Tomás Eloy por Juan Cruz.

ENTREVISTA: MAESTROS DEL PERIODISMO Tomás Eloy Martínez Periodista y escritor argentino


"El anonimato digital potencia el periodismo amarillo"
JUAN CRUZ 08/02/2009


Tomás Eloy Martínez (Tucumán, Argentina, 1934) sufrió una operación delicada, se sometió a curas prolongadas, y mientras tanto escribió artículos, terminó una novela, Purgatorio, salió a cenar, viajó a México a cumplimentar a su amigo Carlos Fuentes por su cumpleaños, y además tuvo tiempo de salir a cenar con amigos, para discutir con ellos sobre todo lo que se mueve y para seguir siendo un miembro muy activo de la Fundación Nuevo Periodismo que preside otro amigo suyo, Gabriel García Márquez. Es su carácter. Fue periodista de chico, siempre quiso contar historias, y el día en que no cuente historias (verdaderas o de ficción) dejará de ser Tomás Eloy Martínez, el periodista. Nosotros le entrevistamos en su casa de Buenos Aires (tiene otra en New Jersey, en cuya universidad de Rutgers es profesor) en medio de uno de esos vaivenes de salud, que afrontó y afronta como un jabato en la hora más alta de la fabricación de un periódico, o de una novela. Si tú preguntas en Argentina, en cualquier sitio, por el periodista que definiría hoy la pasión por este oficio, quién sería hoy un maestro, y una mayoría te dice este nombre.

Aunque ha sido alentado por los premios que ha recibido por sus novelas a abandonar el oficio, esta es su pasión; la ejerció en la revista Primera plana, en el diario La Nación; en el exilio, que le salvó de las garras de la dictadura militar argentina, trabajó como periodista en Venezuela y en México; en este último país, en Guadalajara, puso en marcha en un diario. Aunque ha dirigido redacciones, su pasión ha sido el reportaje, y de esa dedicación es un ejemplo múltiple su recopilación Lugar común la muerte. Su enfermedad no le ha disminuido el énfasis tranquilo con el que se enfrenta a la vida, y en este caso al porvenir del periodismo. Después de hablar con él en Buenos Aires le dijo a unos periodistas argentinos sobre la esencia de sus dos oficios solapados, el escritor de ficciones y el periodista: "La literatura si no es desobediencia no es. La literatura, como el periodismo, son centralmente actos de transgresión, maneras de mirar un poco más allá de tus límites, de tus narices. Todo lo que he escrito en la vida son actos de búsqueda de libertad. Nada me daba más placer -cuando publicaba mis primeros artículos en La Gaceta de Tucumán- que mi madre le dijera a mis hermanas: "Tenemos que ir a misa a rezar por el alma de Tomás, que está totalmente perdida". Con esta alma totalmente perdida tratamos de juntar los pedazos del periodismo de ayer y de hoy.


El periodista que no cesó de narrar
Fallece Tomás Eloy Martínez
Tomás Eloy Martínez

A FONDO
Nacimiento: 1934 Lugar: Tucumán





"Sólo lo escrito permanece. Aquello que no ha sido narrado, no existe; y lo que ha sido escrito se convierte en verdad"


"Con el periodismo, tú le sirves a un lector; le presentas una realidad con la mayor honestidad posible"



Pregunta. ¿De qué viene esta pasión?

Respuesta. Desde que tengo memoria he querido contar historias. Como no me pagan por hacerlo, me desvié hacia el periodismo, donde eso era posible. Escribí crónicas y, como tuve un éxito modesto en esos ejercicios, cuando me propuse escribir novelas no quise dejarme llevar por la facilidad del oficio que había adquirido. Quise componer novelas puras, de espaldas a toda brizna de realidad, y no existen las novelas puras. Yo quería negar todo lo que era (el periodista, el crítico de cine, el investigador de las crónicas de Indias) y de hecho lo negué en mi primera novela, que data de 1967 y no he querido volver a publicar.

P. ¿Y el periodista cómo ve ahora este oficio?

R. Ante el periodismo, ante lo que vendrá, siento una cierta perplejidad; las formas de lectura están cambiando vertiginosamente y el periodismo de papel se está convirtiendo en un vehículo incómodo para la lectura. Mucha gente prefiere las versiones on-line de los periódicos, y yo les encuentro un riesgo, sobre todo en los comentarios a las noticias o a las opiniones. Por un lado, hay una libertad necesaria para escribir y para expresarse con soltura. Por el otro, el anonimato de los posteos abre el camino a una peligrosidad impunidad. No me preocupan tanto los descuidos y malos tratos a que se somete el lenguaje, que es nuestra herramienta esencial. Me preocupa más que se lea mal y que esa ligereza en la lectura derive en una ligereza en la acusación. El anonimato encubre una cierta infamia, encubre a veces sentimientos deleznables. Esto no es el periodismo, por supuesto; es una perversión del periodismo, pero es algo para lo cual el periodismo es un vehículo en este momento.

P. Pero ya había periodismo amarillo.

R. Lo había y lo hay. Lo que pasa es que esto potencia, multiplica, la fuerza del periodista amarillo. Todos los días vemos señales de este tipo de periodismo que se manifiesta en forma de acusación. Escribí una columna sobre la carnicería que se hizo con Ingrid Betancourt y con Clara Rojas cuando fueron liberadas por las FARC. Periodistas muy serios, con una larga trayectoria, añadieron leña al fuego de los chismes sobre la intimidad de las ex rehenes.

