Comentario a "...la falacia del jugador"

Esta entrada es un comentario a los comentarios escritos en "Una respuesta a la falacia del jugador".

La falacia del jugador es la creencia de que, por ejemplo, si sale negro varias veces seguidas en la ruleta entonces la probabilidad de rojo va aumentando cada vez para "compensar" (ya que, a la larga, deberá haber la misma cantidad de rojos que de negros). Esta idea es falsa (de ahí que se lo llame "falacia"), ahora bien la pregunta es: ¿cómo demostrarle a alguien que sostiene esa creencia que lo que cree y dice es falso?

Hay dos opciones, una es la que se propone en los comentarios a aquella entrada, que consiste simplemente en decirle al otro que su creencia es falsa e indicarle cuál es la idea correcta. En resumen, se le dice: "tú estás equivocado porque los libros dicen que la verdad es otra". Un argumento de autoridad, digamos.

Pero hay otra alternativa, que es la que yo propuse en la entrada (cuya intención parece que no fue comprendida por los comentaristas), y que consiste en decir: "Tu creencia falsa porque, de hecho, es autocontradictoria". La intención en este caso no es decir "mi lógica es superior a la tuya", sino penetrar en la lógica del otro, comprenderla y poner a la vista sus errores internos. En resumen, lo que la entrada muestra es que si se sostiene la creencia de que "si sale negro varias veces seguidas en la ruleta entonces la probabilidad de rojo va aumentando porque deben compensarse", a partir de esa misma premisa también se concluye que la probabilidad de rojo no cambia, es decir, se deduce que esa probabilidad al mismo tiempo sigue siendo siempre la misma; en conclusión, la premisa es autocontradictoria y por ende, falsa.

El judío al que Hitler protegió


Fueron compañeros de trinchera en la Primera Guerra Mundial. Entonces Hitler era un joven introvertido, casi invisible para su unidad, excepto para él: Ernst Hess. Cuando ese joven se convirtió en el Führer de la Alemania nazi, autorizó un salvoconducto para proteger a aquel camarada judío.
La historia la descubrió el periódico Jewish Voice from Germany en los archivos de la Gestapo en Düsseldorf. Allí descansaba una carta de 1940 firmada por la mano derecha de Hitler, Heinrich Himmler, en la que otorgaba protección a Hess, entonces juez de la localidad de Amtsgerichtsrat, "según los deseos del Führer".
En aquellos años la situación de los judíos en Alemania se estaba volviendo cada vez más dramática.
"Lo llamativo de esta historia es que Hitler podía en ocasiones otorgar su protección personal. Hasta el momento se conocía el caso de Eduard Bloch, conocido como el judío noble de Linz. Era el médico de la madre del Führer y gozaba de su protección. ¿Pero hubo otros casos?", se pregunta Susanne Maus, editora del diario alemán.
Condecorado con la Cruz de Hierro y la Orden del Mérito Militar de Baviera, Ernst Moritz Hess comenzó como oficial en el mismo batallón de infantería de Hitler. En el otoño de 1914 ambos fueron desplegados al frente de Flandes donde Hess fue herido de gravedad.
Maus, quien entrevistó a la hija de Hess, Ursula, una octogenaria que todavía vive en Alemania, le dijo que su padre le contaba cómo "los antiguos camaradas de Hitler se referían a él con sorpresa al enterarse de que había estado entre sus filas. ¿Quién era?, preguntaban. Ni siquiera se fijaron en él. Hitler no tenía amigos en el regimiento, nunca dijo una palabra y siempre fue un misterio".
Hitler autorizó una protección especial para su antiguo camarada de la Primera Guerra Mundial.
Después de la guerra Hess se dedicó a los tribunales, convirtiéndose en juez en Düsseldorf. Allí vivía con su esposa cuando un grupo de la SS nazi le propinó una paliza frente a su casa. Era 1936 y el juez decidió abandonar su cargo y mudarse con su familia a Italia. Desde allí le escribió al líder del Nazismo, al joven silencioso que conoció en las trincheras.
Hess, que tocaba el violín y la viola, le hizo llegar una carta en la que le pedía protección para él y su familia. En ella evocaba su educación cristiana, su visión política y su servicio en la Primera Guerra Mundial.
"Para nosotros era una especie de muerte espiritual que te marcaran como judío y que te expusieran ante el desprecio general", le contó Hess a su hija Ursula.
Hitler rechazó la solicitud pero autorizó una pensión para la familia de Hess. En 1940 el líder nazi autorizaría una protección especial firmada por Himmler. No obstante, sólo sería por un tiempo.

