El sentido del sufrimiento (Fragmento del libro El hombre en búsqueda de sentido de Víktor Frankl padre de la Logoterapia)


El sentido del sufrimiento

Cuando uno se enfrenta con una situación inevitable, insoslayable, siempre que uno tiene que enfrentarse a un destino que es imposible cambiar, por ejemplo, una enfermedad incurable, un cáncer que no puede operarse, precisamente entonces se le presenta la oportunidad de realizar el valor supremo, de cumplir el sentido más profundo, cual es el del sufrimiento. Porque lo que más importa de todo es la actitud que tomemos hacia el sufrimiento, nuestra actitud al cargar con ese sufrimiento.

Citaré un ejemplo muy claro: en una ocasión, un viejo doctor en medicina general me consultó sobre la fuerte depresión que padecía. No podía sobreponerse a la pérdida de su esposa, que había muerto hacía dos años y a quien él había amado por encima de todas las cosas. ¿De qué forma podía ayudarle? ¿Qué decirle? Pues bien, me abstuve de decirle nada y en vez de ello le espeté la siguiente pregunta: "¿Qué hubiera sucedido, doctor, si usted hubiera muerto primero y su esposa le hubiera sobrevivido?" "¡Oh!", dijo, "¡para ella hubiera sido terrible, habría sufrido muchísimo!" A lo que le repliqué: "Lo ve, doctor, usted le ha ahorrado a ella todo ese sufrimiento; pero ahora tiene que pagar por ello sobreviviendo y llorando su muerte."

No dijo nada, pero me tomó la mano y, quedamente, abandonó mi despacho. El sufrimiento deja de ser en cierto modo sufrimiento en el momento en que encuentra un sentido, como puede serlo el sacrificio.

Claro está que en este caso no hubo terapia en el verdadero sentido de la palabra, puesto que, para empezar, su sufrimiento no era una enfermedad y, además, yo no podía dar vida a su esposa. Pero en aquel preciso momento sí acerté a modificar su actitud hacia ese destino inalterable en cuanto a partir de ese momento al menos podía encontrar un sentido a su sufrimiento.

Uno de los postulados, básicos de la logoterapia estriba en que el interés principal del hombre no es encontrar el placer, o evitar el dolor, sino encontrarle un sentido a la vida, razón por la cual el hombre está dispuesto incluso a sufrir a condición de que ese sufrimiento tenga un sentido.

Ni que decir tiene que el sufrimiento no significará nada a menos que sea absolutamente necesario; por ejemplo, el paciente no tiene por qué soportar, como si llevara una cruz, el cáncer que puede combatirse con una operación; en tal caso sería masoquismo, no heroísmo.

La psicoterapia tradicional ha tendido a restaurar la capacidad del individuo para el trabajo y para gozar de la vida; la logoterapia también persigue dichos objetivos y aún va más allá al hacer que el paciente recupere su capacidad de sufrir, si fuera necesario, y por tanto de encontrar un sentido incluso al sufrimiento. En este contexto, Edith Weisskopf-Joelson, catedrática de psicología de la Universidad de Georgia, en su artículo sobre logoterapia 4 defiende que "nuestra filosofía de la higiene mental al uso insiste en la idea de que la gente tiene que ser feliz, que la infelicidad es síntoma de desajuste. Un sistema tal de valores ha de ser responsable del hecho de que el cúmulo de infelicidad inevitable se vea aumentado por la desdicha de ser desgraciado".

En otro ensayo expresa la esperanza de que la logoterapia "pueda contribuir a actuar en contra de ciertas tendencias indeseables en la cultura actual estadounidense, en la que se da al que sufre incurablemente una oportunidad muy pequeña de enorgullecerse de su sufrimiento y de considerarlo enaltecedor y no degradante", de forma que "no sólo se siente desdichado, sino avergonzado además por serlo".

Hay situaciones en las que a uno se le priva de la oportunidad de ejecutar su propio trabajo y de disfrutar de la vida, pero lo que nunca podrá desecharse es la inevitabilidad del sufrimiento. Al aceptar el reto de sufrir valientemente, la vida tiene hasta el último momento un sentido y lo conserva hasta el fin, literalmente hablando. En otras palabras, el sentido de la vida es de tipo incondicional, ya que comprende incluso el sentido del posible sufrimiento.

Traigo ahora a la memoria lo que tal vez constituya la experiencia más honda que pasé en un campo de concentración. Las probabilidades de sobrevivir en uno de estos campos no superaban la proporción de 1 a 28 como puede verificarse por las estadísticas. No parecía posible, cuanto menos probable, que yo pudiera rescatar el manuscrito de mi primer libro, que había escondido en mi chaqueta cuando llegué a Auschwitz. Así pues, tuve que pasar el mal trago y sobreponerme a la pérdida de mi hijo espiritual. Es más, parecía como si nada o nadie fuera a sobrevivirme, ni un hijo físico, ni un hijo espiritual, nada que fuera mío. De modo que tuve que enfrentarme a la pregunta de si en tales circunstancias mi vida no estaba huérfana de cualquier sentido.

