Cantidad 1 persona
INGREDIENTES
• 3 medidas de Ginebra • 3 medidas de Vermut rojo • 3 medidas de Campari
• Hielo
PREPARACIÓN
Echar unos hielos en un vaso bajo, a continuación los ingredientes, remover un poco y decorar con una rodaja de naranja. Si quedara fuerte se puede alargar con un poco de soda.
SECRETITOS PARA ACOMPAÑAR
Elige siempre ginebras de alta calidad y evita las que tienen demasiados toques herbales. El licor Campari no se puede sustituir jamás. Puede haber otros similares, pero no dan al cóctel
Negroni el mismo toque.
TÉ DE JENGIBRE
INGREDIENTES
• 3 ó 4 rodajas de jengibre fresco
• 2 cucharadas de miel
• Jugo de ½ naranja
• Jugo de ½ limón
• 1 taza de agua fría
PREPARACIÓN
Coloca en una olla las rodajas de jengibre levemente aplastadas, para que suelten su sabor. Añade también la miel, el jugo de naranja, de limón y el agua. Pon a fuego hasta que hierva y deja enfriar durante 10 minutos. Servir.
Cardinale
Cantidad 1 persona
INGREDIENTES
• 3 medidas de Campari
• 60 ml de Gin
• 2 medidas de Vermouth Seco
PREPARACIÓN:
Colocar todos los ingredientes en un vaso con abundante hielo. También se puede servir en una copa de Martini. Si quiere decorar se puede usar una aceituna verde o una cáscara de naranja cortada de grosso modo
INGREDIENTES
• 3 medidas de Campari
• 60 ml de Gin
• 2 medidas de Vermouth Seco
PREPARACIÓN:
Colocar todos los ingredientes en un vaso con abundante hielo. También se puede servir en una copa de Martini. Si quiere decorar se puede usar una aceituna verde o una cáscara de naranja cortada de grosso modo
Vino, errores que matan su sabor
Aromas, colores, texturas y sabores describen un buen vino, uno de los placeres de la vida y hasta una ciencia. Cada vez son más los estudiosos del elixir que buscan explorar y maximizar el disfrute de la bebida. Por ello, hay algunas formas que evocan las virtudes en la copa y otras que las matan.
Lo primero que debes saber es que una botella de vino se guarda en posición horizontal y con un ángulo de 12 grados levantada en la parte opuesta al corcho. “Así, los sedimentos, una borra que se produce en el añejamiento, quedan en la panza de la botella y cuando la paras, se van abajo”, describe el sommelier (experto en vino) Rubén Gruñeiro.
Es importante conservarlo en un lugar oscuro, ya que la luz afecta a las cualidades de la bebida. Tampoco debes guardarlo cerca de alimentos o especias, pues a través del corcho, el vino puede absorber olores y aromas diferentes a su esencia. Y ni se te ocurra dejar la botella parada o en un lugar extremadamente seco, porque el corcho puede secarse y agrietarse, lo que permitirá el paso del aire en desmedro de la calidad.
“También afecta la temperatura inconstante. Los cambios bruscos de frío a calor son enemigos de esta bebida. Por ello se almacena en un lugar donde la temperatura no varía”, indica el sommelier Eric Lacoste.
Ahora sí, saca esa botella y comienza a vivir la experiencia. Pero ¿cuál es la manera correcta de abrirla?
“Para quitar el capuchón, es decir, el papel que va sobre el pico de la botella, se corta por el segundo ojal que ya viene marcado, de esa manera se aleja cualquier resto de polvo que pueda caer en el corcho. Luego, con un sacacorchos doméstico perfora el corcho sin atravesarlo y dale ocho vueltas. Tira hacia arriba. Hazlo suavemente, pero con firmeza”, detalla Gruñeiro. Dos giros más y listo.
Es momento de servirlo, pero... ¿en qué tipo de copa? Lo recomendable es una de cristal, que además de conservar sus sabores y aromas, te regala una experiencia visual líquida.
“Debe ser grande, alta y ancha, con espacio para que el vino se mueva y se oxigene. Por eso se sirve solo hasta la línea del Ecuador, vale decir, hasta la parte más ancha de la copa”, indica el experto.
Ojo, es importante que esté limpia y sin marcas, bien lavada con agua caliente y sanitizada. Para ello se usa una solución hecha en casa que contenga 20% de alcohol y 80 de agua.
