Las batallas de las enfermeras en la Primera Guerra Mundial


Durante la Primera Guerra Mundial la enfermería fue un trabajo agotador, muchas veces peligroso, y las voluntarias que lo llevaron a cabo enfrentaron de forma directa el horror de los combates. Algunas de ellas pagaron un precio muy alto.
Pero su historia está rodeada de mitos y por lo general no se ha reconocido la enorme contribución que hicieron, como explica a la BBC la baronesa Shirley Williams, académica y miembro vitalicia de la Cámara de los Lores del parlamento británico.
En su muy admirado libro, publicado en 1975, The Great War and Modern Memory ("La Gran Guerra y la Memoria Moderna"), el crítico literario e historiador Paul Fussell escribió sobre los perpetuos mitos y leyendas de la Primera Guerra que tuvieron tanta fuerza que, en muchas mentes, se volvieron indistinguibles de los hechos. Pero sorprende que Fussell casi no menciona a las enfermeras. No hay referencia a Edith Cavell, ni mucho menos a Florence Nightingale.
Sin embargo el mito de la enfermera gentil y joven, que a menudo era voluntaria y miembro no entrenada del VAD (Destacamento de Voluntarias de Ayuda), vestida con su uniforme blanco e inmaculado, era universalmente admirado. El mito repetía historias que durante siglos se habían escuchado, desde el Rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda hasta Enrique V de Shakesperare, sobre los bruscos pero valientes guerreros que encontraban jóvenes gráciles que se encargaban de cuidarlos.
Mi madre, Vera Brittain, autora de una crónica conmovedora y cándida sobre su experiencia durante la guerra, Testament of Youth("Testamento de Juventud"), fue parte de ese mito. En el curso de la guerra peridió a todos los jóvenes a los que había amado: su novio Roland, su hermano Edward, sus queridos amigos Victor y Geoffrey.
Se enfrascó en la enfermería en algunos de los campos de batalla más terribles en un intento por aliviar el dolor de su duelo. También se decidió a recrear los personajes y las vidas de aquellos que había perdido para que las generaciones de lectores no los olvidaran y para que vivieran en la memoria de muchos.
Su experiencia personal, combinada con su talento para escribir, lograron pasajes atrapantes. Pero debido a que hubo muy pocas mujeres escritoras que también fueron enfermeras de guerra como ella, la leyenda de las VAD dominó la historia de la enfermería. A pesar de sus recuentos, a menudo lo que se escribió no era ni preciso ni justo.
El reconocimiento de la contribución de las enfermeras, tan importante como la de los médicos en el frente de batalla, todavía no se ha logrado.
Las mujeres de la Gran Guerra
En 1914, los jóvenes, hombres y mujeres, al igual que sus padres esperaban que la guerra fuera corta. Las canciones en los salones de baile eran patrióticas y optimistas. Se esperaba que las mujeres aguardaran en su casa pacientemente o, si pertenecían a la clase trabajadora, se unieran a las fábricas de municiones. "Mantén el fuego ardiendo", se les repetía. "Aunque sus hombres están lejos, pronto volverán a casa". Pero si los hombres resultaban heridos había muy pocas enfermeras que se hicieran cargo de cuidarlos.
El principal cuerpo de enfermeras entrenadas era el Servicio de Enfermería Militar Imperial de la Reina Alexandra (QAIMNS). Había sido fundado en 1902, en la época de la guerra de los Bóeres, y en 1914 tenía menos de 300 miembros. Al fin de la guerra, cuatro años después, contaba con 10.000 enfermeras. Además, otras organizaciones formadas anteriormente tenían como propósito principal el cuidado de los miembros de las fuerzas armadas, como por ejemplo el Cuerpo de Caballería de Enfermería de Primeros Auxilios creado en 1907.
Asimismo, había miles de mujeres no entrenadas trabajando como parteras o enfermeras en la vida civil, pero tenían poca o ninguna experiencia de trabajo con soldados heridos y su estatus en la sociedad era poco más alto que el de las empleadas domésticas.
Debido a que el ejército británico se oponía resueltamente a las enfermeras militares, con excepción de las de QAIMNS, las primeras voluntarias británicas estaban obligadas a servir con las fuerzas francesas y belgas. Muchas de ellas pertenecían a familias de la aristocracia o eran sus sirvientas. Las mujeres poderosas que dirigían grandes familias y grandes propiedades estaban bien entrenadas en administración y no tuvieron problemas en hacerse cargo de un hospital militar. Su confianza en sus propias capacidades era impactante.
La más famosa de estas mujeres era la duquesa de Sutherland, apodada Meddlesome Millie (la entrometida Millie). Poco después de que se declaró la guerra, junto con otras grandes damas como ella, llevó a médicos y enfermeras a Francia y Bélgica, organizando el transporte y equipo para establecer hospitales y estaciones de asistencia a víctimas.
Superando todos los obstáculos burocráticos que se les pusieron en el camino, para la primavera de 1915 la enorme y sangrienta ola de víctimas simplemente las sobrepasó. Incluso los más altos oficiales del ejército británico se rindieron ante ellas, dada la presión del momento y el firme compromiso que habían demostrado.
En esa etapa de la guerra se comenzó a invitar a las mujeres a servir en una variedad de funciones, entre las que se contaba la enfermería. Miles de jóvenes de hogares de clase media con poca experiencia en empleo doméstico, sin mucha educación relevante y en total ignorancia del cuerpo masculino, se ofrecieron como voluntarias y pronto fueron colocadas en funciones en hospitales militares.
En muchos casos, no fueron recibidas con amabilidad. Las enfermeras profesionales, que luchaban por algún tipo de reconocimiento y entrenamiento apropiado, temían que esa enorme invasión de voluntarias no calificadas socavara sus esfuerzos. Las integrantes del VAD, que estaban muy mal remuneradas, tenían principalmente la función del aseo doméstico, la limpieza de pisos, el cambio de sábanas y el vaciado de bacinillas, pero sólo en etapas posteriores de la guerra se les permitió que cambiaran vendajes o administraran medicamentos.
La imagen y los uniformes conspicuos de la Cruz Roja eran románticos, pero el trabajo en sí mismo era agotador, no tenía descanso y en ocasiones resultaba repugnante. Las relaciones entre las enfermeras profesionales y las asistentes voluntarias se reducía a una rígida e inquebrantable disciplina. Los contratos de las VAD podían modificarse incluso por romper las regulaciones más leves.
El clima de la vida hospitalaria era severo y muchas VAD, incluida mi madre, también tuvieron que enfrentar tensión en las relaciones con sus padres y otros familiares. La retaguardia durante la Gran Guerra estaba muy lejos de los frentes donde las batallas se peleaban.


