Sencillamente reconocer lo que no se sabe o no se puede. Ya sé que estamos en un mundo que prima lo contrario: demostrar (aunque sea mentira) que sabemos salir de cualquier atolladero o problema. Pues apuesto por la honradez y humildad.
Gobiernos dictatoriales en el mundo actual
Muchas veces se elaboran rankings con las peores dictaduras, pero aquello parece ser algo difícil de realizar. La gran pregunta es cómo establecer si un dictador es peor que otro y, en ese sentido, lo esencial es comprender que toda dictadura es negativa. No existen dictadores de menor o mayor dureza, pues todos apuestan a lo mismo, es decir, la supresión de los derechos más esenciales de todo ser humano.
A continuación, una lista, dividida por continentes, para saber cuáles son los estados dominados (y no gobernados) por una figura omnipresente. Cabe consignar que en algunos casos se trata del clásico prototipo del dictador, mientras que en otros puede ser una persona con un cargo o denominación especial como emperador, rey, etc.
América (1)
La única dictadura que aún persiste en toda América es la de Cuba. Dominada por Fidel Castro desde 1959, actualmente está bajo la tutela de su hermano Raúl, quien ha sucedido a Fidel ante los problemas de salud que éste ha tenido en los últimos años. Nunca se han llevado a cabo elecciones de peso y libres de toda influencia del clan Castro.
Europa (1)
Bielorrusia es lamentable lastre del Viejo Continente. En teoría, gobernado por el presidente Alyaksandr Lukashenka, pero aquello no es más que un engaño, pues el mandatario lleva cuatro períodos y en los últimos comicios (2010) nuevamente ganó en base a manipulación y falta de transparencia. Arresto de candidatos opositores, censura en Internet y acoso a la prensa se cuentan entre las múltiples acusaciones en su contra.
Asia (19)
Quizás las dictaduras más conocidas sean las de China, Myanmar, Corea del Norte, Siria y Yemen. Sin embargo, otros países han caído bajo el poder dictatorial. Se trata de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Laos, Vietnam, Nepal, Paquistán, Omán, Tailandia, Azerbaiyán, Kazajstán, Uzbekistán, Kirguistán y Turmkenistán.
Como se puede ver, cada uno de estos regímenes cuenta con un instrumento diferente (monarquía, califato, golpe de estado, gobierno de partido único, etc.), lo cual hace muy diverso el mapa dictatorial asiático.
Lo que sí puede establecerse es que hay tres zonas con fuerte presencia de dictadores. La Península Arábiga (cuatro países), Asia Central (cinco) y Sudeste Asiático (cuatro) aportan, en total, con 13 de las 19 dictaduras asiáticas.
Los regímenes dictatoriales más emblemáticos son los de China, Corea del Norte y Vietnam (herencia de la Guerra Fría), pero también los de Yemen y Myanmar (por su duración).
África (16)
Todavía bajo la era postcolonial, diversos estados africanos no han logrado sobrepasar la etapa del partido y/o gobierno único, proceso muy común en el África independiente.
A eso se suman aquellos países que pudieron avanzar en su democratización, pero que, en medio de eso, sufrieron sendos golpes de estado.
Por último, no sebe olvidar el caso de la monarquía en Swazilandia –una de las pocas en África- y la caótica situación que se vive en Somalía, lo cual hace imposible siquiera intentar clasificar a dicha nación dentro de algún parámetro.
Los países africanos que actualmente viven bajo dictaduras son 16 y se trata de Egipto, Mauritania, Sudán, Eritrea, Etiopía, Djibouti, Chad, Guinea Ecuatorial, Angola, Swazilandia, Camerún, Zimbabwe, República Democrática del Congo, República del Congo y Gabón.
Las dictaduras más conocidas son las de Zimbabwe (Robert Mugabe lleva cerca de 30 años en el poder), Guinea Ecuatorial, Sudán y Egipto, pero quizás una de las más relevantes, por lo que significó en el proceso de democratización, es la de Mauritania.
