Mario Firmenich y Norma Arrostito

Mario Firmenich y Norma Arrostito cuentan cómo murió Aramburu



Este artículo es la transcripción del que fuera publicado como nota principal, el 3 de setiembre de 1974 en la revista La causa peronista. Carece de Copyright y se considera de dominio público desde la desaparición de la editorial responsable de la mencionada publicación. El relato realizado por dos de sus principales protagonistas constituye un documento histórico de singular importancia para el estudio de la violencia armada desatada en Argentina en la década del 70.
Contenido


* 1 Introducción
* 2 Preparativos previos
* 3 Cómo entramos
* 4 La hora señalada
* 5 Una vez adentro
* 6 Afuera
* 7 El viaje
* 8 El Juicio
* 9 Sentencia y ejecución

Introducción



El 29 de mayo de 1970 las radios de todo el país interrumpieron su programación para dar cuenta de una noticia que poco después conmovería al país. "Habría sido secuestrado el Teniente General Pedro Eugenio Aramburu".


Era la una y media de la tarde. Esquivando puestos policiales y evitando caminos transitados, una pick up Gladiator avanzaba hacía cuatro horas rumbo a Timote.

En la caja, escondido tras una carga de fardos de pasto, viajaba el "fusilador" de Valle escoltado por dos jóvenes peronistas. Lo habían ido a buscar a su propia casa. Lo habían sacado a pleno día, en pleno centro de la Capital y lo habían detenido en nombre del pueblo.

Uno de los jóvenes peronistas tenía a mano un cuchillo de combate, ante cualquier eventualidad, ante la posibilidad de una trampa policial, ante la certeza de no poder escapar de un cerco o una pinza, iba a eliminar al jefe de la Libertadora. Aunque después cayeran todos. Así se había decidido desde el principio". El "fusilador" tenía que pagar sus culpas a la justicia del pueblo.

Era el 29 de mayo de 1970. El día en que el Onganiato festejaba por última vez el Día del Ejército. El día en que el pueblo festejaba el primer aniversario del Cordobazo. Habían nacido los Montoneros. El "Aramburazo", como lo bautizó el pueblo, que jamás tuvo dudas respecto de los autores del operativo, fue el lanzamiento público de una organización político militar que habría de transformarse, en poco tiempo en ejemplo y bandera del peronismo, en la máxima expresión de la lucha del pueblo contra el imperialismo y todos sus aliados y sirvientes nativos.

En este primer operativo firmado, llevado a cabo por un grupo de combatientes muy jóvenes, en absoluta precariedad de medios y contra un enemigo que, entonces, parecía todopoderoso. Montoneros definió su proyecto y mostró un camino. El "Aramburazo" logró, en ese sentido, la mayoría de sus objetivos.

El primer objetivo del "Operativo Pindapoy", como lo bautizaron en un principio los Montoneros era el lanzamiento público de la Organización, se cumplió con éxito. En cuestión de horas, días cuanto más, todos los argentinos supieron que las luchas peronistas, las de la Resistencia; las del Plan de Lucha, la de los Uturuncos y toda las expresiones combativas del peronismo, se habían sintetizado en un grupo de jóvenes dispuestos a triunfar o morir por su pueblo. Esto lo supieron los gorilas de quince años atrás y los gorilas de entonces. Y lo supo también la clase trabajadora, la que siempre había creado nuevas formas de lucha contra cada nueva estrategia imperialista, la que había dado su ejemplo a estos Montoneros que ahora avanzaban un paso más en la guerra: tomaban las armas hasta sus últimas consecuencias.

El segundo objetivo era ejercer la justicia revolucionaria contra el más inteligente de los cabecillas de la Libertadora. Porque si Rojas fue la figura más acabada del gorilismo, Pedro Eugenio Aramburu fue, en cambio, su cerebro y artífice. En Aramburu, el pueblo había sintetizado al antipueblo. El vasco era responsable directo de los bombardeos a la Plaza de Mayo, de las persecuciones y las torturas. Aramburu era culpable directo, además, del fusilamiento de 27 personas durante la represión de Junio del 56.


Preparativos previos

MARIO: El ajusticiamiento de Aramburu era un viejo sueño nuestro. Concebimos la operación a comienzos de 1969. Había de por medio un principio de justicia popular -una reparación por los asesinatos de junio del 56-, pero además queríamos recuperar el cadáver de Evita, que Aramburu había hecho desaparecer.

Pero hubo que dejar transcurrir el tiempo, porque aún no teníamos formado el grupo operativo. Entre tanto, trabajábamos en silencio: la ejecución de Aramburu debía significar precisamente la aparición pública de la organización.

A fines del 69 pensamos que ya era posible encarar el operativo. A los móviles iniciales, se había sumado en el transcurso de ese año la conspiración golpista que encabezaba Aramburu para dar una solución de recambio al régimen militar, debilitado tras el cordobazo.

Por la Importancia política del hecho, por el significado que atribuíamos a nuestra propia aparición, fuimos a la operación con el criterio de todo o nada. El grupo Inicial de Montoneros se juega a cara o ceca en ese hecho.

ARROSTITO: Toda la "organización" éramos doce personas, entre los de Buenos Aires y los de Córdoba. En el operativo jugamos diez.

Lo empezamos a fichar a comienzos del 70, sin mayor información. Para sacar direcciones, nombres, fotos, fuimos a las colecciones de los diarios, principalmente de La Prensa. En una revista, Fernando encontró fotos interiores del departamento de la calle Montevideo. Eso nos dio una idea de cómo podían ser las cosas adentro.

MARIO: Pero dedicamos el máximo esfuerzo al fichaje externo. El edificio donde él vivía está frente al colegio Champagnat, y averiguamos que en el primer piso - de ese colegio - había una sala de lectura o una biblioteca. Entonces nos colamos y fuimos a leer ahí. El que inauguró el método fue Fernando, que era bastante desfachatado. Más que leer, mirábamos por la ventana. Nos quedábamos por periodos cortos, media hora, una hora.

Nunca nadie nos preguntó nada.

ARROSTITO: Allí lo vimos por primera vez, de cerca. Solía salir alrededor de las once de la mañana, a veces antes, a veces después, a veces no salía. Lo vimos tres veces desde el Champagnat.

Después fichamos desde la esquina de Santa Fe, en forma rotativa. Llegamos a hacer relevos cada cinco minutos. Teníamos que hacer así porque en esa esquina había un cabo de consigna, uno rubio, gordito, y no queríamos llamar la atención.

MARIO: A medida que chequeábamos, fuimos variando el modelo operativo. La primera idea había sido levantarlo por la calle cuando salía a caminar. Pensábamos llevar uno de esos autos con cortina en la luneta y tapar las ventanillas con un traje a cada lado. Le dimos muchas vueltas a la idea hasta que la descartamos y resolvimos entrar y sacarlo directamente del octavo piso.

Para eso hacía falta una buena "llave". La mejor excusa era presentarse como oficiales del Ejército. El Gordo Maza y otro compañero habían sido liceístas, conocían el comportamiento de los militares. Al Gordo Maza incluso le gustaba, era bastante milico, y le empezó a enseñar a Fernando los movimientos y las órdenes. Ensayaban juntos.

ARROSTITO: Compraron parte de la ropa en la casa Isola, una sastrería militar en la Avenida de Mayo, al lado de Casa Muñoz. Fernando Abal tenía 23 años, Ramus y Firmenich 22, Capuano Martínez, 21. Cortándose el pelo pasaban por colimbas. Así que allí compramos las insignias, las gorras, los pantalones, las medias, las corbatas. Para comprar algunas cosas, hasta se hicieron pasar por boy-scout. Un oficial retirado peronista donó su uniforme: simpatizaba con nosotros, aunque no sabia para qué lo íbamos a usar. El problema es que a Fernando le quedaba enorme. Tuve que hacer de costurera, amoldárselo al cuerpo. La gorra la tiramos -era un gorrón- le bailaba en la cabeza pero usamos la chaquetilla y las insignias.

Cómo entramos

MARIO: Una cosa que nos llamó la atención es que Aramburu no tenía custodia, por lo menos afuera. Después se dijo que el ministro Imaz se la había retirado pocos días antes del secuestro, pero no es cierto. En los cinco meses que estuvimos chequeando, no vimos custodia exterior ni ronda de patrulleros. Solamente el portero tenía pinta de cana, un morocho corpulento.

A alguien se le ocurrió: Si no tenía custodia, ¿Por qué no íbamos a ofrecérsela? Era absurdo, pero esa fue la excusa que usamos.

Justo en esos días que la operación iba tomando forma, a alguien se le ocurre arreglar la calle Montevideo, una de esas reparaciones de luz o de gas que siempre están haciendo; vaya a saber. Lo cierto es que rompieron media calle, justo del lado de su casa y nosotros teníamos que poner la contención ahí.

Era un problema. Pensamos cortar la calle con uno de esos letreros que dicen "En reparación", "Hombres trabajando". Pero lo descartamos.

Después nos fijamos que el garaje del Champagnat daba justo frente a la puerta del edificio y que en dirección a Charcas había otro garaje, y que ahí el pavimento no estaba roto. Entonces la contención iba a estar ahí: un coche sobre la vereda del Champagnat, el otro en el garaje.

La hora señalada

MARIO: La planificación final la hicimos en la casa de Munro donde vivíamos Capuano Martínez y yo. Allí pintamos con aerosol la pick-up Chevrolet que iba a servir de contención. La pintamos con guantes, hacíamos todo con guantes, para no dejar impresiones digitales. No sabíamos mucho sobre el asunto pero por las dudas no dejábamos huellas ni en los vasos y en las prácticas, llegamos a limpiar munición por munición con un trapo.