P. ¿Cómo tendrían que establecerse los límites?

R. Este es un trabajo básico de los editores. Cuando se fundó la Fundación Nuevo Periodismo la intención era proporcionar a los jóvenes periodistas, a través de los talleres, el tipo de educación sobre la edición de textos que habíamos tenido la gente de mi edad durante los tiempos de nuestra formación profesional. Esa educación ha sido arrasada ahora por la rapidez de vértigo con la que se trabaja.

P. ¿Cómo fue esa educación suya?

R. Empecé en el periodismo por necesidad, porque mis padres y yo mismo desconfiábamos de que el trabajo universitario y la literatura fueran a permitirme vivir: Así que empecé trabajando en La Gaceta de Tucumán, como correctoR. Fue una escuela formidable, porque allí estaban todos los profesores desaprobados por el peronismo. Había un gran filósofo francés, Roger Labrousse, una extraordinaria profesora de Historia, María Elena Vela, otra profesora de Filosofía, Selma Agüero... Teníamos conversaciones muy ricas mientras discutíamos los problemas de la gramática o de las separaciones de sílabas. Esa fue mi primera forma de educación periodística. Si cuidas el lenguaje, la ética viene en consonancia, porque la responsabilidad empieza por la herramienta que manejas. Desde el principio yo supe que no había una sola verdad; sé que no hay una sola verdad y que si tú y yo narramos lo que estamos viendo en este momento lo contaríamos de forma diferente.

P. Muchas verdades, y muchas mentiras. Recuerda cuando en Internet se anunció la muerte del Nobel Le Clèzio un minuto después de que le dieran el Nobel...

R. Bueno, eso pasó con Le Clèzio y eso pasa cientos de veces, con muertes, con divorcios, con separaciones, con amoríos... Y no sólo sucede en Internet, sucede también en el periodismo de papel. Hay ejemplos memorables. Recuerda lo que pasó en The Washington Post con Janet Cooke, la periodista que se inventó la historia de un niño que se inyectaba heroína con el permiso de su madre..., y que era una historia falsa. Y la de aquel periodista mitómano que hizo caer a toda la cúpula de editores del New York Times porque no advirtieron que, por pereza, estaba creando una realidad completamente falsa. A ese tipo de tropiezos está expuesto también el periodismo que ahora consideramos verdadero.

Pero yo a ese respecto tengo una anécdota personal.

P. Adelante.

R. En mi primer día en La Nación me encargaron el obituario de Sacha Guitry. La necrológica era un género muy cuidado en el diario; escribí esa con los datos del archivo y con lo que yo recordaba. Me solté el lenguaje, no me fié sólo de los datos, y don Bartolomé Mitre, el director, vino a felicitarme. Sentí entonces que ese eco de un periodismo diferente podía tener una cierta repercusión en los lectores. Después me nombraron crítico de cine, y empecé a escribir críticas iconoclastas, disconformes. Un día nos quitaron la publicidad las grandes productoras; el periódico quiso que reformara mis criterios, y yo retiré mi firma. Me mandaron a ver muertos, a una sección que se llamaba Movimiento marítimo, sobre los ahogados en el Río de la Plata. Era un castigo. Me fui. Y malviví hasta que apareció Primera plana, la revista de Jacobo Timerman. Allí unos jóvenes dimos rienda suelta a nuestro apetito por narrar, y descubrimos otro país. Timerman se fue al año y medio. Nos quedamos al frente de la Redacción tres jóvenes rebeldes.

P. ¿Qué se siente al poner un periódico nuevo en marcha?

R. Un delirio. Con Timerman la revista era más conservadora; en 1963 se preguntó cuál era el hecho cultural del año, y yo dije: "Los Beatles". No salieron, pero pusimos en la portada a Borges, a Cortázar, a García Márquez, a Cabrera Infante. Antes de eso habían tratado muy mal en Primera plana los cuentos de Cortázar y La ciudad y los perros de Vargas Llosa. Descubrimos que había una literatura latinoamericana y gracias a eso fuimos abriendo paso a la literatura y nos alimentamos de ella...


P. Entonces se estaba inventando el nuevo periodismo en Estados Unidos, pero ustedes ya lo hacían en América Latina.


R. Y creo que además entre nosotros nació por instinto, por pura necesidad de narrar, por el vicio de leer novelas y por estar disconformes con el modo que se tenía de narrar la realidad. ¿Por qué no podemos narrar en periodismo como en las novelas? En dos de mis primeras novelas trabajo el nuevo periodismo: en La novela de Perón narro de modo novelesco una investigación muy seria, y en Santa Evita decido invertir los términos del nuevo periodismo. Si en la primera había contado, con los recursos de la novela, lo que me parecía periodísticamente cierto, en Santa Evita narro con los recursos del periodismo una ficción absoluta, y la gente se la creyó.

P. Se mezclan las aguas.

R. Y eso te obliga a tener un cuidado ético muy severo. El lector no se debe sentir confundido: la ficción es ficción y el periodismo es periodismo, porque corres el riesgo de pervertir ambos géneros.

P. Y el periodismo es una materia delicada.

R. Yo parto del hecho de que el periodismo es ante todo un acto de servicio, un servicio al lector. Con el periodismo tú le sirves a un lector; le presentas una realidad con la mayor honestidad posible, con los mejores recursos narrativos y verbales de que dispones. Pero en todo momento tienes que dejar bien claro que esa es la realidad que tú has visto, en cuya veracidad confías... En la ficción, en cambio, tienes que dejar en evidencia que esos datos que das no son confiables. Por eso puso debajo del título de Santa Evita la palabra novela.

P. El periodismo es una materia omnipresente. ¡Hasta en Borges!

R. Borges empieza siendo un periodista; dirige un suplemento cultural en el diario Crítica, ¡imagínate, el diario más popular de Buenos Aires! Ahí él arranca haciendo un periodismo de imaginación. De hecho, su Historia universal de la infamia está basada en hechos reales que él transforma en ficciones.

