Los acontecimientos de la Kristallnacht afectaron a muchas personas fuera de Alemania. La resistencia previa por parte del gobierno británico al ingreso de refugiados judíos se modificó sensiblemente permitiendo el ingreso de niños siempre y cuando un tutor puediera encargarse de ellos. El gobierno, entonces autorizó el programa ‘Transporte de Niños’, que permitió la entrada de niños judíos refugiados en Gran Bretaña, como un destino seguro.
Aproximadamente 10.000 niños y adolescentes ‘sin acompañamiento” de Alemania, Austria y la antigua Checoslovaquia atravesaron Europa para llegar a Inglaterra. Muchos hermanos y hermanas llevaron a bebés en brazos. No se les otorgaba residencia permanente en el Reino Unido y no se les permitía que sus padres los acompañaran. La iniciativa de los transporte de niños se originó en varios grupos de fe. Los judíos, cuáqueros y cristianos tuvieron un rol de liderazgo. El primer transporte se realizó un mes después de la Kristallnacht y llegó a Inglaterra el 2 de Diciembre de 1938. El último transcurrió dos días después del estallido de la guerra (3 de Septiembre de 1939), que supuso el fin del programa Los niños que ingresaron en Inglaterra como parte del proyecto dejaron a familias y amigos y muchas lágrimas fueron vertidas. La experiencia de abandonar a sus familiares e instalarse en un nuevo hogar fue extremadamente traumática. A esto se le sumaba vivir en un país con un lenguaje y una religión diferente, además de la incapacidad de hablar con familiares una vez que la guerra comenzó. Con todo, debemos considerar a estos niños como privilegiados en un tiempo donde sobrevivir era una tarea casi imposible.