ARROSTITO: La casa operativa era la que alquilábamos Fernando y yo, en Bucarelli y Ballivián, Villa Urquiza. Allí teníamos un laboratorio fotográfico. La noche del 28 de mayo, Fernando lo llamó a Aramburu por teléfono, con un pretexto cualquiera. Aramburu lo trató bastante mal, le dijo que se dejara de molestar o algo así. Pero ya sabíamos que estaba en su casa. Dentro de Parque Chas dejamos estacionados esa noche los dos autos operativos: la pick-up Chevrolet y un Peugeot 404 blanco; y tres coches más que se iban a necesitar: una Renoleta 4L blanca mía, un taxi Ford Falcon que estaba a nombre de Firmenich, y una pick-up Gladiator 380, a nombre de la madre de Ramus. La mañana del 29 salimos de casa. Dos compañeros se encargaron de llevar los coches de recambio a los puntos convenidos. La Renoleta quedó en Pampa y Figueroa Alcorta, con un compañero adentro. El taxi y la Gladiator cerca de Aeroparque, en una cortada, el taxi cerrado con llave y un compañero dentro de la Gladiator.

En el Peugeot 404 subieron Capuano Martínez, que iba de chofer, con otro compañero, los dos de civil pero con el pelo bien cortito y detrás, Maza con uniforme de capitán y Fernando Abal, como teniente primero.

MARIO: Ramus manejaba la pick-up Chevrolet y la "flaca" (Norma) lo acompañaba en el asiento de adelante. Detrás iba un compañero disfrazado de cura, y yo con uniforme de cabo de la policía.

ARROSTITO: Yo llevaba una peluca rubia con claritos y andaba bien vestida y un poco pintarrajeada. El Peugeot iba adelante por Santa Fe.

Dobló en Montevideo, entró en el garaje. Capuano se quedó al volante y los otros tres bajaron. Le pidieron permiso al encargado para estacionar un ratito.

Cuando vio los uniformes, dijo que si enseguida. Salieron caminando a la calle y entraron en Montevideo 1053.

Nosotros veníamos detrás con la pick-up. En la esquina de Santa Fe bajé yo y fui caminando hasta la puerta misma del departamento. Me paré allí. Tenía una pistola.

MARIO: Nosotros seguimos hasta la puerta del Champagnat y estacionamos sobre la vereda. "El cura" y yo nos bajamos. Dejé la puerta abierta con la metralleta sobre el asiento, al alcance de la mano. Había otra en la caja al alcance del otro compañero. También llevábamos granadas.

Ese día no vi al cana de la esquina. Mi preocupación era que hacer si me aparecía ya que era "mi superior", tenía un grado mas que yo. Pasaron dos cosas divertidas. Se arrimó un Fiat 600 y el chofer me pidió permiso para estacionar. Le dije que no. Quiso discutir: -¿Y porque la pick-up sí?. Le dije -Circule!. Se fueron puteando.

En eso pasó un celular, le hice la venia al chofer y el tipo me contestó con la venia.

Una vez adentro

MARIO: Un compañero quedo en el séptimo, con la puerta del ascensor abierta, en función de apoyo.

Fernando y el Gordo subieron un piso más. Tocaron el timbre, rígidos en su apostura militar. Fernando un poco más rígido por la "metra" que llevaba bajo el pilotín verde oliva.

Los atendió la mujer del General. No le infundieron dudas: eran oficiales del Ejército. Los invitó a pasar, les ofreció café mientras esperaban que Aramburu terminara de bañarse.

Al fin apareció sonriente impecablemente vestido. Tomó café con ellos mientras escuchaba complacido el ofrecimiento de custodia que le hacían esos jóvenes militares. A Maza le descubrió enseguida el acento: -Usted es cordobés. -Si, mi general.

Las cortesías siguieron un par de minutos mientras el café se enfriaba, y el tiempo también y los dos muchachos agrandados se paraban y desenfierraban, y la voz cortante de Fernando dijo:

-Mi General, usted viene con nosotros.

Así. Sin mayores explicaciones. A las nueve de la mañana.

¿Si se resistía? Lo matábamos. Ese era el plan, aunque no quedara ninguno de nosotros vivos.

Afuera

MARIO: De golpe lo increíble. Habíamos ido allí dispuestos a dejar el pellejo, pero no: era Aramburu el que salía por la puerta de Montevideo y el gordo Maza lo llevaba con un brazo por encima del hombro, como palmeándolo, y Fernando lo tomaba del otro brazo. Caminaban apaciblemente.

Pero no, ahí estaba, caminando apaciblemente entre el Gordo Maza que le pasaba el brazo por el hombro, y Fernando lo empujaba levemente con la metra bajo el pilotín.

Seguramente no entendía nada. Debió creer que alguien se adelantaba al golpe que había planeado, porque todavía no dudaba que sus captores eran militares.

Su mujer había salido. De eso me entere después, porque no recuerdo haberla visto.

Subieron al Peugeot y arrancaron hacia Charcas, dieron la vuelta por Rodríguez Peña hacia el Bajo, y nosotros detrás.


El viaje

MARIO: Cerca de la Facultad de Derecho detuvieron el Peugeot y trasbordaron a la camioneta nuestra. Capuano, la Flaca y otro compañero subieron adelante, Fernando y Maza con Aramburu, atrás. Allí se encontró por primera vez con "el cura" y conmigo. Debió parecerle esotérico: un cura y un policía; y el cura que en su presencia empezaba a cambiarse de ropa. Se sentó en la rueda de auxilio. No decía nada, tal vez porque no entendía nada. Le tomé la muñeca con fuerza y la sentí floja, entregada. Maza, "el cura", la Flaca y otro compañero se bajaron en Pampa y Figueroa Alcorta, llevándose los bolsos con los uniformes y parte de los fierros. Fueron a la casa de un compañero a redactar el Comunicado número uno. Quedaron Ramus y Capuano adelante, Aramburu, Fernando y yo atrás, Seguimos hasta el punto donde estaban los otros dos coches. Bajamos, Capuano subió al taxi, y nosotros nos dirigimos a la otra pick-up, la Gladiator, donde había un compañero.

La Gladiator tenía un toldo y la parte de atrás estaba camuflada con fardos de pasto. Retirando un fardo, quedaba una puertita. Por allí entraron Fernando y el otro compañero con Aramburu. Adelante Ramus que era el dueño legal de la Gladiator y yo, siempre vestido de policía. Durante más de un mes habíamos estudiado la ruta directa a Timote, sin pasar por ningún puesto policial y por ninguna ciudad importante. Delante iba el taxi conducido por Capuano, abriendo punta. Un par de walkie-talkies aseguraba la comunicación entre él y nosotros. Otro par entre la cabina de la Gladiator y la caja.

En toda mi vida operativa no recuerdo una vía de escape más sencilla que esta. Fue un paseo. El único punto que nos preocupaba era la Gral. Paz, pero la pasamos sin problemas: no estaba tan controlada como ahora. Salimos por Gaona, a partir de ahí empezamos a tomar caminos de tierra dentro de la ruta que habíamos diseñado. El Río Luján lo cruzamos por un viejo puente de madera, entre Luján y Pilar por donde no pasa nadie. Si la alarma se hubiera dado enseguida, creo que igual nos hubiéramos escapado, porque la ruta era perfecta. Tardamos ocho horas en hacer un camino que puede hacerse en cuatro, pero no entramos en ningún poblado ni nos detuvimos a comer o cargar nafta. Para eso estaba el taxi, legal, que traía las provisiones.

Aramburu no habló en todo el viaje salvo cuando los compañeros tuvieron que buscar el bidón en la oscuridad. -Aquí está, dijo.

A la una de la tarde la radio empezó a hablar del presunto secuestro. Ya estábamos a mitad de camino.

Serían las cinco y media o las seis cuando llegamos a LA CELMA, un casco de estancia que pertenecía a la familia de Ramus. El taxi se volvió a Buenos Aires y nosotros entramos. La primera tarea de Ramus fue distraer la atención de su capataz, el vasco Acébal.

Esto no fue fácil porque la casa de Acébal y el casco de la estancia estaban casi pegados y Ramus tuvo que arrinconar al vasco a un costado de la entrada hablándole de cualquier cosa, mientras Fernando y el otro compañero metían a Aramburu en la casa de los Ramus. Pero Acéfal no sintió nada y los únicos que aparecimos frente a él fuimos Ramus y yo, que me había cambiado el uniforme de policía.


El Juicio

MARIO: Metimos a Aramburu en un dormitorio, y ahí mismo esa noche le iniciamos el juicio. Lo sentamos en una cama y Fernando le dijo:

-General Aramburu, usted está detenido por una organización revolucionaria peronista, que lo va a someter a juicio revolucionarlo.

Recién ahí pareció comprender. Pero lo único que dijo fue:

-Bueno.

Su actitud era serena. Si estaba nervioso, se dominaba. Fernando lo fotografió así, sentado en la cama, sin saco ni corbata, contra la pared desnuda. Pero las fotos no salieron porque se rompió el rollo en la primera vuelta
.

Para el juicio se utilizo un grabador. Fue lento y fatigoso porque no queríamos presionarlo ni intimidarlo y el se atuvo a esa ventaja, demorando las respuestas a cada pregunta, contestando. "no sé", "de eso no me acuerdo", etc.

El primer cargo que le hicimos fue el fusilamiento del General Valle y los otros patriotas que se alzaron con él, el 9 de junio de 1956. Al principio pretendió negar. Dijo que cuando sucedió eso él estaba de viaje en Rosario. Le leímos sílaba a sílaba los decretos 10.363 y 10.364, firmados por él, condenando a muerte a los sublevados. Le leímos la crónica de los fusilamientos de civiles en Lanús y José León Suárez.

