamblea de Irlanda independiente, conocida en gaélico irlandés como Dáil Éireann. El 21 de enero de 1919, este nuevo parlamento provisional se congregó en la Mansion House de Dublín. En sus primeras sesiones la asamblea eligió al primer ministro Cathal Brugha e inauguró el ministerio desde entonces conocido como Aireacht).

Guerra de Independencia de Irlanda

Los primeros disparos de la Guerra de Independencia de Irlanda fueron efectuados en Soloheadbeg (condado de Tipperary) el 21 de enero de 1919 por Sean Treacy. Los agentes de la policía irlandesa (RIC, del inglés Royal Irish Constabulary) James McDonnell y Patrick O'Connell resultaron muertos cuando una unidad de voluntarios del IRA del Sur de Tipperary intentaba hacerse con cierta cantidad de gelignita. Técnicamente, los hombres involucrados no acataban la disciplina del IRA, y pudieron haber sido sometidos a un consejo de guerra, pero se pensó que serían más útiles desde el punto de vista político si se los presentaba como ejemplo para los militantes activos. El conflicto pronto se convirtió en una guerra de guerrillas sostenida por las que fueron conocidas como Flying Columns en áreas periféricas. A lo largo de 1919 y 1920 se produjeron numerosos ataques a cuarteles especialmente aislados de la policía británica, lo que obligó al RIC a concentrarse a la defensiva en las ciudades más grandes y dejó enormes áreas rurales literalmente en manos de los republicanos.
En respuesta, los británicos en vista de que enviaron cientos de veteranos de la Primera Guerra Mundial para ayudar al RIC. Al parecer, los veteranos vestían uniformes de color negro como la policía y también color tierra como el ejército, lo que inspiró el sobrenombre de los Black and Tans. La brutalidad de estos regimientos es ya legendaria, si bien la represión más desaforada, y habitualmente achacada a las fuerzas de la Corona, era a menudo obra de la «División Auxiliar» del RIC.
El IRA también fue acusado de excesos, especialmente contra las propiedades de los lealistas de las cercanías de Munster, y poco después tanto la Asamblea de Irlanda como el Sinn Féin fueron proscritos por el gobierno británico.
David Lloyd George, primer ministro británico del momento, se vio sometido a una enorme presión política para que intentase salvar la situación. Eamon de Valera se negó a asistir a las conversaciones propuestas, consciente de que el compromiso era inevitable pero que los movimientos en esa dirección deteriorarían su imagen. Una inesperada intercesión llegó de manos del rey Jorge V del Reino Unido que, apoyado por el político y general sudafricano Jan Smuts,3 consiguió persuadir al gobierno británico de que aceptase una versión totalmente nueva del discurso ante el Parlamento de Irlanda del Norte, que había de reunirse en el ayuntamiento de Belfast en junio de 1921. El rey había protestado repetidas veces ante Lloyd George por los métodos empleados por las fuerzas de la Corona.
El discurso, que hacía un llamamiento a la reconciliación de ambas partes, cambió el clima político y permitió a los gobiernos británico y republicano acordar una tregua. A finales de 1921, se celebraron una negociaciones en Londres que conducirían al Tratado Anglo-Irlandés. La delegación irlandesa fue encabezada por Arthur Griffith y Michael Collins, puesto que Éamon de Valera (entonces «Presidente de la República») insistió en que como jefe de estado no podía asistir si el rey Jorge no encabezaba asimismo la delegación británica.

La división del país

Por la Ley de gobierno de Irlanda de 1920, Irlanda fue dividida en Irlanda del Norte e Irlanda del Sur. Según las condiciones del Tratado Anglo-irlandés del 6 de diciembre de 1921, que puso fin a la guerra, Irlanda del Norte tenía la opción de retirarse del recién constituido Estado Libre Irlandés y seguir siendo parte del Reino Unido. El parlamento de Irlanda del Norte siguió ese camino, y se constituyó una comisión para delimitar la frontera.
Los líderes irlandeses confiaban en que la división reduciría el tamaño de Irlanda del Norte en tal medida, que el país sería económicamente inviable. Según el mito, la división fue el punto de ruptura entre los favorables y los contrarios al tratado; muy al contrario, todos esperaban que la comisión rindiese Irlanda del Norte. La escisión obedecía en realidad a problemas de orden simbólico: ¿podía disolverse la República de Irlanda? ¿Podían los políticos irlandeses pronunciar el juramento de lealtad exigido por el tratado? Los republicanos contrarios al tratado, encabezados por de Valera, respondían negativamente a ambas preguntas; cuando el Parlamento Irlandés aprobó el tratado con una exigua mayoría, abandonaron sus escaños.
Muchos de los altos cargos del IRA antiguo, el ejército de la república, engrosaron las filas del nuevo ejército nacional del Estado Libre Irlandés, mientras que otros volvieron a la vida civil. Muchos otros, que siguieron utilizando el nombre de IRA, iniciaron una sangrienta guerra civil contra el nuevo Estado Libre Irlandés, encabezado ahora por W.T. Cosgrave. En este enfrentamiento se perdieron tanto conocidos líderes republicanos (Michael Collins) como el propio IRA antiguo, que inició una espiral de escisiones sin fin durante todo el resto del siglo XX.