Aún no me había dado cuenta de que ya me estaba reservada la respuesta a la pregunta con la que yo mantenía una lucha apasionada, respuesta que muy pronto me sería revelada. Sucedió cuando tuve que abandonar mis ropas y heredé a cambio los harapos de un prisionero que habían enviado a la cámara de gas nada más poner los pies en la estación de Auschwitz. En vez de las muchas páginas de mi manuscrito encontré en un bolsillo de la chaqueta que acababan de entregarme una sola página arrancada de un libro de oraciones en hebreo, que contenía la más importante oración judía, el Shema Yisrael. ¿Cómo interpretar esa “coincidencia” sino como el desafío para vivir mis pensamientos en vez de limitarme a ponerlos en el papel?

Un poco más tarde, según recuerdo, me pareció que no tardaría en morir. En esta situación crítica, sin embargo, mi interés era distinto del de mis camaradas. Su pregunta era: “¿Sobreviviremos a este campo? Pues si no, este sufrimiento no tiene sentido.” La pregunta que yo me planteaba era algo distinta: “¿Tienen todo este sufrimiento, estas muertes en torno mío, algún sentido? Porque si no, definitivamente, la supervivencia no tiene sentido, pues la vida cuyo significado depende de una casualidad —ya se sobreviva o se escape a ella— en último término no merece ser vivida.” - Por V'iktor Frankl

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Aún puedes ser feliz... de La alegría de ser tu mismo por Darío Lostado

A pesar de todo. Y sobretodo a pesar de ti mismo.


Aunque todo el mundo n

o sea como crees que deberían ser.

Aunque no tengas el dinero que quisieras tener.

Aunque tu marido o mujer o tus hijos o los que viven contigo no sean como tu querrías que fueran.

Aunque no tengas la casa que te gustaría tener.

Aunque no tengas el automóvil que hace tiempo estás deseando conseguir.

Aunque no tengas el trabajo que más te gustaría.

Aunque tu jefe sea quisquilloso, exigente y maniático.

Aunque tu suegra se meta demasiado en tu vida.

Aunque no vivas en la ciudad o lugar que tú quisieras.

Aunque no tengas una salud fuerte, sana y estable.

Aunque tengas dolores de cabeza.


Aunque tengas vecino m

olestos e incordiantes. Aunque no consigas la lotería, las quinielas o el bingo.

Aunque no gane el equipo de tu preferencia.

Aunque los periodistas se empeñen en contarnos solo o prinmcipalmente todo lo malo y

desastroso que ocurre en el mundo, buscando el sensacionalismo.

Aunque algunos por envidia murmuren de ti.

Aunque algunos te pongan la zancadilla.

Aunque llueva cuando vas a salir de vacaciones o de paseo.


Au

nque te pongan mala cara en tu casa o en el trabajo o con los amigos.

Aunque haya tapón cuando tienes prisa.

Aunque esté nublado y gris el día.

Aunque no te hayan hecho la comida que más te gusta.

Aunque te sirva el café frío.

Aunque no seas como tu crees que debes ser.

Aunque los demás no sean como tu piensas que deberían ser.

Aunque no te ame la persona que tu amas.

Aunque se den algunas de estas cosas y otras que no te gustan, aún puedes ser feliz.

Porque tu felicidad depende principal y fundamentalmente de ti mismo.

Los demás, las cosas... ayudan u obstaculizan tu felicidad. Pero solamente en la medida en que tu eres menos tu mismo.

Recuérdalo ahora y siempre: Aún puedes ser feliz a pesaqr de todo, de todos y hasta de ti mismo. Porque tiene remedio y tu también.

Tu puedes hacer el cambio...

Cambio de pensamiento.

Cambio de actitudes y de vida.

Cambio de sentido de la vida.

Aún puedes ser feliz.

Aunque tu vida no cambie de repente radicalmente, puedes mejorar hoy.

Mañana podrás más.

Cada día sale el sol y la vida sigue.

Y cada día sale el sol y la vida sigue.

Y cada día tú puedes hacer algo más que ayer.

Proponte cada día una cosa distinta.

Sé paciente contigo mismo.

Nada está perdido.

AúN PUEDES SER FELIZ!!!