No tenía respuesta. Finalmente reconoció:

-Y bueno, nosotros hicimos una revolución, y cualquier revolución fusila a los contrarrevolucionarios
.

Le leímos la conferencia de prensa en que el Almirante Rojas acusaba al general Valle y los suyos de marxistas y de amorales. Exclamó:

-Pero yo no he dicho eso!

Se le preguntó si de todos modos lo compartía. Dijo que no. Se le preguntó si estaba dispuesto a firmar eso. El rostro se le aclaró quizá porque pensó que la cosa terminaba ahí. "Si era por esto, me lo hubieran pedido en mi casa", dijo, e inmediatamente firmó una declaración en que negaba haber difamado a Valle y los revolucionarios del 56. Esa declaración se mandó a los diarios, y creo que apareció publicada en Crónica.

El segundo punto del juicio a Aramburu versó sobre el golpe militar que él preparaba y del que nosotros teníamos pruebas, lo negó terminantemente, Cuando le dimos datos precisos sobre su enlace con un general en actividad, dijo que era "un simple amigo". Sobre esto, frente al grabador, fue imposible sacarle nada. Pero apenas se apagaba el grabador compartiendo con nosotros una comida o un descanso, admitía que la situación del régimen no daba para más, y que sólo un gobierno de transición -para el que él se consideraba capacitado para ejercer- podía salvar la situación. Su proyecto era, en definitiva, el proyecto del GAN, que luego impulsaría Lanusse: la integración pacifica del peronismo a los designios de las clases dominantes.

Es posible que las fechas se me confundan, porque los que llevamos el juicio adelante fuimos tres: Fernando, el otro compañero y yo. Ramus iba y venía continuamente a Buenos Aires. De todas manera yo creo que el tema de Evita surgió el segundo día del juicio, el 31 de mayo. Lo acusábamos, por supuesto, de haber robado el cadáver. Se paralizó. Por medio de morisquetas y gestos bruscos se negaba a hablar, exigiendo por señas qua apagáramos el grabador. Al fin, Fernando lo apagó.

-Sobre ese tema no puedo hablar, dijo Aramburu, -por un problema de honor. Lo único que puedo asegurarles es que ella tiene cristiana sepultura.

Insistimos en saber qué había ocurrido con el cadáver. Dijo que no se acordaba. Después intentó negociar: él se comprometía a hacer aparecer el cadáver en el momento oportuno, bajo palabra de honor.

Insistimos. Al fin dijo:

-Tendría que hacer memoria.

-Bueno, haga memoria.

Anochecía. Lo llevamos a otra habitación. Pidió papel y lápiz. Estuvo escribiendo antes de acostarse a dormir. A la mañana siguiente, cuando se despertó, pidió para ir al baño. Después encontramos algunos papelitos rotos, escritos con letra temblorosa. Volvimos a la habitación del juicio. Lo interrogamos sin grabador. A los tirones contó la historia verdadera: el cadáver de Eva Perón estaba en un cementerio de Roma, con nombre falso, bajo custodia del Vaticano. La documentación vinculada con el robo del cadáver estaba en una caja de seguridad del Banco Central a nombre del coronel Cabanillas. Más que eso no podía decir, porque su honor se lo impedía.


Sentencia y ejecución

Era ya la noche del 1ro. de junio. Le anunciamos que el Tribunal iba a deliberar. Desde ese momento no se le habló más. Lo atamos a la cama. Preguntó por qué. Le dijimos que no se preocupara. A la madrugada Fernando le comunicó la sentencia:

-General, el Tribunal lo ha sentenciado a la pena de muerte. Va a ser ejecutado en media hora.

Ensayó conmovernos. Habló de la sangre que nosotros, muchachos jóvenes, íbamos a derramar. Cuando pasó la media hora lo desamarramos, lo sentamos en la cama y le atamos las manos a la espalda. Pidió que le atáramos los cordones de los zapatos. Lo hicimos. Preguntó si se podía afeitar. Le dijimos que no había utensilios. Lo llevamos por el pasillo interno de la casa en dirección al sótano. Pidió un confesor. Le dijimos que no podíamos traer un confesor porque las rutas estaban controladas.

-Si no pueden traer un confesor -dijo-, ¿cómo van a sacar mi cadáver?

Avanzó dos o tres pasos más. ¿Qué va a pasar con mi familia? preguntó. Se le dijo que no había nada contra ella, que se le entregarían sus pertenencias.

El sótano era tan viejo como la casa, tenia setenta años. Lo habíamos usado la primera vez en febrero del 69, para enterrar los fusiles expropiados en el Tiro Federal de Córdoba. La escalera se bamboleaba. Tuve que adelantarme para ayudar su descenso.

-Ah, me van a matar en el sótano-, dijo. Bajamos. Le pusimos un pañuelo en la boca y lo colocamos contra la pared. El sótano era muy chico y la ejecución debía ser a pistola.

Fernando tomó sobre sí la tarea de ejecutarlo. Para él, el jefe debía asumir siempre la mayor responsabilidad. A mí me mandó arriba a golpear sobre una morsa con una llave, para disimular el ruido de los disparos.

-General -dijo Fernando-, vamos a proceder.

-Proceda -dijo Aramburu.


Fernando disparó la pistola 9 milímetros al pecho, Después hubo dos tiros de gracia, con la misma arma y uno con una 45. Fernando lo tapó con una manta. Nadie se animó a destaparlo mientras cavábamos el pozo en que íbamos a enterrarlo.

Después encontramos en el bolsillo de su saco lo que había estado escribiendo la noche del 31. Empezaba con un relato de su secuestro y terminaba con una exposición de su proyecto político. Describía a sus secuestradores como jóvenes peronistas bien intencionados pero equivocados. Eso confirmaba a su juicio, que si el país no tenía una salida institucional, el peronismo en pleno se volcaría a la lucha armada. La salida de Aramburu era una réplica exacta del GAN de Lanusse. Este manuscrito y el otro en que Aramburu negaba haber difamado a Valle, fueron capturados por la policía en el allanamiento a una quinta en González Catán. El gobierno de Lanusse no los dio a publicidad.

Mario Eduardo Firmenich

Mario Eduardo Firmenich (n. Buenos Aires, 24 de enero de 1948) es un ex jefe guerrillero argentino, uno de los fundadores de la organización guerrillera Montoneros.


* 1 Biografía
o 1.1 Juventud
o 1.2 Inicios en Montoneros
o 1.3 Dirección de Montoneros
o 1.4 Montoneros y Perón
o 1.5 Pase a la clandestinidad
o 1.6 Exilio
o 1.7 Retorno a la democracia
* 2 Referencias

Juventud

Firmenich egresó como bachiller del Colegio Nacional de Buenos Aires en 1966 con medalla de oro; durante su paso por el Colegio participó activamente en la Juventud Estudiantil Católica (JEC), sosteniendo ideas propias de la derecha nacionalista. Otros futuros líderes de Montoneros, como Fernando Abal Medina y Gustavo Ramus provendrían del mismo contexto. Allí conoció al sacerdote Carlos Mugica, cuya obra como benefactor de los pobres y habitantes de las "villas miseria" de los suburbios de Buenos Aires, tendría una importancia notable en su formación y en el viraje de sus ideas hacia la izquierda; Mugica y Firmenich mantendrían una estrecha relación hasta el asesinato del primero en 1974, atribuido a la Alianza Anticomunista Argentina.


Inicios en Montoneros

Firmenich integró el grupo fundador de la organización armada Montoneros, junto a Fernando Abal Medina y otros, como Carlos Gustavo Ramus y Norma Arrostito; la organización estaba sustentada ideológicamente sobre una interpretación idiosincrática del peronismo, comprendido a la manera nacionalista como única forma política revolucionaria adaptada a la situación argentina y fusionada con elementos que, sin duda presentes en el marco general peronista, cobraron mayor intensidad por la ideología de sus fundadores, en especial el nacionalismo católico y la revolución cubana. El 29 de mayo de 1970 Firmenich participó en la Operación Pindapoy, consistente en el secuestro y posterior asesinato del ex dictador Pedro Eugenio Aramburu, al que Montoneros sometió a un procedimiento en el que no tenía derecho de defensa alguno que llamó un juicio popular, por ser el principal responsable de la masacre de José León Suárez.


Años más tarde fue publicado un pormenorizado relato en el recordado número de la revista La causa peronista del 3 de septiembre de 1974, cuyo título de tapa era: "Mario Firmenich y Norma Arrostito cuentan cómo murió Aramburu".


Dirección de Montoneros

Luego de la muerte de Fernando Abal Medina y Gustavo Ramus en un enfrentamiento armado con la policía en un bar de la localidad de W. Morris, y de José Sabino Navarro, alias "Negro", en la sierra cordobesa durante el gobierno militar de la llamada Revolución Argentina, Firmenich alcanzó el liderazgo de la conducción nacional de Montoneros, cargo que mantuvo hasta la disolución de la organización. Entre 1971 y 1979 Firmenich lideró la OPM Montoneros como secretario general, desempeñándose también como autor de su línea política y de la mayoría de sus documentos a través de las diversas alternativas de la lucha política de la época. A Firmenich se lo consideró frecuentemente representante del ala más militarista de la organización.