Golpes de Estado en América latina
Es un hecho que desde 1983 hay menos golpes militares en América latina, pero si registramos los últimos 16 años, se conocieron 10 cuartelazos: En Argentina, el de Semana Santa de 1986, luego el del 3 de diciembre de 1990. En Panamá hubo otro el 5 de diciembre de 1990. En Perú ocurrió otro en mayo de ese mismo año.
En Venezuela ocurrieron tres golpes: el del 4 de febrero de1991, en seguida el del 27 de noviembre de 1992, y diez años después conocimos uno de signo contrario: el golpe pro yanqui del 11 de abril de 2002.
En Haití hubo dos asonadas, uno en 1992 y otro en 1994, mientras que en Paraguay conocimos dos, uno en 1995 y otro en 1999.
Suficientes para saber dos cosas: ya no son tantos los que se atreven (sobre todo, porque casi ninguno triunfa y si triunfa no se sostiene), ni fueron tan pocos quienes lo intentaron. Uno cada casi dieciocho meses.
El siglo de los golpes
Cuenta el historiador venezolano Virgilio Rafael Beltrán, que en 1968, el 62% de Latinoamérica, Africa, Medio Oriente y Asia Sudoccidental, estaban “gobernadas por dictaduras militares”. América latina se “destacó” sólo porque en la casi totalidad de sus países, esos regímenes surgieron de golpes de estado, mientras que en las otras regiones fue producto de guerras, la aparición y desaparición de estados, revoluciones y cosas por el estilo y cosas más ortodoxas.
Si hacemos la cuenta del total de pronunciamientos militares documentados, entre 25 países, desde 1902 hasta la última jugarreta de golpista en Venezuela (2002), resultarán 327 golpes de estado, contando los que se estabilizaron como dictaduras por meses o años y aquellos que duraron pocos días, como fue el caso de los repetidos golpes de estado en Bolivia.
El país donde se registraron más golpes de estado en el siglo XX es Bolivia: 56, desde el golpe a Salamanca en 1934, en plena Guerra del Chaco hasta 1985. Le sigue Guatemala, con 36 golpes, desde 1944.
Perú, con 31, Panamá, con 24 (aquí se registra el que fue, posiblemente, el primero de este siglo en América latina, porque ocurrió en 1902, cuando los miembros de la Compañía que construía el Canal, se alzaron en armas, ocuparon el Palacio de gobierno y se separaron de Colombia, en acuerdo con los enviados de Rossevelt.
En Ecuador se cuentan 23 asonadas. Cuba tuvo 17 hasta 1958, Haití, 16 hasta 1995. Santo Domingo, 16, Brasil, apenas 10 golpes típicamente latinoamericanos. Chile, sólo tuvo 9, Argentina, con 8 desde el golpe contra Hipólito Irigoyen en 1930 hasta el último del coronel Mohamed Seineldín en diciembre de 1991.
Sin embargo, entre 1959 y 1969, Argentina conoció una treintena de planteos militares, de los cuales algunos tuvieron características tan golpistas como cualquiera de los otros, sólo que muchas veces terminaban en las “renuncias”, lo que alguien definió como “golpes fríos”.
México vivió sólo un golpe militar típicamente putchista, en 1929. Pero debemos descontar que las FF.AA. mexicanas fueron integradas al Estado como co-gobernantes, en un fenómeno parecido a Cuba (1959) y Nicaragua (1979).
En Venezuela sucedieron 12 golpes desde 1908 hasta noviembre de 2002 (el segundo atribuido a Chávez, que estaba preso), pero entre 1993 y 1998 se supo públicamente de 9 conspiraciones, todas abortadas. También debe ser considerada una acción golpista, la paralización de Petróleos de Venezuela (PDVSA) entre diciembre de 2002 y febrero de 2003. No sólo buques de Estados Unidos se apostaron en las costas cercanas y en alta mar, sino que el Pentágono puso en acción sus recursos al servicio del derrocamiento de Chávez (El Código Chávez, Eva Gollinger, 2004)
En Colombia hubo apenas 8 golpes y la más larga violencia rural del continente, y al sur, en Uruguay, sólo 5, con una de los más largos períodos de libertades públicas, junto con Chile; en estos dos países el siglo XX se puede medir con votos, en los otros, con botas.