Cambió la medicina

No había televisión ni radio y los informes de la prensa tardaban mucho. La gente se enteraba de fragmentos de lo ocurrido por medio de listas de víctimas o cartas de sus parientes soldados.
En una carta de su padre en la primavera de 1918, mi madre -que en ese momento cuidaba a soldados que habían sufrido un ataque con gas, como enfermera en un hospital escaso de personal y ubicado dentro del radio de los bombardeos en la línea del frente alemán- recibió la orden de regresar a casa. Era "su deber", escribía su padre, ayudar a sus parientes con la difícil tarea del manejo de su cómodo hogar.
La guerra produjo problemas médicos que difícilmente se conocían en la vida civil y que los médicos y enfermeras no habían experimentado antes. El más común fue la infección de las heridas, cuando los hombres acribillados con balas de metralletas quedaban con trozos de uniforme y barro contaminado de las trincheras que se propagaban hacia su abdomen y sus órganos internos. No había antibióticos, por supuesto, y los desinfectantes que se utilizaban eran rudimentarios e insuficientes.
Según Christine Hallett en su amplio y bien investigado libro sobre la enfermería en la Primera Guerra Mundial, Veiled Warriors ("Guerreras Veladas"), en el frente ruso se usaron medidas más radicales con mayor frecuencia. Se cubría las heridas con yodo o sal, se vendaba con firmeza el cuerpo y la víctima era transportada muchos kilómetros hacia los hospitales de guerra.
En Reino Unido se hicieron muchos esfuerzos para tratar las heridas infectadas, pero miles murieron a causa de tétanos o gangrena antes de que fuera descubierto un antídoto efectivo. Hacia el fin de la guerra comenzaron a surgir algunas soluciones radicales. Una de ellas fue la trasfusión sanguínea, que se llevaba a cabo conectando una sonda entre el paciente y el donante: una transferencia directa.
Cuando terminó la guerra, la mayoría de las VAD dejaron el servicio pero algunas de las más aventuradas viajaron hacia otras guerras.
Las que regresaron llegaron a sitios donde quedaban pocos hombres. Fue esa pérdida enorme de cientos de miles de jóvenes varones en Francia, Bélgica, Reino Unido, además de Rusia y, por supuesto, Alemania, lo que avanzó la causa de la igualdad y la extensión del sufragio a las mujeres.
La falta de hombres, especialmente en los campos administrativo y comercial, condujo a que los empleadores contrataran a mujeres y ellas, a su vez, buscaron empleo pago y formas de ganarse la vida. Pero las profesiones se mostraron renuentes al cambio. Las enfermeras profesionales, la columna vertebral del servicio en la guerra, no obtuvieron reconocimiento legal ni certificación de registro hasta 1943. Algunas se reorientaron hacia la salud pública o la partería, pero la enfermería siguió siendo una especie de "servicio cenicienta".

Mucho ha mejorado en los últimos 60 años, pero la total aceptación del conocimiento y la experiencia de las enfermeras como contribuyentes tan importantes como los médicos para el bienestar de los pacientes sigue siendo un trabajo en curso. Pertenecer a una profesional principalmente femenina continúa siendo una injusta desventaja. Fuente: BBC

Cuentos de hadas y el nazismo


La Ruta de las Hadas en Alemania —el castillo de la Bella Durmiente, la ciudad natal de los Grimm...— atrae a miles de turistas, pero no alemanes.
El año pasado se cumplieron 200 años desde la primera publicación de los hermanos Grimm, Die Kinder und Hausmärchen, una colección de 86 historias que acabaron convirtiéndose en clásicos mundiales. En la ciudad alemana de Kassel, se reunieron cientos de académicos de todo el mundo —lexicógrafos, psicoanalistas, lingüistas...— para discutir sobre cómo los Grimm alimentaron la imaginación erótica de una nación. En la época de los Grimm, Alemania no existía como tal. Era un conglomerado de territorios con un idioma común, el alemán. Y los Grimm eran dos filólogos que recopilaron los cuentos orales y los adaptaron a unos ideales nacionales.
Todavía se discute la influencia que tuvieron en el pueblo alemán, pero esos relatos son más populares fuera de Alemania que dentro. Según el autor alemán Matthias Matussek, los alemanes han sufrido una sobredosis de cuentos oscuros de hadas, cuentos que exploraban la parte más tenebrosa del alma humana, algunos de ellos brutales. Pone como ejemplo el cuento Cómo los niños jugaban a matarifes entre ellos —que fue retirado de la colección en la segunda edición—, en el que toda una familia se aniquila a sí misma. Matussek dice que tuvieron un efecto negativo sobre el caracter de los alemanes y que se demostró después de la segunda guerra mundial.
Según el libro Las raíces del nacionalismo alemán, de Louis Snyder, los hermanos Grimm ayudaron a marcar ciertos rasgos como la disciplina, la obediencia, el autoritarismo, la glorificación de la violencia y el nacionalismo. Todo eso pasó a formar parte del caracter nacionalista. El autor alemán Günter Birkenfeld dice que esos relatos explican «por qué los alemanes habían sido capaces de perpetrar las atrocidades de Belsen y Auschwitz».
Por este motivo, los libros de los Grimm estuvieron prohibidos en los colegios después de la guerra. Mientras, fuera de Alemania protagonizaban las películas de Disney. Fuente: www.kindsein.com 

