Mostrando entradas con la etiqueta migración. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta migración. Mostrar todas las entradas

La migración hecha por 'Gina' una tortuga verde, desde la isla del Coco hasta Golfo Dulce


 
 

                 ‘Gina’ completó una migración de 500 kilómetros. Cortesía de Pretoma para CRH


El marcaje de una tortuga marina verde (Chelonia mydas) en la Isla del Coco reveló que el individuo se desplazó 500 kilómetros en 21 días, desde ese sitio hasta Golfo Dulce, en la zona sur de Costa Rica.

Dicho movimiento fue confirmado por la organización conservacionista Pretoma y forma parte de un programa de cooperación que involucra a Misión Tiburón y las entidades estadounidenses Turtle Island Restoration Network (Tirn).

Esta tortuga llamó la atención por ser juvenil y existe una larga base de datos sobre sus movimientos. Ya el 15 de marzo de 2011 había sido capturada por investigadores de Pretoma y de la Tirn, quienes decidieron nombrarla ‘Gina’.

“Capturaron la tortuga otra vez el 28 de mayo, 2014, ocasión en la cual fue equipada con un transmisor acústico. Investigadores de Misión Tiburón, quienes realizan estudios sobre movimientos de tiburones en la Isla del Coco y el Golfo Dulce utilizando la misma tecnología acústica, detectaron a Gina por última vez en la Bahía Wafer, Isla del Coco, el 1° de febrero del año en curso”, señaló Pretoma, en un boletín emitido esta mañana.

                                La migración hecha por ‘Gina’. Cortesía de Pretoma

Veintiún días después de esa última fecha, funcionarios de Misión Tiburón localizaron a ‘Gina’ en la boca del río Platanares, en Golfo Dulce, justo a 500 kilómetros de la Isla del Coco. “Implicando un movimiento rápido y dirigido”.

“Aunque varias tortugas verdes equipadas con marcas satelitales en el parque nacional han sido rastreadas migrando hacia la costa de América Central, Gina es la primera tortuga que ha sido detectada en otro sitio de alimentación, y su trayectoria conecta el parque nacional y sus hábitats oceánicos directamente con los ecosistemas costeros. Tortugas verde juveniles como Gina necesitan residir en sitios seguros que proveen una suficiente oferta de alimento para poder crecer y alcanzar la madurez sexual”, manifestó la organización conservacionista.

Sobre sus hábitats


El Golfo Dulce es una zona caracterizada por poseer importantes parches de zacate marino que formarían parte de la dieta de las tortugas marinas.

“Gina originalmente proviene del Pacífico Occidental, y llevaba varios años residiendo en la Isla del Coco. Por eso las rutas migratorias de animales marinos como ‘Gina’ no solamente conectan los hábitats marinos alimenticios de Costa Rica, sino que también proveen evidencia de que existe una conectividad transpacífica”, dijo Mike Heidemeyer de Pretoma.
 
Ileana Zanela, de Misión Tiburón, manifestó que muchas de estas especies altamente migratorias transcurren parte de su vida en hábitats costeros críticos, donde están sujetos a amenazas como la pesca.

“Nos emociona saber que ‘Gina’ logró realizar su migración de manera segura”, concluyó.

La tortuga verde es una especie que está en peligro de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Fuente: crhoy.com/

Nuevo estudios sobre la migración de las ballenas grises


 graywhale group
Five Gray whales as seen from above along the California coast. Credit: NOAA SWFSC 

El centro de la NOAA, Southwest Fisheries Science ha hecho público una serie de tres vídeos sobre la investigación y conservación de la ballena gris del Pacífico Norte.

1º- Nacida para migrar, describe la migración de las ballenas grises del este del Pacífico Norte, donde viajan y por qué.
2º-Desde el borde de la extinción a la recuperación, describe cómo se ha recuperado la población oriental y cómo la población occidental todavía tiene que hacerlo.
3º-Los rigores de la investigación,describe como los científicos del SWFSC identifican a las ballenas grises y averiguan dónde se dirigen.