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La alegría de ser tú mismo

portada alegria ser tu mismo

La alegría de ser tú mismo, de Darío Lostado (Editorial Dilema)

“Muchos quieren cambiar el mundo, que el mundo cambie. Pero no empiezan por donde únicamente pueden empezar: cambiarse a sí mismos. Es el único camino. Los demás caminos son evasiones de ese reto que tenemos todos de ser hoy mejores que ayer para que el mundo también mejore. (…) Ser uno mismo es el mayor reto que tenemos en nuestra vida. Tenemos dos opciones: o vivir como personas con libertad interior o vivir manipulados, ajenos a nosotros mismos. (…) ¿Eres por lo menos consciente que estás amenazado constantemente por los condicionamientos de tu educación, propaganda, creencias, tradiciones, ideologías…? (…) No seas como un conjunto de espejos que reflejan lo que los demás esperan de ti para recibir el aplauso y la satisfacción de verte bien aceptado por los demás. Sé tú mismo. (…) ¿Cómo pretendes decir que conoces a tu familia y a la gente si no te conoces a ti? Si te conoces superficialmente, también superficialmente conocerás a tu familia y a los demás. Y los problemas también los conocerás en la superficie y las soluciones también serán superficiales. Y el mal permanecerá sin resolver y sin cambiar en el fondo. (…) En tu interior hay desorden, quizás. Pero ningún monstruo. No tengas miedo a entrar dentro de ti. No tengas miedo de conocerte. (…) Lo primero es conocerte, comprenderte, aceptarte y amarte. Si no te aceptas tú, ¿quién te va a aceptar? Si no te aceptas a ti, ¿a quién aceptarás? Si no te amas tú, ¿quién te amará? Si no te amas a ti, ¿a quién amarás?”

Sobre la indecidibilidad de la indecidibilidad

Una pequeña demostración basada en el Segundo Teorema de Gödel

Vamos a demostrar que el problema de determinar si un enunciado P es decidible con respecto a una teoría T no es resoluble algorítmicamente.

Hagamos la demostración por el absurdo. Supongamos que sí hubiera un algoritmo A que resuelve ese problema y lleguemos a una contradicción.

Sea T una teoría "que contiene suficiente aritmética" y CON un enunciado que expresa (en cierto nivel de lectura) que T es consistente. Recordemos que el Segundo Teorema de Gödel dice que si T es consistente entonces CON es indecicible con respecto a T.

Apliquemos el algoritmo A para determinar si CON es decidible con respecto a T. Si la respuesta de A es que CON es decidible, entonces T es inconsistente (por el Segundo Teorema). Si la respuesta de A es que CON es indecidible entonces T es consistente (porque sólo las teorías consistentes admiten enunciados indecidibles).

Por lo tanto, si A existiera tendríamos un algoritmo que permite determinar si una teoría es consistente, o no. Pero una consecuencia del Segundo Teorema de Gödel es que tal algoritmo no puede existir. Llegamos a un absurdo. Por lo tanto A no existe.

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Emails rellenos de choconsejos... y cupcakes rellenos de chocolate.



No suelo leer las cadenas de emails que me envia alguna gente. Especialmente si te envía de 15 a 20 diarios. De hecho solamente ver el listado de emails me agobia. Pero hoy, como de vez en cuando alguno de ellos pasó el filtro y me llamó la atención. Pensé por venir de una médico que se trataría de algún consejo de salud. Y sí de salud espiritual... se los paso tal como me llegó porque me resulta tan vital que hacer un sacrificio como comer un poco de pan quemado puede consevar la paz de un hogar y forjar el carácter de los hijos.

Disfrútenlo tanto o más que la receta de cupcakes rellenos de chocolate que se acompaña. El reto de la receta de cupcakes es que los hagas... si te salen unos 20 mejor... pónles un lindo mensaje que te salga del corazón en un palillo de dientes como una banderita... dálos a los que amas el día de padres... agradece la maravillosa labor, los increíbles sacrificios, llenos de errores y aciertos que han cometido y realizado todas las figuras paternas de tu hogar.

Ten la certeza siempre de que todos y cada uno de ellos hizo siempre lo me
jor que pudo de la mejor manera que pudo, en su tiempo, en su circunstancias. Recuerda que los seres humanos no están hechos para entenderlos sino para amarlos.... con el tiempo y la oración aprenderás que la misericordia es mucho más grande y necesaria que la justicia. Dios te bendice.

"Pan quemado"

Recuerdo de mis días de adolescente, que a mi mamá le gustaba hacer el desayuno y la cena… (A veces el almuerzo también).

Una noche, hace ya más de 40 años, ella había hecho la cena, después de un largo y duro día en casa. Mi madre puso un plato de huevos, salchichas y pan quemado frente a mi padre. ¡Recuerdo estar esperando para ver si alguien lo notaba!

Sin embargo, aunque mi querido padre lo vio, alcanzó un pan, sonrió a mi madre y me preguntó cómo me había ido en la escuela…

No recuerdo lo que le contesté, pero sí recuerdo verlo untándole mantequilla y comérselo todo.