Montoneros y Perón

La relación de Montoneros con Perón sufrió fuertes altibajos; durante su forzoso exilio en España, éste se mostró complaciente con las acciones de la organización, y para cuando el gobierno de facto de Alejandro Agustín Lanusse dio lugar finalmente a elecciones, en las que resultó electo Héctor J. Cámpora, varias figuras afines a ella ocuparon puestos de gobierno. Entre ellas se contaban Esteban Righi, nombrado ministro de Interior, el gobernador de Salta Miguel Ragone, el de Mendoza Alberto Martínez Baca, el de Santa Cruz, Jorge Cepernic y el gobernador cordobés Ricardo Obregón Cano. Sin embargo, muchas de estos logros se revirtieron durante el breve gobierno del sucesor de Cámpora, Raúl Lastiri, yerno y amigo de José López Rega, llamado El Brujo; López Rega, enviado por Perón como ministro de Bienestar Social durante el gobierno de Cámpora, había cobrado una gran influencia sobre el matrimonio Perón. No se conoce a ciencia cierta cuánto de la orientación que tomaría el tercer gobierno de Perón se debe a él, pero sin duda fue uno de los artífices del giro a la derecha de éste y uno de los principales impulsores de la Triple A, como se conoció a la Alianza Anticomunista Argentina.

Fue en este contexto en que se produjo el regreso de Perón a la Argentina; cuando, el 20 de junio de 1973, una inmensa movilización de masas fue a recibirlo al Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini en Ezeiza, la derecha peronista atacó abiertamente a la columna de la Juventud Peronista y de Montoneros. La facción de derecha, liderada y organizada por López Rega[1] y por el coronel Jorge Osinde asesinó a más de doscientas personas en la llamada masacre de Ezeiza y contó con el apoyo público del mismo Perón.



El 25 de septiembre de ese mismo año, Montoneros asesinó a José Ignacio Rucci, secretario general de la CGT, una de las figuras más importantes de la línea conservadora del peronismo sindical; esta acción, que no fue reconocida públicamente por la organización en ese momento, se realizó aparentemente con la intención de debilitar la influencia de esos sectores sindicales en el entorno de Perón, pero resultó contraproducente. Según declaraciones del periodista Ricardo Roa durante la investigación judicial por la muerte de Rucci, Firmenich les dijo “Fuimos nosotros”, aceptando la autoría de Montoneros.[2]


La situación llevó a Firmenich (junto a otros miembros de la conducción nacional como Roberto Quieto, ex líder de las marxistas Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) recientemente fusionadas con Montoneros) a apartarse del gobierno peronista, que había neutralizado la influencia montonera en el Parlamento imponiendo una rígida disciplina partidaria. El agravamiento de las circunstancias por las persecuciones de la Triple A y el aval dado por Perón a las mismas con la aprobación de la Ley Antisubversiva[3] radicalizaron el enfrentamiento. Cuando en la celebración del día del Trabajo el 1 de mayo de 1974 el discurso de Perón desde los balcones de la Casa Rosada los definió como "imberbes" y "estúpidos", Montoneros decidió su regreso a la lucha armada.


Pase a la clandestinidad
Firmenich en 1979.

A la muerte de Perón, y tras la asunción de su esposa y vicepresidente María Estela Martínez, maleable a la influencia de López Rega, la Conducción Nacional de Montoneros dirigida por Firmenich decidió el "pase a la clandestinidad" de la organización y de los frentes de masas que ésta había construido y que constituían la corriente principal dentro de la tendencia revolucionaria peronista (la Juventud Peronista, la Juventud Universitaria Peronista, la Juventud Trabajadora Peronista, el Movimiento de Villeros Peronistas, el Movimiento de Inquilinos Peronistas, la Agrupación Evita, etc.).


El 15 de julio de 1974 Montoneros, bajo la dirección de Firmenich, asesinó al ex ministro Arturo Mor Roig, un político radical ya retirado de la actividad, y que se encontraba sin custodia alguna en un restaurante de San Justo; este hecho fue un intento de desestabilizar al gobierno justicialista cada vez más cerradamente unido en torno a López Rega. La organización Montoneros pasó a la clandestinidad el 6 de septiembre de 1974. Desde esa fecha, fue nombrada en los medios periodísticos como "la organización autoproscripta". Firmenich se ocupó de la dirección de las operaciones armadas de la organización, entre las que se contó la Operación Mellizas (19 de septiembre), que consistió en el secuestro de los millonarios industriales Juan y Jorge Born, gracias al cual Montoneros se hizo con un rescate récord de 60 millones de dólares; y de las relaciones institucionales, reuniéndose entre otras figuras con el dirigente opositor Ricardo Balbín, perteneciente a la Línea Nacional de la Unión Cívica Radical.


Exilio

Poco antes de producirse el golpe militar que dio lugar al Proceso de Reorganización Nacional en marzo de 1976, los niveles superiores de la organización, Firmenich entre ellos, decidieron que la mayoría de la Conducción Nacional de Montoneros partiera al exilio. Firmenich residió en Roma y México hasta recalar en Cuba como huésped de Fidel Castro.

Ya en 1975 se habían sentado las bases de lo que sería una reestructuración de la OPM en un "Partido Montonero" y un "Ejército Montonero", y en abril de 1977 se creó formalmente una nueva estructura organizada independientemente del movimiento peronista, el Movimiento Peronista Montonero (MPM). En 1978, en coincidencia con el mundial de fútbol a realizarse en Argentina, Montoneros organizó una campaña publicitaria de gran alcance con el objeto de concientizar a la comunidad internacional de los abusos cometidos por la dictadura. En el contexto de la misma Fernando Vaca Narvaja se reunió con buena parte de los líderes de la Internacional Socialista, como Lionel Jospin y Willy Brandt.

En 1979, considerando que las contradicciones internas de la dictadura eran suficientes para "devolver el golpe", desde la conducción en el exilio de la organización se votó una "contraofensiva popular"; la que terminó en un rotundo fracaso y significó la muerte en combate o captura y posterior desaparición de la mayoría de los cuadros montoneros aún activos. Firmenich visitó Nicaragua ese mismo año, tras la victoria de la revolución sandinista, y colaboró con el nuevo gobierno revolucionario de ese país.

Retorno a la democracia

Luego de caída la dictadura militar, bajo el gobierno constitucional del radical Raúl Alfonsín, Firmenich fue capturado en Brasil, extraditado, juzgado y condenado a 30 años de prisión por cargos de homicidio y secuestro, junto con Fernando Vaca Narvaja, Enrique Gorriarán Merlo y Roberto Perdía. Desde la cárcel lideró el Peronismo Revolucionario, una corriente interna minoritaria del Movimiento Peronista, dedicada a reivindicar los objetivos de la izquierda peronista de los '70.

Excluido en un primer momento por el presidente Carlos Menem del indulto otorgado a los jefes guerrilleros y militares, finalmente el decreto 2.742 del 29 de diciembre de 1990 otorgó la libertad de Firmenich. Tras abandonar la prisión, dejó la política activa para dedicarse al estudio y la investigación. Se recibió de licenciado en Economía en la Universidad de Buenos Aires en febrero de 1996, con el mejor promedio de su promoción, aunque el centro de estudiantes de la facultad, liderado por la agrupación radical Franja Morada impidió que se le otorgara la medalla de oro por tal logro. Posteriormente marchó a Barcelona, donde se doctoró en 1999 bajo la tutela del premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz.

Durante su estadía en Europa se ha desempeñado como profesor asociado en el Departamento de Teoría Económica de la Universidad de Barcelona, y ha publicado diversos artículos en revistas especializadas. En 2004 publicó y presentó su libro "Eutopía", desarrollando un proyecto alternativo al neoliberalismo vigente. Actualmente reside en Vilanova i la Geltru, provincia de Barcelona, donde se dedica a la labor teórica acompañado por su familia y es profesor del Departamento de Economía de la Universitat Rovira i Virgili (Reus, provincia de Tarragona). Su esposa proviene de una familia tradicional de Córdoba y es familiar del ex vicepresidente radical Víctor H. Martínez.


Referencias

1. ↑ CASTRO, Reynaldo - Con vida se los llevaron, p. 11
2. ↑ perfil.com, Firmenich, en el expediente judicial
3. ↑ Ley 20840: Seguridad Nacional. Penalidades para las actividades subversivas en todas sus manifestaciones. Sancionada: Septiembre 28 de 1974. Promulgada: Septiembre 30 de 1974..

==Enlaces externos==

* [http://www.pagina12.com.ar/2001/01-08/01-08-05/contrata.htm
* [http://www.elortiba.org/memoria1.html

Artículo periodístico del poeta y periodista Juan Gelman sobre Mario Firmenich]

Fernando Luis Abal Medina (1947–1970)

Fernando Luis Abal Medina (1947–1970) fue un activista católico, dirigente político juvenil y guerrillero argentino, partidario de la vía armada como camino revolucionario. Fue fundador de la organización armada Montoneros, y líder principal de la misma en sus orígenes.
Contenido


* 1 Juventud y formación
* 2 Activismo y militancia política
* 3 Su muerte
* 4 Legado
* 5 Notas




Juventud y formación

Nació en 1947, en el seno de una acomodada familia de marcada tendencia nacionalista y católica. Cursó la escuela secundaria en el Colegio Nacional Buenos Aires, donde fue compañero de Mario Firmenich y Carlos Gustavo Ramus, también futuros jefes montoneros.

Era un joven culto, delgado, alto y de rostro anguloso, que por entonces leía y admiraba a León Bloy, un místico francés, antiguo comunero convertido bajo el régimen de Adolphe Thiers en un católico febril y extremista. En esa época, su hermano Juan Manuel era secretario de redacción de la revista Azul y Blanco, dirigida por Marcelo Sánchez Sorondo-y por Ricardo Curutchet, cuya línea editorial estaba orientada hacia los militares argentinos de rango superior. Semanario que funcionaba en el Estudio Jurídico de los Dres: Jorge P. Ramos Mejía - Francisco Uriburu Quintana (Subsecretario del Ministerio del Interior 66-70) - y Marcelo Sánchez Sorondo, en la calle Charcas del barrio de Retiro frente a la Plaza San Martín de la Ciudad de Buenos Aires.
En este semanario y en su muleto "Segunda Republica", Fernando Abal Medina colaboró vendiendo suscripciones lo que le sirvió para relacionarse, desde muy joven, con gente mucho mayor que él y sobre todo con políticos y militares nacionalistas.