APOYOS


Cornelius Gurlitt: el hombre que hablaba con los cuadros robados por los nazis


Un hombre recluido con su colección secreta de arte. En la humedad de su casa, detrás de las persianas, las arañas trepan sobre obras maestras. Hasta que se revela su secreto y se descubre su tesoro.
Quizás ya estén escribiendo el guión de la película. Será una trama policial, por supuesto, algunas de estas obras le fueron arrebatadas a la gente que trasladaban en masa hacia la muerte.
Será un filme de misterio, también: ¿cómo pudo un hombre triste y solitario mantener escondida semejante colección de cuadros por tanto tiempo?
Cornelius Gurlitt vendía alguna pintura cuando necesitaba dinero (sólo algún que otro millón), ¿pero por qué el tan sofisticado mundo del arte no hizo ninguna pregunta? ¿O no querían preguntar por temor a la respuesta?
Será una película con algo de suspenso. Cornelius Gurlitt fue descubierto cuando viajaba en tren entre su casa en Alemania y su banco en Suiza.
Un funcionario de aduanas que abordó el vagón lo registró y vio que llevaba alrededor de 9.000 euros (U$12.300), justo por debajo del límite legal para sacar dinero del país, pero lo suficiente para levantar sospechas y propiciar una investigación en su apartamento de Múnich.

¿Pero cómo retratará Hollywood a Cornelius Gurlitt? ¿Es un villano o un personaje trágico, forzado a moverse en secreto con grandes fajos de billetes, volviendo a casa para pasar la vida junto a inanimadas obras de arte?
Quizás Gurlitt es las dos cosas.
Varios de los tesoros habían sido arrinconados en medio de un caos de papeles viejos. El moho creció sobre algunas superficies. El esplendor de la pintura fue opacado por un filtro de polvo.

No es que Cornelius Gurlitt no se preocupara por las obras. De hecho, aquellos que han hablado con él dicen que consideraba a los cuadros sus amigos.
Se sentaba en la oscuridad entre ellos, su única compañía en el mundo tras la muerte de sus padres y de su hermana.
No sabemos si les hablaba, pero da la impresión de que se comunicaba con ellos en lo que deben haber sido solitarias reuniones detrás de las persianas de su apartamento en Múnich y de su casa en Salzburgo.
Es más de lo que pudo sobrellevar. No pudo hacer frente físicamente a la tarea de conservar una colección que es comparable en número a las de muchas de las galerías más importantes del mundo.

La Galería Nacional de Londres, por ejemplo, tiene más de 2.000 obras en su colección.
La de Gurlitt consistía con dos tercios de ese número: 1.200 cuadros en Múnich y 238 en su casa en Salzburgo, de los cuales 39 eran pinturas al óleo.
Su reserva oculta contiene algunas obras maestras tan grandes como para hacer salivar a las casas de subastas pero también muchos dibujos y acuarelas menores. Todos requieren un cuidado que él no pudo darles.
No pudo físicamente pero tampoco emocionalmente. Gurlitt tenía 24 años cuando murió su padre en 1956. En el más de medio siglo que ha pasado desde entonces, el hijo ha vivido bajo el peso de las instrucciones de su padre de preservar la colección acumulada en los años 20, 30 y 40.
El padre, Hildebrand, era un marchante de arte quien a pesar de ascendencia judía, tenía aprobación de los nazis para comerciar con obras de arte, algunas de las cuales eran o bien saqueadas en el acto a familias judías o compradas en condiciones extremadamente desfavorables a personas que intentaban huir para sobrevivir.
El padre murió y el hijo tuvo que hacerse cargo de una herencia que iba a ser un resguardo para su vejez pero también una maldición.
Cornelius Gurlitt se está recuperando ahora de una cirugía de corazón mientras los abogados revolotean a su alrededor.

Las obras de arte están siendo analizadas en depósitos seguros por restauradores y expertos que buscan rastrear sus historias. La BBC tuvo acceso exclusivo al depósito de alta seguridad donde ahora se guardan las 238 pinturas que ocultó en su casa de Austria.
Cuando se ven los cuadros en su nuevo entorno, con humedad, temperatura y luz reguladas, el efecto es sorprendente y extrañamente decepcionante.
La llave abre la gruesa puerta metálica y uno ve mesas de caballetes sobre las que descansan obras que se reconocen en seguida de Picasso, Renoir, Monet, Manet, Courbet y Cezanne.
El estilo está allí, pero las pinturas no resplandecen como lo harían en un museo público.
La colección de Gurlitt puede llegar a valer cientos de millones de dólares en subasta, pero el impacto que produce no se corresponde con el valor estimado.
Los cuadros parecen viejos adornos de la casa de un anciano, y eso es exactamente lo que son.

Allí, en la pared, hay un Monet, una de sus muchas pinturas del puente de Waterloo sobre el río Támesis en Londres.
Monet produjo muchas obras como parte de lo que parece un estudio obsesivo sobre el agua de la capital británica, algunas pinturas de esta hermosa serie muestran el brillo de una mañana de primavera, otras la niebla otoñal.
Cuando algunas de estas piezas salieron a subasta en Nueva York, alcanzaron entre U$8 y U$9 millones cada una.
Una de las pinturas parece mostrar la penumbra del invierno, pero es difícil verlo porque está cubierta por una capa de suciedad. Necesita una buena limpieza.