P. Y la obsesión de Gabriel García Márquez por el dato es equivalente a la que siente Truman Capote porque no se le escapen detalles en A sangre fría...

R. En el caso de García Márquez es porque a él le importa mucho la creación de un universo verosímil, aun en las novelas. El lector se identifica más con lo que narras si esto le parece verdadero... García Márquez es un obsesivo de la información; yo lo he visto trabajar en Noticia de un secuestro con una obsesión por la información precisa que va más allá de todo cálculo. Ya era en ese momento un escritor de primera línea, había ganado el premio Nobel y estaba trabajando en ese libro-reportaje como en cualquiera de sus novelas de otro registro. No hay que descreer de un solo dato. En cambio, no le creas ni un solo dato de El general en su laberinto: es todo invención e imaginación.

P. Se retroalimentan el periodismo y la ficción, y juntos constituyen el llamado nuevo periodismo. ¿Qué le dio el uno a la otra?

R. En primer lugar, un mayor y mejor acercamiento del lector al hecho tal como es. Porque proporciona una identificación entre el lector y los personajes a los cuales estás aludiendo. El viejo periodismo decía: "En el tsunami habido ayer en el sureste asiático murieron equis personas; una gran ola avanzó kilómetros y alcanzó aldeas y ciudades...", mientras que el nuevo periodismo empezaría así una noticia como esa: "La señora Tapa Raspatundra estaba en la orilla de su pueblo en Java cuando un enorme nubarrón en el horizonte le hizo prever la catástrofe, tomó a sus niños en brazos y escapó de una tragedia que causó equis muertos". Cuentas el horror de la ola e identificas al lector con un personaje que vive en primer plano la tragedia. El relato introduce al lector en la historia.

P. ¿Y el periodismo de siempre se está alejando del periodismo deseable?


R. Siento que en el periodismo tradicional se trata al lector como si tuviera doce o catorce años; en vez de alzar a los lectores hacia la inteligencia de su medio rebaja su lenguaje. Se trata de masificar el periodismo, y esta es una de las enfermedades de esta época.

P. Otra enfermedad es la conversión de la información en espectáculo.

R. Pensando que esa frivolización atrae lectores... Para eso es mejor publicar en los faldones del diario trozos de novelas, como se hacía en el siglo XIX...

P. Los políticos también son presentados ahora como parte del espectáculo, y ellos mismos se comportan a menudo como si fueran actores, ávidos de la cámara...

R. No dudo que el efectismo sea más entretenido, pero la misión del periodismo es no obedecer. El periodismo es un acto de servicio, pero no es un acto de servilismo, y por lo tanto los periodistas tienen que hacer aquello que su conciencia le dicta... El poder o amordaza o trata de comprar al periodista; pero primero trata de halagarlo, y hay formas muy sutiles de halago; programas en las televisiones del Estado, una forma nueva del sobre a fin de mes.

P. Usted pasó una experiencia central en su vida, la dictadura militar. En épocas así el periodismo no se reconoce a sí mismo.

R. La dictadura tuvo un efecto muy nocivo, muy venenoso en mi país, y cercenó muchas de las dignidades periodísticas de ese tiempo, no sólo en Argentina, también en Chile... Y yo pasé ese tiempo en Venezuela, en el exilio. En aquella época no existía la posibilidad de acceder a la lectura diaria del periodismo en otro país. En la distancia se veía que aquel proceso que se vivía en Argentina era dictatorial, y atrozmente dictatorial. Recuerdo que a los pocos días de estar en El Nacional de Caracas, donde me acogieron, me pidieron una crónica sobre Argentina. La titulé Una larga marcha entre los escombros; recogía ahí los nueve puntos de la Junta Militar, que condenaba a la ciudadanía a la obediencia ciega. Me decían: "Te equivocas, Videla es el bueno; ha triunfado la línea más civilizada del Ejército, hay una línea más perversa..." La había, pero Videla había preparado arteramente la matanza completa de toda conciencia de la sociedad.

P. Brecht decía que había que cantar también en tiempos sombríos. ¿Y hacer periodismo?

R. En Brasil hubo momentos memorables bajo la dictadura; cuando la censura oficial prohibía la publicación de ciertas noticias los periódicos salían con espacios en blanco allí hubieran sido impresas tales informaciones. En Argentina eso no sucedió. Aquí o eras cómplice o no sabías a qué te exponías. La complicidad fue una exigencia para poder trabajar en el periodismo. Los periodistas chilenos han pedido disculpas por su obediencia a la dictadura de Pinochet. Los periodistas de mi país no han pedido disculpas. Muchos de ellos se enorgullecen de lo que hicieron: creen que hicieron lo correcto y estaban de acuerdo con lo que se hacía.

P. Cuando García Márquez le entregó a Iñaki Gabilondo el premio de la Fundación Nuevo Periodismo le dijo en alto que ahora leía la prensa y se ponía a rabiar como un perro. ¿A usted le pasa?

R. Lo que pasa es que a Gabo le molestan ciertas carencias de calidad en la prensa, ciertos errores en la calidad. Más de una vez se ha ofrecido a corregir gratis El tiempo de Bogotá. Él se levanta rabioso cuando lee títulos mal puestos o equivocados, copetes [entradillas] que repiten la noticia del título...