Considera que el tinto se consume a una temperatura entre los 16 a 19 grados, pero el blanco, entre ocho y 12. Jamás a temperatura ambiente y menos caliente, porque pierde sus atributos y su sabor se vuelve ácido.
Y, ¿si abriste una botella y sobra un poco del jugo de la vid? Toma en cuenta que a los tres días cambia de estructura, por lo que debes conservarlo tapando la botella con un corcho al vacío, para sacar el oxígeno y alargar la vida del vino por una semana.
Eric Lacoste asegura que el vino es una vivencia, es para compartir. Por lo que se lo debe saborear pausadamente, con calma y en un lugar tranquilo, lejos del bullicio y del humo de un cigarro.
Ahora que ya sabes estos secretos, cuéntale los tuyos a tu acompañante.
Lo primero que debes saber es que una botella de vino se guarda en posición horizontal y con un ángulo de 12 grados levantada en la parte opuesta al corcho. “Así, los sedimentos, una borra que se produce en el añejamiento, quedan en la panza de la botella y cuando la paras, se van abajo”, describe el sommelier (experto en vino) Rubén Gruñeiro.
Es importante conservarlo en un lugar oscuro, ya que la luz afecta a las cualidades de la bebida. Tampoco debes guardarlo cerca de alimentos o especias, pues a través del corcho, el vino puede absorber olores y aromas diferentes a su esencia. Y ni se te ocurra dejar la botella parada o en un lugar extremadamente seco, porque el corcho puede secarse y agrietarse, lo que permitirá el paso del aire en desmedro de la calidad.
“También afecta la temperatura inconstante. Los cambios bruscos de frío a calor son enemigos de esta bebida. Por ello se almacena en un lugar donde la temperatura no varía”, indica el sommelier Eric Lacoste.
Ahora sí, saca esa botella y comienza a vivir la experiencia. Pero ¿cuál es la manera correcta de abrirla?
“Para quitar el capuchón, es decir, el papel que va sobre el pico de la botella, se corta por el segundo ojal que ya viene marcado, de esa manera se aleja cualquier resto de polvo que pueda caer en el corcho. Luego, con un sacacorchos doméstico perfora el corcho sin atravesarlo y dale ocho vueltas. Tira hacia arriba. Hazlo suavemente, pero con firmeza”, detalla Gruñeiro. Dos giros más y listo.
Es momento de servirlo, pero... ¿en qué tipo de copa? Lo recomendable es una de cristal, que además de conservar sus sabores y aromas, te regala una experiencia visual líquida.
“Debe ser grande, alta y ancha, con espacio para que el vino se mueva y se oxigene. Por eso se sirve solo hasta la línea del Ecuador, vale decir, hasta la parte más ancha de la copa”, indica el experto.
Ojo, es importante que esté limpia y sin marcas, bien lavada con agua caliente y sanitizada. Para ello se usa una solución hecha en casa que contenga 20% de alcohol y 80 de agua.
Considera que el tinto se consume a una temperatura entre los 16 a 19 grados, pero el blanco, entre ocho y 12. Jamás a temperatura ambiente y menos caliente, porque pierde sus atributos y su sabor se vuelve ácido.
Y, ¿si abriste una botella y sobra un poco del jugo de la vid? Toma en cuenta que a los tres días cambia de estructura, por lo que debes conservarlo tapando la botella con un corcho al vacío, para sacar el oxígeno y alargar la vida del vino por una semana.
Eric Lacoste asegura que el vino es una vivencia, es para compartir. Por lo que se lo debe saborear pausadamente, con calma y en un lugar tranquilo, lejos del bullicio y del humo de un cigarro.
Ahora que ya sabes estos secretos, cuéntale los tuyos a tu acompañante.
Malbec: el único arte que se puede beber
De la bodega Amalaya, una de las 85 que participaron ayer de la cata de vinos por el Día del Malbec, en la Embajada de Argentina, se pudo sentir las notas especiales de una variedad que combinó un corte de cabernet franqui con un poco de tannat, una variedad que simplemente se hizo sublime en la boca.
Y es que “el vino es una experiencia que hay que vivirla”, explicó Pablo Siete, agregado comercial de la Embajada en Bolivia. Añadió, además, que el evento realizado ayer se hizo en paralelo en 60 países. La cepa para Malbec es originaria de Francia, pero ha convertido a Argentina en el principal productor y está entre los cinco mejores vinos del mundo. Según el agregado, el consumo de la cepa se incrementó en 40% en Bolivia.