Los cuadros y esculturas de Gurlitt se ordenan en tres categorías.
Primero, hay algunas obras que fueron sin duda robadas.
El abogado de Gurlitt, Stephan Holzinger, le dijo a la BBC que su cliente, a quien describe como "una persona muy tímida y muy discreta", le había dado instrucciones para que estas obras de arte sean devueltas a los descendientes de sus dueños originales.
Segundo, hay obras compradas legítimamente por el padre de Gurlitt en ventas no forzadas, tanto antes de la guerra como antes de que los nazis llegaran al poder.
En tercer lugar, hay pinturas adquiridas durante la guerra. Este tercer grupo es objeto de disputa.
Y en relación a estas pinturas, la ley se moverá despacio.
Gurlitt mantuvo sus cuadros en dos lugares, uno en Austria y el otro en Alemania, así que se aplica las normas de dos países diferentes.
Además, la ley alemana puso un plazo máximo de 30 años en las demandas de los descendientes de quienes sufrieron el robo de obras de arte para que se den a conocer, y ese límite ya ha pasado.
Pero estas pinturas fueron mantenidas en secreto por mucho más de 30 años, ¿cómo iba alguien a reclamarlas?
Deidre Berger, del Instituto Ramer para las relaciones judío-alemanas, dice que esta colección muestra que hay un capítulo muy grande del Holocausto que no ha sido abordado del todo.
"Como estamos viendo con esta historia que se está desenredando y la gran cantidad de arte robado que parece estar involucrada, no hay muchas buenas leyes disponibles para ayudar a la gente a recuperar sus obras", dice Berger.
"La realidad es que es muy difícil encontrar a los dueños de muchas de estas piezas de arte. Los sobrevivientes eran niños en aquel tiempo. ¿Cómo iban a recordar con precisión un cuadro colgado en su sala hace 70 años?"
Sin embargo, cada obra de arte devuelta a sus dueños originales, dice Berger, es una victoria sobre la era de Hitler.

Entre las obras confiscadas de la colección de Gurlitt, está "Pareja" de Hans Christoph. Fuente: BBC

Los últimos días antes de la entrada del Franquismo en Madrid


En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado.

El Generalísimo Franco
Burgos 1º abril 1939
Este fue el parte de guerra que el 1 de abril daba por concluida la contienda, emitido por radio con la voz de Fernando Fernández de Córdoba. Se cerraban casi tres años de combates desde que el 18 de julio de 1936 un grupo de militares perpetrara un golpe de Estado contra la República. Tres años de Guerra donde los vencedores dieron todas las muestras de lo que iba a ser el régimen que forjaban. El objetivo era claro: aplastamiento definitivo de sus enemigos. Porque como Fernando Fernán Gómez dice al final de su obraLas bicicletas son para el verano, cuando finalizó la contienda no hubo paz, comenzó la victoria. Y frente a ella, los derrotados.
No habían pasado ni ocho años desde que el 14 de abril de 1931 se proclamase la República. Las ilusiones que entonces se forjaron quedaron aniquiladas ese 1 de abril de 1939. No solo por la derrotada de la República democrática. También porque fueron aplastados manu militari proyectos de transformación social que se venía desarrollando en España desde el siglo XIX. El movimiento obrero fue el gran derrotado de la Guerra Civil. Sus aspiraciones de una sociedad nueva y socialista quedaron aplastados. Los proyectos socialistas y anarquistas, muchos de los cuales se pusieron en práctica durante la Guerra Civil iniciando una verdadera y profunda revolución, fueron exterminados.
Pero la gran derrota de 1939 no solo se ejemplificó por una durísima represión iniciada por el gobierno de Franco. También por la imposición del terror. El terror político, el terror social y el terror psicológico. Algo que las generaciones posteriores siguieron sufriendo y que, actualmente, sigue siendo una de las grandes herencias del franquismo, merced a unas políticas de las memoria intencionadamente erróneas y fundamentadas en los principios de los vencedores de la Guerra Civil. Y es que mucho son los puntos del franquismo que aun se mantienen vigentes. Desde estructuras políticas pasando por instituciones no depuradas hasta llegar a una verdadera impunidad para las víctimas de una guerra y del franquismo que se debate entre el genocidio o las prácticas genocidas contra ellas. Algo que ha llamado la atención de las propias instituciones internacionales que han comprobado como en España no se ha hecho nada por restablecer la Verdad, la Justicia y la Reparación de las víctimas. Y, como dice el historiador Paul Preston, la corrupción también es otra de las grandes herencias actuales del franquismo.