P. ¿A usted le pasa?

R. No, no me comprometo tanto con lo que leo, soy un lector más pasivo... Me irrita, por ejemplo, la confusión de nombres, porque creo que la identidad de una persona es también un nombre. Si tú confundes a una persona y la llamas de otra manera, disminuyes a esa persona. Y me molestan erratas torpes. Ves una errata y ya no te crees el resto. Y ves un error, y el resto te parece garrafal.

P. Con todo lo que hay sobre la mesa sobre lo que es el periodismo hoy, ¿cuál sería su diagnóstico sobre el porvenir del oficio?

R. Periodistas habrá siempre, como narradores. Defoe es anterior al periodismo, como Homero o Herodoto; eran todos narradores de hechos que daban como ciertos, y la historia sigue en pie gracias a que el hombre siempre tuvo vocación de narrar sus hechos. No narraba las ausencias: narraba aquello que le parecía narrable o contable.
Sólo lo escrito permanece; aquello que no ha sido narrado no existe, y lo que ha sido escrito se convierte en verdad
. Y eso seguirá siendo así. ¿El periodismo? Las transformaciones son muy vertiginosas. Cuando yo era un niño no había televisión, había radio y era una radio mucho más precaria que la de ahora: En mi primer trabajo en el periódico las grabaciones de las noticias se hacían en cilindros de cera. La primera vez que fui a Madrid a entrevistar a Perón, en 1966, las noticias se transmitían por télex, o por telegrama. Y ahora mira los adelantos que hay. A este ritmo, ¿cómo quieres que prediga el futuro?

P. ¿Y el pasado? ¿Qué le ha dado este oficio?

R. Un buen modo de ganarme el pan. Un modo decoroso, esforzado y muy laborioso. El periodismo generalmente no está bien pagado, pero sea cual fuese el salario yo he procurado dar lo mejor de mi, porque lo que siempre me pareció es que estaba en juego mi persona, mi ser, mi naturaleza humana, y no lo que recibiese a cambio. Eso es lo que me ha dado el oficio.

John Doe beach

February 6, 2010

Se está preparando ya la segunda cruzada* y acabamos de empezar el siglo. Una guerra contra el anonimato* en el momento de la historia en que menos anónimos somos. Cuando se monitoriza, registra y almacena todo lo que hacemos, decimos y pensamos en la red, ¿la gran amenaza para la paz y la seguridad consiste en no saber quiénes somos? ¿Quién no lo sabe? ¿La amenaza no es que no sepamos en absoluto quién recopila toda esa información sobre nosotros y para quién lo hace?

Pues aunque parezca mentira, son muchos los necios* que se unen a la nueva cruzada contra el “peligroso infiel” que llevamos dentro, mientras siguen ejerciendo de cruzados en la lucha contra el infiel que salió del photoshop*. Se apresuran a dar un paso al frente, siempre dispuestos a humillarse un poco más, a encontrar un motivo más para no rebelarse: no tienen nada que ocultar y para demostrarlo dejarán que además los fotografíen desnudos*, a ellos, a sus hermanos y hermanas, a sus padres y madres, a sus hijos e hijas, cada vez que vayan a subirse a un avión. Para ellos, el anonimato de quien posee y utiliza unas tecnologías que son el sueño húmedo de cualquier cotilla o mirón no es un peligro, el nuestro sí. Ni es un insulto que invadan su intimidad, pero que nosotros critiquemos su pasividad ante ello sí. Por eso no se rebelarán contra ellos, pero sí contra quienes protestemos, nos neguemos a obedecer y nos rebelemos. Nos denunciarán y pedirán que nos eliminen para siempre. Porque ponemos en evidencia el estado de sumisión total en el que viven, su cobardía sin límites.

Estos entes sin dignidad ni conciencia son el más terrible de los instrumentos de represión, la más poderosa de las armas de destrucción masiva. Son los cimientos sobre los que se alza el templo de la mentira desde el que se gobierna el mundo. Un templo que sin ellos se desmoronaría. Son el ejército colaboracionista que hace imposible la revolución pacífica. Son, por tanto, quienes harán inevitable la revolución violenta.

Un rico de los de antes, de los listos, de los que sabían que la supervivencia del rico depende de controlar su avaricia para que el pobre tenga, o al menos crea que tiene, algo que perder si se rebela, fue quien pronunció la frase sobre la revolución* a la que me refiero al final del párrafo anterior y que figura al principio del videoclip* que os dejo a continuación. Rise Against* interpreta Re-Education (Through Labor)*. Los ricos de hoy no parecen tan listos o son demasiado avariciosos, afortunadamente quizás para los pobres.

MENÚ CUARESMAL Recetas al alcance de todas y todos.

MENÚ CUARESMAL
Recetas al alcance de todas y todos.


1. TENER A MANO:
Abrelatas, para abrir corazón endurecido.
Cuchillo, para cortar vicios.
Destapador, para destapar lo atorado en las relaciones familiares.
Colador, para pasar por alto las ofensas y purificar intenciones.
Mandil, para el servicio.

2. ABSTENERSE:
Abstenerse de comer prójimo (chismes, murmuraciones y calumnias).
Quitarle al condimento los desquites.
Evitar consumir altas grasas de egoísmo.
No tomar vinagre, que pone de mal humor.
Lavar bien el corazón para que no se infecte de la cólera.
Evitar el consumo excesivo de picantes, para no "picarse" y decir maldiciones.
Evitar el camarón, porque adormece la conciencia, y "camarón que se duerme, se lo lleva la corriente".
No tomar postres helados que congelen el afecto.
Evitar comer pan de muertos -de envidia.