Desde 1964 Fernando era miembro de la Juventud Estudiantil Católica (JEC), rama juvenil de la Acción Católica, agrupación que abandonó ese mismo año al conocer al carismático sacerdote jesuita Carlos Mugica, convirtiéndose en uno de sus más devotos seguidores espirituales y políticos. En dichas instancias estuvo siempre acompañado por su inseparable amigo Ramus. La familia Múgica Echague era vecina del barrio de Retiro y residía en un departamento de la calle Arroyo. El joven sacerdote de esta familia desempeñaba sus tareas religiosas en la villa 31 que quedaba y aún queda a unas pocas cuadras de su vivienda.

Fuertemente influenciado por las ideas del padre Mugica y el Movimiento de sacerdotes para el Tercer Mundo, a fines del año 1966 se vinculó a la revista Cristianismo y Revolución, donde conoció a su director Juan García Elorrio, un vehemente ex-seminarista fundador del Comando Camilo Torres. En 1967 se integró en dicha célula activista junto a Firmenich y Ramus, conociendo allí a Norma Arrostito, siete años mayor que él, quien se convertiría en su pareja hasta su muerte.

En las postrimerías de 1969 estaba ya de vuelta de su experiencia castrista y en el Estudio Ramos Mejía se grabó con la voz de Fernando Abal Medina la Proclama del General Eduardo Labanca que se envió a todas las unidades del ejército argentino. También en aquel año 1969 participó en las reuniones del entonces recientemente creado Círculo del Plata, del que era cofundador su hermano Juan Manuel, y que presidía Juan M. Palacios, quien estaba casado con la secretaria del Estudio Ramos Mejía-Sánchez Sorondo.

Activismo y militancia política

La aparición pública en la escena política argentina de Fernando Abal Medina ocurrió el 1 de mayo de 1967, fecha en que el Comando Camilo Torres (organismo de la revista Cristianismo y Revolución) organizó una intempestiva irrupción de protesta en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, donde se celebraba una misa a la que asistía el entonces presidente de facto Juan Carlos Onganía. En la ocasión fue detenido por la Policía Federal, junto a García Elorrio, Arrostito y otros.

El 31 de julio de 1967 participó junto a John William Cooke en la primera conferencia internacional de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) en La Habana.


En 1968 volvió a viajar a Cuba con Norma Arrostito, pero esta vez con el objetivo de recibir entrenamiento en la lucha armada revolucionaria. Al regreso intentaron formar un embrión de célula activista junto a Carlos Alberto Maguid, su esposa Nélida Arrostito de Maguid, Mercedes Arrostito y su esposo, de la que estos dos últimos se desvinculan a mediados de 1969. Desde los años anteriores, y a partir de la prédica de la revista Cristianismo y Revolución, la ideología de casi todos estos jóvenes se fue acercando progresivamente al peronismo, al tiempo que desarrollaban una contradictoria mutación desde sus originales ideas de derecha, hacia la admiración por la Revolución Cubana y el Che Guevara.

A fines de 1969 toma parte en el intento de golpe nacionalista del General Eduardo Labanca. Así con la voz de Fernando Abal Medina, el Dr. Marcelo Sánchez Sorondo grabó la proclama revolucionaria nacionalista del General Eduardo Labanca en el Estudio del Dr. Jorge Ramos Mejía. La proclama, una especie de antología del semanario Azul y Blanco con la voz de Fernando Abal Medina, fue enviada a todas las unidades del ejército.

El 7 de marzo de 1970 Fernando Abal Medina, junto a Norma Arrostito, Mario Firmenich, Carlos Ramus — vestido de sacerdote — y Carlos Capuano Martínez, asaltaron el destacamento San Ignacio de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, próximo a la localidad de San Miguel. De allí se llevaron una ametralladora y el arma reglamentaria del único policía que se encontraba de servicio. Al retirarse pintaron en las paredes consignas reivindicativas peronistas. Para entonces el grupo operativo comandado por Abal Medina estaba formado por aproximadamente una docena de activistas, más algunos colaboradores, en lo que puede considerarse la célula inicial de Montoneros.

El 29 de abril de 1970 el mismo grupo tomó el destacamento 7 de la Policía Federal, ubicado en el cruce de las avenidas General Paz y Mosconi de la Ciudad de Buenos Aires, de donde se llevaron uniformes policiales, gorras y las pistolas de cuatro policías. Estos dos golpes han sido considerados como preparatorios para el impactante operativo subsiguiente. El 27 de mayo del mismo año, Abal Medina, Arrostito, Firmenich y Capuano Martínez asaltaron un garage ubicado en la calle Emilio Lamarca de la Ciudad de Buenos Aires, del cual robaron un vehículo Peugeot 404 y una camioneta.

Dos días después, usando esos y otros vehículos de apoyo, concretaron el secuestro del general Pedro Eugenio Aramburu, primer hecho reconocido públicamente por la organización Montoneros. El hecho fue realizado el 29 de mayo de 1970, día del Ejército Argentino por un comando autodenominado "General Juan José Valle". En cautiverio, fue acusado por su accionar durante el Golpe de Estado del 55, por los fusilamientos de José León Suárez de 1956 y del General Valle y por el robo del cuerpo de Eva Duarte. La organización Montoneros denominó las acusaciones "juicio popular" (aunque Aramburu no tuvo la posibilidad cierta de ejercer su defensa) y lo condenó a muerte. Aramburu fue asesinado por Fernando Abal Medina de un tiro de pistola en el sótano de una quinta en la localidad de Timote (partido de Carlos Tejedor, provincia de Buenos Aires).
Años más tarde fue publicado un pormenorizado relato en el recordado número de la revista La causa peronista del 3 de septiembre de 1974, cuyo título de tapa era: "Mario Firmenich y Norma Arrostito cuentan cómo murió Aramburu".

La última operación armada en la que participó Fernando Abal Medina antes de su muerte tuvo lugar el 1 de septiembre de 1970 en la ciudad de Ramos Mejía, pocos kilómetros al oeste de Buenos Aires, oportunidad en que un comando montonero bajo su coordinación asaltó la sucursal del Banco de Galicia en aquella localidad, desde donde lograron retirarse con aproximadamente 36.000 dólares.


Su muerte

El lunes 7 de septiembre de 1970, a las 20:00, varios dirigentes montoneros (Abal Medina, Sabino Navarro, Firmenich y Arrostito) habían acordado encontrarse con Luis Rodeiro en el bar La Rueda, sito en la esquina Potosí y Villegas (actualmente una farmacia) a una cuadra de la estación de trenes de William C. Morris, provincia de Buenos Aires. Fernando Abal Medina y Sabino Navarro llegaron unos minutos antes de lo acordado, junto a Luis Rodeiro. Afuera aguardaban Ramus, en un auto robado, y algunos metros más alejado se encontraba Capuano Martínez en otro vehículo.

Una comitiva policial alertada por el dueño del local, que había reconocido a Abal Medina en las fotos que requerían su captura, ingresó sorpresivamente al local. Abal Medina les presentó a los uniformados credenciales falsas de policía y éstos ya se retiraban del bar cuando se inició un fuego cruzado en la vereda: Ramus observó a dos efectivos que se acercaban y comenzó a dispararles, luego intentó arrojarles una granada que explotó en sus manos y le provocó la muerte instantánea.

En el tiroteo entre guerrilleros y policías que se generó, Abal Medina viendo su condición de inferioridad numérica trató de huir y fue herido de bala en el pecho. Cayó en la entrada del local, mientras Sabino Navarro y Capuano Martínez pudieron huir y Rodeiro se entregó. Norma Arrostito y Mario Firmenich venían retrasados, llegaron a las 20:20 y al ver la situación huyeron inmediatamente del lugar. Abal Medina murió desangrado al cabo de aproximadamente una hora de ser herido.

Existen versiones no confirmadas acerca de que advertidos de la presencia en el sitio de los activistas, la comisión policial que ultimó a Abal Medina era en realidad una patrulla de soldados del Ejército Argentino al mando del coronel Ontiveros, quienes integraban una de las comisiones que luego del asesinato de Aramburu buscaban intensamente a sus responsables.

Diversas entidades de las cuales casi todas fueron o nacionalistas o peronistas adhirieron al duelo por las muertes de Abal Medina y de Ramus: Alianza Libertadora Nacionalista, FAP, Movimiento Nacionalista Tacuara, 62 Organizaciones. Entre quienes asistieron al entierro se encontraba Arturo Jauretche quien conocía a los jóvenes y especialmente a Fernando Abal Medina del Semanario Azul y Blanco y del Círculo del Plata.


A partir de ese año y en homenaje a su líder y fundador, el 7 de septiembre fue establecido por la conducción de la organización guerrillera para conmemorar el Día del Montonero.


Legado

En homenaje a quien fuera su jefe revolucionario, el 6 de septiembre de 1973, sus seguidores publicaron en la revista Militancia Peronista para la Liberación un resumen del pensamiento político de Fernando Abal Medina, el cual entre otras consideraciones afirmaba como pautas esenciales:

* Asumir la responsabilidad de la guerra popular
* Adopción de la lucha armada como la metodología que hace viable esa guerra popular, mediante formas organizativas superiores
* Absoluta intransigencia con el sistema dominante
* Incansable voluntad de transformar la realidad
* Identificación de la burocracia sindical como parte del campo contrarrevolucionario
* Integración efectiva con las luchas del pueblo
* Confianza ilimitada en la potencialidad revolucionaria de la clase trabajadora peronista


Cuarenta años después, el gobierno de Néstor Kirchner incorporó el nombre de Abal Medina al REDEFA, el Registro de Fallecidos de la Ley 24.411 y su nombre se incluyó tanto en la actualización de los listados de la Conadep, que fueron presentados en la Feria del Libro de 2006 como en la nómina del Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado que se levanta en la Costanera Norte porteña.[1]

Notas

1. ↑ Ceferino Reato: El día del Montonero, 40 años después Acceso 7-9-2010.