Casado y el final de la Guerra Civil. Donde todos y ninguno tenían razón

El final de la Guerra Civil fue dramático. Mientras la maquinaria de exterminio de los rebeldes se puso en marcha desde el propio inicio de la Guerra (no hay más que recordar las palabras de Emilio Mola seguidas al pie de la letra) en el campo leal a la República se generó una serie de debates, muchos de ellos enriquecedores, que vinieron acompañados por disputas internas que poco favor hicieron.
El final de la Guerra Civil fue el fiel reflejo de esas disputas. Desde mayo de 1937 ostentaba la presidencia del gobierno de la República el socialista Juan Negrín. En su primero gobierno había eliminado la participación de los sindicalistas tanto de la UGT (producto de los problemas internos del movimiento socialista) como de la CNT. A pesar de ello se sucedieron distintos problemas en el seno del gobierno que no dejaban de ser problemas de los propios organismos que representaban. Los reveses militares llevaron a Negrín a promover una reforma de gobierno en 1938 donde caía un ministro comunista (Jesús Hernández) y entraban nuevamente los libertarios (Segundo Blanco). A pesar de ello el gobierno de Negrín se enfrentaba a varios problemas. El primero, el retroceso de la República en el campo de batalla. La toma de Teruel y su rápida pérdida era un motivo de preocupación para el gobierno de la República. El segundo una desigual lucha a nivel internacional. Mientras los golpistas habían encontrado rápidamente apoyos en sus aliados fascistas europeos (Portugal, Alemania e Italia) la República quedó completamente aislada. Ni Francia ni Reino Unido apoyaron a la República, promoviendo una Comité de No Intervención. La URSS apoyó con material bélico y asesores, pero esta ayuda siempre fue motivo de enconados debates al no ser desinteresada. México dio una ayuda sincera pero testimonial. A la altura de 1938 y con un mapa europeo muy distinto al de 1936, la República estaba seriamente erosionada a nivel internacional. Las Brigadas Internacionales se retiraban de la España leal haciendo entrever un cambio de política internacional en la URSS. Las potencias democráticas daban un nuevo ejemplo de debilidad frente al fascismo cuando cedieron ante Hitler por la invasión de los Sudetes. Los Acuerdos de Munich de septiembre de 1938 no dejaban de ser un duro golpe para la República española.
La Paz Honrosa era una completa utopía e ingenuidad teniendo en cuenta cual era la política de exterminio que Franco estaba llevando a cabo
Los problemas internos que se generaron tras la crisis de Mayo de 1937 quedaron larvados en muchas organizaciones. Los socialistas caballeristas (seguidores de Largo Caballero) se vieron fuera del poder y comenzaron a estrechar lazos con la CNT a nivel sindical, si bien otros sectores socialistas y comunistas dentro de la UGT les comenzaban a disputar la dirección del sindicato. La CNT también se vio fuera del gobierno, pero era una organización lo suficientemente poderosa como para mantener muchas cuotas de poder tanto a nivel municipal, militar o en el comisariado. Aun así las disputas llevadas en Barcelona en Mayo de 1937 fue algo que se guardaron los anarquistas. Igualmente la alianza circunstancial para poder controlar el gobierno que Negrín, Prieto y los comunistas formaron se fue erosionando poco a poco por las propias disputas internas hasta llevar a la crisis de febrero de 1939. El presidente de la República, Manuel Azaña, era criticado por todos, que lo acusaban de derrotista por sus reflexiones y escritos.
Cuando el 5 de marzo de 1939 el coronel Segismundo Casado constituyó un Consejo Nacional de Defensa (CND) desautorizando al gobierno de Juan Negrín, todas estas querellas internas estaban encima de la mesa. El problema que la historiografía ha planteado es que ha mezclado todas las cuestiones haciendo una historia unívoca. Pero repasando las fuentes nos damos cuentas que ese CND que surgió en Madrid no era tan cohesionado como se creía. Porque una cosa era los intereses de Casado y otra muy distinta la de los casadistas. Casado llevaba tiempo en contacto con agentes británicos para poder liquidar la Guerra. Era consciente de que en su entorno tenía agentes de la Quinta Columna, como el teniente coronel José Centaño de la Paz. Que estos estaban llevando conversaciones con los quitacolumnistas en Madrid que pasaban la información al gobierno militar rebelde de Burgos. Pero los casadistas, que eran una suerte socialistas caballeristas, libertarios, algunos republicanos y figuras simbólicas como el socialista Julián Besteiro o el militar José Miaja, tenían otras pretensiones y, sobre todo, demasiadas querellas con los comunistas por todo lo acontecido en el pasado, ya que estos les habían marginado en una política de intento de control del movimiento obrero. La gran diferencia, y fundamental, entre Casado y los casadistas era que mientras Casado quería negociar una paz honrosa a cualquier precio los casadistas no estaban dispuesto a ello, tal como demostraron a partir de la segunda quincena de marzo. Pero ya era demasiado tarde.
Por contra, el gobierno de Negrín era legal pero débil y estaba profundamente erosionado. Cuando se constituyó el CND casi ningún ministro del gabinete de Negrín estaba en España. Igualmente, mientras Negrín anunciaba (como hizo en numerosas ocasiones con anterioridad) una ayuda militar de las potencias democráticas, éstas reconocían a finales de febrero al gobierno rebelde de Franco en Burgos. La política de Negrín quedaba desactivada y fuertemente erosionada. Además tampoco se escapaba que el propio gobierno de Negrín hablaba en algún momento de paz honrosa frente a los enemigos. Todas estas cuestiones se tomaron como un vacío de poder cuando se constituyó el CND.
Por su parte los comunistas habían ido perdiendo peso paulatino desde 1938. Desde 1936 el PCE había llevado a cabo una política que le llevó a llenar un vacío que dejaron los partidos republicanos, convirtiéndose en un partido de orden. Esto le llevó también a una disputa con el PSOE, la UGT y la CNT por el control el movimiento obrero. En este último punto el PCE fracasó. Los comunistas hicieron un llamamiento a la resistencia numantina para que los rebeldes no tomasen Madrid. Pero estaban a merced de la política internacional. No podemos olvidar que el PCE era la Sección Española de la Internacional Comunista y que estaban a disposición de lo que las directrices internacionales marcasen. Y a nivel internacional Stalin estaba cambiando de política. Esa posición de debilidad también fue detectada por su rivales políticos cuando se constituyo el CND en marzo de 1939. Cabe una pregunta en este punto. ¿Qué hubiese sucedido si la guerra se hubiese aguantado hasta septiembre de 1939, con la invasión alemana a Polonia, con el pacto Molotov-Von Ribbentropp de por medio? ¿Cual hubiese sido la posición del PCE ante la Guerra Civil española cuando está hubiese entrado en el conflicto general europeo? No es nuestra misión hacer ni historia factual ni ucronías, pero la pregunta no es baladí.
Los anarquistas siguieron siendo durante la Guerra referencia y ganaron en influencia en muchos sectores. Su posición fue de colaboración con el resto de fuerzas antifascistas y se puede decir que fue el movimiento que más cedió en el periodo bélico. Siendo antiestatista cedió ministros y cargos políticos. Siendo antimilitaristas dieron militares. Pero en la labor de control del movimiento obrero y en la forma de entender la Guerra Civil chocaron con sus rivales históricos, los comunistas. Aun así al acabar la guerra la importancia que anarquistas y comunistas tuvieron se hizo evidente al ser los únicos movimientos que articularon desde muy temprano una resistencia clandestina al franquismo.
Los combates que se entablaron en Madrid y alrededores (Guadalajara, Alcalá de Henares y Torrejón de Ardoz) entre las fuerzas del CND y las fuerzas comunistas leales a Negrín fueron el triste epílogo de la Guerra Civil. Sin hacer juicios de valor hay dos conclusiones claras en este triste final de la República:
1. A la altura de marzo de 1939 el gobierno de Negrín estaba completamente aislado a nivel nacional e internacional. Su posición era de completa debilidad.
2. El CND quiso llenar un vacío de poder sobre unas bases muy débiles, pues lo integrantes del mismo no coincidían en objetivos. La Paz Honrosa era una completa utopía e ingenuidad teniendo en cuenta cual era la política de exterminio que Franco estaba llevando a cabo.
Aun así una cosa es clara. La derrota de 1939 no vino determinada por las disputas internas en el campo republicano. Esa conclusión esta muy alejada de la realidad. Hay dos factores fundamentales que determinaron la derrota de la República y de los proyectos que en ella anidaban:
1. El primero y fundamental el golpe de Estado de 1936. La Guerra Civil se inició por dicho golpe de Estado. Y en él estaban los enemigos eternos del progresismo. El golpe lo apoyó la derecha política, una parte del Ejército, los terratenientes, la clase capitalista, la amplia mayoría de la Iglesia católica, etc.
2. La soledad de la República fue manifiesta. En el momento crucial de su existencia, cuando fue atacada, se quedó sola. Las potencias democráticas le dieron la espalda.
Por eso la gesta del pueblo español fue resistir durante tres años las embestidas de Franco, de los fascistas y de los nazis. Y que incluso esas fuerzas lograron derrotar por primera vez al fascismo en el campo de batalla en Guadalajara en 1937. Madrid nunca fue tomada por los rebeldes. Madrid cayó extenuada el 28 de marzo de 1939. Franco fracasó siempre que quiso tomar Madrid.