3. MENÚ RECOMENDADO:

Como plato fuerte: exquisita caridad para con el prójimo.
Caldo de atención a los desamparados y enfermos.
Ensalada de detalles de afecto para los suyos.
Pan abundante para compartir con el hambriento.
Vino de alegría para convidar a los tristes y desanimados.
Sopa de letras para escribir más seguido a familiares y amigos.
Sopa de zanahoria para ver con buenos ojos a los demás.
Pan bendito para los afligidos, ya que "las penas con pan son menos".

DE POSTRE, SE RECOMIENDA:

Perita en dulce, para ser buena persona.
Yogurt de guayaba... para repetir gestos de perdón.
Naranja dulce y limón partido "dame un abrazo que yo te pido"(abrazar a los seres queridos, y darles muestras de aprecio verdadero, no de chocolate).
Y no olvides:
"DONDE COME UNO, COMEN DOS" Y "ÉCHALE SIEMPRE MÁS AGUA A LA SOPITA".
Comparte tu vida con OTRAS PERSONAS. Finalmente, el Chef celestial recomienda sobre todo el alimento espiritual:
"EL QUE COME MI CARNE Y BEBE MI SANGRE, TIENE VIDA ETERNA"

Tramposos, hipócritas y mentirosos

MOISÉS NAÍM Los derechos humanos en Cuba
Tramposos, hipócritas y mentirosos
MOISÉS NAÍM 28/02/2010



Estamos acostumbrados a que los políticos nos mientan.
O que nos digan una cosa y hagan otra. En algunos países los gobernantes no parecen incurrir en mayores costes cuando mienten, o cuando prometen lo que todos saben que no se cumplirá o describen la realidad de maneras que nada tienen que ver con lo que de verdad sucede. Estas son tendencias universales y son excepcionales los países en los cuales esto no ocurre. Pero es peligroso acostumbrarse tanto. Esta tolerancia ha hecho que en algunos países la complacencia del público con las flagrantes mentiras de los gobernantes o con la hipocresía de los políticos alcanza niveles insólitos. Nos hemos acostumbrado tanto a que nos mientan que ya no nos importa; es parte de un juego en el que todos participamos. Los gobernantes mentirosos saben que sabemos que nos están mintiendo y que, o no nos importa, o no hay nada que podamos hacer al respecto. Cuentan también con el hecho de que la mayor parte de la población no presta mucha atención a lo que dicen, y que quienes sí prestan atención tiene la memoria corta.


La muerte valiente de Zapata
Cuba
A FONDO
Capital: La Habana. Gobierno: República comunista. Población: 11,423,952 (est. 2008)
La noticia en otros webs
webs en español
en otros idiomas
En todo esto juegan un rol crítico los medios de comunicación y la buena noticia es que las nuevas tecnologías como Google o YouTube facilitan el recuento de las promesas incumplidas, las mentiras y las contradictorias posiciones de gobernantes y políticos. Siempre y cuando, claro está, esos líderes no tengan el control de los medios, incluyendo Internet. O que a la población le importe que le mientan.

Los ejemplos sobran y en cada país -y continente- se pueden hacer largas listas de las mentiras gubernamentales o de los políticos que engañan haciendo trampas con el idioma. América Latina, por ejemplo, es una fuente inagotable de hipocresía gubernamental.

Hace poco, en Cancún, los presidentes latinoamericanos crearon una nueva organización que quizás se llame Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. Sus integrantes son todos los países del hemisferio menos Estados Unidos, Canadá y... Honduras. ¿Por qué no Honduras? Porque su nuevo Gobierno, elegido en un proceso que nadie objeta, es el sucesor de un Gobierno que derrocó a un presidente democráticamente electo. Pequeño detalle: Cuba, ese bastión de la democracia, es miembro de la nueva Comunidad de Estados Latinoamericanos. Cuba sí; Honduras, no. ¿No les da vergüenza? Otro pequeño detalle: esa reunión, convocada con el nombre de la Cumbre de la Unidad (¿será por eso que no se invitó a Estados Unidos?) incluyó violentos intercambios de insultos entre los presidentes de Colombia y Venezuela y mostró claramente que hay más unidad entre muchos países de la región con Estados Unidos que entre ellos mismos.

La nueva organización incluye entre sus principios fundacionales "promover el respeto al derecho internacional". Este sagrado principio fue aclamado por los mismos presidentes que no dijeron absolutamente nada cuando uno de ellos, Hugo Chávez, un día decidió prohibir, arbitraria y unilateralmente y en contra de todas las normas del derecho internacional, el comercio entre su país y Colombia. El embargo aún se mantiene y las empresas brasileñas lo han aprovechado para quitarle el mercado venezolano a los exportadores colombianos. ¡Viva la unidad!

En las reuniones del Grupo de los 20, la presidenta Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, truena contra las manipulaciones y la falta de transparencia del sistema financiero internacional. Tiene razón. Pero que esto venga de una presidenta cuyo país ha caído al foso de la lista de los países más corruptos del mundo compilada por la organización Transparencia Internacional es una deliciosa ironía que no parece importarle. Para ella esta contradicción no tiene consecuencias.

"No se puede juzgar a un país o la actitud de un gobernante en función de la actitud de un ciudadano que decide empezar una huelga de hambre", dijo el presidente brasileño Lula da Silva minimizando la muerte del cubano Orlando Zapata, fallecido en la cárcel después de un prolongado ayuno en protesta contra las torturas y maltratos que allí sufrió. Lula aceptó que en su época de líder sindical había hecho huelgas de hambre, pero que "jamás" lo volvería a hacer. Sobre esto último estoy seguro de que es absolutamente sincero.