Arrostito

Norma Arrostito

Esther Norma Arrostito

Nacimiento 1940
Buenos Aires, Bandera de Argentina Argentina
Fallecimiento 15 de enero de 1978
Nacionalidad argentina
Ocupación dirigente política guerrillera
Cónyuge Fernando Abal Medina
Hijos n/d
Padres n/d

Esther Norma Arrostito (Buenos Aires, 17 de enero de 1940 - 15 de enero de 1978) fue una dirigente política juvenil argentina cuyas ideas tempranas estuvieron cercanas al comunismo, pero luego a principios de la década de 1970, junto a su pareja Fernando Abal Medina integró la cúpula fundacional de la organización guerrillera Montoneros, la cual estaba ligada estrechamente al peronismo.
Contenido
[ocultar]

* 1 Juventud
* 2 Activismo y militancia
* 3 Captura y muerte
* 4 Referencias

Juventud

Provenía de una familia de la típica clase media argentina, en la cual creció influenciada por opiniones marxistas y antiperonistas. Trabajaba como maestra, y a los 24 años de edad contrajo matrimonio con Rubén Ricardo Roitvan, junto a quien compartió un período de militancia activa en el Partido Comunista de la Argentina, del cual se fueron alejando gradualmente.

Se diferenciaba de los demás miembros fundadores de lo que sería luego la organización armada Montoneros, en cuanto a que ella no tuvo una formación católica ni era practicante, sino que habría adoptado la religión recién en los últimos meses de su vida, en cautiverio.

Según cuenta sobre su personalidad Antonia Canizo (amiga íntima y compañera de militancia): "En general era elegante; le gustaba estar bien vestida; era sencilla pero se arreglaba. En público no era demostrativa de sus cuestiones afectivas"
[editar] Activismo y militancia

En 1967 Norma Arrostito ingresa al Comando Camilo Torres, agrupación política de raíz católica dirigida por el ex seminarista Juan García Elorrio, en la que conoce entre otros a Mario Firmenich, Carlos Gustavo Ramus y Fernando Abal Medina, de quien se enamora.

En esa época decide alejarse definitivamente del comunismo, y también separarse de su esposo para convivir de allí adelante con Abal Medina (siete años menor que ella), hasta la muerte de éste último.

En 1967 viajan juntos a Cuba para participar en la primera convocatoria internacional de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) en La Habana. En 1968 vuelven a dicho país, pero esta vez con el objetivo de recibir entrenamiento específico en la lucha armada revolucionaria. De regreso en Argentina la pareja intenta formar una célula revolucionaria junto a Carlos Alberto Maguid, su esposa Nélida Arrostito de Maguid, Mercedes Arrostito y su esposo, de la cual estos dos últimos se desvinculan a mediados de 1969.

En ese mismo año fueron ampliando el grupo integrado por aproximadamente una docena de activistas militantes peronistas -principalmente provenientes del Comando Camilo Torres-, más unos pocos colaboradores. Participa junto a ellos en algunas acciones armadas y asaltos a dependencias policiales, con el fin de obtener armas y uniformes para la causa. Se trata de uno de los núcleos iniciales de Montoneros.

Sus apodos (nombre de guerra) dentro de dicha organización eran "Gaby" o "la Gaviota" y también se la conocía como "Irma". A partir de allí participó activamente en una gran cantidad de acciones armadas y de violencia urbana, siendo una de las primeras -y tal vez la más resonante- el secuestro y posterior ejecución en cautiverio del general Pedro Eugenio Aramburu, operativo concretado a fines de mayo de 1970.

Años más tarde fue publicado un pormenorizado relato en el recordado número de la revista La causa peronista del 3 de septiembre de 1974, cuyo título de tapa era: "Mario Firmenich y Norma Arrostito cuentan cómo murió Aramburu"

Fue la única integrante femenina en la conducción de Montoneros en sus orígenes, aunque luego de muerto Abal Medina en un enfrentamiento con la Policía de la Provincia de Buenos Aires ocurrido el 7 de septiembre de 1970, comenzó a alejarse gradualmente de la cúpula dirigente debido a discrepancias ideológicas y metodológicas sobre el accionar de la organización armada. Se sobrepuso a la muerte de su compañero, a pesar de haber padecido a partir de allí una creciente soledad y aislamiento emocional. En esta etapa algunos montoneros comenzaron a referirse a ella mencionándola como La Viuda.

El 13 de julio de 1971, en plena dictadura la Policía Federal Argentina publica de facto su pedido de captura, con orden del día N° 154, en la cual se indicaba: "Arrostito Ester Norma (a) Irma C.I. 4.714.723 Argentina, 30 años, casada, maestra, cutis blanco, 1.62 m (sic) de altura, hábil maquilladora y usa peluca, participó del asalto al garaje de la calle Emilio Lamarca robando los vehículos utilizados posteriormente en el secuestro del Teniente General Aramburu, actuando luego de campana al consumarse ese hecho delictuoso. Recibió adiestramiento comunista especial en Cuba".

El 25 de mayo de 1973 se beneficia con la amnistía decretada por el recientemente electo presidente peronista Héctor José Cámpora, y luego es designada por Rodolfo Puiggrós como profesora en el Colegio Nacional de Buenos Aires, en la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, y profesora adjunta en cátedras de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. En ese mismo año se desempeñó también como jefa de la Secretaría Privada del Gobernador de la Provincia de Buenos Aires Oscar Bidegain, cuya afinidad y compromisos hacia Montoneros le costó el posterior pedido de renuncia bajo la presidencia de Juan Domingo Perón.


Captura y muerte

El 2 de diciembre de 1976, un comando operativo del Ejército Argentino, mediante un falso montaje fraguó un enfrentamiento entre fuerzas "legales" y una supuesta delincuente subversiva, pretendiendo hacer creer a los propios Montoneros y a la sociedad en general, que Norma Arrostito había sido abatida en el suceso. El comunicado oficial en tal sentido fue el siguiente:
"El Comando de la Zona 1 informa que como resultado de las operaciones de lucha contra la subversión en desarrollo, fuerzas legales llevaron a cabo una operación el día 2 de diciembre, a las 21 horas, en las calles Manuel Castro y Larrea, de la localidad de Lomas de Zamora. En la oportunidad fue abatida la delincuente subversiva Esther Norma Arrostito de Roitvan, alias Norma (sic), alias Gaby, una de las fundadoras y cabecillas de la banda autodenominada Montoneros."

Todos los medios de prensa de la época dieron gran difusión a la falsa noticia. La revista Gente hizo en la ocasión un encendido apoyo al accionar de las Fuerzas Armadas, mientras que la mayoría de los diarios de la época, desde el Buenos Aires Herald -en menor medida-, hasta Clarín, celebraron la supuesta muerte de Arrostito, previamente condenada e intensamente buscada debido a la confesa ejecución del ex presidente Aramburu.

No obstante, la mujer muerta en aquellas circunstancias había sido otra. Las Fuerzas Armadas regulares pretendieron con esta estrategia por un lado sembrar la certeza de su muerte, y en secreto doblegarla para obtener información valiosa de la primera línea de mando montonera, pues en realidad había sido capturada viva por un grupo comando de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), una dependencia militar de la Marina de Guerra en la que el gobierno de facto denominado Proceso de Reorganización Nacional centralizaba sus operaciones de inteligencia, secuestro, maternidad de guerrilleras, interrogatorios, torturas y asesinatos sin juicio previo contra los miembros de organizaciones armadas irregulares, principalmente los Montoneros.

Según los relatos de ex detenidos que sobrevivieron, allí fue salvajemente torturada, desfigurado su rostro a golpes, y continuamente exhibida (dada su jerarquía de fundadora de la organización Montoneros) como trofeo de guerra ante las otras fuerzas armadas, y también ante los demás detenidos con el fin de impactar psicológicamente en el enemigo.

En el libro "Recuerdo de la muerte", el escritor Miguel Bonasso narra el instante en que el militante montonero "chupado" en la Escuela de Mecánica Jaime Dri ve con vida a Arrostito.
" El `Pelado' nunca la había conocido personalmente, pero notó inmediatamente un contraste en esa figura espectral que todos observaban. Un contraste que provocaba un malestar soterrado. Si el examen empezaba por la cabeza, se notaba que iba bien peinada y arreglada, que su vestido gris estaba limpio y planchado, como el de los detenidos libres. Si la mirada bajaba hasta los pies descubría la causa del lento caminar: como los galeotes de Capucha, tenía los tobillos aherrojados por grilletes".

Graciela Daleo confirma:
"Ella estaba con grilletes. Los guardias la llevaban y la traían del baño. Tenía autorización de que algunas horas por la tarde podía estar en la pecera, donde teóricamente no tenía que hablar con el resto de los prisioneros. Era clara la intención de mantenerla alejada, así como la tenían recluida en su camarote en uno de los extremos de la capucha, en el tercer piso del campo de concentración. Ella si bien mantuvo contacto con el resto de los compañeros, los represores buscaron tenerla en un grado de aislamiento mayor que el que tuvieron otros prisioneros que efectivamente habían sido seleccionados para el proceso de recuperación".

Elisa Tokar también recuerda que no había un trato cotidiano con Norma, no la veía con frecuencia:
"En las esperas de los baños y ella me preguntaba cómo estaba yo. Me acuerdo que una vez yo salía de la pieza de las embarazadas, tratando de que no me viera nadie y justo me tropiezo con ella, que salía del baño con la capucha medio levantada y me preguntó cómo estaban las compañeras."