Las consecuencias de la victoria y la derrotada

El 1 de abril de 1939 comenzó el calvario para los que no pudieron salir de España. Las cárceles se llenaron de militantes antifascistas. Las organizaciones obreras y de izquierda fueron proscritas y perseguidas. Pensar distinto al régimen dictatorial era un delito que se pagaba con la propia vida. Miles de personas fueron juzgadas en juicios de guerra sumarísimos sin ninguna garantía jurídica. Frente a la presunción de inocencia se reglamentó la presunción de culpabilidad. Miles de personas fueron ejecutadas de forma extrajudicial y sus cuerpos arrojados a fosas comunes y cunetas que hoy todavía permanecen en el anonimato. Otros tantos dieron con sus huesos en las prisiones del franquismo, en los batallones de trabajadores donde fueron mano de obra esclava,internados en campos de concentración con condiciones inhumanas que acababan con su vida. Otros muchos partieron al exilio y ya nunca más volvieron a España. Algunos resistieron al fascismo tanto en Europa como en España. No cejaron en su empeño de derribar a Franco cuando nuevamente se les dio la espalda en 1945, tras contribuir a la derrota de nazis y fascistas. Los vencedores se regodearon en su victoria, marcaron los tiempos y determinaron las interpretaciones. Los derrotados fueron siempre condenados al ostracismo. Y de esos polvos estos lodos.
Pero hubo algo que los derrotados nunca perdieron Y fue su dignidad. La dignidad de haber estado luchando por los ideales que querían. Quien mejor que el novelista y dramaturgo Max Aub en una de sus obras sobre el universo concentracionario (Campo de los Almendros) para definir quienes eran eso que lucharon en España y salieron derrotados:
"Estos que ves ahora deshechos, maltrechos, furiosos, aplanados, sin afeitar, sin lavar, cochinos, sucios, cansados, mordiéndose, hechos un asco, destrozados, son, sin embargo, no lo olvides, hijo, no lo olvides nunca pase lo que pase, son lo mejor de España, los únicos que, de verdad, se han alzado, sin nada, con sus manos, contra el fascismo, contra los militares, contra los poderosos, por la sola justicia; cada uno a su modo, a su manera, como han podido, sin que les importara su comodidad, su familia, su dinero. Estos que ves, españoles rotos, derrotados, hacinados, heridos, soñolientos, medio muertos, esperanzados todavía en escapar, son, no lo olvides, lo mejor del mundo. No es hermoso. Pero es lo mejor del mundo. No lo olvides nunca, hijo, no lo olvides." Fuente: www.diagonalperiodico.net 