Sobre el tema de la sinceridad vale la pena recordar a George Orwell: "La gran enemiga de la claridad en el lenguaje es la insinceridad... El lenguaje político está diseñado para hacer que las mentiras parezcan verdades y que el asesinato parezca respetable...".

mnaim@elpais.es

Matar hijos y un apestoso lodazal ( caso Orlando Zapata Tamayo)

Matar hijos y un apestoso lodazal
Por: José María Izquierdo



Voy a proponerles hoy un juego de comparaciones que puede resultar instructivo.

Enseñar deleitando, ya saben. Vamos a coger un hecho tan lamentable y bárbaro como la muerte del preso Orlando Zapata en Cuba para disfrutar de las variaciones de una misma sintonía. Hay quien logra sacar sonidos contundentes al piano, quien rasga enérgicamente la guitarra y, ay, quien intenta seguir la melodía y solo consigue convertirla en un concierto de ruidos, gruñidos y caos. La prensa militante de la derecha hace lo que le corresponde, faltaría más, y ha aprovechado la deplorable muerte de Zapata para patear al Gobierno, con fijación casi enfermiza por la tibia de Moratinos por sus relaciones con el régimen castrista. Y lo hace en un tono que al seguir leyendo les parecerá incluso melifluo. Porque hay otros más allá, los que acostumbran a moverse en el mundo salvaje de la selva, que graznan, mugen o berrean. Y, ya lo verán ustedes, es favor que les hago.

Antes, como siempre, un poco de aquí y otro de allí para catar el abundante menú.

Portada de La Razón, que escoge una frase infamante de los curas jefes que asusta: “La Iglesia pide movilizarse contra la ‘licencia para matar hijos’”. Leña en el editorial para algunos políticos católicos: “Antes del verano, España se habrá convertido en una especie de paraíso del aborto (…) gracias al apoyo de tres senadores de Convergencia Democrática de Cataluña y los del PNV, todos ellos encuadrados en un ideario basado en el humanismo cristiano.” Alfonso Ussía, como siempre, sutil: “No termino de entender que el asesinato de doscientos mil niños indefensos sea beneficioso para nuestra salud”. Sigan con el resto de su artículo: no desmerece.

Carlos Rodriguez Braun no cambia su habitual registro económico y la emprende de nuevo contra Smiley (Zapatero), por decir barbaridades como que los responsables de la crisis son los “especuladores y los que inventaron productos financieros”, y su causa última “la avaricia, el dejar hacer y la falta de regulación”. Ya ven, cómo podrá creerse alguien esas paparruchas, cuando todo el mundo sabe que la crisis se debe a la subida de impuestos (lo dice él) y a la insaciable provocación de los trabajadores, que quieren, incluso, conservar el empleo o, el colmo, que no se les baje el salario. ¡Eso sí es avaricia! (lo digo yo).

Viene después nuestro amigo Ignacio Villa, el madrugador de la emisora de los obispos y columnista habitual en La Razón, ésta es su casa. Martillo de herejes, ejemplo vivo de la intolerancia ante todo lo que se menea más allá de la carcundia más estricta, nos muestra hoy su lado osito de peluche. Y se marca unas líneas que “pretenden ser una defensa de la actitud de [Nacho (sic) Uriarte]”, ese joven diputado del PP al que le pilló la poli algo beodo a las siete de la mañana, jugando en la vía pública a chocar con otros coches. Con su dimisión de la Comisión de Seguridad Vial, Uriarte ha estado tan gallardo, ha actuado tan meritoriamente, que a Ignacio Villa, uno lo adivina, se le saltan las lágrimas: “Uriarte es un chico que ronda los 30 años (…) de carne y hueso y por lo tanto puede cometer errores personales como cualquier hijo de vecino (…) Es muy fácil, desde luego sacar el cañón de artillería y disparar políticamente contra Uriarte (…) ¿Objetivo? Pues el de siempre, búsqueda maloliente de carnaza”. Hay que tener la cara de cemento…

En el Abc, seleccionamos hoy a Fernando Fernández, que anima a Zapatero, ya que está acabado -“El pato cojo”-, a hacer justo lo contrario de lo que ha hecho hasta ahora para dejar el recuerdo de un gran hombre político. Fernández se nos muestra poco partidario de Zapatero: “Llegó al poder en 2004 con un país traumatizado por un tremendo atentado terrorista que fracturó a la sociedad y en vez de curar la herida, se puso a la cabeza de la media España que quería responsabilizar a la otra media (…) Se ha mantenido en el mismo con unas política sectaria diseñada para aislar al Partido Popular, o sea a diez millones largos de españoles”. ¿Les suena esta monserga? ¿Es posible que les recuerde a algo o alguien?

Iba a añadirles alguna cosilla de Carrascal o Camacho, pero tampoco quiero que ustedes se me empachen de obscenidades. A poquitos, que sabe mejor.

Y vamos ya con nuestros juegos recreativos, lenitivo contra el aburrimiento para gente de toda edad y condición. Veamos, pues, como han editorializado Abc, El Mundo y La Razón, en un crescendo suave pero apreciable, sobre la muerte de Zapata:

Abc. “Incapaz de condenar ayer el crimen que representa la muerte del disidente cubano, Zapatero debe reflexionar antes de que sea demasiado tarde, porque llegará un día en que los cada vez más numerosos ciudadanos cubanos que luchan pacíficamente por la libertad vean la caída de la dictadura y recuerden entonces de qué lado estuvo España cuando ellos eran perseguidos”

El Mundo: "La postura del Gobierno hacia Cuba es (…) cada día más incomprensible y vergonzosa".

La Razón: “Ni el Ministerio de Exteriores ni el PSOE se atrevieron a condenar ayer la dictadura y sus crímenes cuando el PP lo propuso en el Congreso. En su lugar, y forzados por las circunstancias, se limitaron a reprobar genéricamente la falta de libertad y los abusos en el mundo, lo que demuestra su condescendencia patológica con un régimen que a esa hora desataba otra ola de arrestos entre opositores”.