Tokar relata cuando los represores le plantearon realizar trabajos como mano de obra esclava, tareas que no implicaban ningún tipo de colaboración con sus captores sino que iban dando algunas pocas garantías de supervivencia:
"A mi me preguntaron y en eso Gaby, que circulaba por ahí, escuchó y me dijo: 'Vos sos una perejila, decí que escribís a máquina'. Escuchar esas palabras en el cautiverio, era - sin duda- corroborar que la resistencia seguía dentro de la ESMA. Para mí Gaby era todo un símbolo. No era una compañera de militancia, era un símbolo de mi militancia".

En dichas circunstancias intentó sin éxito suicidarse en al menos dos oportunidades. Según testimonios de algunos compañeros de cautiverio quienes más tarde pudieron salvar sus vidas, fue finalmente asesinada por sus mismos captores el 15 de enero de 1978 luego de más de un año de detención y torturas.

Susana Ramus fue una testigo privilegiada de los hechos. Ella había podido hablar dos o tres veces con "Gaby", cuando las guardias más permisivas la dejaban acercarse al "camarote".

Según ella misma narra, Ramus estaba en el salón dorado actualizando unas fichas cuando entró Jorge "Tigre" Acosta, alborotado: "Qué le pasa a Arrostito que está mal. Se muere. ¿Por qué no la acompañás, Jorgelina?", gritaba.

Ramus relata los últimos momentos de Gaby:
"La traen, como agonizando, y a mí me ponen en la parte de atrás de una camioneta junto con ella. Estaba consciente pero más o menos. Me agarraba la mano, como que sabía todo lo que estaba pasando. No me dijo: `Me mataron', ni nada".

Ramus cuenta que cuando llegaron al Hospital Naval, bajaron a Arrostito y le golpearon el corazón, como si intentaran resucitarla. Susana Ramus ya no pudo observar más porque la llevaron nuevamente a la ESMA. Sin embargo, Ramus afirma que el "Tigre" Acosta luego le dijo:
"Al rato me llama y me dice: 'Vos sabés que Arrostito no quería colaborar. Hubo que hacer esto'".

Por su parte, Graciela Daleo también fue testigo de la actuación del "Tigre" Acosta:
"Yo recuerdo que estábamos en la pecera absolutamente anonadados porque ya sabíamos lo que había pasado y entra el "Tigre" y se manda para la oficina del fondo preguntando qué había pasado con Gaby".

Otras versiones afirman que le fue aplicada una inyección anestésica y luego fue arrojada al vacío en un vuelo de la muerte, metodología que consistía en cargar en aviones militares a contingentes de detenidos (vivos, anestesiados o muertos), y dejarlos caer sobre el río de la Plata o la costa atlántica de la provincia de Buenos Aires.

En sus últimos meses en la ESMA, siempre según comentarios de ex secuestrados, Arrostito habría adoptado la religión católica desde una perspectiva mística. Asimismo algunas versiones no confirmadas afirman que se habría volcado al estudio y práctica del Tarot, tal vez como recurso extremo para demorar su propia muerte mediante continuas profecías y adivinaciones que solían pedirle sus verdugos.

Sus captores han difundido profusamente versiones afirmando que colaboró ampliamente con ellos en el señalamiento y ayuda para perseguir y secuestrar a otros dirigentes y cuadros montoneros. No obstante, sus propios ex compañeros de detención y otros ocasionales testigos durante el período de cautiverio aseguran que siempre mantuvo una conducta intransigente de total y absoluto desprecio hacia el régimen militar que la mantenía detenida, y ni con las peores sesiones de tortura fue posible quebrantarla para lograr extraerle información vital.

Una frase característica suya, muy recordada y ratificada por varios compañeros de detención era: "¡Yo no colaboro ni me rindo!".

Su cuerpo no ha sido encontrado.


Referencias

* Bonasso, Miguel. Recuerdo de la Muerte. Buenos Aires: Planeta. ISBN:950-742-437-7
* Ramus, Susana. Sueños sobrevivientes de una montonera. Editorial Colihue. ISBN:950-581-599-9
* Chávez, Gonzalo y Lewinger, Jorge. Los del ´73 (memorias montoneras). Editora De la Campana. ISBN:987-9125-13-4
* Gillespie, Richard. (1987) Montoneros: Soldados de Perón". Grijalbo. ISBN:950-28-0235-7
* Sadi, Marisa. Montoneros, la resistencia después del final". Buenos Aires, Nuevos Tiempos, 2004.
* Gasparini, Juan. Montoneros, final de cuentas. Buenos Aires, Editora De la Campana. ISBN:987-9125-12-6
* Perdía, Roberto Cirilo. Otra Historia. Editorial Agora. ISBN:987-96235-0-9
* Anguita E. y Caparrós M. La Voluntad. 5 Tomos, Editorial Booket. ISBN:987-58-0067-8
* Lanusse, Lucas (2005). Montoneros - El Mito de sus 12 Fundadores. Buenos Aires: Vergara. ISBN 950-15-2359-4
* Gil Ibarra, Enrique (2001) Paredón y después. Buenos Aires: El Ortiba
* Fraga, Rosendo y Pandolfi, Rodolfo (2005). "Aramburu". Buenos Aires: Vergara.
* Amorin, José (2005). Montoneros: la buena historia. Buenos Aires: Catálogos. ISBN 9508951990.

Si la loca carrera del día a día... se queda contigo. TOMA CONCIENCIA.



No es la primera vez que vemos en las noticias o que alguien nos cuenta que una madre o un padre olvidó en el auto a un hijo y que ello le costó la vida. Tampoco es la primera vez, lamentablemente,que sabemos que eran personas abnegadas o que estaban muy dedicadas a su familia, que eran buenos esposos y buenos padres y madres. Esta nota no pretende encontrar ni mucho menos explorar las causas por las que estas cosas suceden desde un punto de vista psicológico o de consejería. Lo que si podemos considerar que podemos brindar son pistas que nos pueden ayudar para minimizar o de alguna manera frenar la vorágine diaria que nos consume y nos deja encerrados en la cabeza y totalmente ausentes del presente, lo que probablemente si no es la causa de tales tristes sucesos, influyen grandemente.


ESTAR PRESENTES EN NOSOTROS MISMOS, AQUÍ Y AHORA.

¿Cuántas veces has estado conversando con alguien, o mejor dicho cuántas veces alguien ha estado intentando conversar contigo y no sabes de qué te está hablando porque tu cabeza está de viaje en los problemas que tienes, en lo que te pasó antes o incluso en las cosas que aún no llegan? Además de que la otra persona se puede sentir ofendida por no prestarle atención. ¡¡Te estás perdiendo de existir aquí y ahora!! De recibir todas las ideas y buenas energías que te brinda esa otra persona con su presencia. Del hermoso regalo de estar en comunión con la naturaleza, con tus hijos, con tu pareja o familia y con todo lo que te rodea aquí y ahora.


DETENTE UN SEGUNDO Y RESPIRA.

Son muchas las personas, entre ellas yo, que solapamos actividades es decir no has acabado bien una actividad o tarea y ya estás corriendo una, dos, tres, cuatro más. Llegas a tu casa, pones la lavadora, enciendes la estufa, te vas a bañar, suena el teléfono y te secas la oreja y sacas la cabeza de la ducha para contestar. ¿Cuantas veces se te ha olvidado echarle detergente a la ropa, se te ha quemado la comida y ha llegado altísima la factura del agua porque estuviste media hora para decirle a la persona que te llamó mientras estabas en la ducha que lo llamabas luego?


Eso no solamente es gracioso ahora que lo ves con distancia, en aquel momento fue molesto, te causó un disgusto, perdiste recursos y tiempo. Entonces los "multitasking" tienen una gran probabilidad de fallar en una o varias de las actividades que ejecutan simultáneamente. Además de que el agobio se adueña de ti, especialmente cuando no estás haciendo algo y te sientes culpable, nervioso y ansioso. Entre tarea y tarea. DETENTE. RESPIRA. TOMA CONSCIENCIA DE LO QUE ESTÁS HACIENDO Y DETERMINA QUÉ COSAS SI PUEDES PONER A FUNCIONAR SIMULTANEAMENTE.


UBICA TUS TAREAS POR ÁREAS Y REPASA LO HECHO Y LO QUE TE QUEDA POR HACER EN CADA BLOQUE DE TAREAS.

Si tienes que cocinar, friegar, limpiar la cocina y el patio, sacar la basura, pagar las cuentas en internet o ponerlas en orden, vigilar a los chicos mientras juegan y varias tareas adicionales ubicalas por áreas. Por ejemplo, mientras cocinas puedes lavar los trastes y poner a los chicos a trabajar en alguna actividad en el comedor familiar en lo que esperan la comida. Aprovecha para hablar con ellos. Luego a la hora de sacar la basura pídeles ayuda y pueden salir al jardín y recoger un poco todos juntos o bien cerca mientras te encargas de la jardinería. Así evitas que las tareas queden fuera del alcance de tu vista y por lo tanto se te olviden.


HAZ UN EXAMEN DE CONSCIENCIA CADA NOCHE Y PLANIFICA CADA DÍA EN LAS MAÑANAS.

He vuelto a poner en práctica algo que nuestros abuelos y padres nos han enseñado y muchos habíamos olvidado.Hacer examen de conciencia cada noche. No es algo intrincado y difícil. Se trata solamente de que luego de cepillarte los dientes, cuando vayas a dormir te quedes unos minutos antes en la cama y repases el día, qué fue bueno, qué no fue tan bueno. Qué te hizo sentir bien o mal y qué necesitas hacer para cambiar o mejorar esa situación al día siguiente. Vamos a valorar en ese momento las experiencias del día. Enfocarnos en lo que queremos lograr y hacer un plan general de mañana. Aprovecha para encomendar tus preocupaciones y decepciones a Dios, ora por todos y agradece.