En las pequeñas islas-Nación de Surinam, Jamaica, Guyana, Grenada y Trinidad&Tobago, se dieron, desde 1965, unos 15 cuartelazos para voltear regímenes democráticos y militares.
Bajo la sombra
En seis países las sociedades pasaron entre 45 y 50 años de siglo XX bajo régimen militar (Venezuela, Paraguay, Guatemala, Nicaragua, Brasil, Argentina, Bolivia). En los únicos casos donde los ejércitos fueron derrotados y sustituidos temporalmente por milicias revolucionarias u otras formas “irregular” de organización militar, encontramos a México (1910), Bolivia (1952), Cuba (1958) y Nicaragua (1979).
Algunos países como Paraguay, Guatemala o Haití, supieron en los últimos 15 años del siglo (o redescubrieron después de décadas): el voto, la libertad de expresión, prensa y organización, aunque todas esas libertades sean limitadas y recortadas recurrentemente.
Los países donde las democracias han durado más en este siglo son: Chile, Uruguay, Colombia, Venezuela y Costa Rica, suponiendo que México pueda ser exceptuada de la lista por la llamada “dictadura” del PRI, que desde 1930 hasta 1946 no permitió que un solo civil se acercara a la silla presidencial.
En casi el 30% de los casos, los golpes y las dictaduras resultaron de la intervención directa de tropas de los Estados Unidos, por lo menos desde el fin de la Guerra Hispano Norteamericana. Si registramos sólo el Caribe y Centroamérica, hasta Panamá, la proporción se acercaría al 70%.
Para todos los gustos
Clasificar y definir este total por sus características analógicas o diferenciales, resulta un voluptuoso ejercicio garciamarquiano, sobre todo cuando hurgamos en la intimidad de muchas de las dictaduras que surgieron.
La de Barrientos, en la Bolivia del 40, fue una de las más pintorescas: Un buen día el General decidió sumar a su prolífica familia la adopción de más de 40 niños “de la calle”, que alegraban el Palacio entre decreto y decreto, o el general Somoza, que se hizo construir tantas estatuas y monumentos como la deba la imaginación y el presupuesto, o el General Juan Vicente Gómez, en Venezuela, que en 1918 decretó que el país entero era “una hacienda” y él su “único amo”. Así, una tras otra, como si fueran páginas desprendidas del más febriciente realismo mágico.
Tal fue la andanada militarista y su multisápida conformación histórica, que incomodó a muchos estudiosos sesentistas como Gunder Frank y otros, que se vieron obligados a clasificarlos de alguna manera para saber de qué se trataba.
Fue así como nos enteramos que habitábamos entre regímenes “patriarcales”, “localistas”, “populistas”, “nacional-populistas” y “popular-fascistas” y “militar-progresistas”.
A finales de los años treinta, a un ruso exiliado en México que estudiaba los fenómenos nacionalistas militares de entonces, se le ocurrió agregar otra definición: Bonapartismo. Ese ruso era León Trotsky. Amplió el mapa de definiciones, pero complicó la cosa, porque el fulano Bonapartismo (en alusión a Luis Bonaparte, 1848) había que disgregarlo en dos subdefiniciones, cuando se trataba de gobiernos nacionalistas militares. Así, llamaba “bonapartistas de izquierda” cuando se apoyaban en la movilización popular para enfrentar al imperialismo (el caso de Cárdenas en México, que podría ser aplicado a Chávez en la Venezuela de 2006) y “de derecha” cuando hacen más o menos lo contrario.
Con la globalización, disuelta ya la Unión Soviética y congelada la Guerra Fría, hemos visto aparecer novedades, cada una más curiosa que la otra. A Fujimori se le ocurrió inventar el primer “autogolpe civil”, por lo menos según lo denominó el New York Times, el 8 de enero de 1991.
El paraguayo Oviedo, queriendo ser más creativo quiso convencer a Clinton en 1995 y la ONU dos años más tarde, de que sus aprestos militaristas eran “para el progreso de la democracia” (declaración del General Oviedo, al día siguiente del golpe de 1996), o sea, algo así como un “golpe democrático”.
