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La "Revolución verde" y sus consecuencias en los países del sur


Hacia el año 2008, Veterinarios sin Fronteras publica “Introducción a la crisis alimentaria”, libro que compila una serie de investigaciones y artículos breves que proponen una reflexión alternativa a los análisis de la FAO o la OMC*, los que parecen no ser del todo adecuados ante la crisis a la que para ese entonces, se intentaba hacer frente.
Uno de los artículos que destacamos en esta oportunidad, es el ensayo crítico “De las revueltas del hambre a la soberanía alimentaria” de Eric Holt-Giménez y Loren Peabody, en el cual se propone una mirada inquisitiva a lo que los autores consideran las verdaderas causas de la crisis alimentaria, viendo en el monopolio de las grandes corporaciones a uno de los principales responsables.
El complejo agroalimentario está conformado por corporaciones multinacionales activas en los sectores del comercio, las semillas, los químicos y fertilizantes, grandes procesadoras y cadenas de supermercados (1.) Fue edificado durante la segunda mitad del siglo XX, con fondos públicos para subsidiar los granos y ayuda oficial a la investigación y al desarrollo internacional.
En la década de los 70, los países del tercer mundo en su mayoría, exportaban su sobreproducción agraria por un valor de 7.000 millones de dólares.  Luego de la primera “década del desarrollo” promovida por la ONU, el valor de este excedente se redujo a tan sólo 1.000 millones. En la actualidad, luego de 40 años, vale decir, luego de cuatro décadas de desarrollo y de la expansión del sistema global de producción de alimentos, el déficit en comida se ha incrementado en 11.ooo millones de dólares por año.
En resumidas cuentas, el aumento del déficit de comida en el Tercer Mundo no sería consecuencia directa de la sobrepoblación, ni de las sequías, sino que más bien, el hambre sería el resultado de la  destrucción sistemática de los sistemas alimentarios de los países del Sur, a través de una serie de proyectos de desarrollo impuesto por los países del norte.
Uno de los primeros pasos o acontecimientos de importancia para el aumento de los complejos agroalimentarios tuvo lugar en los años sesenta, por medio de la expansión del modelo industrial de producción de alimentos “Revolución Verde”, que “comerció con paquetes tecnológicos de semillas híbridas, fertilizantes y pesticidas químicos en Asia, África y América Latina.  Proyecto de las Fundaciones Ford y Rockefeller (posteriormente financiado por el sector público), la Revolución Verde aumentó las cosechas por acre utilizando semillas híbridas de arroz, trigo y maíz que podían ser sembradas de manera intensiva, requiriendo irrigación y altas cantidades de fertilizante.  En Occidente, la producción de alimentos per cápita aumentó  un 11%.  Pero la cantidad de población con hambre aumentó en idéntico porcentaje. Esto se debe a que las tecnologías de la Revolución Verde fueron adoptadas más fácilmente por los grandes agricultores, quienes ocuparon las tierras ricas bajas, desplazando a los campesinos”.
Los campesinos desplazados, en su mayoría, encuentran asentamiento en las áreas marginales de las grandes urbes, mientras que otro número de estos, comprando los paquetes tecnológicos de la Revolución Verde,  se abren paso en zonas en las cuales, los cultivos significan necesariamente la destrucción gradual de la  selva tropical o de los suelos de las laderas montañosas.
Con la destrucción de la agro-diversidad, construida durante siglos, destrucción a manos de estos paquetes de la Revolución Verde, los campesinos se vieron en la necesidad de cultivar cada vez más, provocando con esto un daño ambiental masivo.
“La Revolución Verde, un proyecto que pretendía salvar al mundo del hambre, destruyó la habilidad de los pobres de auto alimentarse al desplazarlos de su tierra y al degradar el sistema agroecológico, ellos pasaron de producir a depender de la compra de los alimentos”.
Sin embargo no sólo hubo perdedores en la Revolución verde.  El germoplasma que fue tomado por los científicos de los campesinos de América Latina y Asia, significó una ganancia aproximada de 10.2 millones de dólares por año a EEUU, esto por la producción de maíz y soya entre 1970 y 1980; mientras que un tercio de la producción de semillas del CIMMYT (Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo), pasó a ser propiedad de empresas privadas de los países del  Norte como Pioneer Hy-Brid y Cargill.   En cuanto a los perdedores, que nunca se mencionan, tenemos a los agricultores y al medio ambiente.  Un ejemplo de ello está en Centroamérica, región que como consecuencia de la Revolución Verde expandió su frontera agrícola, perdiendo así la mitad de la selva tropical y duplicando su emisión de CO2.
SEGUNDO PASO:  TRAS LA REVOLUCIÓN VERDE.
Los Programas de Ajuste Estructural (PAEs) implementados entre los años 1980 y 1990, eran programas de préstamos condicionados, respaldados por el Banco Mundial y el FMI, que tenían por objetivo el pago de la deuda que los países del Tercer Mundo, tras veinte años de desarrollo agricola, tenían con los bancos del Norte.  Para recibir los préstamos del Banco Mundial, los países del tercer mundo debían firmar acuerdos con el FMI que consistían en:
1-      Suprimir las barreras tributarias a los productos importados
2-      Privatizar las compañías y servicios estatales
3-      Abrir sus fronteras a los productos importados
Como es de esperarse, esto permitió la entrada casi indiscriminada de productos subsidiados por EEUU y Europa, y que eran, por lo demás, el resultado de la Revolución Verde: su sobreproducción de granos.
Los agricultores del sur, no pudiendo competir con los granos extranjeros vendidos a precios mucho más bajos que el costo de producción local, se vieron obligados a abandonar sus tierras, quedando así a merced de los grandes agricultores, que los contrataban por sueldos miserables en plantaciones de alimentos de bajo costo para la exportación, principalmente de plátano, algodón, tabaco, café, azúcar y carne.
Es así como el abastecimiento de alimentos de consumo básico quedaría a manos de los países del norte, los que siendo subvencionados no permitían una competencia justa con los agricultores de los países del sur.  De esta manera los llamados países del Tercer Mundo pierden su capacidad de autoalimentarse, convirtiéndose así en productores de alimentos de bajo costo destinados casi de manera exclusiva a la exportación.
Como si esto fuera poco, la crisis del petróleo de los años 70 produjo un alza en los costos de producción y una recesión que llevó a los Bancos prestamistas a exigir el pago de las deudas. De esta manera las divisas provenientes de la exportación eran destinadas al pago de deudas, sin siquiera ser suficientes.  Las familias agrícolas de EEUU quebraron y los países del sur ya no pudieron pagar sus deudas, provocándose así  “la crisis de las deudas”

