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Receta #3: Café con Vainilla : Orquídeas de Emoción

¿Sabías que la vainilla se extrae de una orquídea?

La vanilla es un género de orquídeas con unas 110 especies distribuídas mundialmente en las regiones tropicales. La mejor conocida es la especie Vanilla planifolia que produce un fruto del que se obtiene un saborizante, la vainilla. Es autóctona de América. Los conquistadores españoles, al llegar a América y conocer esta especia, le pusieron ese nombre porque su fruto se parece a la vaina de una espada pero diminuta, similar a las judías o habichuelas verdes.

Son las únicas orquídeas cultivadas por razones que no sean meramente ornamentales. Para obtener una especia realmente rica en aromas, el cultivo y la preparacion de la vainilla necesitan largos y minuciosos cuidados. Eso hace que sea, en proporción al peso, uno de los productos agrícolas más caros del mundo. (*Fuente Wikipedia)

Dato Curioso: En el México Prehispánico también conocían y cultivaban estas plantas, desde 1427 se utilizó la vainilla y durante mucho tiempo se utilizó como pago de tributos. Moctezuma (1502-1520) aromatizaba la bebida "Chocolatl" (de ahí proviene el nombre de CHOCOLATE la palabra original esta en náhuatl, lengua azteca-nahua) a base de cacao con el fruto maduro de esta orquídea y miel de abeja.


¿Qué te parece un café con un toquecito de vainilla y un biscotti de almendra?

Busca la receta en nuestra sección de El Cafecito para Laicos o en El Cafecito para Presbíteros de Paulinas. Ahí también te tenemos para que mojes en el café además de la galletita un excelente tema de conversación contenido en un excelente recurso. Y como siempre la página recomendada de la semana. Ven, visítanos. ElCafecitoDePaulinas.Blogspot.Com

Terrón de Azúcar #1 : Lluvia de Azúcar (Cuento corto por Silvia Corella)

Tal vez no apareciera. O tal vez sí. ¡Maldita lluvia! Clara escudriñaba la calle por la ventana, a través de un círculo que había abierto en el vaho del cristal, como una escotilla. Pegó la nariz y sintió el frío del exterior. No vendría. ¿O sí? Se apartó y se arrellanó en la silla tonet. Delante, humeaba el café que el camarero le había servido sin que ella se hubiera percatado. De la cestita que había en la mesa tomó un sobre de azúcar y lo vertió en el líquido negro. Miró de nuevo por el ojo de buey de la ventana. Seguro que no venía. Abrió otro sobre de azúcar y se volvió a servir. Sonrió. La semana pasada había estado tan atento, tan cariñoso, que ella pensaba que a lo mejor… Alargó la mano y se hizo con un tercer sobre de azúcar que espolvoreó en la bebida caliente. Al despedirse, habían juntado sus mejillas y ella sintió como si… Fue un instante nada más pero... Distraídamente, abrió otro sobre de azúcar que dejó caer en la taza. Contempló de nuevo la calle desierta mientras daba golpecitos en el mantel con el mango de una cucharita. Nada. Le había asegurado que vendría el próximo martes, y sin embargo… Pero se le iba a enfriar el café, así que, reparando por primera vez en la cestita del azúcar, seleccionó un sobre de sacarina y se puso sólo la mitad. No le gustaba el café demasiado edulcorado.

Silvia Corella - España