La insurrección militar de Hugo Chávez en 1992, por su parte, suele ser considerado el primer “golpe mediático” del siglo. El hoy presidente y líder de la “Revolución Bolivariana” tendría otro destino político, si no fuera porque pudo pronunciar por televisión estas cuatro mágicas palabras: “Hemos fracasado... Por ahora”.
Dicen las malas lenguas, entre ellas la del especialista en medios Eleazar Díaz Rangel, que ese “por ahora” se encajó en la conciencia de un pueblo hastiado como una promesa redentora, y a Chávez, humilde coronel mestizo y provinciano lleno de pasión revolucionaria, lo vieron como una aparición providencial de Simón Bolívar y Jesucristo: pero en la misma persona.
Hubo una tentación de definir el siglo XX según la marca de alguna cosa (por ejemplo: el siglo del cine, de la liberación sexual, de la ecología, de la energía nuclear, entre otros)
Protagonistas de ayer y siempre
El siglo XX de América latina podría ser definido por la marca de sus golpes de estado. No sería la marca más feliz, ciertamente, pero si útil para tenerla presente en la nueva realidad política latinoamericana. De un lado, por procesos políticos revolucionarios como los de Venezuela y Bolivia. Por otro, debido a la existencia de gobiernos como los de Brasil, Argentina y Uruguay, posiblemente también el de Humala en Perú, signados por las nuevas tendencias reestatizantes.
Esta nueva realidad no le gusta nada a Washington. Las condiciones sociales y los conflictos de clases y grupos de clase continúan. Si estas contradicciones continúan y no hay salida por la izquierda desde los movimientos sociales, el cupo de los viejos golpistas de ayer será llenado por nuevos protagonistas de la contrarrevolución.
Fuente: www.voltairenet.org
Vivir sin identidad: China
Justo en el centro del pequeño pueblo agrícola de Beigaoli, en la provincia oriental china de Shandong, se encuentra un jardín de infantes. La mayoría de los niños del pueblo acuden todos los días a clases, cantan y se columpian al aire libre. Todo esto es gratuito.
Pero los padres de uno de los niños, de tres años de edad, tuvieron que sobornar a los maestros del kindergarten para que le permitieran asistir a clases.
Zhang Rundong es un niño pequeño con grandes ojos y una expresión seria. Es también ilegal, por ser el segundo hijo de la familia Zhang, nacido en violación de la política del hijo único en el país.
En represalia, los funcionarios locales han retenido sus documentos de identidad. Sin ellos, Rundong no tiene acceso al sistema de salud o a la educación gratuita, no puede viajar dentro de su país... ni siquiera puede usar una biblioteca pública.
A principios de este año, la política del hijo único de China fue flexibilizada, para permitir que algunas parejas tengan dos hijos. Pero nada ha cambiado para un estimado de entre 10 y 20 millones los niños ya nacidos en violación de la política original.
En su humilde hogar, los Zhang detallan su larga batalla con las autoridades, empezando por el fracaso en el control de natalidad de la señora Zhang, un mandato del gobierno.
"Me aterré cuando supe que estaba embarazada de nuevo", le dice Zhang Ailing a la BBC. "Por supuesto, también me sentí un poco feliz. Yo no quería que los otros aldeanos lo supieran y me obligaran a abortar el bebé".
Más que una multa
La experiencia de Li Xue
¿Cómo es crecer sin documentos de identidad en China?
Li Xue, de 20 años, es el ejemplo perfecto. Nacida en Pekín, es la segunda hija de su familia, nacida fuera de la política del hijo único. Ha vivido toda su vida sin la identificación que le permitiría acceder a los servicios del gobierno.
"No pude tener chequeos regulares de salud cuando era bebé ni pude recibir ningún tipo de vacuna básica", dice Li. "No pude ir la escuela para cursar los nueve años de educación obligatoria. Ahora, ni siquiera tengo un documento de identidad. No he recibido ningún tipo de educación y ningún lugar de trabajo me aceptaría".
La familia de Li ha estado inmersa en una larga batalla por obtener su identificación.
"Poco después de que naciera, mi padre fue a la estación de policía local para sacar mi registro", dice Li. "Mi padre visitó varios departamentos gubernamentales conmigo en sus brazos y trató de llevar el caso a los tribunales. Poco a poco fui creciendo durante este proceso, hasta que llegué a la edad escolar".