TERCER PASO: El libre comercio y los agrocombustibles.

La formación de la OMC en 1995, cuyo objetivo primario era fortalecer el desarrollo de la economía dirigida por el mercado, y el surgimiento de nuevos tratados de Libre Comercio (TLC), complicó aún más la seguridad alimentaria mundial.
Es así como tratados como el NAFTA y el CAFTA acarrearon la “destrucción de millones de economías de subsistencia en Latinoamérica, obligando a millones de personas a emigrar a EEUU en busca de trabajo”.  Todo esto debido a los apoyos internos, subsidios de importación, y al sinnúmero de regulaciones que por EEUU y la UE son pasadas por alto.
Hacia el año 2007, el Banco Mundial estimaba que el aumento del precio del maíz se debía “principalmente al programa de etanol de los EEUU, combinado a las fuerzas del mercado”.  Los subsidios a los agrocombustibles en EEUU, hizo que la cantidad de maíz utilizado por las destilerías pasara de 18 a 81 millones de toneladas, lo que provocó que la mitad de la cosecha de maíz de los EEUU fuese destinada a la producción de combustible, y de paso, que la producción tanto de soya como de trigo disminuyera, aumentando así su valor en el mercado.   Ciertamente el sobreconsumo de grano para la producción de combustible destinado al consumo de los países del norte, ha hecho que muchos de los pequeños productores, los que conforman al menos la mitad de la población de los países del Sur, amenazaran aun más la seguridad alimentaria nacional.