IRA modernos

El primer gobierno del Estado Libre Irlandés: aceptó el compromiso del tratado de 1921 y proclamó el nuevo estado; con el tiempo, llegó a convertirse en el partido de la República de Irlanda que hoy conocemos como Fine Gael.
La sección del Sinn Féin/IRA con base en los veintiséis condados del Estado Libre: rechazó el tratado de 1921 con el Reino Unido y, comandada por Eamon de Valera, luchó en la Guerra Civil Irlandesa contra el «ejército nacional» del Estado Libre.
Fianna Fáil: algunos años tras la derrota sufrida en la Guerra Civil, una facción del Sinn Féin liderada por de Valera volvió a la política institucional como el partido Fianna Fáil, que sigue siendo uno de los dos mayores partidos de la República de Irlanda.
Los restos del Sinn Féin/IRA unidos al IRA antiguo/Sinn Féin de Irlanda del Norte: mantuvieron una actividad paramilitar esporádica y poco intensa; con el paso de los años, escoró hacia la izquierda política.
Hacia 1960, tras una desastrosa «campaña de violencia fronteriza», el Sinn Féin cambió su orientación de la guerra por la república hacia la guerra de clases marxista. Con la llegada de la época de revueltas conocida como «The Troubles», el IRA Oficial/Sinn Féin Oficial (como se lo conoció tras la formación del IRA Provisional y el Sinn Féin Provisional) se vio relegado por su reticencia o incapacidad para defender las áreas católicas de «Los Seis Condados» de las turbas protestantes. Con el tiempo, el IRA Oficial terminó desapareciendo, su ala política descartó su componente nacionalista y se constituyó en Sinn Féin Partido de los Trabajadores, más tarde Partido de los Trabajadores, si bien la mayoría de sus miembros terminaron dejándolo para fundar Izquierda Democrática, el partido más izquierdista del parlamento de la república (también opera en Irlanda del Norte). Por último, Izquierda Democrática se fusionó con el Partido Laborista. Tras el alto el fuego del IRA Oficial en 1972, este partido y el Sinn Féin Oficial sufrieron una nueva escisión que condujo a la formación del ultraizquierdista Ejército Irlandés de Liberación Nacional (o INLA, del inglés Irish National Liberation Army) y el Partido Socialista Republicano Irlandés, encabezado por Séamus Costelloe (que fue sangrientamente asesinado posteriormente por el IRA Oficial). El INLA se hizo tristemente famoso por sus numerosos enfrentamientos internos y por protagonizar algunos de los asesinatos más sectarios perpetrados por nacionalistas.
Los republicanos más tradicionalistas fundaron el IRA Provisional/Sinn Féin Provisional, que operó fundamentalmente en Irlanda del Norte, utilizando la violencia tanto contra los unionistas como contra los británicos, aunque también asesinaron a varios soldados irlandeses e integrantes de la Garda Síochána (la policía irlandesa). En 1986 volvió a producirse una secesión cuando los altos cargos del Sinn Féin Provisional en el Sur (como solía llamarse al brazo político del IRA Provisional), encabezados por Ruairí Ó Brádaigh fueron depuestos y sustituidos por un nuevo ejecutivo norteño bajo Gerry Adams. Los miembros depuestos, que encarnaban una dura línea republicana y se oponían a que el Sinn Féin Provisional abandonase su política de abstencionismo y ocupase sus escaños en el Parlamento de Irlanda, fundaron un partido y una organización paramilitar rivales que llamaron Sinn Féin Republicano e IRA de la Continuidad. Aquellos miembros de diversas facciones que no aceptaron el proceso de paz se escindieron para formar grupos como el IRA Auténtico. Por su parte, el IRA Provisional/Sinn Féin Provisional (más conocidos simplemente como Sinn Féin y el IRA), se inclinaron hacia una postura menos militarista y más política que a posteriori contribuiría al Informe Hume-Adams y al proceso de paz. El 28 de julio de 2005 el IRA anuncia el cese de la lucha armada.
IRA 2012: El nuevo IRA está integrado por Ejército Republicano Irlandés Auténtico (IRA Auténtico) (inglés: Real Irish Republican Army, Real IRA (RIRA/rIRA) o True IRA; en gaélico irlandés: Fíor-IRA) o, según su propia denominación Óglaigh na hÉireann (Voluntarios de Irlanda) (RIRA), una escisión del IRA Provisional (PIRA); la Acción Republicana Contra las Drogas (RAAD), formada por ex combatientes del PIRA que iniciaron una batalla contra el narcotráfico, sobre todo en la ciudad de Derry; y por las Facciones Republicanas Independientes, una amalgama de distintos grupos de combatientes católicos.