Desenterrando Treblinka


Treblinka era uno de los argumentos preferidos de los negacionistas del Holocausto. Los testimonios de los supervivientes y los documentos hablaban de un campo de exterminio a hora y media de Varsovia, pero en el punto indicado solo había una loma verde, una granja, un bosque. Nada que ver con los barracones y con las duchas de Auschwitz. Nunca se habían hallado evidencias de la maquinaria del mal que acabó con entre 700.000 y 900.000 judíos y un número indeterminado de gitanos. Nunca... hasta ahora. Un equipo de la Universidad de Staffordshire (Reino Unido), comandado por la arqueóloga forense Caroline Sturdy Colls, ha encontrado la primera evidencia física de las cámaras de gas, cimientos y losas, además de varias fosas comunes. Su investigación no solo es importante porque aporta la única prueba tangible de que Treblinka no es un mito, sino por los medios empleados para dar con ella. Durante seis años, explicaba ayer a EL PAÍS la doctora, se hicieron mapas computarizados y fotografías aéreas, se usaron sofisticados GPS y georradares, incluso un escaneo láser —denominado Lidar—, todo para hallar muestras de que había tierra removida y algún indicio de obra pasada. Es un proceso que, en la base, se asemeja al empleado en España para buscar algunas fosas de la Guerra Civil, incluyendo la del poeta y dramaturgo Federico García Lorca en Granada. Aunque los nazis hicieron un buen trabajo escondiendo el campo, ocultándolo en una inocente zona de labranza a base de tirar los muros, rellenar los huecos y nivelar el suelo, los expertos lograron detectar tres zonas, bastante distantes entre sí, en las que comenzaron a cavar y encontraron los primeros huesos humanos, muchos en un nivel muy superficial y con extraños cortes. Aún no está claro el número de cuerpos localizados. Luego vinieron los cimientos, oquedades tapadas a conciencia con todo tipo de materiales que fueron la base de las cámaras de gas. Y también el descubrimiento más macabro: unas losas de cerámica, finas, entre rojizas y mostaza, con la estrella de David en relieve. Muchos supervivientes habían hablado ya de esos dibujos, como se ve en sus relatos en el Museo Yad Yashem de Jerusalén: la cámara de gas, contaban, estaba disfrazada de mikvé, el baño ritual judío, por lo que los hombres y mujeres que llegaban a Treblinka pensaban que iban sencillamente a lavarse. El símbolo sagrado del judaísmo en la fachada de ese edificio al que los arrastraban les hacía sentirse seguros, confiados... y engañados hasta el último momento. Así durante los 24 meses que funcionó el campo, entre 1942 y 1943. La estrella de David grabada en una loseta: uno de los numerosos restos hallados en Treblinka (Polonia). Gracias a las excavaciones, se ha podido diseñar además un mapa del recinto, desde la vía de tren a la que llegaban los judíos y gitanos —a los que se prometía que Treblinka solo era una zona de paso, antes de ser deportados al Este, como recuerda el profesor Gideon Greif— hasta las dos cámaras de las que hay restos, una con capacidad para 600 personas y otra para 5.000, y el pasillo al aire libre por el que los llevaban. Hay testimonios, no obstante, que hablaban de hasta una decena de cámaras repartidas por la zona. En 60 minutos, los vivos pasaban del tren a la desnudez y a la muerte, según indican los arqueólogos en el documental Treblinka: la máquina de matar de Hitler, emitido por el Smithsonian Channel, donde se ha dado a conocer este descubrimiento y que incluye una recreación del espacio. La profesora Sturdy Colls explica que su mayor afán era el de ser respetuosa con la zona, convertida en lugar de homenaje a las víctimas tras la Segunda Guerra Mundial y donde se habían vetado las excavaciones, por respeto. La estimación de muertos en el campo de exterminio fluctúa entre 700.000 y 900.000 Vía correo electrónico, Sturdy Colls sostiene que convenció a los responsables del museo e incluso al Gran Rabinato de Polonia de que su técnica no invasiva iba a respetar a los muertos y, a la vez, a dar respuestas a los vivos. “La primera vez que fui allí me quedó claro que había una abundancia de evidencias que habían sobrevivido en el terreno y probaban que Treblinka fue un campo de exterminio, no de paso. Ser capaz de confirmarlo ha sido un honor para mí. Había que hacerlo para que aprendan las generaciones futuras”, indica la doctora, especializada en usar sus conocimientos forenses con fines históricos, más allá de sus clases universitarias y de sus colaboraciones con la Policía británica. La zona, remarca, ha quedado luego tal y como la encontraron, con los monolitos de piedra que recuerdan a las innumerables víctimas. Su técnica, abunda, abre “nuevas posibilidades para el examen del Holocausto o de otros sitios de conflicto”, por lo que planea continuar indagando en otros escenarios. Ya lo ha hecho, usando estos mismos medios, en Staro Sajmiste (Belgrado) y en las islas del Canal del Reino Unido, con resultados positivos. Pero Treblinka es diferente, “especial”, por lo que supone para las víctimas, que ahora pueden enseñar al mundo las piedras que vieron y tocaron. Para dar a conocer los descubrimientos y los métodos empleados, se preparan ya una exposición y un libro con la tarea del equipo de Staffordshire. Fuente: El País

Aribert Heim, Doctor Muerte


Aribert Heim (28 de junio de 1914 – presuntamente falleció el 10 de agosto de 1992) fue un médico nazi austríaco, también conocido como Doctor Muerte. Como médico de las Schutzstaffel en el Campo de concentración de Mauthausen-Gusen, se le acusa de matar y torturar a muchos reclusos a través de diversos métodos, tales como las inyecciones directas de compuestos tóxicos en los corazones de sus víctimas.
Junto a Alois Brunner, Heim, que sería ahora nonagenario (a partir de 2008), fue uno de los últimos grandes criminales nazis fugitivos que no se le pudo ubicar.
Según una publicación de 2007 por el ex integrante de la Fuerza Aérea de Israel Danny Coronel Baz,  Heim fue secuestrado en Canadá y llevado a Santa Catalina frente a la costa de California, donde fue asesinado por un equipo de caza nazi código "El Búho" en 1982.  Baz mismo afirma haber sido parte de este grupo. El Centro Simon Wiesenthal en Jerusalén, aunque el cazador de nazis francés Serge Klarsfeld dice que esto no es cierto. 

La familia de Heim previamente dijo que había fallecido en 1993 en Argentina, pero no mostraron ningún certificado de defunción. 
Se cree que vivió durante muchos años en El Cairo, Egipto bajo el alias de Tarek Farid Hussein y según se dice murió allí el 10 de agosto de 1992. Su tumba y su cuerpo no han sido encontrados. 
Heim nació en Bad Radkersburg (Austria-Hungría). Hijo de un policía y un ama de casa, estudió medicina en Viena antes de presentarse voluntario para formar parte de las Waffen-SS en la primavera de 1940.
En octubre de 1941, Heim fue enviado al campo de concentración de Mauthausen, donde fue conocido por los crueles experimentos médicos que allí realizó utilizando a los presos como cobayas. Más tarde, fue enviado también a un hospital de campaña de las SS en Viena.Media 1,90 metros.

Los prisioneros del campo de concentración de Mauthausen llamaban a Heim "Doctor Muerte", los judíos sefardíes y los presos republicanos españoles le conocían, además, como "El banderillero". Heim estuvo en este campo cercano a Linz (Austria) durante aproximadamente dos meses (de octubre a diciembre de 1941), y allí realizó experimentos con los judíos, los rusos y los españoles como lo había hecho el médico de Auschwitz Josef Mengele. "Heim refleja en los presos su miedo a la muerte", dijo un superviviente. Marcelino Bilbao relata como él mismo junto a otros 29 reclusos fue envenenado con diversas inyecciones directamente en el corazón con el fin de inducir la muerte más rápidamente.
Desde febrero de 1942, forma parte de la 6.ª División de Montaña SS Nord, en el norte de Finlandia (sobre todo en Oulu) donde ejerce como médico en hospitales SS. Su servicio continuó hasta al menos octubre de 1942. 