Palabras finales.

Por medio de esta breve exposición que sintetiza el informe de Veterinarios sin Fronteras, se intenta ofrecer un panorama esclarecedor de una situación que hasta hoy muestra sus consecuencias, y que afecta a un gran número de países en condición de subdesarrollo, en todo el mundo. Es así como el gran desastre alimentario no sería otra cosa que la consecuencia de políticas económicas y ambientales dolosas, articuladas para satisfacción de las ambiciones de una minoría, en desmedro del bienestar de la población más vulnerable.
En las próximas entregas veremos cómo este tipo de prácticas continúan vigentes, a manos de ONGs inescrupulosas, o de monopolios empresariales que aprovechando la falta de infraestructura e inversión en algunos países africanos, lucran con excedentes de dudosa salubridad, indiscriminadamente.
*Organización Mundial del Comercio
Fuente: misosoafrica

Desnutrición severa en Bangladesh


Padecía una enfermedad llamada desnutrición aguda severa, muy conocida para demasiados de los 150 millones de habitantes de este país de Asia meridional.
Su peso era peligrosamente inferior al normal.
A su madre, de 26 años, que había viajado 30 kilómetros desde su pueblo natal de Dhamrai para que la niña recibiera el mejor tratamiento posible en Dhaka, la capital, le preocupaba que los médicos no pudieran salvarla.
Pero gracias a una intervención oportuna, ahora Borsha tiene una nueva oportunidad de vivir, y no será una más de los miles de niños y niñas que perecen por falta de acceso a una nutrición adecuada.
Borsha es beneficiaria de varios intentos de frenar la desnutrición severa, responsable de la muerte de un millón de niños al año. Solamente en Bangladesh, unos 600.000 niños sufren esa enfermedad, y una cantidad sustancial de ellos fallecen sin haber recibido el tratamiento necesario.
El mal se caracteriza por una deficiencia severa de micronutrientes vitales como el cinc, el hierro y el yodo, así como de vitaminas cruciales. Estos niños corren serio riesgo de contraer una serie de otras infecciones.
Un peso muy bajo en relación a la altura, brazos delgados, un cuerpo con señales de emaciación, pies hinchados y depresión de los globos oculares son síntomas comunes de la desnutrición aguda.
Los niños afectados por esta enfermedad corren nueve veces más riesgo de muerte que los que tienen una nutrición normal.
Hasta hace poco, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) recomendaban que los niños desnutridos fueran remitidos a un hospital para recibir dietas terapéuticas junto con el tratamiento médico requerido.
Pero lo que salvó la vida de Borsha, y lo que los expertos esperan que salve las de millones de otros menores de cinco años que padecen desnutrición en Bangladesh, no fue el haber ingresado al hospital.
Luego de una década de pesquisas, los expertos del Centro Internacional para la Investigación sobre la Diarrea concluyeron que los niños con desnutrición aguda severa pueden ser tratados en sus hogares con alimentos terapéuticos listos para usar, elaborados en base a ingredientes disponibles localmente.
Excepto en casos de complicaciones médicas imprevistas, esta práctica casi elimina la necesidad de un viaje potencialmente mortal desde la casa al hospital.
De hecho, los científicos descubrieron que tratar a los niños en sus hogares o dentro de la comunidad con alimentos terapéuticos listos para usar reduce hasta 55 por ciento los casos fatales, y es efectivo en todos los bebés que rondan los seis meses de edad.
“El protocolo previo de manejo estandarizado para tratar la desnutrición aguda severa consistía en (administrar la nutrición) a un ritmo lento, de a intervalos infrecuentes, con duraciones más breves de fluido intravenoso. El nuevo protocolo que desarrollamos ahora es exactamente lo contrario: una dieta de emergencia con una terapia más prolongada de rehidratación que se brinda con más frecuencia y a un ritmo más rápido”, dijo a IPS el médico Iqbal Hossain, investigador clave del Centro.
