Empieza la temporada de caza de ballenas
Cuatro navíos balleneros japoneses ya están rumbo al Océano Antártico para dar comienzo la temporada de captura de cetáceos, en la que, hasta marzo, esperan lograr capturar 985 ballenas rorcuales y otro tipo de cetáceos.
En esta ocasión la flota estará integrada también por miembros de la Guardia Costera japonesa, indicó la agencia de noticias Kyodo.
El Gobierno nipón asegura que el objetivo de estas capturas "científicas" es investigar el ADN y el contenido de los sistemas digestivos de estos cetáceos, y de hecho sus expediciones a la Antártida están a cargo del Instituto de Investigación de Cetáceos, pero los ecologistas denuncian fines comerciales.
Japón, que ha reforzado desde 2010 la seguridad de sus navíos para evitar el boicot ecologista, abandonó la caza de ballenas en 1986 por la moratoria impuesta a nivel internacional, pero la retomó en 1987 alegando motivos científicos, entre las críticas de numerosas asociaciones y países.
Noruega, Islandia y Japón son los países que ejecutan la matanza de los mamíferos en lo que ellos llaman ‘caza con fines científicos’.
En la temporada 2011/2012 Japón no cubrió siquiera un tercio de su objetivo de pesca (establecido en unas 900 ballenas) por el mal tiempo y también por el "acoso" de dos barcos de Sea Shepherd, que siguieron a los pesqueros japoneses durante 27 mil kilómetros y bloquearon la caza en varias ocasiones. Sea Shepherd ha anunciado que incrementará hasta cuatro el número de barcos que utilizará esta temporada para detener la caza de cetáceos.
Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos y los Países Bajos instaron a los ecologistas a adoptar una actitud responsable durante la próxima temporada de caza de ballenas en la Antártida, según un comunicado divulgado por el Gobierno neozelandés.
La forma en que se produce la matanza de las ballenas es el tema más polémico. Desde un barco ballenero los cazadores disparan un arpón con punta de granada, que está diseñado para entrar en el cuerpo de la ballena antes de estallar. Esto produce un golpe enorme y heridas internas en los animales. Pero resulta difícil aniquilarlas inmediatamente desde una plataforma en movimiento. Tienen que ser rematadas mediante disparos de rifles o con otro arpón, explicó Marcela Vargas, de la fundación internacional WSPA, para la protección de los animales.