Y ahora, de cabeza a la charca, al pantano. Ese comunicado de todos los partidos se hacía eco de la "consternación" que la noticia de la muerte de Zapata había causado "entre las fuerzas políticas y en la sociedad española que mantiene un vínculo muy sólido con la sociedad cubana", mostraba "su más profunda condolencia a la familia y amigos de Orlando Zapata” y manifestaba su honda preocupación por la "situación de los presos de conciencia en Cuba, cuya libertad, hoy, vuelve a pedir".

Lean ustedes, desnuda, la valoración de Federico Jiménez Losantos de ese texto en su blog:

Esta casta descastada, mansa y pregonada, resabiada de la vista y con querencia a toriles, que no merece llamarse española pero que representa muy bien esa continua limpieza de corrales, lidia de saldos y procesión de cornigachos, bizcos y escobillados en el ruedo político, ha producido tras el asesinato de Orlando Zapata en Cuba una birrionota que autoriza cualquier fantasía higiénica si no fuera a ensuciar lo que limpiase, antes incluso de tocarlo.”


Así empieza, para acabar con el siguiente derrote a la Casa Real: “Ni el Rey ni los Príncipes fueron a Honduras a la toma de posesión del nuevo y legítimo Gobierno, enemigo de los Castro, Chávez y demás gorilas. Pero a Castro no le fallan en las cenagosas cumbres iberoamericanas. Aún recordamos a Juan Carlos y Fidel abrazados y achispados brindando en Oporto. ¿Por qué brindaban? ¿Por los Orlandos Zapata asesinados en la Isla-Cárcel? ¿Dirá algo el Rey contra los asesinatos castristas, o dirá lo de siempre, o sea, nada? (…) ¡Qué triste ser español, representado por esta piara!"


Y ya puestos, provéanse de impermeable y otras prendas protectoras, mismamente como si estuvieran en las cataratas del Niágara o en Iguazú. Y sumerjámonos en el cenagal, el fango, la montaña de estiércol:


Blog de Pío Moa: “¿Cómo va a condenar al castrismo un Charlamento envilecido, formado mayoritariamente por delincuentes pro terroristas y pro chekistas, miembros de partidos corruptos hasta la médula y encubridores del 11-m la chusma de las Cortes, esas gentes de la trola, el choriceo y el puterío?”


No sorprende lo soez en el arriero, ¿pero no les inquieta y asusta esa virulencia y zafiedad en quiénes pavonean de reputados historiadores o enciclopédicos eruditos?

JO´SE MARÍA IZQUIERDO

Sobre el autorJOSÉ MARÍA IZQUIERDO (Madrid, 1946) fue redactor jefe de Diario 16, subdirector de Informaciones y corresponsal de EFE en La Habana. En 1983 se incorpora a EL PAÍS como jefe de Edición, donde fue redactor jefe y subdirector. En 1989 se incorpora como director de los Servicios Informativos a Canal+. En 1995 vuelve a El País como director adjunto. Desde setiembre de 2005 hasta noviembre de 2009 fue director de los Informativos de Cuatro y de CNN+.

Sobre el blog

El catavenenos probaba la comida para sus señores, fueran Agripina o cualquiera de los Borgia, y les informaba: ojo, aquí puede haber cicuta (o cianuro, o belladona). El autor de este blog asume esta profesión de riesgo y se sumerge en lo más profundo de la derecha española, tan vociferante y venenosa. El catador, ya inmunizado por la ingestión de dosis homeopáticas a lo largo de sus muchos años, se limitará a descubrirles una muestra del sapo o la culebra, y simplemente les advertirá de los graves daños que puede comportar para su equilibrio sicológico la lectura completa de tal o cual artículo. La decisión, enteramente suya.

¡A las barricadas, timoratos!

¡A las barricadas, timoratos!
Por: José María Izquierdo
Andan hoy los periódicos –con alguna salvedad- como perdidos, enmarañados en una crisis de identidad que les desfigura y les deja así como etéreos, sin bordes definidos. Más parecen nubes de algodón que férreos defensores, como siempre han sido, de sus históricas posiciones. La Razón, por ejemplo, se ha travestido de Mundo Obrero y es de mucha risa leer sus soflamas movilizadoras de masas. El Abc vive sin vivir en él y lo mismo parece sumarse a La Razón en su añoranza de los editoriales de Bandera Roja, que se traviste de El Mundo y se encela con el bar Faisán. Un lío, ya les digo. Para colmo, a Casimiro García Abadillo y a David Gistau les da, en El Mundo, por enredar con el Rey, el Príncipe y toda la familia real. Menos mal que Pedro J. sigue con su almacén de droguería -hoy toca nitroglicerina- empeñado, ¡ay!, en reabrir el juicio del 11-M.

“Francia se negó a detener a Elosúa horas después del chivatazo a ETA”, dice el Abc en un titular de primera a toda página que así, al pronto, te pilla desprevenido y tardas un tiempito –no un minuto ni dos, no; un buen rato- en saber de qué carajo están hablando. Vuelvan a leerlo y ya me dirán. ¿Por qué demonios tenía Francia que detener a un tal Elosúa, al que nadie conoce, horas después de no se sabe qué chivatazo?. Estas cosas pasan por travestirse. Se te enredan las palabras que no acostumbras a usar y dices fgtyhnm cuando querías decir tradición. Den gracias los guardianes del espíritu racial por la existencia de Hermann Terscht. Siempre en su papel, en “Golpistas” afirma que “en Chile, la dictadura de Pinochet duró –cada vez más suave- unos quince años. Dejó un país que hoy es modélico en Latinoamérica”. Con unos cuantos habitantes menos, a los que asesinó, pero ejemplar. No así de providenciales fueron los “golpistas de la UMD. Todos por supuesto unos fracasados (…) Todos acabaron cumpliendo penas blandísimas en castillos o penales medianamente razonables”. Si es que donde estuvieran unas buenas mazmorras con argollas en las paredes… Unos señoritos, estos de la UMD.