Confiado en su salvoconducto Hess se instaló nuevamente en Alemania, a una remota aldea de bavaria. Un año después el exjuez judío fue citado a la Oficina de arianización de Munich. Cuando presentó su carta a la SS le dijeron que la orden había sido revocada y que ahora era "un judío como cualquier otro". El hilo protector de Hitler se había roto.
Hess fue deportado a Milbertshofen, un campo de concentración cerca de Munich. Lo único que le salvó de morir fue el estar casado con una mujer protestante.
Su hermana Bertha no corrió la misma suerte. Murió en Auschwitz después de intentar explicar que el Führer protegía a su familia.
"Bertha pensaba que gozaba de la protección nazi. Sin embargo en la Oficina de Seguridad del Reich en Berlín firmaron la orden de deportación para ella y su madre, Elisabeth, que lograría escapar en un tren", detalla Maus.
Hess, por su parte, no volvió a ejercer como juez. Comenzó una nueva carrera en los ferrocarriles de su país, allí fue presidente de la Autoridad Federal Alemana de Frankfurt, ciudad en la que moriría en 1983. Entonces tenía 93 años y una historia de supervivencia que pocos le creían.

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www.bbc.co.uk

La situación de los cristianos en los países árabes


Durante los últimos meses se está haciendo común asistir en los medios de comunicación a la matanza, defenestración y aislamiento de las minorías religiosas, especialmente la cristiana, en países de mayoría musulmana. Mientras, éstos exigen respeto a Occidente cuando se les pide respeto a la libertad religiosa y exigen más derechos ante el silencio de los estados europeos.
El balance de la situación de los cristianos en países islámicos es escalofriante. Sólo hace falta hacerse eco de algunos ejemplos ocurridos en los últimos tiempos. Egipto muestra claramente esto. En Nochevieja se produjo una matanza de cristianos en una iglesia copta. Las autoridades civiles religiosas y civiles emitieron una tímida condena en un país en los que los cristianos son ciudadanos de segunda.
Este silencio fue denunciado y evidenciado por un sacerdote copto en una contundente carta a la máxima autoridad religiosa. Pero en vez de luchar contra el integrismo, Egipto ha llamado a consultas a su embajador en el Vaticano por lo que considera injerencias del Papa al pedir respeto a la libertad religiosa.
Sin embargo, la transigencia con los fundamentalistas islámicos es bastante común. Otro ejemplo muy claro es Pakistán. La condena a la horca de la cristiana Asia Bibi, acusada de blasfemia, ha puesto de manifiesto esta intolerancia. Aún está encarcelada y además ha sidoasesinado el gobernador que se atrevió a defenderla y a criticar la Ley Antiblasfemia.
Pero detrás de este acontecimiento se esconde la cruda realidad de los cristianos. Durante las inundaciones que asolaron Pakistán el pasado mes de agosto, a muchos cristianos se les negó ayuda humanitaria, pese a ser enviada por países y organizaciones de inspiración cristiana, y se les instaba a convertirse al islam o a morir de hambre. En otros casos se inundaron aldeas cristiana para salvar los campos de autoridades civiles.
Ni siquiera los obispos y cardenales se libran de los ataques de los radicales musulmanes. Gravísimo fue lo que ocurrió con el asesinato del presidente de la Conferencia Episcopal de Turquía el pasado mes de junio. Monseñor Luigi Padovese fue decapitado por su chófer al grito de ‘Alá es grande’ para más tarde subir al tejado con su cabeza. En un principio se tildó de loco al asesino hasta que las autoridades turcas tuvieron que reconocer el radicalismo religioso del autor y queeste conductor había sido nombrado por el propio Ejecutivo turco.
Más suerte tuvo el cardenal Gabriel Zubeir Wako, arzobispo de Jartum. Durante una misa ante más de 10.000 personas en la que se conmemoraba al patrón de Sudán, un terrorista islámico intentó matar con una daga al prelado. Tuvo que ser el ayudante del cardenal el que redujese a este radical. Al odio religioso se unía el hecho de intentar intimidar a los cristianos de cara al referéndum que se celebró el pasado fin de semana por el que el sur del país, de mayoría cristiana y animista, votaba separarse del norte donde está instaurada la sharia.
Irak es igualmente objetivo prioritario para los extremistas musulmanes. Muchos cristianos se han visto obligados a abandonar eel país y los que quedan están sufriendo atentados constantes. Lacatedral siria de Bagdad y los ataques a distintas iglesias han dejado un triste balance de muertos. Del mismo modo, en Nigeria en las últimas horas decenas de cristianos han muerto a manos de radicales islámicos en un intento de estos de instaurar la sharia. Estos son algunos ejemplos de lo ocurrido en países de mayoría musulmana. En este sentido, el Vaticano ha recordado, pese a las consecuencias de sus palabras, que el 80 por ciento de los creyentes perseguidos en el mundo son cristianos.
Miedo y silencio en Europa
Por otro lado se encuentra la situación que viven los musulmanes en Occidente, cada vez más silencioso ante la masacre de las minorías. Sólo Italia, Francia, Hungría y Polonia han denunciado estos días los ataques sufridos por los cristianos.
De hecho, la respuesta de los países islámicos al drama de la campesina cristiana Asia Bibi fue el intento de un total de 57 estados de conseguir validar ante Naciones Unidas las penas por blasfemia. Los países occidentales lo rechazaron pero no profirieron duras críticas a esta iniciativa.
El silencio y también el miedo se instaló en Europa tras la publicación de las viñetas de Mahoma en varios diarios. Su autor está amenazado de muerte y ha sido víctima de atentados. Sin embargo, en vez de una férrea defensa de la libertad se criticó al viñetista por ofender los sentimientos religiosos de los musulmanes. Defensa que por ejemplo en España no se hace cuando se vulnera este mismo derecho para los católicos.
Incluso en la misma ciudad de Roma, el dictador libio Muamar al Gadafi se congratuló de la rápida expansión del islam por toda Europa y dijo que esta religión "debe ser" la de todo el continente. El primer paso, dijo, sería la entrada de Turquía en la Unión Europea.