“La investigación que desarrollamos desde 1997 muestra que la mortalidad cayó de 17 por ciento a menos de cinco por ciento de los casos reportados” como resultado directo de este nuevo protocolo, agregó.
Otro “secreto del éxito”, según Iqbal, es el “halwa” o “khichuri”, mezcla de pasta de arroz y lentejas con aceite de soja, melaza, finos granos de cereales, garbanzos y algunas verduras hervidas, que constituyen el complemento alimentario terapéutico listo para usar.
“El halwa y el kuchuri… son social y culturalmente aceptables y baratos, y están disponibles para las personas que padecen inseguridad alimentaria”, dijo a IPS Nuzhat Choudhury, científico adjunto al Centro.
Un gran logro
Por lo general, el tratamiento de la desnutrición aguda severa tiene tres etapas: estabilización, rehabilitación nutricional y seguimiento.
Hasta hace muy poco, en Bangladesh, la enfermedad se trataba en el ámbito hospitalario, requiriéndose internación.
El aumento de peso es un aspecto crucial del tratamiento, y la terapia intensiva con micronutrientes continúa durante tres meses, con miras a incrementar 10 gramos por kilogramo cada día.
Pero la mayoría de los casos en los entornos rurales no podían recibir atención clínica, en buena medida porque no suele haber una búsqueda activa de casos de la enfermedad en las aldeas.
Además, pocas familias en el país –donde alrededor de 40 millones de personas viven bajo la línea de pobreza- pueden pagar la atención hospitalaria, a lo que se suma que la mayoría de los hospitales carecen de las instalaciones necesarias para manejar la enorme cantidad de casos de desnutrición severa.
“Alrededor de 85 por ciento de quienes sufren desnutrición aguda severa no pueden pagar la atención hospitalaria o prevenir la mortal enfermedad en sus comunidades”, dijo a IPS el médico Tahmeed Ahmed, líder del equipo investigador del Centro.
“Para afrontar esto hemos capacitado a trabajadores comunitarios de la salud, madres y otros (miembros de las aldeas), a fin de que difundan las técnicas de manejo de la enfermedad”, añadió.
Según Ahmed, esto es similar a la solución de rehidratación oral que se da a los niños que padecen diarrea, que ahora también se administra en el hogar.
Ahmed es un pediatra de prestigio internacional y director del Centro para la Nutrición y la Seguridad Alimentaria en el Centro, y ayudó a diseñar los cursos de capacitación sobre el manejo de la desnutrición aguda severa para países como Afganistán, Tanzania, Uganda, Papúa Nueva Guinea y otros, con el apoyo de la OMS, Unicef y la sección dedicada a la nutrición en la Agencia Internacional de Energía Atómica.
Mariam, cuyo hijo Tanvir, de un año, fue admitido en el Centro en enero, cree que la capacitación de madres y miembros de la comunidad es invalorable.
“Sin el conocimiento sobre cómo manejar la enfermedad morirían miles de niños. Todas las madres deberían aprender cómo preparar la dieta local; es simple, fácil y, sobre todo, salva vidas”, dijo Mariam a IPS.
Médicos y enfermeros en hospitales y clínicas de todo el país también fueron capacitados y ahora promueven mejores prácticas en áreas rurales, particularmente en las regiones agrícolas del noroccidente, en Rajshahi y Rangpur, donde es común la escasez de alimentos y a menudo los niños padecen raquitismo y bajo peso.
Aunque la mortalidad en los hospitales que tratan el mal todavía es de entre 20 y 30 por ciento, las comunidades que tienen conocimiento de cómo manejar el problema lo han reducido a cinco por ciento.
El Centro tiene planes de brindar a las familias rurales bolsitas higiénicamente empacadas de alimentos terapéuticos listos para usar que no requieren refrigeración o cocción y que pueden ser almacenadas a temperatura ambiente durante meses.