El 15 de marzo de 1945, Heim fue capturado por soldados de Estados Unidos y enviado a un campamento para prisioneros de guerra. Fue puesto en libertad bajo dudosas circunstancias y trabajó como Ginecólogo en Baden-Baden hasta su desaparición en 1962. Huyó cuando un informador le dijo que la policía austríaca lo investigaba por crímenes de guerra. Posteriormente desaparece, se desplaza a España, Uruguay (donde abre un establecimiento Psiquiátrico y Ginecólogo de 1979 a 1983), y probablemente también a Chile, Argentina. Paraguay,  Egipto y Brasil, para luego posiblemente volver a España de nuevo hasta 2005. 
Después de Alois Brunner y de Adolf Eichmann, Heim ha sido el segundo Oficial Nazi fugado más buscado.

Heim aparentemente se ha escondido en América del Sur, España y los Balcanes. Efraim Zuroff, del Centro Wiesenthal, ha iniciado una búsqueda activa de su paradero. Ya a finales de 2005, la policía española determinó su posible ubicación en Palafrugell. De acuerdo con el diario "El Mundo", Heim habría sido ayudado por colaboradores de Otto Skorzeny, quien ha organizado una de las mayores bases de Odessa de Franco en España.  Odessa estaba, evidentemente, todavía en vigor de un modo u otro. Los informes de prensa a mediados de octubre de 2005 sugirieron que la detención por la policía española era "inminente". Dentro de esos días, sin embargo, los informes más recientes sugirieron que había eludido con éxito la captura y se había trasladado ya sea a otra parte de España o bien a Dinamarca.
A principios de 2006, se cree que Heim se encuentra en Chile, donde su hija Waltraud, ha vivido desde principios de los años 1970 en Puerto Montt. Cuando se le preguntó acerca del paradero de su padre por parte de las autoridades chilenas, en virtud de las solicitudes de Alemania, Waltraud Aribert alegó que había muerto en 1993. Sin embargo, cuando trató de recuperar un millón de dólares de herencia de él (en una cuenta a su nombre), no podía proporcionar ningún certificado de defunción.
Heim presuntamente se ha trasladado a España tras huir de Paysandú, Uruguay, cuando se encontró allí por el Mossad israelí. El gobierno alemán está ofreciendo € 150.000 por información que conduzca a su arresto, mientras que el Centro Simon Wiesenthal lanzó la Operación "Última Oportunidad", un proyecto para ayudar a los gobiernos en la localización y detención de presuntos criminales de guerra nazis que siguen vivos.
En los últimos cinco años, 300000 € se han retirado de sus cuentas y trasladados a España y Dinamarca. Un joven italiano de Palafrugell, España, tiene contacto con uno de los hijos de Heim en laCosta Brava, región de Cataluña.
El dinero transferido de la cuenta planteó la sospechas de los funcionarios israelíes, en contacto con el Instituto Penal en el estado alemán de Baden-Wurtemberg. Después de que el Instituto Penal investigase en la cuenta, llegaron a la conclusión de que era dinero de Heim, lo que sugiere que Heim estaba todavía vivo, y que su familia había mentido acerca de su presunta muerte en América del Sur debido al cáncer.
Los investigadores alemanes, junto con el Centro Simon Wiesenthal, han descubierto sus cuentas bancarias secretas en Berlín a comienzos del decenio de 2000. Demostraron tener 1 millón de € (£ 680000, $ 1350000) en efectivo y otros activos. Se ha partido del supuesto de que Heim sigue con vida, y esto se fundamenta en el hecho de que ninguno de sus tres hijos requirió nunca cualquier parte de este dinero en herencia. Impuestos sobre los registros demuestran que, lo más tarde en 2001, el abogado de Heim solicitó a las autoridades alemanas las ganancias de capital de devolución de impuestos percibidos por él, porque él estaba viviendo en el extranjero.
Fredrik Jensen, un noruego y ex SS, fue puesto bajo investigación policial en junio de 2007, acusado de ayudar a Aribert Heim en su fuga. La acusación fue negada por Jensen. 
En julio de 2007, el Ministerio de Justicia austriaco declaró que iba a pagar $ 50.000 por información que condujera a su arresto y extradición a Austria.

En 2006 un periódico alemán informó de que tenía una hija, Waltraud, viviendo en las afuera de Puerto Montt, que declaró que había muerto en 1993.  Cuando trató de recuperar una herencia de un millón de dólares de una cuenta a nombre de su padre no pudo aportar un certificado de defunción. 
En agosto de 2008, para tomar posesión de sus bienes, el hijo de Heim pidió que su padre fuera declarado muerto; pretendía donarlas a proyectos de investigación sobre las atrocidades cometidas en los campos. 
Después de años de avistamientos falsos, las circunstancias de la huida de Heim, vida como proscrito y muerte fueron proveídas juntas por la cadena alemana ZDF y el New York Times en febrero de 2009. Informaron de que vivió bajo la identidad falsa de Tarek Farid Hussein en Egipto, y que murió en 1992. 
Heim se había asentado en El Cairo en 1962 donde se convirtió al Islam. Según su vecino, "Su vida era muy ordenada: ejercicio por la mañana, después oraciones en la mezquita principal de Al-Azhar, y largas sesiones de lectura y escritura sentado en su mecedora". Los periodistas que investigaban su caso encontraron un certificado de defunción egipcio y confirmaron su autenticidad.
Durante una entrevista en la villa familiar en Baden-Baden Heim, de 53 años, admitió públicamente que había estado con su padre en Egipto cuando murió. Heim declara que fue durante las Olimpiadas, y que murió el día después de que éstas acabaran. El 21 de septiembre de 2012, un tribunal alemán en Baden-Baden, declaró oficialmente fallecido a Heim en Egipto.  Su apellido Heim en alemán significa hogar.