Por criticar al islam fue juzgado en Holanda el diputado Geert Wilders, que llegó a decir que el islam es un "régimen totalitario" comparándolo con el libro de Hitler, el Mein Kampf". Mientras tanto, y por poner otro ejemplo, en España una discoteca murciana tuvo que cambiar su nombre "La Meca" ante las amenazas que había recibido pese a que llevaba años llamándose así.

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Monumento a los judíos asesinados en Alemania


El Monumento a los judíos de Europa asesinados (en alemán, Denkmal für die ermordeten Juden Europas), también conocido como Holocaust-Mahnmal o Monumento del holocausto, es un monumento que recuerda en Berlín a los judíos víctimas del holocausto.
Fue diseñado por el arquitecto Peter Eisenman y por el ingeniero Buro Happold. Se trata de un campo inclinado de 19 000 metros cuadrados cubierto por una rejilla cuadriculada en la que están situadas 2711 estelas o losas de hormigón. Estas losas tienen unas dimensiones de 2,38 m de largo y 0,95 m de ancho, y varían en cuanto a su altura, desde los 0,2 m a los 4,8 m. De acuerdo con el proyecto de Eisenman, las estelas están diseñadas para producir una atmósfera incómoda y confusa, y todo el monumento busca representar un sistema supuestamente ordenado que ha perdido contacto con la razón humana. Con todo, en un folleto turístico oficial editado en 2005 por la Fundación del Monumento, se afirma que el diseño representa una aproximación radical al concepto tradicional de monumento funerario, en parte porque Eisenman no usa ningún tipo de simbolismo. Un subterráneo anexo denominado Ort der Information (Punto de información) contiene los nombres de todas la víctimas judías del holocausto conocidas, obtenidos del museo israelí Yad Vashem.
La construcción del monumento se inició el 1 de abril de 2003 y fue terminado el 15 de diciembre de 2004. Fue inaugurado el 10 de mayo de 2005 y se abrió al público el 12 de mayo del mismo año. Está situado una manzana al sur de la Puerta de Brandeburgo, en el suburbio berlinés de Friedrichstadt, y al costado de donde alguna vez estuvo el "Reichspraesidentenpalais", residencia de los presidentes de la era Weimar. El coste de la construcción fue de, aproximadamente, 25 millones de euros.
La periodista alemana Lea Rosh fue la principal impulsora del monumento. En 1989, fundó un grupo para apoyar su construcción y para recolectar donaciones. Con un apoyo creciente, el Bundestag aprobó una resolución en favor del proyecto.