La OMS cita a la desnutrición como la mayor amenaza a la salud pública mundial. Esfuerzos como los que se desarrollan en Bangladesh están haciendo que el planeta esté más cerca de lograr el cuarto Objetivo de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio, que busca reducir dos tercios la mortalidad de los menores de cinco años para 2015. Fuente: periodismohumano

Nuevo mapa de la pobreza en Europa


En la eurozona, Grecia vive “al borde de una catástrofe humanitaria”, España tiene tres millones de personas que sobreviven con ingresos mensuales de menos de 307 euros (US$417), las cifras oficiales de Portugal colocan a un 18% de la población por debajo de la línea de la pobreza, y en países fundadores del proyecto paneuropeo como Italia, el número de pobres se duplicó entre 2007 y 2012.

La situación va más allá de la llamada periferia. En Alemania casi ocho millones de personas sobreviven con unos 450 euros (US$611) mensuales de salario y, por fuera del euro, en Reino Unido, los bancos de alimentos, administrados por organizaciones caritativas, se han multiplicado por 20. Los datos de la agencia de estadísticas europea, Eurostat, o del Banco Mundial, coinciden con los de ONGs que luchan contra la pobreza como Oxfam. “Hay un nuevo mapa de la pobreza como consecuencia de las medidas de austeridad. Desde el aumento del desempleo hasta el desalojo y el desmantelamiento del Estado de Bienestar están contribuyendo a este nuevo panorama”, señaló a BBC Mundo la directora de Oxfam Internacional, Natalia Alonso. ¿Qué es ser pobre en Europa? La pobreza se mide en términos absolutos y relativos. En el primer caso se trata de una virtual incapacidad de supervivencia. En el segundo es relativa al ingreso promedio y las expectativas de una época (no tener heladera o electricidad o agua corriente, etc.) que puede ser diferente en Europa que en América Latina, a principios del siglo XX o del XXI. 

Protestas en España 

En España tres millones de personas sobreviven con menos de 307 euros mensuales. En Reino Unido la ONG Trussell Trust suministra dos semanas de alimentación de emergencia en más de 400 bancos de alimentos. En 2011-2012, unas 128.697 personas recurrieron a estos bancos. En 2012-2013 la cifra casi se triplicó: 346.992. “Es gente que tiene que elegir entre comer y prender la calefacción. Gente que come una vez al día. Padres que apenas comen para alimentar a sus hijos. Muchas veces uno se olvida lo fácil que es caer en esa situación. Pérdida de empleo, una cuenta muy alta de electricidad, una reducción de los beneficios sociales, dramas familiares y una persona se queda con poco o nada. A esto se suman salarios bajísimos, empleos temporales o de medio tiempo que hace que la gente entre y salga de situaciones de extrema necesidad”, señaló a BBC Mundo Chris Mould, director de la Trussel Trust. En Reino Unido se ha acuñado el término “pobreza energética” (fuel poverty) para un creciente porcentaje de la población que sobrevive el eterno y durísimo invierno británico sin calefacción, porque no pueden hacer frente a las cuentas. Geraldine Pool, diagnosticada con depresión, divorciada, con un hijo y sin trabajo es una de las personas que no pueden prender la calefacción este invierno y han recurrido a los vales de los bancos de comida del Trussell Trust. “Con el vale me dieron carne y pescado envasado, pasta, azúcar, leche, té. Eso me ayudó a sobrevivir por un tiempo. Pero no puedo prender la calefacción: no podría pagar las cuentas. No tengo agua caliente, así que para bañarme tengo que calentar el agua y asearme como puedo”, señaló a BBC Mundo. 