Cuando me levanté de la mesa esa noche, escuché a mi madre darle las disculpas a mi padre por los panes quemados. Nunca voy a olvidar lo que él dijo:

"Tranquila gordita, me encanta el pan quemado."

Más tarde, esa misma noche, fui a despedirme de mi padre y le pregunté si a él, en realidad, le gustaba el pan quemado… Me abrazó y dijo: "Tu mamá tuvo un día muy duro, está muy cansada y además, un pan un poco quemado no le hace daño a nadie”…

La vida está llena de cosas imperfectas y gente imperfecta. Yo no soy el mejor en casi nada, me olvido de los cumpleaños, de los buenos modales y aniversarios como mucha gente. Pero lo que he aprendido con los años, es a aceptar los defectos de cada uno y he decidido olvidar cada una de las diferencias con los demás. Esto una de las cosas más importantes para crear una relación sana y duradera... donde un “pancito quemado” no va a romper un corazón.

Podríamos extender esto a cualquier tipo de relación. ¡De hecho, la comprensión es la base de cualquier relación; ya sea esposo-esposa o padre-hijo o maestro-estudiante... o cualquier tipo de amistad!

Así que, 'Por favor: ¿me pasas un pan?' y 'Sí… no te preocupes, el quemado está bien'…

Sé más amable de lo necesario porque toda la gente que conocemos, en este mismo momento, está librando algún tipo de batalla.

¡QUE TENGAS UN DÍA MARAVILLOSO!


RECETA DE LA MASA DEL CUPCAKE DE VAINILLA

Para aprox. 20 cupcakes
2 ½ tazas de harina (375 gr)
1 ½ taza de azúcar (360 gr)
1 cucharada más ½ cucharadita de polvo de hornear (16.8 gr)
½ cucharadita de sal (2.5 gr)
6 onzas de mantequilla a temperatura ambiente (170 gr)
½ taza de yema de huevos (5-6 huevos) (reservar las claras para el frosting)
1 taza de leche tibia (250 gr)
2 ¼ cucharaditas de extracto de vainilla (12 gr)

Preparación

1. Precalentar el horno a 325 grados F (162.77 C). Colocar los papelitos (capacillos de cupcakes) en los moldes
2. En la batidora, mezclar harina, azúcar, polvo de hornear y la sal. Agregar mantequilla y mezclar hasta que esté todo incorporado.
3. En un envase pequeño, mezclar la leche tibia y la vainilla y con la batidora encendida ir agregando la leche en tres adiciones. Agregar las yemas de huevo y mezclar bien.


4. Verter la mezcla en los moldecitos hasta la mitad. Hornear por 15-20 minutos.

Sacar del horno y dejar enfriar; luego, entrar al freezer por 15 minutos (tener listo el relleno) para que no esté tan blandito para retirar la tapa.

5. Con un cuchillo filoso, sacar una tapa del cupcake, retirar un poco de la masa de la tapa.


6. Rellenar y colocar la tapa.



RECETA DEL RELLENO DE CHOCOLATE

Esta receta alcanza para rellenar 40 cupcakes.
1 cucharada de polvo de cocoa amarga (14.3 gr)
1¾ cucharada de maicena (Fécula de maiz) (25 gr)
2 cucharadas de azúcar (28.5 gr)
Pizca de sal
½ taza de crema de leche (nata) (4 onz)
2 yemas de huevo
1 taza de leche (8 onz)
3 onzas (tabletas) de chocolate dulce cortado en trocitos pequeños (85 gr)
1 cucharadita de extracto de vainilla (5 ml)
1 ½ cucharadita de mantequilla (7 gr)

Preparación


1. Poner la cocoa, maicena, sal, leche, azúcar, crema de leche, yemas de huevo y chocolate en trocitos en una ollita, a fuego medio en la estufa. Cocinar moviendo continuamente hasta que hierva y espese.
2. Remover del fuego e inmediatamente agregarle la mantequilla y la vainilla. Cubrir con papel film (Saran) y trasferir al refrigerador hasta que se enfríe (si estoy rápido, la pongo en el freezer para enfriar, en lo que preparo los cupcakes y el frosting).

RECETA DEL FROSTING DE CHOCOLATE
(recomiendo hacerlo un día antes de decorar y guardarlo en la nevera, para que les quede la consistencia adecuada, pues puede quedar muy líquido en el momento de prepararlo).
Para 20 cupcakes
2 tazas de azúcar (480 gr)
1 taza de claras de huevo (8 onz) (usar las que quedaron del cupcake)
2 1/2 barras de mantequilla sin sal cortada en trocitos (250 gr)
3 onzas de chocolate de tableta dulce (85 gr) y 3 onzas de chocolate amargo (85 gr) (utilizo el Bakers) DERRETIDO ( puede ser en el Microondas)

BENDICIONES Y ORACIONES A LA PERSONAS QUE PREPARARON Y COMPARTIERON ESTA RECETA. :)