 

La ballena gris (Eschrichtius robustus) es fácil de reconocer por su coloración gris y blanca moteada que comúnmente está infestada por densos racimos de un percebe específico, un crustáceo de tonos naranja (ciámido, conocido vulgarmente como "piojo de las ballenas") que crece en varios lugares en su cuerpo, sobre todo en la cabeza. El patrón único de coloración gris y blanco, que también se extiende sobre las aletas y trematodos, se ha utilizado ampliamente para foto-identificar a los animales individualmente y seguirlos en el tiempo, en algunos casos durante décadas.

Las ballenas grises se alimentan principalmente por succión, aunque no exclusivamente, consumiendo una amplia gama de invertebrados bentónicos (del fondo del mar) y epibentónicos, como anfípodos, que se producen en densas colonias en la plataforma poco profunda o en las aguas costeras durante el verano. Cuando comen, las ballenas suelen rodar sobre su lado derecho, con la cabeza ligeramente por encima de la parte inferior y nadan lentamente mientras aspiran los sedimentos en el lado de la boca y filtran las presas con sus barbas. Este comportamiento alimentario crea largos senderos de sedimento transmitidas por el agua llamados "penachos de barro", que son claramente visibles en la columna de agua y en la superficie.
Era común en todo el hemisferio norte, la ballena gris se extinguió en el Atlántico a principios de la década de 1700. Las ballenas grises sólo se encuentran ahora en el Pacífico Norte, donde existen dos poblaciones. Estudios genéticos recientes sugieren que estas dos poblaciones, llamadas la población del Pacífico Norte "occidental" y "oriental", son discretas.
La población de ballenas grises del Pacífico Norte se agotó rápidamente por la caza comercial, pero se ha recuperado satisfactoriamente del bajo número de población y es compatible con una importante industria de observación de ballenas en la costa oeste de América del Norte. La población se estima actualmente en alrededor de 20.000 animales.
 En contraste, la población de ballena gris occidental, que también fue diezmada por la caza de ballenas, sigue estando hoy muy agotada y su capacidad permanente para sobrevivir es de preocupación. La evaluación más reciente de esta población sugiere que hay un total de 130 individuos.
La población oriental del Pacífico Norte aparece por la UICN como de "preocupación menor". La población del Pacífico noroccidental se enumera por separado como "en peligro crítico".
La población de ballena gris del Pacífico Norte oriental se alimenta principalmente en verano en los mares de Chukchi, Beaufort y el noroeste del Mar de Bering. Aunque la mayoría de las ballenas grises utilizan sus zonas de alimentación del Ártico, un pequeño número de ballenas (100s) se alimentan en verano a lo largo de la costa del Pacífico entre el sureste de Alaska y el norte de California.

La población migra en el otoño hacia el sur a lo largo de la costa occidental de Baja California, México y el sureste del Golfo de California.
Durante el invierno, un gran número de ballenas, especialmente hembras con crías recién nacidas, utilizan lagunas costeras en la costa del Pacífico de la península de Baja California.
Las ballenas grises se comprometen en una de las migraciones anuales más largas de cualquier mamífero, recorriendo de 9.320 a 12.500 millas (15.000-20.000 km) de ida y vuelta. A finales de noviembre, la mayoría de las ballenas grises se están moviendo hacia el sur desde las zonas de alimentación de verano a las zonas de parición de invierno.
Ambas poblaciones de ballenas grises son objeto de amenazas antropogénicas como enredos en artes de pesca, la degradación del medio ambiente, incluida la exposición a los contaminantes y las perturbaciones por barcos y ruido (por ejemplo, los estudios sísmicos) relacionados con la explotación de petróleo y gas en alta mar. Además, las consecuencias del cambio climático sobre las ballenas grises y su hábitat, especialmente la notable reducción del hielo marino y el aumento de la temperatura del agua en el Ártico, están aún por determinar.
Artículo científico:  Gray Whale

Las ballenas jorobadas no quieren abandonar la Antártida en invierno por el cambio climático



A humpback whale breaks the surface near the coast of Antarctica. 
CREDIT: MISHAP Project, under permit from NOAA 



Las ballenas jorobadas parecen seguir el consejo de la sabiduría popular que recomienda no moverse al que esté bien. Y ellas lo están, vaya si lo están disfrutanto de unos veranos cada vez más largos en la Antártida por gentileza del cambio climático.