Ahora ella está tratando de demandar a la estación de policía por negligencia en el cumplimiento del deber. Dice que no existe ley que le prohíba recibir un documento de identidad.
"Durante todos estos años, porque no pude ir a la escuela, acompañé a mis padres en sus diligencias para tratar de resolver mi problema de identificación".
"La estación de policía no nos daba una y nos empezaron a vigilar. Hemos sido golpeados anteriormente. Fue terrible. No aceptaría los documentos de identidad si ellos me los dieran en este momento. Ellos violaron la ley y deben asumir su responsabilidad. No me gustaría que esto terminara de forma tan ligera".
Tras el nacimiento secreto de su hijo, la pareja pidió dinero prestado a amigos y familiares para pagar una multa de casi US$10.000.
En toda China, sólo en 2012, familias pagaron más de US$3.300 millones en multas similares, aunque no está claro a dónde va ese dinero. Los críticos creen que las multas se utilizan como un ingreso adicional para los gobiernos locales.
Los Zhang le mostraron a la BBC los recibos de pago de las multas entregados por los funcionarios comunistas locales. Estos papeles, sin embargo, no parecen ser documentos oficiales del gobierno: están escritos a mano en pequeños trozos de papel, lo que ilustra el carácter arbitrario del sistema de castigo del Partido.
En algunas partes de China, quienes violan la política del hijo único pagan multas cuyos montos pueden disminuir si se negocia con las autoridades locales antes de obtener los documentos de identidad de sus hijos. Otros, como los Zhang, no han tenido tanta suerte.
La multa que le impusieron a la familia ya fue pagada, pero aún no es suficiente para los funcionarios locales.
Grabaciones de audio secretas, presuntamente revelan una exigencia adicional del jefe del partido en el pueblo de Beigaoli: Zhang Ailing tiene que ser esterilizada.
La pareja no quiere tener más hijos, pero se niegan al procedimiento, argumentando que viola sus derechos fundamentales.
"Muchas mujeres han sido esterilizadas a la fuerza", explica la señora Zhang. "Tenemos miedo de que funcionarios me detengan y me hagan la operación si mi marido sale de la casa".
El equipo de la BBC visitó la oficina de planificación familiar del pueblo, pero nunca hubo nadie disponible para hablar con nosotros. Las repetidas solicitudes de entrevistas fueron ignoradas.
"No voy a poder pagar en esta vida"
Por haber violado la política del hijo único, Liu Fei encara una multa equivalente a 14 veces su salario anual.
A casi 500 kilómetros al norte de Beigaoli, otra madre también está exigiendo respuestas.
En la periferia al norte de Pekín, Liu Fei también está luchando con funcionarios locales de su área para sacar los documentos de identidad de su hijo.
Su hijo de ocho años de edad ni siquiera tiene una partida de nacimiento, aunque, por el momento, Liu encontró una escuela que le permitirá asistir a clases.
Liu Fei fue objeto de un castigo inusualmente duro luego de tener su segundo hijo en su segundo matrimonio. Debido a que su segundo marido también tenía un hijo, el gobierno está tratándola como si ella tuviera tres hijos propios. Ahora se enfrenta a una multa de US$54.000, que es 14 veces su salario anual como empleada de un almacén.
"No voy a poder pagar en esta vida", le dice Liu Fei a la BBC, antes de estallar en lágrimas.
Por ello esta viuda está demandando a las autoridades locales, algo casi inaudito en China.
"Si ninguna ley específica del gobierno le niega mi hijo una identidad antes de pagar la multa, entonces él debe recibir una", explica. "Si ellos no se la dan eso, yo voy a apelar".
Liu y su abogado creen que es ilegal que el gobierno de Pekín le niegue los documentos de identidad a un niño hasta que la multa de la política del hijo único haya sido cancelada.
Su caso que podría sentar un precedente para millones de personas en la misma situación, aunque la mayoría coincide en que la familia Liu tiene pocas esperanzas de ganar. El derecho legal de este niño de existir probablemente seguirá ligado a las batallas de su madre con el gobierno. Fuente: BBC