Primer concurso

En abril de 1994 se convocó a través de los más importantes periódicos alemanes un concurso para su diseño. Específicamente, fueron invitados 12 artistas a enviar un diseño y se ofrecieron 50000 DM (25000 euros) por ello. La única norma que se señaló fue que el coste del proyecto no podía superar los 15 millones de DM (7.5 millones de euros). La propuesta ganadora sería seleccionada por un jurado compuesto por representantes de los campos del arte, arquitectura, diseño urbano, historia, política y de la administración. Formaban parte también celebridades menores como Frank Schirrmacher, co-editor del Frankfurter Allgemeine Zeitung. El plazo de presentación de propuestas terminó el 28 de octubre. El 11 de mayo se celebró un coloquio informativo en Berlín, durante el que aquellas personas interesadas en proponer un diseño podían recibir más información acerca de la naturaleza del monumento que tenían que diseñar. Ignatz Bubis, el presidente del Zentralrat der Juden in Deutschland y Wolfgang Nagel, el senador de construcciones de Berlín, hablaron durante el acto. 
Hasta el momento de finalizar el plazo, los documentos requeridos para poder enviar una propuesta fueron solicitados alrededor de 2600 veces y, finalmente, fueron enviadas 528 propuestas.
El jurado se reunió el 15 de enero de 1995 para elegir la mejor propuesta. En primer lugar, Walter Jens, el presidente de la Akademie der Künste, fue elegido presidente del jurado. Durante los siguientes días, todos los envíos excepto trece fueron eliminados del concurso a lo largo de varias eliminatorias. Una vez hecho esto, el jurado se reunió de nuevo el 15 de marzo. 11 propuestas fueron readmitidas otra vez por petición de varios miembros del jurado, tras dárseles una nueva oportunidad tras la revisión de las obras eliminadas en los meses que pasaron entre las reuniones del jurado. Dos obras fueron entonces recomendadas por el jurado a la fundación para que fuesen analizadas, en el sentido de si podían completarse dentro de los límites presupuestarios.
Una estaba diseñada por el grupo del arquitecto Simon Ungers de Hamburgo; se trataba de un cuadrado de acero de 85x85 m en cuyas esquinas habría unos bloques sobre los que se instalarían vigas de acero. Los nombres de varios campos de exterminio serían perforados en las vigas, por lo que se proyectarían sobre los objetos o personas que quedasen en el interior del cuadrado. El otro ganador fue un diseño de Christine Jackob-Marks. Su concepto consistía en una gran plataforma de hormigón de 100x100 m, y 7 m de ancho. Sería luego inclinado, alcanzando los 11 metros, y transitable por caminos especiales. Los nombres de las víctimas judías del holocausto serían grabadas en el hormigón, dejando espacios vacíos para aquellas víctimas cuyos nombres fuesen desconocidos. Grandes restos de escombros de Masada se esparcirían sobre esa plataforma. Estos proyectos fueron, probablemente, votados por el canciller Helmut Kohl.
El ployecto de Peter Eisenman salió ganador en la siguiente competición de noviembre de 1997. El 25 de junio de 1999, la amplia mayoría del Bundestag decidió en favor del proyecto de Eisenman, modificado para poderle anexar un museo o "punto de información" diseñado por el diseñador berlinés de exposiciones Dagmar von Wilcken. Al otro lado de la calle del límite norte del monumento está la sede de la nueva Embajada de los Estados Unidos en Berlín, que se terminó en 2008.
La construcción del monumento se inició en abril de 2003.