Los PIIGS

Los bancos de alimentos en Reino Unido se han multiplicado por 20. Según Eurostat, en 2012 unos 124 millones de personas -24.8% de los 28 países de la UE- estaban en “peligro de pobreza o exclusión social”, definición que incluye tanto la pobreza relativa como la absoluta. En 2008 la cifra era del 17%. Esta situación es particularmente visible en los países más golpeados por la crisis de la eurozona y los programas de ajuste, agrupados bajo el burlón acrónimo de PIIGS (“Pigs” es cerdos en inglés y abarca a Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España). El economista griego Costas Lapavitsas, académico de la Universidad de Londres, y autor de “Crisis in the Eurozone”, describe la situación en su país. “Grecia vive una crisis humanitaria peor que la Argentina del fin de la convertibilidad en 2002. Ha crecido la pobreza absoluta y relativa. El sistema de salud ha colapsado, la gente no puede prender la calefacción, los bancos de comida están a la orden del día”, señaló a BBC Mundo. Es una historia que parece sacada de una moderna picaresca de la pobreza, uno de cada diez hogares griegos a los que se les cortó el suministro eléctrico el año pasado por no abonar las cuentas recurrió a la inventiva, “colgándose” ilegalmente del suministro general para poder tener acceso a luz y energía eléctrica. "Grecia vive una crisis humanitaria peor que la Argentina del fin de la convertibilidad en 2002." Costas Lapavitsas 

En Italia, el presidente del Instituto de Estadísticas, el ISTAT, Antonio Golini, indicó al Parlamento en octubre que la pobreza pasó de 2,4 millones a 4,8 millones entre 2007 y 2012. Con una caída del Producto Interno Bruto (PIB) del 1,8% en 2013 no hay mejora a la vista. “Pero esto va más allá de los PIIGS. Está pasando en el centro. En Francia, por ejemplo”, subraya Costas Lapavitsas. 

Vivir con menos 

En septiembre del año pasado el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos de Francia (INSEE) reveló que en 2011 la pobreza en Francia afectó al 14,3% de la población total, su nivel más alto desde el año 1997. Según el INSEE unas dos millones de personas viven con menos de 645 euros por mes (US$877), unos 3,6 millones tienen problemas de vivienda y unos 3,5 millones reciben ayuda alimentaria. El caso más emblemático de esta “pobreza de los ricos” es Alemania, exhibido siempre como modelo a seguir en la eurozona por su crecimiento económico y su flexibilización laboral. La cara oscura de este crecimiento son los casi ocho millones de personas que sobreviven con los llamados minijobs que dan unos 450 euros mensuales (US$611) y prestaciones sociales nulas. Desde los orígenes de la flexibilización germana con el gobierno social demócrata de Gehrard Schroeder en 2002 hasta su actual versión con la canciller Angela Merkel, los bancos de alimentos se han triplicado de 310 a 906. Una situación similar se da en otro de los modelos de sociedad equitativa de antaño, Holanda. En diciembre la Agencia Oficial de Estadísticas señaló que en 2012 el porcentaje de holandeses que vivía por debajo del umbral de la la pobreza había saltado al 9,4%, equivalente a unos 664.000 hogares. En 2010 el porcentaje era el 7,4%. 

No a todos les va mal 

En Reino Unido se acuñó el término "pobreza energética". En 2007 Europa era ya más desigual que en 1970: esta realidad se ha profundizado vertiginosamente desde entonces. Según el Observatorio de la Realidad Social de la organización católica Cáritas, el número de millonarios en España aumentó en un 13% entre mediados de 2012 y 2013 hasta superar las 400.000 personas. En 1976, el presidente de la tercera entidad bancaria española ganaba ocho veces más que el empleado medio; hoy gana 44 veces más. “En Grecia, Irlanda, Italia, Portugal, España y el Reino Unido se ha visto un crecimiento de los niveles de desigualdad comparables con el 16% de aumento en Bolivia en los seis años que siguieron al programa de ajuste de los 90. En estos países europeos o el 10% más rico gana más o el 10% más pobre gana menos o ambas cosas”, señaló a BBC Mundo desde Oxfam Natalia Alonso. El impacto no es sólo social o humanitario: el mismo modelo de crecimiento europeo de la posguerra está en juego. Este modelo incluyente y con fuertes tendencias niveladoras en los social permitía un crecimiento basado en un alto consumo doméstico. El modelo no ha desaparecido, pero está en crisis. “Si no cambian estas políticas, Europa necesitará 25 años para recuperar el nivel de vida que gozaba antes de la crisis. Hay un desmantelamiento de un modelo en marcha. Hoy la desigualdad en Reino Unido es igual que en Estados Unidos”, indicó Alonso a BBC Mundo. Fuente: BBC Mundo