En La Razón, que como todo el mundo sabe, siempre se ha enfrentado valientemente a las patronales para defender las reivindicaciones del mundo del trabajo, están muy preocupados porque los sindicatos se han ablandado y ya no sirven para nada. A estos líderes sindicales de ahora se les arrugan las piernas a la hora de enfrentarse al patrono y al Gobierno. Se han quedado enclenques y canijos. Ni huelgas generales saben hacer, un desastre. Así que dedica gran foto y segundo titular para dar un pescozón a los sindicatos. “Manifestación de salón”, dice, ante la convocatoria prevista para hoy en Madrid. "Los sindicatos salen a la calle contra el 'pensionazo' con el visto bueno del Gobierno, que pide consenso”, añaden.

Dentro, Javier González Ferrari, también notable agitador de las masas en busca de acabar con la explotación obrera, titula su comentario "Bailando con lobos". “Unos sindicatos anacrónicos”, dice Ferrari, se ve que muy cabreado con los timoratos Toxo y Méndez, “salen a la calle para darle un pescozón cariñoso, nada amenazante, a Zapatero”. También le advierte al líder de IU que no ceda ni cabello de ángel en sus recias convicciones: “Si yo fuera Cayo Lara me cuidaría mucho de bailar ‘agarrao’ con el PSOE”. Les decíamos que el Abc también ayuda: en el editorial "Estreno sindical" también se lamenta de esta noñería sindical: “Las manifestaciones de hoy están más orientadas a cubrir el expediente y acallar críticas que a mostrar al Gobierno el poder de las movilizaciones obreras”.

¿No les emociona este arrebato revolucionario con aroma a Bakunin, este llamamiento a las barricadas? Parecería que La Razón y el Abc esperaran de la clase obrera una respuesta enérgica, bien contundente, a los desmanes del capitalismo: ¿Bastaría la quema de la Moncloa? ¿Acaso la toma armada del Banco de España? ¿De las Cajas de Ahorro, fusionadas o sin fusionar? ¿La quema de las iglesias?

Terminemos con el camino -¡tan predecible!- que ha llevado en el día de hoy –y abróchense los cinturones, que vienen curvas- esta basurilla del puff de El Mundo, los peritos y la química. Como era de prever, nuestra siempre enfadada muchachada, tan permisiva como escasa de memoria, se ha subido de nuevo a la mula vieja. O no ha reconocido al jumento –“Buenos días, ¿cómo estás?”, debieran haber saludado- o han hecho como aquellos señorones venidos a menos, que gustan estrenar el abrigo mil veces dado la vuelta. Esta cosa tan importante del trinitrotolueno, que amenaza con derribar los cimientos de nuestra democracia, no es si no la misma minucia mil y una veces repetida por los mismos en las mismas páginas de periódicos y libros, vociferadas una y otra vez en los mismos micrófonos y ante las cámaras de las mismas tertulias.

No perdamos el tiempo en aportar pruebas para desmontar un montaje: el sumario de la terrible tragedia del 11-M ocupó 100.000 folios; el juicio tuvo 57 sesiones durante 4 meses y 17 días o, lo que es lo mismo, 310 horas de vista oral. Hubo 309 testimonios, 24 traductores y 24 testigos protegidos, y se necesitaron 721 folios para acoger los razonamientos de la sentencia al detalle: el informe de los expertos sobre los explosivos ocupó 222 folios. La declaración conjunta de todos los peritos, ocupó dos sesiones completas, el 28 y el 29 de mayo de 2007. Allá se llenó la sesión de dibutil ftalato o Ftalato de dibutilo, de nitroglicerina, de dinitrotolueno, de nitroglicol, Goma 2 ECO y Titadyne. Y si Pedro J. quiere bronca con estas cosas puede pelearse con el director de EL PAÍS, Javier Moreno, que para eso es químico.


¿A qué viene entonces esta desvergüenza de volver, meses y meses después, a la misma mercancía averiada que el vicedirector de El Mundo, Casimiro García Abadillo, publicó en libro en la editorial de su empresa, la Esfera de los Libros, en colaboración con Antonio Iglesias, uno de los peritos de la acusación, y al que hoy entrevistan en El Mundo como gran experto, sin mencionar, faltaría más, que ya cobró de su editorial?




Cuando ya se desecharon las actas firmadas por todos los peritos tras meses de contrastar todos y cada uno de los datos desde aquel día de la grabación, ¿pretenden que se reabra el caso en base a unos gestos, unas interjecciones sobre aquello que ya se examinó científicamente del derecho y del revés?


Por eso es insufrible ver al director de El Mundo en el vídeo diario de su web hablar del cuento chino de la versión oficial, o escucharle, entrecortado por muchos puffs, acongojarse por tener esa sensación de estar cada vez más lejos de la verdad, o utilizar en vano el nombre de las víctimas. Si se animan, pinchen y vean.


Por si un acaso el estómago, en los hospitales tienen un tratamiento rápido para intoxicaciones medicamentosas: lavado gástrico con carbón activado, 1 gramo por kilo de peso (esto es, a voleo). Adminístrese cada ocho o seis horas aproximadamente.