En solo 55 páginas se presenta la única campaña (si, ya se lo de La Doncella Renegada, pero aquí salió directamente para el Elric, de La Factoría) que apareció en España para el juego de rol basado en los mundos de Michael Moorcock, Stormbringer. Con tapa dura y las fantásticas ilustraciones de Julio Das Pastoras, que tambien veríamos en la serie de Runequest, JOC Internacional volvió a hacer constancia del mimo y cuidado que siempre puso en sus publicaciones. La serie de Stormbringer, traída desde Chaosium y con el uso, bastante primitivo, del BRP (Basic Roleplaying) el sistema porcentual por excelencia no gozó de demasiado éxito por estos lares. Las novelas de Moorcock sobre el emperador albino y la leyenda del Campeón Eterno no dejan de ser material para pequeños amantes del genero y nunca alcanzaron al gran público. Esto se demuestra en que para Stormbringer, ademas del libro de reglas, solo salieron cinco suplementos mas una pantalla, y con muy poca distribución por el panorama librero español, donde suponía una odisea adquirir alguno de ellos. Pero centrémonos en El Octógono del Caos en particular. Escrito por Tony Fiorito, que no volvió a participar en ningún otro, su única edición es de 1992 (nos hacemos viejos).
Cuentan las leyendas que Terhali, la Emperatriz Verde, del brillante imperio Melniboneano torturó hasta la muerte a su hechicero supremo cuando éste, inconsciente el pobrecillo, creó un poderoso objeto mágico que ni ella era capaz de usar. Se trataba de una corona que le permitía comunicarse directamente con su señor, el rey de las espadas de los duques del caos, Mabelrode, el sin rostro. Tamaña afrenta le costó años de sufrimiento hasta que la emperatriz, cansada ella, lo enterró junto con todo su culto y la propia corona dentro de una estatua que representaba al mismo Mabelrode, en las Colinas Muertas de Dorel. Posteriormente, durante las guerras con los Dharzi, otro emperador, Itric XVI, construyó un impresionante perímetro consistente en ocho grandes torres que rodeaban la colosal estatua y protegían la zona sudeste del imperio de las incursiones del enemigo. Aún mas tarde en el tiempo, fue la lucha entre los señores elementales Grome y Kakatal, que rasgaron toda la geografía conocida en su enfrentamiento, lo que dejó en ruinas el majestuoso octógono y abandonado a todas vistas por parte de los Melniboneanos.
Desde la muerte de Terhali no se ha hecho ninguna mención de la corona. ¿Qué le sucedió? Solo Mabelrode, y quizás el fantasma de la Emperatriz Verde, lo saben a ciencia cierta. El escenario de El Octógono del Caos nos sitúa un año después de la caida de Melniboné tras el saqueo por parte de los barcos procedentes de los Reinos Jovenes, liderados por el mismísimo Elric, el lobo blanco. En la actualidad la opresión y yugo del imperio brillante no es mas que historia y las flotas de avezados aventureros sueñan con los botines que puedan encontrar en las tierras antaño prohibidas.
La aparición de un mapa procedente de un cartógrafo melnibonés pone a los jugadores en el camino para el saqueo de sus vidas, desde la ciudad de Bakshaan hasta el corazón del temido Octógono pasando por la terrible ciudad de las Estatuas que Aullan. La aventura supone tal desafío que se recomienda a un grupo de seis jugadores que cada uno lleve al menos dos personajes, signo evidente de la amenaza a la que se dirigen. A pesar del peso final de las ocho torres que componen el octógono, la mayor parte de la aventura se ambienta en ciudad y en barco, como debe ser en el mundo de los Reinos Jóvenes, que nadie lo confunda con un mazmorreo puro y duro, el mundo de Elric es mucho mas rico en detalles como para limitarlo a unas paredes de roca. El paso por Hwanmgaarl capital de Pan Tang y la carrera contra un grupo de pantangianos con las mismas intenciones recaudadoras que los PJ's aumentará la tensión de esta aventura. Compuesta de intrigas y dobles traiciones en un primer momento la conclusión final en la exploración de las ruinas y los secretos que esconden, la alta mortalidad está asegurada.
El suplemento se completa con unas reglas opcionales para el combate de masas en el mundo de Stormbringer, desplazamiento de fuerzas y fortificación de defensas pueden suponer un alivio para el director de juego ante la presencia de tantos efectivos sobre la mesa de juego. Conjuntamente con un amplio bestiario de demonios e invocaciones para añadir aderezo a este mundo tétrico, macabro y sádico que conforma la ambientación de este fantástico juego que tantas horas y horas ocupó de nuestro tiempo.