A la mañana siguiente cuando te levantes. Procura *esto es un consejo personal* que tus primeras palabras del Día sean. Gracias Dios por la oportunidad de vivir hoy. Y de la misma manera que la noche anterior, no importa qué hora sea, no importa si vas tarde, cinco minutos ahí harán mucha diferencia. Repasa el plan del Día, y encomiéndate a Dios para que puedas realizarlo todo lo mejor que puedas. Vuelve a ubicar tus actividades por bloques, espacios y tiempo.


Verás cómo funciona.


DETENTE Y REPASA TU ESTADO, Y TU PRÓXIMO PASO.

Toma siempre unos segundos para repasar dónde estás, qué estás haciendo y qué vas a hacer. Antes y después de salir de cualquier lugar. Tu vehículo, tu casa, la casa de tus familiares, en la calle. En todo lugar. Mira a tu alrededor, toma consciencia de ti en ese preciso instante y en ese preciso lugar. Ten presentes siempre dónde están tus llaves, tu teléfono, la salida más cercana, el lugar más seguro que tengas cerca, con quiénes estás y hacia dónde vas.



¡¡¡ SUELTA EL CELULAR UN MINUTO !!! HAZ PAUSAS AL HABLAR POR TELÉFONO. A MENOS QUE SE TRATE DE UNA EMERGENCIA INTENTA NO CONVERSAR MIENTRAS CONDUCES.

El teléfono es además de una gran ayuda y comodidad, y de sus funciones que pueden ayudarnos a salvar vidas, las ajenas y las nuestras, son también una gran distracción, te aislan de estar presente en ti.


Hay gente que camina hablando por teléfono y se le pasan las direcciones por cuadras enteras, incluso kilómetros. Otras cuentan como cosa común, que mientras manejan en la tarde saliendo rumbo a sus casas, ponen su cerebro en piloto automático cuando se distraen hablando por teléfono y regresan al trabajo o van a casa de alguna otra persona.


Al salir de tu casa o tu trabajo. DETENTE. VERIFICA SIEMPRE TU AUTOMÓVIL ANTES DE ENTRAR A EL.


Verifica si está en condiciones porque no sabes si hay alguien malintencionado cerca, no sabes si alguien dañó tu vehículo o bien si simplemente se le vació una llanta.


CUANDO ENTRES EN ÉL VERIFICA QUE TODO ESTÉ EN ORDEN Y ORGANIZA LO QUE VAS A HACER EN EL PRÓXIMO BLOQUE DE DOS O TRES HORAS: Recoger los chicos, llevarlos a las clases de pintura, karate, natación etc.


Si estás hablando por teléfono TERMINA LA CONVERSACIÓN, UBÍCATE Y PLANIFICA. LUEGO CONTINÚA. Y ENCOMIÉNDALE A DIOS EL LOGRO DE CADA ACTIVIDAD.


TOMAR CONSCIENCIA NO SOLAMENTE ES UN ACTO PERSONAL. EN ÉL ESTA LA RESPONSABILIDAD QUE TENEMOS CON NUESTRA SEGURIDAD Y LA DE LAS DEMÁS PERSONAS.


Espero que tomen en cuenta estas reflexiones personales, y que las compartan con otras personas. No tienen que seguirlas al pie de la letra pero cada persona encuentra la mejor manera de tomar consciencia de cada uno de sus pasos, acciones, pensamientos y deseos. En este caso estas medidas tan sencillas pueden hacer una diferencia grande en la vida de otros.


EN REACCIÓN A ESTA NOTICIA: http://www.elnuevodia.com/estaenotromundoladoctoratraselfatalolvido-932920.html

No pierdas la fe. Recuerda de limones, ¡Limonada! ... ¡y Galletas también!



Los tres árboles



Había una vez tres árboles en una colina de un bosque. Hablaban acerca de sus sueños y esperanzas.
El primero dijo: "Algún día seré un cofre de tesoros. Estaré lleno de oro, plata y piedras preciosas. Estaré decorado con labrados artísticos y tallados finos; todos verán mi belleza".


El segundo árbol dijo, "Algún día seré una poderos

a embarcación. Llevare los más grandes reyes y reinas a través de los océanos, e iré a todos los rincones delmundo.

Todos se sentirán seguros por m

i fortaleza, fuerza y mi poderoso casco"

Finalmente el tercer árbol dijo: " Yo quiero crecer para ser el más recto y grande de todos los árboles en el bosque. La gente me vera en la cima de la colina, mirara mis poderosas ramas y pensaran en el Dios de los cielos, y cuan cerca estoy de alcanzarlo. seré el mas grande árbol de todos los tiempos y la gente siempre me recordara"

Después de unos años de que los árboles oraban para que sus sueños se convirtieran en realidad, un grupo de leñadores vino donde estaban los árboles.

Cuando uno vio al primer árbol dijo:
"Este parece un árbol fuerte, creo que podría vender su
madera a un carpintero", y comenzó a cortarlo.

El árbol estaba muy feliz debido a que sabía que el carp

intero podría convertirlo en un cofre para tesoros.

El otro leñador dijo mientras observaba al segundo árbol: "Parece un árbol fuerte, creo que lo podré vender al carpintero del puerto".

El segundo árbol se puso muy feliz porque sabía que estaba en camino a convertirse en una poderosa embarcación"

El ultimo leñador se acerco al tercer árbol; este estaba muy asustado, pues sabía que si lo cortaban, su sueño nunca se volvería realidad.

El leñador dijo entonces: "No necesito nada especial del árbol q

ue corte, así que tomare este".
Y corto al tercer árbol.

Cuando el primer árbol llego donde el carpintero, fue convertido en un cajón de comida para animales, y fue puesto en un portal y llenado con paja. Se sintió muy mal, pues eso no era por lo que tanto había orado.

El segundo árbol fue cortado y convertido en una pequeña balsa de pesca, ni siquiera lo suficientemente grande para navegar en el mar, y fue puesto en un lago. Y vio como sus sueños de ser una gran embarcación cargando reyes habí

a llegado a su final.

El tercer árbol fue cortado en largas y pesadas tablas y dejado en la oscuridad de una bodega.

Años más tarde, los árboles olvidaron sus sueños esperanzas por las que tanto habían orado.
Entonces un día un hombre y una mujer llegaron al portal.


Ella dio a luz un niño, y lo coloco en la paja que había dentro
del cajón en que fue transformado el primer árbol.

El hombre deseaba haber podido tener una cuna para su bebe, pero este cajón debería serlo.

El árbol sintió la importancia de este acontecimiento y supo que había contenido el más grande tesoro de la historia.

Años más tarde, un grupo de hombres entraron en la balsa en la cual habían convertido al segundo árbol. Uno de ellos estaba cansado y se durmió en la barca. Mientras ellos estaban en el agua una gran tormenta se desato y el árbol pensó

que no sería lo suficientemente fuerte para salvar a los hombres.

Los hombres despertaron al que dormía, este se levanto y dijo con voz potente:" ¡Calma! Quédate quieto!", y la tormenta y las olas se detuvieron.

En ese momento el segundo árbol se dio cuenta de que había llevado al Rey de Reyes y Señor de Señores.

Finalmente, un tiempo después alguien vino y tomo al tercer árbol convertido en tablas. Fue cargado por las calles al mismo tiempo que la gente escup

ía, insultaba y golpeaba al Hombre que lo cargaba. Se detuvieron en una pequeña colina y el Hombre fue clavado al árbol y levantado para morir en la cima de la colina.


Cuando llego el domingo, el tercer árbol se dio cuenta de que el fue lo suficientemente fuerte para permanecer erguido en la Cima de la colina, y estar tan cerca de Dios como nunca, porque Jesús había sido crucificado en el. Y desde ese momento, la gente siempre lo iba a recordar.

Moraleja de esta historia es:
Cuando parece que las cosas no van de acuerdo a tus planes, debes saber que siempre Dios tiene un plan para ti..
Si pones tu confianza en El, te dará grandes regalos a su tiempo. Recuerda que cada árbol obtuvo lo que pidió, solo que no en la forma en que pensaban. No siempre sabemos lo que Dios planea para nosotros, solo sabemos que:
Sus caminos muchas veces no son nuestros caminos pero... piensa que sus caminos siempre son los mejores!

Ahora para las galletas de limón necesitarás estos ingredientes:

1 1/2 tazas de harina cernida
1/2 cucharadita de bicarbonato de sodio (baking soda)
1/2 cucharadita de sal
1/2 taza de grasa vegetal (manteca vegetal)
1 1/2 cucharadas de jugo de limón
1 1/2 cucharadita de ralladura de cascara de limón
1 taza de azúcar mascabado (azúcar negra)
1 huevo, sin batir

Procedimiento
1. La harina se cierne con el bicarbonato (baking soda) y la sal.

2. Se mezcla la grasa con el jugo y la ralladura; poco a poco se añade el azúcar mascabado, batiendo hasta que la crema esté esponjosa.

3. Se agrega el huevo, batiendo, y luego, por partes, los ingredientes secos; se bate hasta que se incorporen bien.

4. Se forman rollos de 2.5 cm de diámetro; se envuelven en papel encerado y se refrigeran durante varias horas o toda una noche.

5. Se sacan del refrigerador y se cortan en rebanadas delgadas, que se colocan en láminas ligeramente engrasadas. Se hornean a 350 grados por 10-12 minutos.

6. Se sirven con crema de avellanas y chocolate. :)