El incidente Degussa

El 14 de obtubre de 2003, el periódico suizo Tages-Anzeiger publicó una serie de artículos presentando como un escándalo que la compañía Degussa estuviese involucrada en la construcción del monumento al producir la sustancia anti-graffiti llamada Protectosil usada para cubrir las estelas, dado que la compañía había estado en el pasado involucrada en diferentes formas de persecución nazi contra los judíos. Una compañía subsidiaria de Degussa, Degesch, era además la que producía el Zyklon B usado para asesinar a la gente en las cámaras de gas. Al principio, estos artículos no recibieron mucha atención, hasta que el curatorium (grupo de administradores) encargado de la construcción discutió esta situación el 23 de octubre y, tras debates controvertidos y turbulentos, decidieron detener la construcción inmediatamente hasta tomar una decisión.
En principio, fueron los representantes de la comunicad judía quienes pidieron el fin de la implicación de Degussa en el proyecto, mientras que los políticos del curatorium como Wolfgang Thierse no querían detener la construcción para no perder dinero por esa razón. También dijeron que sería imposible excluir a todas las compañías alemanas relacionadas con los crímenes nazis, ya que – como Thierse indicó – "el pasado supura en la sociedad alemana". Lea Rosh, que también apoyó la exclusión de Degussa, respondió a esto que "el límite era, inexcusablemente, el Zyklon B". En las discusiones que siguieron se descubrieron varias cosas.
En primer lugar, se evidenció que no fue casualidad que la implicación de Degussa se publicitase en Suiza, ya que otra compañía que había intentado producir la sustancia anti-graffiti estaba situada allí. Además, se descubrió que la fundación que llevaba la construcción, así como Lea Rosh, habían sabido de la implicación de Degussa desde hacía al menos un año pero no habían hecho nada para impedirlo. Rosh afirmó después que no sabía sobre las conexiones entre Degussa y Degesch. También se reveló que otra subsidiaria de Degussa, Woerman Bauchemie GmbH, ya había servido a la fundación en relación con las estelas. El Tages-Anzeiger informó también de que Degussa había ofrecido la sustancia anti-graffiti por un precio bajo especial con el objetivo de patrocinar el monumento. Un problema que se planteó con la exclusión de Degussa del proyecto fue que muchas de las estelas habían sido ya cubiertas con el producto de Degussa. Esto debería haberse eliminado de haberse contratado otra empresa como sustituta. El coste sería en ese caso de alrededor de 2.34 millones de euros.
Durante las discusiones acerca de qué hacer, que duraron hasta el 13 de noviembre, muchas de las organizaciones judías, entre ellas la Zentralrat der Juden in Deutschland, hablaron de no trabajar con Degussa, aunque el arquitecto Peter Eisenman lo apoyó. El 13 de noviembre la decisión fue seguir trabajando con la compañía, decisión que fue muy criticada. Henryk M. Broder, por ejemplo, dijo que "los judíos no necesitaban este monumento, y que no estaban preparados para designar a una pocilga como kosher". 
El 15 de diciembre de 2004 el monumento fue terminado. Fue dedicado el 10 de mayo de 2005 como parte de la celebración del 60 aniversario del Día de la victoria en Europa y se abrió al público dos días después.

Se estima que, aproximadamente, 3,5 millones de visitantes entraron en el monumento durante el primer año de apertura, i.e., más o menos 10 000 por día. Alrededor de 490 000 personas visitaron también el subterráneo "punto de información", de las que sobre el 40% no eran alemanas. La fundación encargada de gestionar el monumento consideró esto como un éxito; su presidente Uwe Neumärker denominó al monumento como un "imán turístico". Por lo demás, hasta en cinco ocasiones se llegaron a dibujar esvásticas sobre las estelas durante el primer año. 

Fuente
wikipedia

El transporte de niños hacia Gran Bretaña desde Alemania antes de la Segunda Guerra Mundial


Los acontecimientos de la Kristallnacht afectaron a muchas personas fuera de Alemania. La resistencia previa por parte del gobierno británico al ingreso de refugiados judíos se modificó sensiblemente permitiendo el ingreso de niños siempre y cuando un tutor puediera encargarse de ellos. El gobierno, entonces autorizó el programa ‘Transporte de Niños’, que permitió la entrada de niños judíos refugiados en Gran Bretaña, como un destino seguro. 

Aproximadamente 10.000 niños y adolescentes ‘sin acompañamiento” de Alemania, Austria y la antigua Checoslovaquia atravesaron Europa para llegar a Inglaterra. Muchos hermanos y hermanas llevaron a bebés en brazos. No se les otorgaba residencia permanente en el Reino Unido y no se les permitía que sus padres los acompañaran. La iniciativa de los transporte de niños se originó en varios grupos de fe. Los judíos, cuáqueros y cristianos tuvieron un rol de liderazgo. El primer transporte se realizó un mes después de la Kristallnacht y llegó a Inglaterra el 2 de Diciembre de 1938. El último transcurrió dos días después del estallido de la guerra (3 de Septiembre de 1939), que supuso el fin del programa Los niños que ingresaron en Inglaterra como parte del proyecto dejaron a familias y amigos y muchas lágrimas fueron vertidas. La experiencia de abandonar a sus familiares e instalarse en un nuevo hogar fue extremadamente traumática. A esto se le sumaba vivir en un país con un lenguaje y una religión diferente, además de la incapacidad de hablar con familiares una vez que la guerra comenzó. Con todo, debemos considerar a estos niños como privilegiados en un tiempo donde sobrevivir era una tarea casi imposible.