Cada año, las ballenas acostumbran a emigrar en verano a aguas de la Antártida, donde pasan sus veranitos comiendo krill (camarones) a placer, un auténtico manjar que consituye la fuente de alimentación más importante de estos gigantes marinos. ¿Entonces, por qué marcharse? Si el calentamiento global está retrasando el invierno, no hay motivo para alejarse de las bahías antárticas en las que tan bien se encuentran.


En efecto, los científicos están descubriendo que las ballenas se resisten a abandonar la Antártida desde que el invierno se retrasa por el aumento de las temperaturas provocado por el cambio climático. Según un nuevo estudio publicado en la revista Endangered Species Research, los inviernos tardíos y más cálidos, es decir, con menos hielo, podrían estar afectando a los hábitos migratorios de las ballenas.


El recuento realizado de ballenas realizado a finales del otoño en el año 2009 concluyó con muchos más ejemplares de lo esperado, observándose las poblaciones más altas en las zonas cercanas a la Bahía Guillermina, en la Antártida, y las más bajas en zonas más abiertas.


Recordemos las ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae) en verano se alimentan generalmente en latitudes altas, pero cuando llega el invierno se desplazan hacia el ecuador con el fin de reproducirse en aguas más templadas.


Sin embargo, los resultados de la investigación revelan que las ballenas jorobadas ahora pasan mucho más tiempo en la Antártida antes de iniciar sus largas migraciones, y los científicos creen que el cambio climático es el responsable de alterar estos patrones de comportamiento.


La Antártida es un ecosistema que cambia con gran rapidez a consecuencia del calentamiento global, y por lo tanto estudiar el comportamiento de estas ballenas, concretamente en la península antártica occidental, también ayuda a entender los cambios que se producen.


Fuente: http://www.livescience.com/21979-humpback-whales-antarctica-migration.html

Nueva investigación sobre las ballenas grises en el mar de Ojotsk


 © IFAW/David Weller

Un grupo de científicos de la Academia de Ciencias de Rusia (RAN) partirá hoy desde Vladivostok a la isla de Sajalín, en el mar de Ojotsk (noroeste del Pacífico) para realizar un censo de las ballenas grises que emigran cada año a este lugar en busca de alimentación, dijo el jefe de la expedición del Instituto Oceanológico del Pacífico de la Academia rusa de Ciencias, Maxim Fidorenko.
La investigación de ballenas grises se lleva a cabo por los científicos de RAN desde hace años. En este año el equipo está integrado por científicos, estudiantes de biología, quienes junto con los especialistas se dedicarán a contar a los animales y observar su comportamiento y por expertos  estadounidenses y europeos, dijo la fuente.
Según la fuente, cada verano un promedio de 120 y 140 ballenas grises llegan en busca de alimentación al mar de Ojotsk.
“Este año continuaremos con el censo de las ballenas mediante el método de fotoidentificación, para lo cual los animales deben ser fotografiados desde distintos ángulos, después se compararán  las imágenes con fotos de los últimos años.  Esto da la posibilidad de poder  determinar quien regresó al mar de Ojotsk, así como a aclarar el destino de las crías del año pasado”,  dijo la fuente.
Por otra parte también señaló que los datos obtenidos por los científicos de la RAN son utilizados por especialistas de otras instituciones de investigación y en particular, ayudan en el trabajo de los empleados del Instituto de Moscú Severtsev, quienes realizan la etiquetación de las ballenas grises.
“Por desgracia, ahora está claro que la última ballena marcada el año pasado perdió su etiqueta vía satélite durante el viaje al Mar de Ojotsk, sin embargo, durante el experimento, se supo que al menos parte de las ballenas grises migran en invierno a las costas de California”, dijo el jefe de la expedición y señalo que la expedición se prolongará hasta la migración de las ballenas grises, que normalmente comienza en septiembre.
Las ballenas grises que figuran en el Libro Rojo de Rusia, viven en la parte norte del Pacífico. Su población se divide en dos manadas, una emigra entre el mar Corea y el mar de Ojotsk, y la otra entre California y Chukotka. Esta ballenas son campeonas en viajes largos, anualmente viajan unas 16.000 kilómetros, a una velocidad de 7 o 10 kilómetros por hora.

Fuente:RIA Novosti. sp.ria.ru