Desaparición oficial 

Oficialmente, el IRA Provisional se consideró desmantelado el 3 de septiembre de 2008, cuando su Consejo Armado ya no estaba operativo según informó la Comisión Independiente de Control, añadiendo que no existía una estructura de líderes capaz de organizar la lucha armada. Shaun Woodward, ministro para Irlanda del Norte declaró:
El IRA ha cumplido con sus obligaciones. Ha abandonado todas sus estructuras terroristas, los reclutamientos y los llamados departamentos militares han sido desmantelados.

Presente 

Actualmente varias facciones disidentes del antiguo IRA pretenden hacer fracasar el acuerdo de paz con ataques esporádicos en Irlanda del Norte. En marzo de 2009, dos soldados británicos fueron asesinados con armas automáticas en un ataque al cuartel militar de Massereene que fue reivindicado por el IRA Auténtico. 48 horas después, un agente de policía era abatido a tiros en la localidad de Craigavon. Esta vez, el ataque fue reivindicado por el IRA de la Continuidad, otro grupo escindido del IRA. En enero de 2010, un policía resultó gravemente herido al explotar una bomba lapa adherida a su vehículo. En julio, jóvenes repúblicanos produjeron importantes altercados de violencia callejera en distintos barrios de Belfast y otras localidades de la provincia, coincidiendo con las celebraciones protestantes del Doce de Julio. El 4 de octubre explotó un coche bomba en las afueras de Derry sin producir daños personales. En abril de 2011 un policía resultó muerto en Omagh al estallar una bomba lapa adosada a su vehículo. 
En julio de 2012 los grupos disidentes más importantes del IRA contrarios a la paz al no haber alcanzado el objetivo principal (que Irlanda del Norte se una a Irlanda del Sur y que toda la Isla de Irlanda sea una única nación sin que tenga nada que ver el Reino Unido) anunciaron que se unían en un solo grupo con el objetivo de volver a hacer diversas acciones con el objetivo de que la causa del IRA no se olvide.
IRA 2012: El nuevo IRA está integrado por Ejército Republicano Irlandés Auténtico (IRA Auténtico) (inglés: Real Irish Republican Army, Real IRA (RIRA/rIRA) o True IRA; en gaélico irlandés: Fíor-IRA) o, según su propia denominación Óglaigh na hÉireann (Voluntarios de Irlanda) (RIRA), una escisión del IRA Provisional (PIRA); la Acción Republicana Contra las Drogas (RAAD), formada por ex combatientes del PIRA que iniciaron una batalla contra el narcotráfico, sobre todo en la ciudad de Derry; y por las Facciones Republicanas Independientes, una amalgama de distintos grupos de combatientes católicos. 

El IRA en la cultura 

El director británico Ken Loach lleva al cine episodios de la guerra Anglo-Irlandesa y de la guerra civil en la película The Wind That Shakes the Barley. Los protagonistas son combatientes del IRA Original de los años 20. También aparece el IRA en la película "Hunger" (hambre), que trata de los prisioneros del IRA capturados por británicos y de su forma de resistencia, mediante huelgas de hambre. Sobre el mito revolucionario, y de manera paralela a la revolución mexicana, en la película Giù la testa (Duck you sucker) del cineasta italiano Sergio Leone, se aborda de manera tangencial la experiencia del Ejército Republicano Irlandés, a través de flashback de John Mallory, interpretado por James Coburn. En la historia "Concierto en Do menor para arpa y Nitroglicerina" (ver Las Celticas) del comic "El Corto Maltes" del italo-argentino Hugo Pratt, el Corto viaja a Irlanda en el año 1917 para visitiar a un amigo, antiguo camarada y militante del IRA, que aparentemente murió en combate contra los miembros paramilitares del Black and Tans. Luego la historia nos revela una interna dentro del ejército revolucionario irlandés.